
Pascal Toutain (organizador
del festival) y Ari Carretero, a la derecha
A veces, por tratarse de artistas no muy
conocidos, la noticia de algún premio
(y más en cortometrajes) puede llamar
la atención y al poco tiempo injustamente
se olvida. Sin embargo, y a partir de la
información que el propio realizador
de este cortometraje nos hizo llegar a nuestra
casilla, quedamos sorprendidos al enterarnos
de que entre 600 trabajos presentados uno
uruguayo terminara siendo el ganador en
el Festival Très Court de París,
evento que se presentó en 30 ciudades
simultáneas.
Pinkus, dirigido por Ari Carretero,
había entrado en esa selección
y luego de una más estricta (50,
con Pinkus no solo como
el único corto uruguayo sino también
como el único trabajo latinoamericano
elegido) el jurado terminó dándolo
como ganador. La organización del
festival hizo la entrega de premios el pasado
5 de mayo y el propio Carretero estuvo presente
en la capital francesa para recibir el galardón
máximo del evento.
¿En qué consiste Pinkus?
Lo primero que se me ocurre decirte es la
sinopsis. "Es la historia de Pinkus
Frank, un sobreviviente polaco, contada
a través de las vías ferroviarias
uruguayas o del Uruguay". Claro que
no es la historia, sino que intenté
reflejar simbólicamente la verdadera
esencia de este interesantísimo personaje
en tan solo 3 minutos. Los 3 minutos era
el metraje que siempre supe duararía
este cortometraje documental. Documental
porque es tan real como el personaje, un
gran amigo de mis ya fallecidos abuelos
a quien tuve el gusto de conocer un mes
antes del rodaje. Es un refugiado, trompetista
y suboficial del ejercito polaco de liberación
que liberó campos de concentración
en la Europa nazi. Por no decirte que llegó
a liberar la propia Berlin. Es una gran
ilíada de un personaje que comienza
abandonando a sus padres y huyendo con sus
amigos a la frontera polaco-rusa. No es
una victima de Hitler directamente pero
sí del terror que aplicó Stalin
en la Rusia Soviética post Lenin.
Gracias a su trompeta y, engañando
a un oficial de un campo de trabajo soviético,
se hizo pasar como músico de Varsovia.
Pinkus formó parte de una banda musical
itinerante organizada por el regimen a través
de cientos de campos de trabajo esclavo
esparcido por todo la Siberia Rusa. El medio
para llegar a ellos fue siempre el tren,
a veces dentro y a veces congelados en los
techos de éste. Pinkus llega al Uruguay,
donde encuentra las melodías de su
música en paz, libertad y tolerancia.
De ahí surgió el tema de retratarlo
en una locación bien nuestra pero
que a su vez cargara con ese simbolismo
de viaje que él tenía. Surgió
en conversaciones con A.F.E. la posibilidad
de hacerlo sobre un carrito de tren en la
estación Lorenzo Carnelli a tan solo
2,5 km de la estación central. Una
vieja estación que guarda mucho de
esas viejas estaciones de pueblo y ciudades
del interior. El andén, controles
y techos de madera tal como la construyeron
hace más de un siglo. La música
de la trompeta acompañada con un
violín nos lleva a desprendernos
del personaje con un travelling out
para empezar a descubrir la ciudad y alguno
de sus personajes. Es esa música
la que no sólo resulta melancólica
sino también esperanzadora, tranquilizante.
¿Sos autodidacta
o estudiás en alguna universidad
o escuela de cine?
Al momento estoy culminando mis estudios
de cine en la ORT. Soy además estudiante
de Historia en Humanidades. De hecho este
trabajo lo realicé en el marco del
Taller de Documental con el Profesor Cristian
Pauls. Como autodidacta podría decir
que está todo lo que no se aprende
en las escuelas de cine y uno lo encuentra
en el cine. Yo aprehendo aquellas cosas
que los grandes maestros despliegan... También
soy un tipo muy contemplativo de la realidad,
me fascina también investigar: leer,
releer documentos y materiales antiguos...
¿Pensás
seguir con cortos en la misma línea
o tenés pensado algún largo
para el futuro?
Mi interés es formarme en el documental
para vincularlo con la ficción. Mi
último cortometraje Cholo,
de reciente producción en el marco
de la tesis, cuenta la vida de un pescador
peruano que llega a nuestro país.
El origen de esta historia fue casi una
preproducción para un documental.
Ubica a este personaje en su ambiente de
bajo montevideano, sus colegas y su deseo
de encontrar su lugar. A raíz del
festival se me han abierto muchas puertas,
sobre todo en lo que refiere a nuevas producciones.
Mi intención es seguir haciendo énfasis
en el documental para llegar con éste
a la ficción. Me interesa seguir
un poco más ahondando en este género
del cortometraje que me permite soñar
en cine pequeñas historias. Ojalá
no dentro de mucho desarrolle una buen guión
y pueda largarme de lleno a debutar como
director en un largometraje.
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