Quién no conoce a Harry Potter no
ha vivido el renacer del interés
literario de los jóvenes del nuevo
milenio. En estos días no hay quien
diga que no sabe absolutamente nada sobre
el joven mago británico, ni de los
cinco libros escritos por JK Rowling o de
las tres películas realizadas hasta
la fecha, siendo la última, dirigida
por el mexicano Alfonso Cuarón, la
que está de moda en Panamá.
Ya sabemos que Harry es un estudiante de
magia en el Colegio Hogwarts de Magia y
Hechicería, huérfano de padre
y madre, que vive con sus tíos Vernon
y Petunia y con el primo Dudley, que es
una super estrella del Quidditch y que Lord
Voldemort (el inmombrable) desea eliminarlo.
Las ventas de los libros de Joanne Rowling
le han asegurado un puesto innegable entre
los británicos: es la tercera mujer
más adinerada de Gran Bretaña
y todo porque en 1990, cuando estaba esperando
en un tren que se había averiado
en el trayecto de Manchester a la estación
de King´s Cross en Inglaterra, se
le ocurrió el personaje de Harry
Potter, aunque se dice que tuvo que esperar
hasta que pudo poner por escrito sus ideas,
porque no tenía ningún bolígrafo
a la mano.
De todas formas, el éxito literario
sin precedentes permitió que Hollywood
se interesara por llevar al cine las aventuras
de Harry, dirigidas en sus dos primeras
entregas por Chris Columbus, el realizador
de Home Alone 1 y 2
/ Mi pobre angelito 1 y
2. El resultado: Harry
Potter y la piedra filosofal recaudó
975.8 millones de dólares en todo
el mundo, siendo la tercera película
más taquillera, por debajo de El
señor de los anillos: El regreso
del Rey y Titanic,
mientras que la segunda terminó recaudando
866.4 millones de dólares.
Una gran ventaja del primer filme fue precisamente
el tema de la introducción. El universo
de Harry dnetro de la óptica de Columbus
tuvo un gran efecto. Eso sí, el primero
resulta ser tan flojo como el primer libro,
pero bello y elegantemente diseñado,
fácil de consumir por niños
y adolescentes, lo suficientemente alegre
e inofensivo para los padres pudorosos y
sobre todo, lleno de encanto familiar.
Con el segundo filme, en cambio, ocurre
lo del segundo libro. Hay madurez en la
pluma de la autora y la atmósfera
se percibe más oscura en el trabajo
de Columbus. En esa ocasión, Harry
y sus amigos vuelven a Hogwarts para el
segundo año lectivo y se abre la
cámara de los secretos.
Quizás, el único problema
de este filme es la sensación de
no ver algo nuevo, aunque el material en
el cual se basa es nuevo, pues claro, se
trata de la continuación de las aventuras
del mago huérfano y sus inseparables
amigos.
Acá, los viejos conocidos se mantienen:
Los Dursley, Snape, Dumbledore, McGonagall,
Hagrid, Draco Malfoy y la familia de Ron.
La buena parte de la película es
que supera a la anterior, aunque nuevamente
se nota la falta de profundidad narrativa
desde la perspectiva de Columbus.
Ya llega la tercera entrega y tuvimos el
privilegio de apreciarla antes de su estreno
en las salas locales. En Harry Potter
y el prisionero de Azkaban hay
mayor posicionamiento literario por parte
de su escritora y un extraordinario trabajo
en la dirección de Alfonso Cuarón
(sí... el mexicano de La
princesita, Sólo
con tu pareja, Y tu mamá
también y Grandes
Esperanzas), que manteniendo la
escencia de los anteriores filmes, logra
mejor equilibrio entre lo que esperan los
lectores de la serie Potter y los fanáticos
de los filmes anteriores.
En esta tercera película, Harry Potter
(Daniel Radcliffe) se entera de que Sirius
Black (Gary Oldman) ha escapado de la prisión
mágica de Azkaban, y como él
tuvo algún grado de participación
en la muerte de sus padres, algunos temen
por la vida del mago.
¿Qué se puede esperar de esta
tercera parte? Una prolija estética
visual que combina los mejores efectos especiales
de la serie con el refinado gusto por la
buena fotografía y los detalles visuales
que adornan la saga.
El trabajo de los actores jóvenes
es hasta el momento el mejor y la participación
de Oldman le da un tinte interesante a un
personaje preciosamente humanizado tanto
en el filme como en el libro.
Acá entra Emma Thompson como una
de las profesoras, Michael Gambon reemplaza
a Richard Harris como Albus Dumbledore y
Alan Rickman se mantiene firme, brillante
y vignte como Severus Snape. Esta película
en lo que va del año ha recaudado
640 millones de dólares en el mundo
entero para totalizar 2.480 millones de
dólares en recaudaciones mundiales
de la serie completa.
Otra cosa buena: siguen las escenas de Quiddicth,
lo más entretenido de todos los filmes,
aunque no lo mejor filmado de la serie.
¿Y qué es lo que viene? El
18 de noviembre de 2005 se estrenará
Harry Poter y el cáliz de
fuego, dirigida por Mike Newell
(La sonrisa de Mona Lisa
y Donnie Brasco / Brasco).
Se sabe que los personajes principales no
cambiarán de actores, pero se espera
que se incorporen Brendan Gleeson (Troya)
como Alastor 'Ojoloco' Moody; Stanislav
Yanevski como Viktor Krum y Clemence Poesy
en el rol de Fleur Delacour.
Se supone que será la primera vez
que aparecerá la Copa Mundial de
Quidditch y regresará Myrtle la Llorona
(la de la segunda película).
Después de esta cuarta cinta, vendrá
Harry Potter y la orden del Fénix,
cuyo rodaje ya tiene fecha de incio, pero
no se ha anunciado quién será
su director, aunque Jason Isaacs regresa
como el papá de Draco Malfoy.
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