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Sobre la película de Wolfgang Petersen
TROYA SIN DIOSES Y HOLLYWOOD RECREANDO MITOS

por Rainer Tuñón (desde Panamá) - Junio, 2004
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"Los mitos, como base de nuestra civilización, han sido las estructuras sobre las que se ha afianzado todo el sistema cultural, ideológico y social que ha ido evolucionando a lo largo de los siglos, pero cuyo legado ha permanecido hasta nuestros días".




La reflexión de Elena Galán Fajardo, que reposa en su ensayo sobre Cine y Mitología, nos acerca cada vez más a lo que Hollywood está planteando poco a poco, luego de que el cine fantástico que se dedicaba a narrar historias de héroes y leyendas de la mitología griega y romana está en franca recuperación, tomando en cuenta el éxito de las series de televisión de Hércules o Xena, la consagración de Ridley Scott con su Gladiador, el fenómeno épico de Tolkien llevado al celuloide por Peter Jackson o el mejor y más básico de los ejemplos: llevar lo mejor de La Ilíada bajo la dirección del alemán Wolfgang Petersen (La tormenta perfecta, Enemigo mío y Air Force One / Avión Presidencial).


Amalia Martínez, en su libro Televisión y narratividad, explicaba que: "los mass media (sobre todo la televisión, por ser el medio más accesible) cumplen la función de la perpetuación y propagación de leyendas, sagas, fábulas, como lo hiciera la tradición oral de antaño", razón por la cual no es de extrañarse que dicho intento de Hollywood por recuperar el género que se gastó a finales de los años sesenta tenga más adeptos ahora que la tecnología lo permite.


En este panorama se puede entender cómo los estudios retornan a la idea de invertir una fuerte cantidad de dinero en una superproducción que llevara a la pantalla grande obras inmortales o personajes que cambiaron el curso de la historia.


Así tomaron a la guerra de Troya, que muy pocas veces se ha llevdo al cine, y la conviertieron en la primera apuesta real sobre la temporada de "blockbusters" en Estados Unidos. En la historia del cine, Robert Wise dirigió en 1956 Helena de Troya, con Rossana Podestá, y hacia 1962 los italianos Giorgio Ferroni y Giorgio Rivalta dirigieron La guerra de Troya y La leyenda de Enea, respectivamente, mientras que en ese mismo año Gordon Mitchel trabajó en La ira de Aquiles.


Como último ejemplo de la épica de Homero, la televisión desarrolló un proyecto titulado Helena de Troya, con Rufus Sewell (Dark City / Ciudad en tinieblas), con menos que aceptables resultados.


Como un pequeño repaso, veamos cómo es el relato. Esparta y Troya están de guerra porque el Príncipe Paris de Troya rapta a Helena, la esposa del Rey Menelao de Esparta. Menelao pide ayuda a su hermano Agamenón y, junto a muchos guerreros griegos, entre ellos Aquiles, forman un ejército que procede a invadir la impenetrable ciudad de Troya.


Wolfgang Petersen, el artífice de la joya titulada Das Boot / El barco y de La historia interminable / La historia sin fin recrea con un presupuesto de 185 millones de dólares esta saga de la mitología griega con buenos resultados en la taquilla mundial (46.5 millones de dólares recaudados en Estados Unidos y hasta 54 en el resto del mundo en un fin de semana), pero algo decepcionantes si se comparan al clásico de la literatura.


Ciertamente, para ver Troya, mejor leerse el libro y disfrutar de una agradable cinta bélica sin mayores consagraciones dramáticas o actorales, salvo por un elenco que en su conjunto parece ser correcto, sin detallar en el hecho de que Diane Kruguer es bella, pero su belleza no basta para darle mayor profundidad a Helena, o que sea el veterano elenco (Peter O'Toole, Brendan Gleeson, Brian Cox y Julie Christie) el que saque la cara por sus protagonistas.


Posiblemente el mejor de los aciertos en Troya lo tiene el guionista David Benioff (maravilloso cuando adapto su libro La hora 25 para el filme de Spike Lee), quien omite las intervenciones de los dioses griegos, llevando la historia a nudos emocionales y desarrollando más el carácter humano de algunos personajes como el de Aquiles (un correcto Brad Pitt).


Además, Troya tiene un recurso tecnológico y estético impecable, pero nunca impresionante, que evoca ciertos días en que se producía un espectáculo cinematográfico "de padre y señor nuestro". Así, desde que anunciaban los avances meses atrás, veíamos miles de barcos preparándose para el ataque. Claro está, estos navíos fueron creados por Framestore CFC, la mayor compañía de efectos visuales y animación por ordenador de Europa, inspirados posiblemente por los esutios WETA, los responsables de las maravillas de la serie El Señor de los Anillos, de Peter Jackson.


Hasta se dijo que los encargados de los efectos visuales emplearon un software denominado "endorfina", basado en las investigaciones sobre neurobiología del movimiento humano de la Universidad de Oxford, que crea personajes virtuales con rasgos de personalidad propios, que les permiten tomar decisiones 'por sí sólos' en escenas en las que aparecen miles de soldados.


Como dato curioso de la producción, los productores se encontraban filmando en Marruecos, pero cuando estalló el conflicto en Iraq se tuvieron que mudar a Baja California.


En fin, La Ilíada y su hermana La Odisea fueron entendidas en su tiempo como una sola obra: la historia sobre la Guerra de Troya, y la historia sobre Odiseo, uno de los héroes de la guerra; por eso es que se recomendaba la lectura comprometida de ambos.


Recientemente consultaba con unos estudiantes de colegios secundarios si ellos habían leído alguna de estas obras. La respuesta era: "Humm, la verdad… no, pero espero mejor a que la den en el cine".

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