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Buenos Aires Rojo Sangre V
LA CONSOLIDACIÓN DEFINITIVA

por Alejandro Yamgotchian (noviembre, 2004)


Desde el pasado 28 de octubre al 3 de noviembre tuvo lugar en Buenos Aires la quinta edición del BARS, un festival que a esta altura es un referente absoluto al momento de dar a conocer los trabajos de corte fantástico más importantes que se producen en el mundo, con muchos materiales independientes y dando especial hincapié a una producción argentina que está comenzando a crecer. Esta vez el evento copó el Complejo Tita Merello, de Suipacha y Lavalle, exhibiendo funciones en las tres salas, a diferencia del año pasado donde solo funcionaba el recinto principal. También se superó la cantidad de espectadores; 7.500 en total, respecto a los 5.000 de la edición anterior; todo en una semana. Mejoró el nivel de películas, esta vez seleccionadas para competir, e incluso la organización, hecha por muy pocas personas pero que lograron dar forma a un festival que viene pisando cada vez más fuerte, repercutiendo a nivel local e internacional.

Hubo sección competitiva de cortos y largos, otra de cortos, medios y largometrajes fuera de concurso (que incluían clásicos, preestrenos y películas que no pasarán por circuito comercial), un panorama argentino, un espacio dedicado al cine fantástico mexicano con merecida retrospectiva al desconocido Christian González (más de 70 películas en menos de 20 años) y con el apoyo de la Embajada de México en Buenos Aires, una muestra de cine hindú y un homenaje a Narciso Ibáñez Menta. Y hablando de desaparecidos también estuvo la versión "faustiana" de El agujero en la pared (1982), dirigida por el recientemente fallecido David José Kohon, que se había estrenado en Argentina en junio de 1982, durante los últimos días de la Guerra de Malvinas, lo que hizo que pasara casi desapercibida en su momento.

Y una cosa importante: el buen trato que siempre ha dado el BARS a la prensa extranjera, en medio de la locura y el caos que implica la organización de un festival entre tan pocas personas. Queremos agradecer especialmente (y en orden alfabético) a Darío Lavia, Maggie Maslach, Pablo Sapere, Gabriel Schipani y toda la gente (actores, realizadores, guionistas, colaboradores) que anduvo en la vuelta.


DE LO QUE SE VIO: EUROPA Y ASIA


Savage Island


Una verdadera sorpresa fue Rojo Sangre (2004), escrita y protagonizada por Jacinto Molina (o Paul Naschy, su seudónimo cuando actuaba). De rabiosa tendencia autobiográfica Naschy interpreta a un veterano actor desocupado que mientras sale a buscar trabajo va conociendo distintos realizadores jóvenes que ignoran el exitoso pasado del protagonista en cine, y también a viejos conocidos que ya ni se acuerdan de él (en 1993 la Filmoteca de Madrid le había rendido un homenaje). Eso no solo hace que el personaje principal quede desconcertado sino también que vuelque algunos inconformismos sobre la mecanizada y desalmada sociedad de hoy día, canalizando su rabia e impotencia a través de asesinatos tan artísticos y llamativos como los cometidos por Vincent Price contra aquellos que lo criticaban como actor en Teatro de sangre (Douglas Hickox, 1973), solo que las ambientaciones teatrales (inspiradas en obras de Shakespeare) son sustituidas por disfraces de Iván, el terrible, y Jack, el destripador. Una historia sólida, inteligente, fluida y con muy buenos pasajes de suspenso y terror, no exenta de notables toques de humor negro y un meticuloso trabajo visual que evoca sus adoradas películas de la Universal y la Casa Hammer.

De España también pudimos ver otro largo, esta vez experimental, titulado FAQ (2004), que vislumbra en un futuro no muy lejano hechos que se están dando de manera cada vez menos sutil en el presente. En una sociedad futurista donde el hombre es absolutamente manipulado, a veces sin darse cuenta (como casi siempre), el barcelonés Carlos Atanes logra un trabajo más que interesante, enmarcándose dentro de esos cineastas auténticos, diferentes, dedicados a crear sus propias herramientas expresivas. Su obra maneja conceptos "orwellianos" y los pasea por autoridades, científicos y hasta los propios medios de comunicación (en este caso, la publicidad). El título rima con "fuck" (el contexto de la película da para una expresión como esa) pero en realidad son las iniciales para Frequently Asked Questions y por cierto que aquí tratan de contestarse varias preguntas a través de planteos utópicos cuyas conclusiones saltan a la vista y hacen de su realizador un hombre a seguir en sus futuros proyectos.

De Islandia y en coproducción con Estados Unidos vimos 1.0 / One Point Zero (2004), con Jeremy Sisto, Deborah Unger y Lance Henriksen entre los protagonistas principales. Es inevitable recordar el surrealismo de Eraserhead (1978) de David Lynch y en especial el experimentalismo de Pi (1998) de Darren Arronofsky cuando vemos la historia de este programador informático trabajando para una gran empresa, viviendo en un edificio absolutamente gris y decadente, y con personajes (habitantes de dicho lugar) que se debaten entre un mundo real y el propio que va creando el protagonista a través de paranoias y persecuciones varias. A pesar de lo extenso del relato los directores Jeff Renfroe y Marteinn Throsson se las ingenian para sumergir al espectador en las convincentes atmósferas que crean e incluso gracias a los perfiles y la dimensión de peso de los distintos personajes que se cruzan con este experto en computación al que comienzan a sucederle cosas inexplicables y que tratará de develarlas puerta a puerta.

Desde China llegó El ojo (2002), de los hermanos Oxide y Danny Pang. La historia gira alrededor de una joven que recibe un transplante de córneas para poder ver. Y lo logra, pero también comienza a observar siluetas difusas, además de otros espectros no muy amigables. A partir de ahí, e inmersa en una paranoia total, la joven decide salir en busca de la persona que le había donado las córneas, junto a un psiquiatra. Filmada en Hong Kong (lugar donde nacieron los realizadores) y Tailandia la película presenta pasajes absolutamente pavorosos, escenas realmente aterradoras, reforzadas por un trabajo de sonido como hacía tiempo no se veía en una cinta de horror. La artesanía que utilizan los Pang para transmitir el miedo y en especial los lugares y momentos poco comunes que se eligen para dar rienda suelta a las fantasmales apariciones hacen de El ojo un estupendo ejercicio terrorífico, sin dejar de reconocer que la historia cuenta con algunos minutos que podían haber quedado en la sala de montaje.

De América del Norte nos encontramos con la canadiense Savage Island (ojo; no confundir con el bodrio homónimo que protagonizó Linda Blair hace ya un par de décadas), lugar donde un niño es atropellado accidentalmente y luego su extraña familia lo reclama... a cambio del bebé de la pareja principal, que había ido a la isla del título por una reunión familiar. Ahí se desencadena mucho suspenso y horror, que evoca la demencia y la locura de las familias de El loco de la motosierra (1974) de Tobe Hooper, y Las colinas tienen ojos (1977) de Wes Craven, además de algunas tomas nocturnas de bosques que recuerdan a las de El Proyecto Blair Witch (Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, 1999), aunque sin la sutileza de los mencionados antecedentes, por más que la desesperación y la violencia se hacen sentir, más allá de algunos actores que de tan malos que son restan algo de credibilidad a un asunto que pudo haber acentuado aún más el terror de los climas que se intentaban fabricar.


USA Y ARGENTINA


Tremendo amanecer




Bajando un poco en el mapa llegamos a Estados Unidos para Capitán Sky y el Mundo del Mañana (2004), personalísimo trabajo del joven debutante Kerry Conran y un declarado homenaje a las viejas seriales cinematográficas (Buck Rogers, Flash Gordon), a sagas como Star Wars e Indiana Jones (herederas del cine que Lucas y Spielberg consumían de pequeños) y fundamentalmente a clásicos de ciencia ficción de la década del ´50 (las referencias al comic tampoco faltan a la cita), más que nada desde un punto de vista conceptual y que se vuelcan en las intenciones del villano de la película, que preferimos no nombrarlo, ya que algunos nostálgicos van a llevarse una sorpresa (digitalizada). Un futuro retro (la acción se ubica a fines de la década del ´30), sería más bien la definición exacta, para una obra que cuenta con un excelente diseño de producción (todo digital, con actores filmados en pantalla azul) aunque con una historia que pudo haber sido mucho más fluida y dinámica.

Llegando al "River Plate", otro ejercicio que nos llamó la atención fue Tremendo amanecer (2004), película argentina en la que un humano opta por convertirse en vampiro para dar con el paradero de su amada, a través del tiempo. Este no es un vampiro que huye de crucifijos ni tampoco tiene colmillos, sino que canta y toca la guitarra por la noche en un boliche, mientras bebe el líquido rojo por estrictas cuestiones de supervivencia, más que por placer. A su cruce sale un policía corrupto y de los más bajo, aparte de un curioso "Van Helsing" que pone una pizca de bienvenido humor a un relato que se vuelca más bien (un poco como el Drácula de Coppola y por qué no el del propio Bram Stoker) hacia un costado más romántico que terrorífico. Lo que resalta aquí es la buena estética empleada por el guionista y realizador rosarino Gustavo Postiglione, también evocando al cine mudo a través de algunos pasajes en blanco y negro (que recuerdan más que nada a los de la notable Martín: El amante del terror, aunque las intenciones de George Romero eran otras), reforzada por la fotografía de Héctor Molina y la edición de Lucio García. Junto con Mala carne (2003) de Fabián Forte, que ya se había visto en la pasada edición del BARS, otra vuelta original al tratamiento de los vampiros en el Río de la Plata, dentro de un cine fantástico argentino que apunta a seguir creciendo.

Los inquilinos del infierno (2004) es otro largo de la vecina orilla, dirigido por Damián Leibovich y Juan Cruz Varela, y se guarda algunos buenos sobresaltos, dentro de una historia por ahí algo extensa, que pudo ser más ágil pero que igual tiene sus virtudes. Una joven alquila un apartamento, luego del trágico suicidio de su madre, aunque se da cuenta que los vecinos y hasta el portero del edificio tienen actitudes algo extrañas hacia ella. Si a eso se le suman misteriosas desapariciones y espectros que comienzan a deambular por su nuevo hogar... Esta es una historia de fantasmas sostenida en parte por la buena actuación de su protagonista Ana Karina y también por algunos pasajes donde lo visual termina pesando más que un relato standard dentro de un subgénero escasamente cultivado en el Río de la Plata y que aquí logra salir a flote y con prestancia. En el elenco también aparecen el veterano y conocido actor Délfor Medina, y la mítica y siempre llamativa Edda Bustamante, aquí como médium que intenta combatir los espectros del edificio.


El corto Argentina bizarra (1997) de Gustavo Mendoza, por su parte, tuvo el mérito de formar en tan solo 15 minutos un panorama realmente medular y obviamente conciso del cine bizarro argentino, a través de testimonios, como el del conocido Diego Curubeto (periodista y autor de Cine Bizarro: 100 años de películas de terror, sexo y violencia) y otras presencias (y voces) que van desde Isabel Sarli, pasan por el Capitán Piluso (Alberto Olmedo) y llegan a Narciso Ibáñez Menta, de quien su realizador Mendoza está haciendo un documental donde recoge testimonios sobre la legendaria figura, recientemente fallecida. El criterio de selección de Argentina bizarra es sumamente meritorio (el propio Mendoza nos confesaba que le sobraron horas y horas de entrevistas). Entre el terror, la psicodelia, lo exploitation y otros subgéneros no menos representativos, este trabajo también está contado con mucho humor y del bueno; en un momento dos hombres pelean con leños encendidos escuchándose de fondo el sonido de sables láser, dignos de Star Wars. Un espacio aparte merece la voz diáfana de un locutor anunciando a El vampiro negro (1953) de Román Viñoly Barreto no solo dando una reseña de la historia sino también haciendo un análisis de la obra, entonado al mejor estilo de un alumno de escuela al que la maestra lo está escuchando.

Fue curiosa la inclusión en el BARS de una secuela como la de Noche de brujas, la quinta parte y en celuloide. En 1991 los afiches para cine de esa película estaban circulando por los distintos videoclubes uruguayos. Se iba a dar en circuito comercial con el título de Halloween 5: La venganza de Michael Myers (1989) pero al final la editó la desaparecida editora UVH, vinculada básicamente a producciones independientes, como ésta, donde al pobre director y co-guionista Dominique Othenin-Girard le cayeron con todo por el resultado que, a pesar de su simpleza, tiene un llamativo trabajo fotográfico de Robert Draper y algunas escenas muy bien hechas (si vamos al caso el gran bodrio fue la sexta parte, que la tomó Dimension Films, le agregó los condimentos más caros y resultó de lo más insulso dentro de la extensa saga). De todas maneras Othenin-Girard estaba fulero, y prueba de eso fue la co-dirección, junto al argentino Jorge Montesi, de La Profecía IV: El despertar (1991), producto concebido para la televisión norteamericana y que en Uruguay proyectó el desaparecido cine California. Luego se dedicó a hacer películas eróticas para la TV cable.


ÁREA 4: URUGUAY


RedRat: La rata retobada
(2004) de nuestro compatriota Guillermo Kloetzer fue el trabajo que al final fue elegido como Mejor Cortometraje del BARS 2004. Un roedor de laboratorio resucita luego de un experimento y sale en busca de su piel perdida, cayendo accidentalmente en un conflictivo triángulo amoroso. Méritos hay varios, comenzando por la novedad del cadáver real de una rata animado por el grupo Títeres Gira-sol (ganador de 9 premios Florencio) y siguiendo por el buen humor que Kloetzer le otorga a la historia (los personajes doblados al mejor estilo de las traducciones hispanas de películas que vemos en televisión abierta, a modo de ironía, por ejemplo) hacen de RedRat una obra llamativa hasta por su elaborada banda sonora. El corto llegó a ser seleccionado para el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges.

Kloetzer es parte de Área 4, compuesta por jóvenes realizadores de materiales fantásticos y bizarros, egresados y estudiantes de la Escuela de Cine del Uruguay, entre los que figura Maximiliano Contenti, quien ya había presentado sus trabajos en anteriores ediciones del Buenos Aires Rojo Sangre. Su notable labor Miedo se hizo acreedora al premio a Mejor Cortometraje en el International Student Film Festival de Hollywood. También fue responsable de otra brillante obra titulada Mi domingo, sobre la rutinaria jornada dominical de un teenager y por la cual ganó el premio George Méliès en el XXI Concurso de Cortos organizado por la Embajada de Francia.

En estos momentos (noviembre-diciembre, 2004) la gente de Área 4 está llevando a cabo una muestra con sus trabajos ("Corto-circuito"; ver más información en nuestra página de "Cortitas y al pie") durante los fines de semana en algunos boliches de Montevideo (La Commedia, Amok und Oma y Living), entre los que figuran la estupenda El rinrajista, un falso documental con participaciones de Julio César Gard ("en lo que tiene relacióne... con el acápite") y Sánchez Padilla, y la extravagante y no por eso menos interesante La cabeza de Darwin (las dos dirigidas por Guillermo Kloetzer y protagonizadas por El Gran Gustaf) donde el protagonista es un obsesionado por las mujeres que se deja llevar por un producto que supuestamente le da la posibilidad de conquistarlas aunque por debajo también corre el tema de los estragos que en él producen los efectos de la publicidad televisiva.

Los otros dos integrantes de Área 4, Manuel Facal y Pablo Praino, están en la postproducción de un largometraje de terror nacional titulado Achuras y del que ya se están viendo los avances. Facal, el director, ya había ganado premios en el Video Relámpago 2003 organizado por Cinemateca Uruguaya (entre estos el de "Mejor Ficción Editada" y "Mejor Realizador Joven" por Artsifartsi: Un plan ambicioso), mientras que Praino, co-guionista y productor de Achuras, había dirigido la graciosa historia Una de kung-fu, sobre malentendidos amorosos que terminan en una descomunal y bizarra pelea de artes marciales, con barrenderos incluidos. La misma también integra la programación de "Corto-circuito" y llevó premio en Video Relámpago 2004.



DARNA MANA HAI: TERROR HINDÚ
por Adrián Fedele, desde Buenos Aires


Se dice que la industria cinematográfica que más films produce por año no es, como todos piensan, Hollywood. En India tienen un caudal de producciones muy superior al norteamericano y que mueve millones de dólares en ese país y en el resto de Asia y África. A la meca del cine indio se la llama Bollywood, en referencia al gran sitio de producción y glamour cinematográfico mundial. Pese a ello aun es muy difícil que estas películas lleguen a los Estados Unidos y Europa y casi imposible que se vean en Argentina, con alguna excepción en pasadas ediciones del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires. Por eso la inclusión de dos films de esa cinematografía en la programación del BARS de este año ya es algo para celebrar, ya que nos acerca no solo un cine desconocido sino también a una cultura y costumbres muy distintas a la occidental en algunos sentidos y muy similar en otros.

Darna Mana Hai (Prawal Raman, 2003) es una pequeña gran muestra de lo que se puede hacer dentro del genero fantástico fuera de Hollywood, cuando se trabaja con dedicación y existen organismos que apoyan el trabajo de los artistas con respeto por la obra sin que ello signifique necesariamente olvidar la parte comercial del asunto. La profesionalidad de los rubros técnicos apabulla, primero tal vez por prejuicios y segundo por la inevitable comparación con las cinematografías fantásticas locales. La fotografía y el montaje, más allá de las obvias diferencias artísticas y hasta de lenguaje, están a la altura técnica de las de Estados Unidos y Europa.

La película cuenta como un grupo de adolescentes se quedan varados en medio de un bosque junto a una ruta durante una noche; hasta acá nada distinto a una de genero clásica de los setenta, The Texas Chainsaw Massacre , o a algunos exponentes más cercanos como Wrong Turn (Rob Schmidt, 2003). Lo que la va haciendo interesante es que los jóvenes, al refugiarse en una ruinas a esperar el amanecer, se entretienen contando historias de terror. Estos relatos empiezan a mostrar guiones más originales y nos vamos acercando más a las costumbres de la gente de la India. En el primero, y tal vez el más occidental, vemos como una pareja de recién casados que viaja también por una ruta de lograda atmósfera no logra llegar a fin de camino exactamente como lo iniciaron. En otro nos encontramos ante un estudiante cansado de que lo ignoren que consigue un don muy especial que puede llegar a ser su perdición y más adelante tendremos a los típicos mercados callejeros donde se venden productos con poderes más que extraños. Los chicos siguen y siguen asustándose hasta un final con sorpresa incluida, que hace pensar que las vueltas de tuerca son algo casi obligatorio en el país de M. Night Shyamalan. El ritmo narrativo del cine indio, por lo menos en este ejemplo, parece ser bastante más rápido que el del cine de terror asiático contemporáneo y es muy llamativo ver al extremo que ha llegado la globalización en un país como India, en donde la periodicidad de los ritos ancestrales se mezcla con los celulares y automóviles occidentales. Darna Mana Hai es casi un reflejo de la sociedad India del comienzo del siglo XXI, un film de terror con estructura a lo Hollywood pero con una identidad muy marcada, casi como el lenguaje de sus personajes, que mezclan curiosamente su lenguaje regional con el inglés durante todos los diálogos del film.


MÁS LARGOS EN LA MIRA
por Darío Lavia, desde Buenos Aires


El contacto
(Chile, 2004) de Juan Pablo Arraigada - Año 2040: La humanidad enfrenta el cataclismo que supone el alejamiento de la Tierra de la órbita del Sol. Una empresa multinacional encargada de mantener el orden envía una misión tripulada a Marte, donde ha sido avistada una nave extraterrestre. Los secretos que devela esta misión son también aquellos que han interrogado al ser humano desde épocas inmemoriales. La película posee algunos lazos con la ciencia ficción densa de Tarkovsky, cerebral y compleja, pero posee efectos especiales de gran categoría, que logran aportarle credibilidad. Se supone que es la primera película chilena de ciencia ficción, y uno quisiera que sea la primera de una larga lista.

Corner of Your Eye (Estados Unidos, 2003) de Jesse Spencer - Tres amigos se contagian de una especie de enfermedad venérea psicológica, que les lleva a una alucinación colectiva en la que, imposibilitados de dormir, comienzan a mezclar la realidad con las ilusiones. Al principio creen estar siendo observados por un ojo gigantesco que se prende a las paredes y muebles. Más tarde, se dan cita en un auditorio en el que primero son actores y luego espectadores junto con muchos otros. La película puede interpretarse de distintas maneras, por ejemplo, como un intento de razonar de manera objetiva los elementos subjetivos de un sueño. Pero su realizador mantiene que es una parábola sobre el amor visto como enfermedad psicológica. Sea cual fuera el enfoque, es un filme raro, que transita en la extraña frontera que hay entre ciencia-ficción y fantasía, y su valoración dependerá de la afinidad del espectador por el mundo literario de Philip K. Dick y el universo "surrea-lirante" de David Lynch (de hecho las secuencias del auditorio parecen haber sido tomadas de un sueño calmo de Lynch).

Rock ´n Roll Frankenstein (Estados Unidos, 1999) de Brian O´Hara - Lo más notable de esta película es, tal vez, una leyenda que está casi en los títulos finales: "Animales (especialmente cobayos) fueron dañados y estropeados durante la realización de esta película. Lo sentimos." De esta manera el realizador se jactó públicamente en un intento de provocar publicidad indirecta sobre su obra. El costado amargo fue que sufrió una acción legal auténtica... Citada ya la principal atracción, procedemos a reseñar la historia de un científico necrofílico que intenta obtener partes de diferentes estrellas del rock con el objeto de armar una superestrella: las manos de Jimi Hendrix, la cabeza de Elvis Presley, el anca de Sid Vicious y el miembro viril de Jim Morrison. Pero se ve obligado a reemplazar esta última parte por el de Liberace, un pianista gay. Los resultados son que el 'monstruo' sufre problemas psicológicos que consisten en las situaciones más grotescas que posee la película. Hay fuertes críticas al mercado discográfico y bromas efectivas, pero la película se echa a perder por su extrema vulgaridad (especialmente en la escena que el monstruo viola a un sacerdote con ... Mejor lo dejamos como incógnita al interesado en conocer que hay más allá de lo grotesco).


Goreinvasion (Argentina, 2004) de Germán Magariños. El Dr. Uri Geller presenta la vida de un director que le irrita mucho los cojones. Se trata de Roger Franco, cineasta especializado en películas clase Z. Su última película muestra la historia de un simio que viola jóvenes sabrosas. Durante este rodaje tiene lugar una invasión extraterrestre de asesinos seriales, con máscara de hockey y apetitos sexuales desviados. La ficción se confunde con la realidad y la realidad con la ficción, y mientras las víctimas se apilan, Franco consigue tomas inolvidables. Una típica comedia gore de la productora Gorevision, que incluye vísceras vacunas, sodomía surrealista y actores que miran a cámara. Hay parodias y homenajes a Tarantino, el nuevo-malo cine argentino, las productoras independientes y el sin sentido de estudiar cine con pretensiones de artista.


EXTRAÑA INVASIÓN, DE EMILIO VIEYRA

por Adrián Fedele, desde Buenos Aires


Disponerse a ver la primer película de ciencia ficción argentina y si encima es en un festival del genero fantástico como el BARS, puede ser una experiencia muy interesante por varios motivos.


Primero hay que ponerse en situación, década de los sesenta; el mercado cinematográfico local hace posible que se filme en nuestro país una coproducción con USA con el objetivo principal de estrenarla en ese país. A partir de esto la producción debe adaptarse a ciertas arbitrariedades, que es lo que con el paso del tiempo hacen del film un hallazgo imperdible. La película debía ser hablada en inglés (la muy buena copia que se vio en el festival está doblada al español) y por lo tanto al protagonista norteamericano, Richard Conte (El Padrino), hubo que agregarle actores locales como Edi Pequenino y, aunque usted no lo crea, la actual periodista emblema de Canal 13 de Buenos Aires, Mónica Mihanovich. El casting de los mismos no se encaro debido a los dotes de interpretación o a la caracterización de los personajes, sino a la necesidad de que estos hablaran el inglés.


Solucionado esto, el siguiente paso era conseguir locaciones para hacer situar la historia en algún pueblo de la llamada América Profunda, en los Estados Unidos. El film finalmente fue rodado en la localidad de El Palomar, no muy lejos de Buenos Aires, y son muy buenos los cambios hechos a la publicidad gráfica en las calles como así también a los carteles de señalización tanto públicos como en las oficinas, el hospital estatal y hasta en las supuestas dependencias del gobierno, donde en una de las paredes descansa un retrato de J. F. Kennedy. Para estar a tono, también se eligieron especialmente los modelos de automóviles a utilizar y se modificaron los aspectos de los transportes militares que traen a las tropas del Ejército de Estados Unidos al final de la película. Y si por ultimo le sumamos una historia 100% del cine fantástico del Hollywood de la época, como La invasión de los usurpadores de cuerpos / Muertos vivientes (Don Siegel, 1956) o La guerra de los mundos (Byron Haskin, 1953), la experiencia cierra de forma perfectamente psicodélica.


El relato nos cuenta una invasión, pero esta vez con un enemigo algo más invisible que en las obras antes comentadas, ya que la amenaza comienza cuando una misteriosa interferencia se mete en las transmisiones televisivas y transforma a los espectadores, especialmente niños y ancianos, en catatónicos seres sedientos de más televisión. En realidad solo ven las rayas que los aparatos reproducen, y la abstinencias de éstas les causa repentinos ataques de rabia. Conte es un encargado de comunicaciones que intentará dar con las causas del problema y en el camino deberá enfrentarse a los pobladores, cada vez más molestos y al borde de una pueblada (otro elemento típico del cine de este genero y de la sociedad norteamericana) ante la inacción de las autoridades. Además deberá lidiar con los militares que pretenden solucionar el problema aplicando la fuerza, tal vez el elemento menos fantástico de la historia.


La película deja así la sensación de que presenciamos algo que no debería perderse ningún cinéfilo local, aunque esto se debe en gran medida a las particularidades que rodearon a la producción y que se mencionaron más arriba.


LOS PREMIOS DEL FESTIVAL


The Last Horror Movie

A continuación los dejamos con la nómina de los trabajos ganadores, que fueron entregados en la fecha de cierre. Cabe acotar que a la noche tuvo lugar una fiesta donde se eligió la Scream Queen (Reina del Grito) 2004 y cuya premio era una participación en una película del género.

Mejor Película: The Last Horror Movie (Inglaterra)
Mejor Director: Greg Pak por Robot Stories (Estados Unidos)
Mejor Guión: Greg Pak por Robot Stories
Mejor Actor: Kevin Howarth por The Last Horror Movie
Mejor Actriz: Elena Siritto por Habitaciones para turistas (Argentina)
Premio del Público a la Mejor Película: Habitaciones para turistas
Mencion especial del jurado por su concepto visual: Miguel Coyula por Red Cockroaches (Cuba / Estados Unidos)
Mencion especial del jurado como director revelación: Adrián García Bogliano por Habitaciones para turistas
Mención especial del jurado por la fotografía: Héctor Molina por Tremendo amanecer (Argentina)
Premios-estímulo entregados por Cinema Gothika, Film Sharks y SBP (postproducción digital, representación internacional, edición en video): Tremendo amanecer y Habitaciones para turistas
Premio- estimulo entregado por el Instituto de Cine (estreno dentro de los Espacios INCAA): Tremendo amanecer y Habitaciones para turistas

Mejor Cortometraje: Redrat: La rata retobada de Guillermo Kloetzer (Uruguay)
Mejor Director de Cortometraje: Daniel Greaves por Little Things (Inglaterra)
Premio del Publico al Mejor Cortometraje: Gorgonas de Salvador Sanz (Argentina)
Mejor Corto Argentino: Gorgonas de Salvador Sanz


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