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Del 5 al 14 de agosto en Lima, Perú
APUNTES SOBRE EL OCTAVO ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE CINE

por Álvaro Sanjurjo Toucon (octubre, 2004)
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Días de Santiago





En la ciudad de Lima, Perú, del 5 al 14 de agosto de 2004, tuvo lugar el Octavo Encuentro Latinoamericano de Cine, popularmente conocido como "Festival El Cine". Este evento, organizado por el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú y dedicado al cine latinoamericano, incluye a su vez muestras paralelas, fuera de concurso, con producciones de diverso origen.

El rasgo más destacado de las 23 producciones de ficción en competencia es que el actual cine latinoamericano exhibe un alto nivel de profesionalismo, atractiva diversidad de géneros, y dentro de un espectro de calidad variable, se inclina mayoritariamente por los aspectos humanos, emparentándose con los cines de Europa y Asia y distanciándose de una producción norteamericana sustentada en los alardes tecnológicos y efectos especiales. Ello no implica que este cine latinoamericano no incluya superproducciones de elevado costo y gran despliegue escénico.



LOS GANADORES




Para el jurado internacional integrado por Eduardo Russo (Argentina), José Carlos Avellar (Brasil), Orlando Mora (Colombia), Ricardo Bedoya (Perú) y Alvaro Sanjurjo Toucon (Uruguay) el premio principal fue compartido por una producción argentina y otra peruana.

El film argentino es Los muertos, del joven realizador Lisandro Alonso, de 29 años, quien con elementos mínimos, en un estilo que recuerda a Bresson, y con escasísimos diálogos, sigue los pasos de un hombre que abandona la cárcel y se interna en el interior selvático de la Argentina en procura de su hija.


Una obra de sencilla y minuciosa estructura que consigue ser una aguda aproximación a un hombre y su entorno familiar y social, expresado con rigor y parquedad. A su vez un film que atrapa al espectador.

El otro ganador, el film peruano Días de Santiago, pertenece también a un realizador joven, Josué Méndez, de 29 años. Su historia en torno a la inadaptación social de un ex combatiente peruano que luchara en la guerra con Ecuador y contra la guerrilla, deviene en un vasto fresco social e individual, como ha sido bien definido una suerte de "Taxi Driver", donde la forma otorgada al asunto confiere originalidad y creatividad a un asunto que obviamente no luce novedoso pero implica una aproximación infrecuente a la realidad peruana circundante.

El mismo jurado confirió una mención honorífica a la magistral producción cubana Suite Habana, un film que mezcla ficción y realidad con prodigiosa búsqueda plástica y formal. Este título que se conociera en Montevideo, era a nuestro entender la merecida ganadora, elevándose notoriamente por encima de los demás títulos. Su larga y merecida lista de galardones internacionales quizás conspiró para que no se llevase nuevamente un premio mayor. Un film en el que parecen confluir las técnicas documentales de los holandeses van der Horst y Bert Haanstra con los mejores recursos del neorrealismo italiano más puro, pero ofrecido con un estilo fílmico totalmente contemporáneo. Un título al que injustamente se le escamoteó el máximo galardón.






ÓPERA PRIMA



El argentino Santiago Loza, nacido en Córdoba, ganó el premio Opera Prima con su film Extraño, una producción intimista, dominada por los amaneramientos que caracterizaran a Michelangelo Antonioni en la década del sesenta. Un film plagado de momentos muertos, miradas al vacío y un estilo de intelectualizada artificiosidad.



LOS PREMIOS DEL PÚBLICO



El público asistente también eligió las que consideró mejores realizaciones y se volcó hacia dos títulos de indudable talento.

En primer lugar la chilena Machuca y en un segundo puesto la brasileña El hombre que copiaba.

Machuca pertenece al chileno Andrés Wood, formado en los EE.UU, quien ya nos había sorprendido con la anterior Historias de fútbol. En Machuca, Wood aborda las complejidades de Chile a través de la convivencia obligada de niños ricos y pobres en un aristocrático colegio de Santiago durante el gobierno de Allende. La historia individual, aunando a alumnos y sus padres, es un reflejo de la complejidad y contradicciones de la sociedad chilena de los años setenta, mientras que su trasfondo colectivo se yergue en un punzante fresco histórico. Un film admirable, pese a ciertas larguezas de su tramo final, con estupenda actuación de la juvenil Manuela Martelli (cuyas aptitudes histriónicas también se apreciaran en Be Happy).

El hombre que copiaba, que se conociera en el Festival de Punta del Este, del riograndense Jorge Furtado, es una desopilante comedia con marcado espíritu crítico en la que se detectan bienvenidas influencias del "cinema novo" brasileño y de ciertos sectores de la "nouvelle vague" francesa sin que ello implique actitudes serviles o imitativas. Una comedia donde tras el chispeante humor se esconden las angustias y necesidades de sus jóvenes protagonistas. Otro merecido premio del público que lamentablemente fue marginado por el jurado internacional.



LOS OTROS



Los diversos premios que se conceden en los Festivales no dejan de encerrar una dosis de injusticia hacia aquellos films con valores parciales que quedan marginados del palmarés. Y entre esos films queremos señalar la presencia de un parcialmente frustrado pero muy atendible film peruano: Paloma de papel, del treintañero Fabricio Aguilar quien aborda el drama de aquellos campesinos que se vieron sometidos a la doble y simultanea presión de la guerrilla de "Sendero luminoso" y del ejército que la reprimía. En este film importa más el tema que su resolución artística, siendo conmovedora la historia de ese niño campesino que secuestrado por la guerrilla y obligado mediante el terror a colaborar con la misma, posteriormente es encarcelado por esos hechos que, en plena infancia, cometió contra su voluntad.


LA PRESENCIA URUGUAYA



El cine uruguayo hizo presencia con Whisky, de Rebella y Estol, que obtuvo un par de reconocimientos por parte de jurados especiales. Las distinciones fueron para el guión de Stoll, Rebela y Gonzalo Delgado, y para la actriz Mirella Pascual.



HOMENAJES


Finalmente señalemos que tres actores del cine latinoamericano fueron objeto de merecidos y cálidos homenajes: ellos fueron el peruano Ricardo Blume, el brasileño Raúl Cortez y la uruguaya rioplatense China Zorrilla, que como cabía esperar cautivó con su magnética presencia.


BALANCE



En Lima, el cine latinoamericano demostró que puede ser artísticamente creativo, popularmente atractivo y conceptualmente profundo. Lamentablemente no llega a las pantallas en la medida de lo deseable.






POST SCRIPTUM



En un rápido y parcial vistazo al material presentado fuera de concurso y en muestras paralelas, por diferentes fundamentos se destacan:


- Diarios de motocicleta (Argentina-Brasil, de Fernando Meirelles). Reconstrucción hagiográfica de la recorrida latinoamericana de un juvenil Ernesto "Che" Guevara. Hermosos paisajes y un personaje central inconsistente e inexistente. Con Gael García Bernal y Rodrigo de la Serna.

- en la sección "Presentaciones imprescindibles", con alrededor de una veintena de títulos, hubo atracciones varias de origen no latinoamericano, destacándose: la imaginativa, vitriólica, y divertidamente chirriante Good bye Lenin, ya estrenada en nuestro país, la irregular La mala educación de Pedro Almodóvar, Los soñadores de Bertolucci, también exhibida en nuestro Uruguay, y la revulsiva Fahrenheit 9/11 del controvertido Michael Moore quien toma como eje la relación comercial entre las familias de George Bush y Bin Laden. Un ejemplo de cine desprolijo, ideológicamente panfletario y "políticamente correcto" y cautivante.

- En el rubro documentales irrumpe como título excepcional la brasileña Omnibus 174, crónica real de un ómnibus secuestrado que se convierte en un dramático thriller donde nada es ficción, dirigida por José Padilha; en la misma categoría es justo señalar la presencia Prisionero de reja de fierro, de Paulo Sacramento, dura aproximación a la cárcel de Carandirú. El jurado de documentales otorgó el máximo galardón a Salvador Allende, de Patricio Guzmán, título que no vimos.

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