DENTRO Y FUERA DE LA
MATRIZ

El día del estreno de Matrix: Revoluciones
había cola desde las 9 de la mañana
en algunos cines capitalinos, que la estrenaban
mundialmente a las 11:00. Los primeros días
de recaudación marcaron récord en
Uruguay. Y el fenómeno se ha venido dando
desde 1999, en oportunidad del estreno de The
Matrix, originalmente concebido para
comics. Todos hablan de esta saga creada por los
hermanos Andy y Larry Wachowski y Arte7
no quiso ser la excepción al respecto.
Pero ojo que acá no solo nos quedamos en
la famosa trilogía sino que también
apuntamos a algo fundamental dentro de la saga
y que tiene estricta, vital relación con
lo que pasa en la misma: los segmentos de Animatrix,
cuya mayoría fueron escritos y dirigidos
por animadores chinos, coreanos y japoneses.
CAMINO A LA PERDICIÓN
El productor
Joel Silver no esperaba el enorme éxito
taquillero que obtuvo con esta primera parte de
la saga Matrix. Los propios hermanos Wachowski
tampoco. Cuatro meses de entrenamiento en artes
marciales fueron necesarios para los actores principales
de The Matrix, (Andy y Larry
Wachowski, 1999), que incluso llevaron a algunas
lesiones inesperadas (Carrie-Anne Moss torciéndose
bruscamente el tobillo; Keanu Reeves con problemas
en el cuello). Los decorados, por su parte, ya
habían sido usados en una película
que tiene muchas cosas en común (en cuanto
a universos simulados y manipulación) con
The Matrix y que se llamó
Ciudad en tinieblas (Alex Proyas,
1998), pero está claro que hubo una gran
inversión que terminó cautivando
por el despliegue de efectos especiales y también
porque asomaba una historia interesante, que se
alimentaba de varias fuentes estéticas
(comic americano, manga, anime, cine
asiático de artes marciales) y conceptuales
(numerosos ejercicios de ciencia ficción
que merecerían un capítulo aparte),
literarias y cinematográficas.
Criterio, concentración
y técnica. Esto es lo que Keanu Reeves
debe aprender para poder ingresar a La Matriz,
entender qué está pasando y descubrir
el verdadero sentido de su existencia ¿Y
qué es La Matriz? Es la otra realidad.
La supuesta ficción a un planeta Tierra
devastado por una cruenta guerra donde las máquinas
dominan a los humanos. Es una realidad virtual
cuyo combustible es nada menos que la electricidad
que genera el cuerpo del hombre (para mayor entendimiento
ver reseña de segundo y tercer segmento
de Animatrix más abajo).
¿Y por qué el protagonista Neo es
tan importante en todo este asunto? Porque viene
a ser como una especie de Mesías, el salvador,
el elegido que pondría fin al mortal conflicto
entre máquinas y humanos. Este, claro,
es uno de los puntales vertidos hacia el aspecto
religioso y mitológico, algo a lo que se
hace referencia más abajo.
Ampliamente superior
a las dos secuelas que le siguieron, The
Matrix sugiere conceptos vinculados a
la propia irracionalidad del ser humano, quien
inventó las máquinas para servirlo
y luego terminó dominado por las mismas.
La Matriz puede tomarse como una prisión
cibernética o, mejor quizá, como
una dictadura virtual donde millones de personas
hacen su vida sin darse cuenta de que son vigiladas,
que por fuera hay otro mundo, otros seres humanos
como ellos pero que tratan de luchar para poner
fin a tan duro hostigamiento artificial. Este
último hasta se ve justificado en la película
por el terrible daño que el hombre había
hecho a los recursos naturales de la Tierra, allá
por fines del siglo XX, expandiéndose sin
demasiada preocupación por el medio ambiente
y sí por la prosperidad económica.
Las inquietudes son típicas de hoy en día
y hasta perfectamente se pueden proyectar hacia
un futuro no muy lejano. Muchas visiones apocalípticas
tienen su razón de ser en las acciones
del hombre, y en The Matrix el
caos parte, precisamente, de una industria trasnacional.
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PLATOS
DE ENTRADA VIRTUALES
por
AY

Antes de The Matrix hubo mundos
simulados que tuvieron su peso protagónico
en varias películas de fantasía
y ciencia ficción. Thrillers y aventuras
virtuales de sumo interés, a pesar de otras
no tan bien logradas (en efectos e historia) y
que ahora, por supuesto, no vienen al caso.
La
primera película en usar imágenes
generadas por computadora fue nada menos que Tron
(Steve Lisberger, 1982), film que no tuvo la repercusión
esperada, aunque con el paso del tiempo se convirtió
en punto de referencia obligatoria, sobre todo
por la fama precursora en la materia, que empezó
a adquirir progresivamente. Aquí Jeff Bridges
es un hacker transportado molecularmente
hacia una computadora, donde deberá pelear
por su vida en un videogame, mientras trata de
encontrar un programa de seguridad (el del título)
que ponga fin al temible software controlador.
Lo más gracioso que ocurrió con
esta interesante producción Disney es que
la Academia no la consideró para el rubro
de Mejores Efectos Especiales, al ver que no se
valía de un método legítimo
para hacer los trucajes... (¡¡¡la
computadora!!!).
Dos años más tarde Nick Castle (quien
interpretara al asesino de Noche de brujas)
dirigiría El último guerrero
espacial; dinámica y espectacular
aventura donde el joven protagonista pueblerino
llega al final de su videogame favorito, lo que
lo lleva no solo a que la gente lo felicite sino
también a ser llamado por un extraterrestre.
El objetivo: usar sus habilidades de jugador de
maquinita con el fin de salvar el planeta donde
habitan los de su especie y ya de paso restaurar
la paz en la galaxia, nave estelar verdadera mediante.
Esta fue la primera película en hacer todos
los efectos especiales a través de una
computadora (con excepción del maquillaje).
Y el resultado, realmente, valió la pena.
Poco tiempo después el troesma Joe Dante
nos trajo una obra maravillosa, que se llamó
Los exploradores (1985), una
de esas películas auténticas y hechas
realmente con mucho afecto por el género.
Tres niños (Ethan Hawke, el fallecido River
Phoenix, Jason Presson) deciden construir una
nave para llegar al espacio y lo logran, encontrándose
con unos extraterrestres que los introducen a
un mundo impensado y desde donde surgen claves
para realizar viajes interestelares e incluso
grandes descubrimientos, capaces de conectar la
fantasía con la realidad, viejo anhelo
y parte de la eterna lucha del niño inventor,
interpretado por Phoenix. Hay fragmentos que son
sensacionales y que llevaron a Los exploradores
a ser de las mejores y más fascinantes
películas de Joe Dante.
Luego
sí fueron surgiendo más ejemplos
aunque algo aislados y sin mucha trascendencia,
en todo sentido, como el caso de Alta
tensión (1990) de Rachel Talalay,
o los thrillers virtuales de Brett Leonard (Asesino
virtual, El reino de las tinieblas),
responsable, sí, de la exitosa (y a veces
tolerable) El hombre del jardín
(1992), basada en un cuento corto de siete páginas
de Stephen King y que narra la historia de un
ser con cierto retraso mental, víctima
de un experimento que lo vuelve inteligente, vengativo
(de todos los que se habían reído
de él) y con fervientes deseos de controlar
el mundo desde el ciberespacio, algo parecido
a lo que pasaba en Tron con el
MCP (Master Control Program). La película
tuvo gran éxito en Estados Unidos, lo que
llevó a una secuela, en 1995, y también
al propio King a exigir el retiro de su nombre
de los créditos y de inmediato, totalmente
insatisfecho con el resultado de una película
considerada como la primera en abordar el tema
de la llamada realidad virtual, donde tanto la
vista, el oído y el tacto podían
apreciar un simulacro, precisamente, de realidad.
Otro de los puntos curiosos y, por supuesto, bienvenidos
fue Arcade: Un videogame diabólico
(1992), dirigida nada menos que por Albert Pyun,
gran exponente moderno de la ciencia ficción
clase B, y también de los grandes despliegues
y efectos aunque acompañados de historias
bastante livianitas. Pero aquí, sin embargo,
logra realizar un convincente ejercicio, quizá
el mejor de toda su carrera. En realidad Arcade
es una maquinita hogareña, y los enigmas
surgen cuando cada persona que la compra desaparece
para siempre. Bueno; en realidad los cascos que
usan para jugar los transportan a un mundo virtual
donde deben pasar los niveles de dificultad del
"pasatiempo" para así salvar
su vida. Y hay que ver lo que son los efectos
especiales para el presupuesto ínfimo que
al final se manejó. Muy buenos. Curiosamente
David S. Goyer es quien adaptó esta historia
de Charles Band; Goyer, también, sería
guionista, seis años después, de
Ciudad en tinieblas, de Alex
Proyas, con un argumento muy similar a la posterior
The Matrix, sólo que en
lugar de computadoras hostiles hay una secta extraterrestre.
Cabe acotar que algunos decorados y sets de filmación
de Ciudad... fueron usados por
la producción de The Matrix
poco tiempo después. Incluso hay alguna
referencia a La Biblia dentro
de esta sorprendente película de Proyas,
que también se reitera en la famosa trilogía
de los Wachowski.
Y
para terminar esto de los mundos simulados hay
dos películas que merecen atención:
El Piso 13 (Josef Rusnak, 1999),
producida luego del éxito de The
Matrix, y Abre los ojos
(1998), hecha antes del film de los Wachowski
y dirigida por el chileno Alejandro Amenábar.
La primera con algunos parecidos a The
Matrix, respecto a seres manipulados,
aunque con la diferencia de que la idea fue concebida
mucho antes, ya que se basa en la novela Simulacron-3,
escrita por Daniel Galouye, que incluso había
sido llevada a la televisión alemana por
Rainer Werner Fassbinder. Aquí la acción
tomaba lugar entre pasado (fines de la década
del ´30) y presente (la actualidad), a través
de un ejercicio de ciencia ficción muy
bien concebido, al mejor estilo film noir
que, curiosamente, también impregna uno
de los segmentos mejor realizados de Animatrix.
El caso de Abre los ojos también
ofrece una situación parecida, gracias
a un thriller psicológico bastante onírico,
si se quiere, que incluso tuvo su horrenda remake
con Vanilla Sky (2001), dirigida
por Cameron Crowe.
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EL FACTOR ANIMATRIX
Casi
todos los capítulos de Animatrix
(2003) fueron hechos en clave de precuela y para
ser estrenados directamente en video y DVD, después
del éxito de The Matrix,
pocos días después del de Matrix:
Recargado (Andy y Larry Wachowski, 2003)
y antes del estreno de Matrix: Revoluciones
(Andy y Larry Wachowski, 2003). En Uruguay, curiosamente,
el orden de los capítulos difiere del de
otras ediciones de Animatrix
en el extranjero. Cabe señalar que tan
solo uno de estos fue proyectado en cine y junto
a Cazador de sueños (Lawrence
Kasdan, 2003): El último vuelo
de Osiris (Andy Jones, 2003), por decisión
de la Warner. Este mismo segmento acompañó
como antesala a la película basada en el
libro de Stephen King en todas las salas del mundo
donde se exhibió. ...Osiris
es, en general, el preferido de todos los cortos,
aunque hay (no pocas) excepciones.
Si en la trilogía
Matrix había más una buena idea
que un guión desarrollado pues en esta
Animatrix la cosa es al revés,
ya que no solo se responden algunos enigmas de
los tres exitosos largometrajes sino que se aportan
nuevas visiones, otras perspectivas que llevan
a relatos sustanciales, tanto en la ficción
como la realidad que los personajes viven. El
impacto visual, sin embargo, se mantiene y sin
necesidad de apelar a (muy) costosos efectos especiales. (The Last
Flight of the Osiris) - Dirección:
Andy Jones. Guión: Andy y Larry Wachowski.
Una postal de bienvenida a dos mundos diferentes,
donde se entabla una lucha a muerte entre máquinas
y humanos. A diferencia de la trilogía,
este y todos los capítulos de Animatrix
son hechos en base a imágenes generadas
por computadora y con netas influencias del dibujo
japonés. Para el que nunca vio nada de
la saga Matrix, surgirán varios enigmas
que luego van develándose en esta misma
serie, fundamental para cerrar algunos aspectos
conceptuales de la exitosa trilogía. Aquí
tenemos, por un lado, el combate y por otro la
llegada a tiempo para la advertencia, dentro de
La Matriz, sobre el inminente ataque de las máquinas
a Zion. Este capítulo es muy importante
para sumergirse en Matrix: Recargado.
Y se guarda un final muy bien logrado. El director
Andy Jones anduvo haciendo trabajos de efectos
especiales para Titanic (1997)
y fue supervisor de animación en la recordada
Final Fantasy (Hironobu Sakaguchi,
Moto Sakakibara, 2001).
(Second
Renaissance Part 1) - Dirección: Mahiro
Maeda. Guión: Andy y Larry Wachowski. Capítulo
vital, donde se vuelve al pasado para mostrar,
archivo mediante, cómo el ser humano comenzó
a crear máquinas que lo sirvieran y le
sirvieran. El abuso y el maltrato del hombre no
faltó a la cita y tampoco la toma de conciencia
de robots y aparatos de que estaban siendo vistos
como lo peor del universo. Las protestas de las
máquinas (apoyadas por algunos humanos)
terminaron en gravísimos incidentes y por
ende en la unión y creación de un
lugar donde las mismas vivían todas juntas,
como en un estado; Cero-Uno fue su nombre. La
convivencia entre ambas especies era prácticamente
imposible. Y los defectos del ser humano se van
agudizando, ya entrado unos años (no muchos)
el siglo XXI. El director Maeda cuenta con vasta
experiencia haciendo tareas de diseño y
animación, tanto para el cine como la televisión
coreana y japonesa.
(The Second
Renaissance Part 2) - Dirección: Mahiro
Maeda. Guión: Andy y Larry Wachowski. Las
cosas se estaban haciendo tan bien en Cero-Uno
que hasta lograron, inconscientemente, hacer flaquear
el mercado del hombre. El poder humano se fue
debilitando, dando paso a su inflexibilidad y
mayor hostigamiento hacia las máquinas
(sanciones económicas, bloqueo naval, brutales
bombardeos aéreos) y su flamante nación.
Cero-Uno intentó buscar la paz en Naciones
Unidas (foto), de todas maneras, pero sus embajadores
no tuvieron suerte, ya que fueron expulsados.
Y la guerra estalló. Y las máquinas
no solo aplastaron a los humanos sino que los
hicieron sufrir de manera infernal, dejando al
mundo en tinieblas y usando al hombre y todo su
cuerpo como fuente alternativa de energía
al ahora oculto sol. Tanto esta pequeña
secuela como la original, las más oscuras
y violentas de Animatrix, son
vitales para entender lo que pasa en The
Matrix y también en Matrix:
Revoluciones (Andy y Larry Wachowski,
2003).
(Kid´s Story)
- Dir.: Schinichiro Watanabe. Guión:
Andy y Larry Wachowski. Un corte y una quebrada
para mostrar el relato sobre un joven que se contacta
con alguien a través de su computadora
y que a la vez se mete en otro mundo, como inocente
estudiante universitario que inexplicablemente
comienza a ser perseguido por hombres de negro.
Desconcertado ante la asombrosa realidad que comienza
a vivir (y sentir)... en sus sueños...
el joven piensa que sólo le ocurre a él
pero no es así. Este es otro de los capítulos
vinculados más bien a la historia de Matrix:
Recargado y también donde por
vez primera aparecen las voces de Neo (interpretado
por Keanu Reeves en la saga, a quien vemos en
The Matrix enfrentando una situación
parecida) y Trinity (personaje de Carrie-Anne
Moss). En dicha secuela de Matrix aparece un joven
que le agradece a Neo (al principio, cuando los
protagonistas llegan a Zion) por haberle salvado
la vida. Bueno; aquí lo tienen. No es vasta
la experiencia de Watanabe en campos animados.
Luego, sí, dirigiría otro segmento
más de Animatrix, uno
de los mejores.
(The Program)
- Guión y dirección: Yoshiaki
Kawajiri. Un nuevo universo simulado, esta
vez para una joven y su programa de entrenamiento
con un supuesto mentor, quien le advierte del
peligro que corre Zion ante una supuesta invasión
de máquinas. Hay algunas reflexiones sobre
la incidencia de los universos simulados en el
ser humano y la condición de vida luego
del estallido de la guerra. Pero principalmente
este es uno de los segmentos donde más
pesa el aspecto visual, tanto en movimientos como
en el propio uso (y contraste) de los colores,
para exponer significados, algo elementales pero
siempre vigentes por ser universales (el bien
y el mal, la lealtad y la traición). También
es en donde más se nota la influencia del
anime. Cabe acotar, además, que
este programa de entrenamiento samurai fue usado
en The Matrix (Neo enfrentado
a Larry "Morpheus" Fishburne), pero
con kung fu. El veterano director Kawajiri tiene
gran experiencia en terreno animado, y viene haciendo
cosas en el continente asiático desde fines
de la década del ´60.
(The World Record)
- Dir.: Takeshi Koike. Guión: Yoshiaki
Kawajiri. El eje de este segmento es una
carrera de atletismo de 100 metros libres masculino,
donde el protagonista intenta batir una marca.
Si en el relato anterior la paz era una de las
razones por las cuales el ser humano se sentía
cómodo dentro de un universo paralelo,
aquí es la libertad la que hace ver con
otros ojos La Matriz. La libertad que se vive
dentro de ese mundo creado y, principalmente,
la libertad que se siente al poder escapar del
mismo... sin morir en el intento. Hay desafíos
que atañen al propio protagonista, ya no
solo desde la capacidad física sino también
desde su propia entereza psicológica. Existen
resultados, sin embargo, que más vale no
retener en la memoria. Las máquinas ya
han llegado a un dominio casi sádico sobre
los humanos. El resultado es, por momentos, escabroso,
y probablemente el más surrealista. El
guionista Yoshiaki Kawajiri fue el que dirigió
el segmento anterior, titulado Un corazón
de soldado.
(Beyond) - Guión y dirección:
Kouji Morimoto. O parte de La Matriz por
dentro. Una joven pierde a su gata y en la búsqueda
se topa con un grupo de niños, fascinados
con las acrobacias que pueden realizar, venciendo
a la gravedad, en lo que ellos consideran una
casa embrujada. El poder de manipulación
de las máquinas es lo que más resalta
en este capítulo, algo que constituye uno
de los temas principales de la primera parte de
Matrix. Los humanos buscan respuestas ante tan
curiosos hechos pero solo reciben la hostilidad
y represión de las autoridades... creadas.
La protagonista descubre algo raro, y se queda
con la misma sensación de otros seres,
quienes han sospechado de un fenómeno extraño
que se dio dentro de la propia "realidad"
en que viven. El director japonés Kouji
Morimoto viene trabajando como realizador, guionista
y animador en el país nipón desde
la década del ´70.
(A Detective´s Story)
- Guión y dirección: Schinichiro
Watanabe. Estupendo trabajo de ambientación
y ni qué hablar de animación (en
blanco y negro), visualmente impactante e impregnado
de un estilo film noir que hace de esta
historia media a contramano con el universo Matrix
(es "detectivesca") una de las mejores
en todo sentido. El protagonista es contratado
para dar con un escurridizo hacker (nada menos
que Trinity), aunque hay sorpresas e incluso dichos
muy graciosos, cerca del final, envueltos por
una bienvenida cuota de ironía. Detectives
que se suicidan, otros que se vuelven locos (por
eso de que algo anda mal pero no se sabe qué)
y algunos que llegan a descubrir realidades (o,
mejor dicho, ficciones) inesperadas, aunque ya
vistas por el espectador. Watanabe ya había
dirigido el segmento La historia de un
chico.
(Matriculated) - Guión
y dirección: Peter Chung. Un grupo
de rebeldes situados en una desolada base (por
lo que se puede ver fugazmente, el norte africano)
recluta máquinas invasoras para ponerlas
a su servicio, es decir para que proteja a sus
integrantes, aunque el punto central está
en el propio proceso de transformación
de la inteligencia artificial, cuando se intenta
hacerle tomar conciencia de los sentimientos humanos.
Hay, sin embargo, una vuelta muy ingeniosa en
el final y que pone totalmente al descubierto
a ese ser humano que se creía perspicaz.
Haciendo un balance general las dudas se vuelcan
más a favor del hombre que de las máquinas.
Y esto se vuelve más preocupante aún
cuando se piensa que fue el propio ser humano
el impulsor de la idea y al final termina siendo
víctima (algo enloquecida, desesperada)
de su propio juego, la manipulación. Otro
de los mejores (y más elaborados) segmentos
de Animatrix. El director asiático
Peter Chung trabajó para la televisión
japonesa y coreana, además de haber hecho
algunos aportes como animador para Ralph Bakshi
(Hielo y fuego) y hasta los propios
Rugrats, sin olvidar la serie
de culto que dirigió en 1995, titulada
Aeon Flux.
RECARGA Y REVOLUCIÓN
Si
en Animatrix y The Matrix
pesaba mucho más la historia y un aspecto
visual de gran sentido estético, en Recargado
y Revoluciones los efectos especiales
son los que se roban la atención, por encima
de un relato casi mínimo, pero a través
de un bombardeo de imagen y sonido realmente impactante.
Puede que hayan planos algo más imaginativos
en ambas pero tampoco son lo máximo. Y
también más razones para odiar a
las máquinas, aquí haciendo gala
de todo su poderío ante una resistencia
cada vez más endeble y amenazada.
Y es que podía
haberse dicho mucho más de lo que se dijo
en ambas partes, en vez de alargar situaciones
que deberían haber concluido o bien proseguido
de otra manera; algo que se hace sentir mucho
más en Recargado, donde
por momentos hasta se embarulla al espectador
con numerosos términos técnicos.
Las luchas cuerpo a cuerpo fueron las predominantes
en esta secuela (los actores, ahora, tuvieron
ocho meses de entrenamiento), aunque varias veces
abusando con el pretexto de mostrar más
y más trucaje visual. Una escena de 17
minutos costó 40 millones de dólares,
y hubo que poner 60 más en el presupuesto,
sólo para cubrir la parte de efectos, donde
otras secuencias, como la de la carretera, llevaron
tres meses en ser filmadas. Eso, de todas maneras,
no impidió que Carrie-Anne Moss nuevamente
tuviera un accidente, esta vez quebrándose
una pierna durante el entrenamiento; Larry Fishburne
también se fracturó pero un brazo.
Lo gracioso es que la actriz canadiense decidió
dejar de lado los dobles para subirse a la moto
y hacer la vertiginosa escena de persecución
en la carretera.
En Revoluciones
la cosa ya era más generalizada; la guerra
ya movía nuevas máquinas y se extendía
a espacios mucho mayores. Las batallas eran más
creíbles e incluso la aplicación
de nuevas tecnologías se veía mejor
lograda en paisajes y aparatos (la Academia seguramente
le hará llover los Oscars en varios rubros
técnicos) que en lo que atañe a
los propios seres humanos reales y virtuales.
La historia, de todas maneras, prácticamente
no existe en ninguna de las dos secuelas. Y eso
resta muchos puntos.

Obviamente el motivo principal es más económico
que otra cosa, sobre todo si se aprecia el final
abierto de Revoluciones. Pero
hay algo que llama la atención y es que
se respeta la posición geográfica
de Zion (monte israelí de Jerusalén),
más que nada en algunos segmentos de Animatrix
(los de El segundo renacimiento
y Matriculado) donde inclusive
se puede ver que la nación de las máquinas,
Cero-Uno, está muy, pero muy cerca de Zion.
Si esta guerra, entonces, tratara de representar
algún conflicto de la vida real pues esto
es muy evidente... y con un resultado (en Revoluciones)
que debería verse como sumamente decoroso,
a diferencia de lo que otra gente quiso (se imaginó
en principio) para con el destino de las máquinas.
Otras referencias hebreas las encuentran en la
canción que suena apenas terminada la película;
de ahí, entre otras cosas, es que uno insiste
rotundamente en que se va a llevar varios premios
Oscar.
Lo de los hermanos
Andy y Larry Wachowski termina siendo algo meritorio,
a pesar de flojos antecedentes (no pulidos finalmente
por ellos sino por guionistas y hasta productores),
como el libreto de Asesinos (Richard
Donner, 1995) y el thriller erótico Sin
límites (1996), ya que con todo
lo vinculado a Matrix han logrado despertar ciertos
ribetes místicos, dentro de un universo
que toma elementos prestados de otros, que recicla
pero que además innova, a través
de una ciencia ficción que a veces logra
sacar buen partido de los efectos especiales y
que hasta logró sorprender dentro de un
panorama donde hacer pensar era casi una utopía,
sobre todo para un producto proveniente de Hollywood.
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