
Título original: Mala
racha
País y año de producción:
Uruguay, 2002
Dirección: Daniela
Speranza
Guión: Daniela
Speranza
Con: Walter Speranza,
Eduardo Migliónico, Nadia Porley,
Laila Reyes
Duración: 65 minutos
Género: Comedia
/ Drama
Sitio Web: http://www.suertempila.com.uy
Reseña argumental:
La película cuenta cuatro historias
de gente común y corriente, en
el Montevideo de hoy, con un denominador
común: la mala suerte. Un personaje,
llamado el maestro de ceremonias, vincula
las historias comentando las desdichas
de esta gente, mientras prueba suerte
en máquinas tragamonedas. Las historias
son:
"Ejercicio de paciencia": Verano.
Hora de la siesta. El barrio está
tranquilo y es el momento ideal para limpiar
el piso de la parrillada. Así al
menos lo piensa su dueña, hasta
que la llegada de un hombre algo extraño
parece alterar, aunque no por mucho tiempo,
la rutina prevista. Con la actuación
de Lidia Chipas y Roberto Suárez.
"Un fracasado cualquiera": Limpieza
general. Mudanza. Vaya uno a saber qué
lleva a Horacio Martínez a tantos
preparativos en su casa. Hoy es un día
más, pero no un día cualquiera.
Con la actuación de Mario Ferreira,
Alex Borucki y Graciela Escuder.
"Por cuestiones del momento":
Graciela, hija, esposa, madre y vecina
casi perfecta, ha llegado a un punto en
su vida en el que de repente todo parece
venirse abajo. Con la actuación
de Laila Reyes, Myriam Gleijer, Rosita
Freiría, Nadia Porley, Eduardo
Migliónico y Sergio Pereira.
"Breve historia de amor": Mariana
ha recibido una mala noticia y como forma
de evasión, de desahogo, de lo
que sea, sale a la calle a caminar. En
la rambla conocerá a Juan pero
como dicen por ahí, “nada
es para siempre”. Con la actuación
de Rosana López y Leonel Pessina.
Mala racha fue ganadora
del Premio FONA 1999 y del Fondo Capital
1999; además, Primer Premio Félix
Oliver y Mejor Ficción de largometraje
en el Espacio Uruguay del XIX Festival
Cinematográfico Internacional del
Uruguay, 2001.
Cabe destacar que el film - originariamente
filmado en Betacam SP - será exhibido
en formato DVD, manteniendo así
la calidad necesaria de proyección
para pantalla grande. Además, la
entrada general para cualquier día
y función será de solamente
30 pesos uruguayos.
Primer trabajo en ficción de la
joven Daniela Speranza, quien ya ha dirigido
numerosos documentales institucionales
y micros para TV Ciudad, además
de haber sido la asistente de dirección
de La historia casi real de Pepita,
la pistolera (Beatriz Flores
Silva, 1993) y Patrón
(1995).
DESTINO BURLÓN
Los trabajos uruguayos siguen sorprendiendo
y ya no amenazan con ser lo que de vez
en cuando eran: simples demostraciones
de que fulano de tal ES un director de
cine. Cuatro historias donde la mala liga
de los protagonistas es el gran factor
común. Como en Llamada
para un cartero (Brummel Pommerenck,
2000), no hay interés especial
en comunicar algo estrictamente conceptual,
sino tan solo narrar y dejar que las cosas
pasen, pero a través de un filtro
muy bien concebido por Daniela Speranza,
donde la imagen se ajusta más al
sentir de sus personajes y no tanto al
contexto por donde transitan.
Se captan expresiones y reacciones de
todo tipo, se juega con el humor negro
(la primera historia) y el azar (la segunda,
muy bien Mario Ferreira), con las malditas
casualidades (la tercera, quizá
la mejor, con una muy buena actuación
de Laila Reyes) y la mala suerte total
(la cuarta). La ausencia de sonido tiene
su peso gravitante, claro, sobre todo
en "Un fracasado cualquiera".
Por momentos uno no puede olvidar el clásico
cuento "Rodríguez", de
Paco Espínola en "Ejercicio
de paciencia", donde un joven se
luce con demostraciones sobrenaturales
para llamar la atención de una
mujer, en principio indiferente a las
palabras del supuesto cliente.
Puede que esa mala racha del título
original sea uno de los ingredientes de
nuestra cultura, a veces tan defendida
y en otras tan criticada. Puede que el
uruguayo sea un tipo bastante pesimista
y en vez de ver el vaso medio lleno lo
vea medio vacío, o bien que diga
ante una situación adversa "pucha,
qué mala liga" en lugar de
"bueno, otra vez será; habrá
que seguir luchando". Vaya uno a
saber. Lo cierto es que Mala racha
(2002) confirma no solo la buena pasta
de su directora sino también que
las obras uruguayas están madurando,
buscando formas, estilos, comunicación
y, sobre todo, ganas de progresar en campos
donde los artistas se sienten a gusto
con lo que hacen, más allá
del difícil terreno económico.
AY