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                                      Título original: Historias 
                                      mínimas 
                                      País y año de producción: 
                                      Argentina, 2002 
                                      Dirección: Carlos 
                                      Sorín 
                                      Guión: Pablo Solarz 
                                      Con: Javier Lombardo, Antonio 
                                      Benedectis, Javiera Bravo 
                                      Duración: 94 minutos 
                                      Calificación: Apta 
                                      para todo público 
                                      Género: Comedia 
                                      / Drama 
                                       
                                       
                                       
                                      Reseña argumental: 
                                      A miles de kilómetros al sur de Buenos 
                                      Aires, tres personajes viajan por las solitarias 
                                      rutas de la Patagonia austral.  
            Don Justo (80), dueño retirado 
              de un almacén de ramos generales que ahora maneja su hijo, 
              se ha escapado a la tutela de éste para buscar su perro que 
              ha desparecido hace un tiempo y al que alguien dice haberlo visto 
              en San Julián. Hace el viaje haciendo auto-stop y confiando 
              que los camioneros, a quienes conoce desde hace tantos años, 
              lo irán acercando. A medida que avanza al encuentro con su 
              perro, don Justo va dando datos que nos hacen sospechar que algo 
              raro sucedió. Finalmente descubrimos que mas allá 
              de encontrar al perro, lo importante para él es cerrar ciertos 
              capítulos aun pendientes en su vida y poder enfrentar en 
              paz a la muerte, cuando esta llegue. 
                                    Roberto (40), viajante de comercio, 
                                      hace el mismo viaje en su viejo auto, llevando 
                                      un incomodo cargamento: una torta de crema 
                                      encargada especialmente para el cumpleaños 
                                      del hijo de una mujer joven, viuda reciente 
                                      de uno de sus clientes en la zona. El plan 
                                      de Roberto, siguiendo técnicas que 
                                      aprendió en los libros de venta que 
                                      él frecuenta, es llegar de imprevisto 
                                      a la casa de la viuda, presentarse con la 
                                      inesperada torta de cumpleaños, impresionarla 
                                      favorablemente, y asegurarse un éxito 
                                      rotundo cuando le confiese sus intenciones 
                                      de formar con ella una pareja estable. 
            Ese mismo día y por la misma 
              ruta viaja María Flores (25) con su pequeña hija. 
              Lo hace en un trasporte público. Es una mujer muy humilde, 
              que se ha enterado que ha resultado ganadora en el sorteo de un 
              programa de TV, cuyo premio mayor es una multiprocesadora. Aunque 
              no sabe bien de qué se trata y vive de prestado sin tener 
              dinero ni para comer, María decide emprender el viaje hacia 
              el lejano y fascinante mundo de la televisión. 
                                    Cada 
                                      uno viaja por su cuenta pero como sucede 
                                      en las desérticas rutas patagónicas, 
                                      sus historias y sus ilusiones se entrecruzan 
                                      en los escasos paradores. 
                                       
                                       
                                       
                                       
                                       
                                       
                                       
                                       
                                       
                                      Mucho cine argentino nos tiene acostumbrados, 
                                      en los últimos tiempos, a títulos 
                                      muy sugestivos cuyos trabajos y, sobre todo, 
                                      contenidos, llegan a igualar, cada tanto, 
                                      lo que prometen desde la sinopsis o la propia 
                                      síntesis argumental. El caso de Historias 
                                      mínimas justamente no se 
                                      encuadra dentro de estos ejemplos, ya que 
                                      su única arma es la simpleza y por 
                                      qué no la humildad, herramientas 
                                      que apuestan a un cine franco, sensible, 
                                      removedor. 
                                       
                                       
                                       
                                      La intención es por demás 
                                      buena; las cosas que pasan no son trascendentales, 
                                      al menos para ese espectador que de antemano 
                                      conoce de qué van las historias y 
                                      cuáles son los objetivos que mueven 
                                      a los personajes a realizar tan largas travesías. 
                                      Claro que en el propósito es donde 
                                      aparece lo medular, en la reivindicación 
                                      de uno respecto a una trágica experiencia, 
                                      en el deseo de otro por impresionar a una 
                                      mujer, y en una madre con su pequeña 
                                      hija y la posibilidad de acceder a un premio 
                                      en un programa de televisión.  
                                       
                                       
                                       
                                      Ahora bien; hay formas y maneras de transmitir 
                                      emociones, y también distintos niveles 
                                      desde los cuales se puede cautivar o bien 
                                      llamar la atención. El caso de la 
                                      primera historia es muy (demasiado) similiar 
                                      al del anciano (Richard Farnsworth) y su 
                                      largo viaje en tractor de Una historia 
                                      sencilla (David Lynch, 1999), sólo 
                                      que en vez de un hermano hay un perro, el 
                                      anciano es mucho más amargo que el 
                                      de Farnsworth, aunque la gente que se le 
                                      cruza es muy solidaria (igual que en la 
                                      película de Lynch), tan solidaria 
                                      que a veces la credibilidad y el efecto 
                                      de conmoción se pierden un poco por 
                                      el camino, más si tenemos en cuenta 
                                      la gran cantidad de basura humana que se 
                                      encuentra por cualquier lado.  
                                       
                                       
                                       
                                      El caso del joven de la torta aporta un 
                                      rasgo de (a veces buen) humor y simpatía, 
                                      aunque no es algo que logre descollar dentro 
                                      de la intencional simpleza del libreto de 
                                      Pablo Solarz. Y la historia que abre y cierra 
                                      la película, la de la joven que va 
                                      al canal de televisión, contiene 
                                      cuestionamientos ya vistos en innumerables 
                                      ocasiones (hipocresía, falsedad y 
                                      desinterés en medios cuyos trabajadores 
                                      no valen ni dos pesos). Claro que el tratarse 
                                      de una persona algo ingenua e ilusionada 
                                      (la protagonista) le da un interés 
                                      muy válido, que incluso se extiende 
                                      a otras dos mujeres que participan en el 
                                      concurso del programa televisivo y ni qué 
                                      hablar al plano que cierra la película, 
                                      dentro de un ómnibus.  
                                       
                                       
                                       
                                      La intención es más que bienvenida 
                                      pero lo que para algunos pudo haber sido 
                                      algo sumamente conmovedor para otros pudo 
                                      haber quedado en simples pinceladas. No 
                                      todos tienen la misma forma de percibir 
                                      ni tampoco de concebir; ahí radican 
                                      las verdaderas diferencias. 
                                       
                                       
                                       
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