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En relación a Fahrenheit 9/11
CINE DOCUMENTAL: ENTRE EL DRAMA VERAZ Y LA MANIPULACIÓN

por Rainer Tuñón (desde Panamá)




Por primera vez en la historia del cine estadounidense un documental supera en recaudaciones de la taquilla en los cines (22 millones de dólares en un fin de semana) a cualquier otro género cinematográfico.


Fahrenheit 9/11 (2004), poderosa muestra de análisis cinematográfico que relaciona al presidente George W. Bush, a su familia y a sus socios de negocios con prominentes sauditas -incluida la familia de Osama Bin Laden- ha despertado la ira de los partidarios del actual presidente, aplausos entre los opositores demócratas, entre ellos el director del Comité Nacional Democrático, Terry McAuliffe, quien dijo que esta cinta jugaría un papel importante en los próximos comicios, ovaciones por parte de la crítica especializada, en especial los jurados de Cannes, presididos por Quentin Tarantino, que le otorgó la Palma de Oro, y un profundo sentimiento de reflexión entre el público que sigue cada paso de su director Michael Moore, ganador del Oscar por su documental anterior, Masacre en Columbine / Bowling for Columbine.


El pasado lunes, el cineasta dijo que el exitoso estreno de su documental lo dejó "boquiabierto" y agradeció a sus opositores políticos por impulsar las ventas de boletos. "Todos recibirán una tarjeta de Navidad de mi parte este año", dijo Moore, quien saludó a los aficionados al cine en un teatro en el sur de Manhattan.


Si tomamos la definición de algunos teóricos en relación al cine documental como "aquél que se aleja de la ficción y refleja acontecimientos reales", mal podríamos evaluar la obra de Michael Moore, quien se destaca siempre por un impecable y muy sarcástico estilo audiovisual que logra a la perfección su cometido: provocar serias reflexiones sobre un tema de interés general.


En cierta forma es cuestionable su manejo periodístico, aunque al final su falta de objetividad termina siendo la más fuerte arma para criticar su entorno social.


A pesar de la dicotomía entre la ficción y el documental, gracias a la mirada de los creadores, el perceptor da fe de la intención del mensaje. Ciertamente en el guión del documental está la clave para la dramatización de los hechos esenciales que se busca narrar y no en vano la cámara de Moore, en Masacre en Columbine por ejemplo, se convierte en el testigo de las barbaridades que Charlon Heston expresa en defensa de la tenencia de armas en Estados Unidos.


Sobre su obra, Moore explica que "no nos gusta la ficción y vivimos en tiempos ficticios. Vivimos en el tiempo donde tenemos resultados electorales ficticios que eligen a un presidente ficticio. Vivimos en un momento donde tenemos a un hombre que nos manda a la guerra por razones ficticias", al sustentar su obra.


ANTES: JUGANDO CON FUEGO


En el caso de Masacre en Columbine, Moore examina las causas por las que tanta gente muere en Estados Unidos por armas de fuego, y aunque su título traslade al espectador hacia los hechos ocurridos en la secundaria Columbine (se trata de los asesinatos cometidos por dos estudiantes del Columbine Highscool en 1999 y se conoce a través de los medios de comunicación que antes de matar a varios de sus compañeros y herir a muchos más, Eric y Dylan asistieron a su clase de boliche, de allí su título en inglés), ese hecho es solo un elemento pequeño de todo lo que muestra Moore sobre el tema de las armas.


Ciertamente, utilizando técnicas periodísticas y un lenguaje muy directo, el realizador da negras pinceladas de un país obsesionado con la violencia.


El director mezcla humor y tragedia en una pieza que puede resultar escandalosa y ofensiva, pero llena de un mensaje cuestionador y sincero. ¿Por qué mueren 11.000 personas al año a causa de armas de fuego en Estados Unidos ? ¿Cómo es que nos hemos convertido (los gringos) en el verdugo y la víctima de tanta violencia? ¿Qué nos hace diferentes a otros países? ¿Por qué somos así?, se pregunta mientras combina entrevistas, imágenes de fuerte calibre, comentarios eminentemente subjetivos y mucha ironía en su relato.


De igual forma, Moore reflexiona sobre el sueño americano y presenta su visión de Estados Unidos en la época actual, como una nación miserable, de corte fascista, enferma de poder y con muchos miedos, desafiando en cierta medida las teorías generales del documental como catalizador de la objetividad.


Independientemente de los métodos utilizados para llegar a sus reflexiones, Moore retrata una realidad e invita al público a buscar la raíz de la violencia.


Masacre en Columbine costó $3,000,000 y recaudó en el mundo más de $40,000,000, según cifras de The Numbers, portal de análisis financiero de los filmes estrenados en los Estados Unidos.


AHORA: RESALTAR LA IMPORTANCIA DE LOS FIELES



Precisamente, luego de ganarse el Oscar a Mejor Documental por Masacre en Columbine, Moore afiló sus colmillos para seguir atacando la visión neoconservadora del gobierno de George Bush y expresó que: "ellos arman y desarman a sus sicarios conforme el vaivén de sus intereses, llámense estos Hussein, Bin Laden o Noriega", luego de anunciar que su siguiente proyecto se llamaría Farenheit 9/11 (título inspirado en la novela Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, que describe un mundo donde están prohibidos los libros).


Revisando la filmografía de Moore, nos encontramos con la satírica Roger & Yo (1989), cuyo título se refiere a Roger Smith, ejecutivo de GMC en 1989, empresa que manipulaba la fuerza laboral de Michigan. En este trabajo de Moore, se cuestiona cómo su pueblo (Flint, Michigan) sigue decayendo gracias al "monocultivo": la General Motors Corporation; y años más tarde, hacia 1995 realiza Tocino Canadiense (1995) , en donde expone que los grandes lagos separan a Canadá y Estados Unidos y se abre un abismo cultural en la cual "los canadienses no se andan matando unos a otros".


Este año estrena formalmente Fahrenheit 9/11 en medio de una fuerte polémica. Moore dice estar de acuerdo en dedicar este filme a los "fieles", es decir, los afroamericanos, la gente blanca joven, los ciudadanos de clase trabajadora y los pobres.


"No menosprecie la importancia de los fieles", dijo a Reuters en una entrevista reciente. "Muchos de esos fieles han estado dormidos, esos fieles han sido ignorados... y si esta película les despierta y les hace actuar, habré hecho, creo, una contribución significativa", comenta a la prensa extranjera.


Desde su anuncio formal, pasando por su triunfo en Cannes y posteriormente a pocos días de su estreno en 890 salas de cine en los Estados Unidos, el gobierno del presidente Bush calificó a Moore como "fuera de la corriente".


"Puedo hablar por mí mismo y puedo hablar por el presidente. Y puedo asegurar que nadie de nosotros ha visto Fahrenheit...", dijo el director de comunicaciones de la Casa Blanca, Dan Bartlett, agregando que "no tenemos mucho tiempo libre estos días y cuando tengamos tiempo libre para ver una buena película de ficción, escogeremos Shrek o alguna otro largometraje como ese."


En cambio, Moore fue claro al sustentar que el actual gobierno estadounidense "hizo un esfuerzo poco entusiasta" para perseguir a Osama bin Laden inmediatamente después de los ataques del 11 de septiembre, y en lugar dedicó recursos para invadir Iraq.


En defensa de Bush, el conductor de la cadena Fox News, Bill O´Really, destacó en una columna que el filme es una propaganda ingeniosa que acusa al presidente por una serie de cosas, colocando imágenes de vídeos una detrás de otra y mezclándolas con opiniones de gente de extrema izquierda como los representantes Jim McDermott (demócrata de Washington) y John Conyers (demócrata de Michigan).


La novela de Bradbury, Fahrenheit 451, alude a la temperatura a la que arde el papel en una sociedad que reprime la cultura, pero el director Moore dijo que llamó al filme Fahrenheit 9/11 para indicar "la temperatura en que la libertad es quemada". Sin embargo el mismo Bradbury, de 83 años de edad, ha cuestionado a Moore por parafrasear su título y le exigió a Moore una disculpa por tomar parte del título de su novela clásica de ciencia ficción, Fahrenheit 451 sin su permiso. "El no solicitó mi permiso", dijo.


Fahrenheit 9/11 ha despertado tanto o más interés que La Pasión de Cristo (2004) de Mel Gibson. Desde Internet aumenta el interés por la película. En Moviefone.com, por ejemplo, la película fue del número 68 al número 1 en términos del interés que ha despertado en la gente.


El filme está dominado por entrevistas, burlas a los discursos de Bush, y comentarios de soldados estadounidenses en Irak que expresan duras críticas a sus líderes.


"Lo mejor que tiene la película es cuando habla desde el corazón y muestra vidas destrozadas", dijo James Rocchi, crítico de cine de la empresa de alquiler de videos Netflix.


Baz Bamigboye, crítico de cine del periódico londinense Daily Mail, dijo que el documental "es un filme poderoso. Sería una vergüenza que los estadounidenses no vayan a ver esta película acerca de cosas importantes que están ocurriendo en su propio patio".


El crítico londinense se une a la fila de comentarios favorables que reposan en el sitio de Internet, Rottentomatoes.com, a pesar de los intentos de boicot a este trabajo del ingenioso y conflictivo Michael Moore.


"Esta película retoma muchos de los asuntos sobre los que están hablando los estadounidenses, de que George Bush ha estado dormido junto al timón desde que es presidente", dijo McAuliffe durante el pre- estreno del filme hace dos semanas.


"Es importante que los estadounidenses entiendan lo que hubo antes, lo que nos llevó a este punto y verlo en una presentación sencilla y pura como la que Michael Moore ha hecho", apuntaba el senador Tom Harkin.


Al margen del asunto cinematográfico, pero evaluando lo estrictamente ligado a la realidad informativa, se informa que George W. Bush quiere culminar su plan para establecer la democracia en Irak, pues un fracaso pesaría mucho sobre sus posibilidades de reelección en noviembre, aunque su popularidad en Estados Unidos disminuye de forma considerable por las bajas sufridas por el ejército, de acuerdo con sondeos recientes de The Washington Post y Radio ABC, que muestran que más de la mitad (52%) de los estadounidenses cree que la guerra en Iraq no valía la pena y el 71% considera "inaceptable" la cantidad de víctimas estadounidenses de la guerra, que supera los 850 muertos.


En fin, ¿tendrá el filme influencia en la próxima elección estadounidense? "Espero que tenga influencia en las personas a fin de que se conviertan en buenos ciudadanos", dijo el director Moore.


¿Será más popular que la segunda parte de El Hombre Araña? Ya lo veremos, comentan aquellos que esperan que Fahrenheit 9/11 tenga una buena escala por Panamá, así como la de Masacre en Columbine, gracias a los esfuerzos de quienes se aferran a presentar buen cine en nuestro país.

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