
Carlos Maceiras
en La visita
Muy amablemente, cerveza y picada mediante,
Guzmán Vila, el realizador del
filme Sangre en La Mondiola
y de varios cortos más del género
fantástico, nos recibió
en su casa de la zona de Parque Batlle
junto con su pareja, Mónica Núñez,
quien lo ayuda en la edición
de sus trabajos e incluso interpreta
a un personaje en su nueva película,
La balada de Vlad Tepes.
Conozca la vida de este realizador uruguayo
amateur que en sus ratos libres tiene
como hobby filmar con su cámara
mini-DVD películas y cortos independientes.
El joven director de 33 años
comenzó diciendo que es fanático
de Nacional, de las películas
de terror y del rock. Como él
mismo dice irónicamente, en sus
ratos libres trabaja diez horas y media,
seis días a la semana, en Bavastro
Remates, en la Ciudad Vieja.
En febrero de 2004, a los pocos días
de comprarse una cámara mini-DVD,
Guzmán Vila participó
en Video Relámpago, un concurso
de cortos que organizan Cinemateca y
la Intendencia de Montevideo, dirigido
a videastas aficionados. "Mi
primer corto (Todo por
10 pesos) obviamente no
ganó, porque era políticamente
incorrecto y supongo que estaría
muy mal hecho. Nunca estudié
nada de cine; soy 100% amateur, autodidacta.
Mis referentes fueron y son John Carpenter,
Quentin Tarantino, Sergio Leone y otros",
dijo como carta de presentación
Vila, mientras su pareja asentía
con la cabeza.
Todo por 10 pesos trata
de un afrodescendiente de profesión
basurero, actor fetiche del realizador,
amigo e integrante de su banda, que
sin razón alguna es asesinado
cruelmente por una banda de lúmpenes.
La víctima revive como un zombie
de los filmes de Romero y cobra venganza
de sus matadores.
SU PRIMERA PELÍCULA
A pesar de no triunfar en el concurso
de la IMM, las ganas por seguir filmando
no se desvanecieron y comenzó
a filmar el largometraje Sangre
en La Mondiola. "Fue
algo demencial. Después de hacer
un corto de 5 minutos me metí
de lleno en hacer una película
de 65´. Todos me decían
que estaba loco", contó
el realizador y músico.
El filme, según su director,
es una mezcla de comedia con humor negro
y tintes de terror. Curiosamente, además
de su título en castellano, la
película tiene su título
original en inglés, "The
Banfield Killer", en homenaje a
las traducciones disparatadas que tienen
algunos filmes norteamericanos en nuestro
país y en la región.
El guión, sumamente disparatado,
cuenta la historia de un asesino serial
simpatizante de Banfield, un club chico
de la República Argentina, en
el que un policía corrupto mal
hablado y encima vampiro intenta seguir
las pistas de este serial killer. El
largo tiene guiños constantes
y bandas sonoras del polémico
Quentin Tarantino y de John Carpenter,
el realizador de filmes de terror como
Halloween, Christine
y La niebla.
LOCACIONES Y ACTUACIONES
En la película se utilizaron
locaciones, al no contar con ningún
estudio de filmación. Se filmó
en apartamentos y casas de los allegados
del filme, en los barrios La Mondiola
(hoy Pocitos Nuevo), el Cerrito de la
Victoria, la Ciudad Vieja y el Cementerio
del Buceo. Otra particularidad fue que,
al no contar con micrófonos,
tuvieron que doblar los diálogos
de los actores y los sonidos de ambiente
una vez filmadas las escenas.
La realización no contó
con ningún auspiciante, pero
sí con facilidades que le otorga
su lugar de trabajo. "Bavastro
es como una gran oficina de casting.
Del departamento de arte me prestaron
muebles y cuadros antiguos, y hasta
llegué a usar algunos de sus
depósitos para filmar unas escenas.
Inclusive un cliente me ofreció
su casa, donde transcurren los minutos
finales de la cinta", dijo
el entrevistado, que trabaja en Bavastro
desde hace 16 años.
Las actuaciones, según el director
y los propios actores, son deficientes,
pero no hay que dejar de tener en cuenta
que tanto los actores como el equipo
técnico son amateurs. Quizás
lo mejor de la película es su
banda sonora, con temas de filmes de
Tarantino, Carpenter y de la serie de
James Bond, elegida minuciosamente por
el propio Vila.
EL "VAMPIRO" DEL BSE

Silvio Galizzi Flores y Herardo Trápani
Aparte de su propia pareja, que es su
asistente y encargada de edición,
Carlos Lugli, guitarrista de su banda,
se encargó de la fotografía
y la coedición. Los actores también
son amigos personales, y todos tienen
sus propios trabajos.
El caso más bizarro es el de
Silvio Galizzi Flores, el policía
corrupto y vampiro que interpreta al
personaje de Vlad Tepes. Fanático
del filmes de vampiros, este personaje
mandibulesco y de gran estatura trabaja
de día como abogado en la Sección
Jurídica del Banco de Seguros
del Estado, y de noche, según
Vila, es un verdadero vampiro.
"Cuando le dije a Silvio que
tenía un papel de vampiro pensado
para él, no lo dudó un
instante. Incluso cuando algún
cliente lo ve en el Banco de Seguros
le pregunta: "¿Che, vos
no sos el de la película?",
contó mientras reía a
carcajadas.
Otro de sus actores es Herardo Trápani,
que interpreta a Negreira, que hace
el papel del ayudante corrupto de Tepes.
Para Vila, tanto Negreira como Galizzi
no son buenos actores, pero sí
tienen mucha presencia. Daniel Guridi
interpreta a Iván Gelsin, la
versión criolla de Van Helsing.
Además, en su primer largo aparecen
el crítico cinematográfico
Elvio Gandolfo, que interpreta a un
cura fanático de Tarantino, pero
no de Kill Bill Vol. II
precisamente (ver el filme), y el periodista
de espectáculos Matías
Castro.
Aun sin culminar la realización
de su primer filme, en el 2005 vuelve
a participar en Video Relámpago,
con el corto El genio.
Luego de terminar Sangre en
La Mondiola, que tuvo un irrisorio
presupuesto de 250 dólares consumido
entre casetes, bombitas de halógenos
de 500 watts y los modestos caterings
de la filmación. Junto con su
equipo filmaron en Solymar el corto
Pesadilla a color,
utilizando la propia casa de Galizzi.
"SOMOS
TODOS AMATEURS"
"Teniendo en cuenta que somos
amateurs, y las actuaciones son más
malas que buenas, el resultado final
nos conformó. La película
fue pensada para ver entre nosotros.
Cualquiera que tenga ganas y creatividad
puede hacer lo que hicimos nosotros",
admitió Vila, quien agregó
que tampoco tiene la idea de vivir haciendo
películas de terror.
"Para mí es un hobby
filmar cortos y películas. A
veces veo en la Ciudad Vieja que están
filmando un comercial con varios ómnibus
y cámaras y me parece cosa de
otro mundo. Lo mío es como jugar
al fútbol en el campito",
señaló. En cuanto a las
repercusiones del público, Vila
dijo que a Sangre en La Mondiola
la proyectaron por primera vez en la
muestra de cine del Montevideo Comics,
ante 800 espectadores. Según
el realizador la gente río cuando
debía hacerlo y se asustó
en los momentos indicados.
LA BALADA DE VLAD TEPES
Desde hace un año y poco, Vila
se encuentra filmando La balada
de Vlad Tepes, la secuela de
su primer largo. En el interín
el cineasta realizó La
visita, un corto alejado del
género del terror, basado en
una cuento del escritor nacional Henry
Trujillo.
La secuela de Sangre en La Mondiola
va a llevar por lo menos seis meses
más de rodaje, y se filma cuando
los actores y el staff técnico
pueden hacerlo. "No hay que
olvidar que estamos en Uruguay y todos
trabajan", destacó
el creador.
Su nueva obra, aunque el director no
quiere adelantar mucho, es la continuación
de su primer filme, en el que el policía
vampiro busca vengarse de quienes quisieron
eliminarlo en la primera parte. Vila
promete escenas más jugadas,
en la que además de los actores
del primer título hay actores
nacionales de larga data, como Walter
Reyno, Elena Zuasti y Mirella Pascual,
y figuras mediáticas como Nano
Folle, Gustavo Escanlar, Lázló
Erdélyi y Elvio Gandolfo, entre
otros. También cuenta, en algunas
escenas, con la ayuda del director de
fotografía Diego Varela, fotógrafo
de La espera.
POR AMOR AL ARTE

Guzmán Vila y Mónica Núñez
"Todos actuaron sin cobrar
un peso. Muchos de ellos vieron mi primera
película, les gustó y
se ofrecieron para actuar en esta segunda
parte. Mirella hace un pequeño
papel de cajera en un supermercado,
y atiende a Vlad Tepes, que va a comprar
un whisky. El nombre de su personaje
es Pamela, el mismo que el de uno de
los personajes de Alma Mater.
Es un homenaje a dos películas
uruguayas que me encantaron",
explicó cómicamente el
director.
Salvador Banchero, el periodista de
Océano FM, fue otro de los "famosos"
que le pidió a Vila un papel
en su filme. "A Salva le encantó
mi primera película, así
que le dije que si Camarotta salió
en La cáscara
yo lo iba poner en mi película",
dijo a las risas.
A diferencia de su primera película,
el guión fue escrito por el actor
que interpreta al personaje de Vlad
Tepes. "Fue Silvio el que quería
hacer una secuela de Sangre en La Mondiola
y empezó a joder con eso. Yo
tenía un proyecto que pienso
hacer algún día (Flash
28)", señaló
EL DUEÑO DE LA PELOTA
Sobre su estilo de hacer filmes, no
le molesta que algunos lo consideren
como bizarro. "No me molesta
porque no soy pretencioso como otros.
Eso sí, son bizarras pero no
berretas, que no es lo mismo. Somos
amateurs, pero, a pesar de nuestras
limitaciones, nos preocupamos de que
salga lo mejor posible", admitió
Vila.
El director contó que él
y su novia discuten en reiteradas oportunidades
a la hora editar sus trabajos. "A
veces quiere alargar una escena sólo
para poner un chiste, y como yo soy
la editora le digo que no. Pero como
él es el director, y muchas veces
un dictador, no me hace caso"
dijo entre risas Mónica mientras
bebía un vaso de whisky. "Viejo,
soy el dueño de la película
y hago lo que se me antoje",
confesó en broma el realizador
independiente.
En cuanto a la distribución,
Sangre en La Mondiola
corrió de mano en mano, y actualmente
se puede conseguir en la librería
especializada El Rincón del Coleccionista,
en el quiosco Palace, bajo el Palacio
Salvo, en algunos pocos videoclubes
de la capital e inclusive en Bavastro,
donde la mayoría de los clientes
de antaño ya la compraron.
CINE URUGUAYO
En cuanto al cine nacional, Vila dijo
que le disgusta ver en algunas películas
todos nuestros elementos culturales.
"Yo no tomo mate y no me gusta
el candombe. Por eso, sin entrar en
comparación, mi película
no tiene ningún elemento tradicional
de nuestra cultura, pero no critico
a los que lo hacen", confesó
el director, quien agregó que
Whisky, Una
forma de bailar y El
baño del Papa son algunos
de sus títulos uruguayos preferidos.
AMABLES DONANTES
Su otra pasión es la música.
Desde chico toca la batería,
y desde finales de los 90 es baterista
de Amables Donantes, banda de rock que
se separó en 2002 y se volvió
a juntar el año pasado para editar
el disco "Vieja Bruja". Confiesa
que allí son más profesionales
que en el cine, ya que cuentan con la
infraestructura necesaria.
"No somos una banda muy conocida,
pero estuvimos a punto de ir al Pilsen
Rock", destacó. Desde
hace un tiempo se vienen preparando
para ser teloneros de Attaque 77 el
1 de noviembre en el Teatro de Verano.
"Estamos como locos. ¿Sabés
cuántas bandas chicas quieren
llegar a eso?", dijo el entrevistado.
NOTA:
Esta entrevista fue publicada el martes
30 de octubre de 2007 en el diario La
República.