
El cojonudo,
de Federico Álvarez
Durante los días 2, 3 y 4 de diciembre
de 2005 tuvo lugar en el cine Cantegril
el IV Festival de Cortos y Largos de Punta
del Este, organizado por mALCINE: Taller
de Cine Independiente de Maldonado, que
reunió trabajos de varios países
y hasta de departamentos uruguayos, y con
especial hincapié en la parte de
cortometrajes, donde el evento se tornó
competitivo.
Para destacar
hubo tres cosas: el buen nivel, en general,
de los trabajos seleccionados, el hecho
de que algunos de estos provenía
de gente muy joven, y finalmente que, como
tantas veces, quedó demostrado que
las ideas son más importantes que
los lujos de producción al momento
de ser realizado un trabajo.
Lamentablemente,
la gente no acompaño en el número
esperado para esta ocasión, algo
frecuente en eventos de esta naturaleza,
pero no necesariamente por falta de difusión
o precios de las entradas (de hecho el festival
siempre fue con entrada libre). Los propios
organizadores nos confesaban que cuesta
mover un poco a la gente en Maldonado como
para que asista a un evento de estas características.
La organización
fue buena e incluso se realizó un
intervalo el día sábado, donde
pudimos compartir junto a colegas y cineastas
una taza de café con un rico budín
casero. Lejos de las superproducciones y
despliegues, se notó el gran esfuerzo
de un puñado de personas, casi todos
de Maldonado, que apuntaron a armar un evento
donde el buen cine estuviera presente, incluso
el del interior del país, de donde
se vieron trabajos de la localidad fernandina
y también del departamento de Colonia.
LA MANO VINO MOVIDA...
El festival
comenzó el viernes con Furtivo,
del argentino Nicolás Tannchen (presente
en el festival), largometraje donde un joven
va compartiendo experiencias con cuatro
mujeres. Un trabajo de cuidada elaboración
visual, de búsquedas de indentidades
y sensaciones, que compone un retrato sensible
y maduro, de real interés y que se
inscribe perfectamente entre uno de los
puntos altos dentro del creciente cine argentino.
A partir
de las 20:30 se exhibieron los más
nuevos trabajos del grupo Área 4,
compuesto por estudiantes de la Escuela
de Cine del Uruguay, quienes volvieron a
sorprender con mucho humor y toques bizarros,
derivados en parte de los primeros trabajos
de Peter Jackson y Sam Raimi, algo a lo
que también se habían adherido
los integrantes argentinos de la productora
FARSA.
De aquí
salieron dos premios del jurado (integrado
por Enrique Raymondi, Rosario Infantozzi
y Alberto Farina): el primero para Les
escaliers fruitiers, de Maximiliano
Contenti, un ingenioso trabajo de apenas
sesenta segundos donde la mayor parte del
tiempo se ven distintas frutas que van cayendo
de una escalera... hasta el último
plano, donde se sale de la armonía
y hasta lo experimental, y todo cobra sentido.
El segundo
al que hacíamos referencia es El
viscoso ataque de la supermosca humanoide,
de Manuel Facal, oriundo de Maldonado y
que recientemente se hizo acreedor a una
mención (Mejor Corto Bizarro) con
Romeo contra la muzarella lisérgica
asesina, en el pasado festival
de cine Buenos Aires Rojo Sangre. También
aquí obtuvo una mención del
jurado.
De Pablo
Praino, otro de los fernandinos que integra
Área 4, se vieron Una de
kung fu, Otra de kung fu
y Otra más de kung fu,
desopilante trilogía que incluye
premio en el concurso Video Relámpago
(a Una de kung fu, organizado
por Cinemateca Uruguaya) y mucho humor,
acción y, por supuesto, artes marciales.
El especial
culminó con la exhibición
de Achuras, largo de Manuel
Facal considerado como la primera película
de zombies uruguaya.
Cerca de
la medianoche llegó el turno de una
de las mejores películas de terror
hechas en los últimos tiempos en
Argentina: Habitaciones para turistas,
del español (radicado en La Plata)
Adrián García Bogliano, donde
un grupo de jovencitas se ven varadas accidentalmente
en un solitario pueblo del Gran Buenos Aires
y a merced de lo que parece ser un despiadado
asesino serial. Una labor donde se pueden
apreciar las múltiples influencias
de directores italianos, como Lucio Fulci
y Darío Argento, filmada completamente
en blanco y negro, y con un resultado sorprendente,
que le han valido varios premios y también
la posibilidad a su realizador de ir a filmar
a Los Ángeles.
Lamentablemente,
y por atrasos imprevistos, la película
de nuestro compatriota Ricardo Islas, Para
matar a un asesino, exhibida con
buen suceso en FantaPiria (Piriápolis
de Película II) no pudo ser exhibida,
quedando probablemente para otra ocasión.
... Y CON BASTANTES NOVEDADES

La rampa,
de Lorena Fernández Cóppola
El sábado 3 la jornada comenzó
más temprano que el día anterior,
con la proyección de Abre
el Helvético, del santafesino
Juan Carlos Arch, documental que rinde un
cálido tributo al viejo recinto coloniense
del título, a propósito de
la lucha de los habitantes de Nueva Helvecia
por reabrir el único cine del pueblo,
que dicho sea de paso ha vuelto a dar funciones
con cierta regularidad.
Luego siguió
una tanda de cortos, que se inició
con el argentino La rampa
(mención del jurado) de Lorena Fernández
Cóppola, a propósito de la
relación, a través del chat,
entre una mujer que ha tenido un accidente
y camina con muletas, y un hombre mayor
que está en silla de ruedas y trabaja
en un museo.
La función
prosiguió con dos cortos mexicanos:
Gabriela, de Mario Corona,
sobre historia de padres contada por una
niña que todavía no nació
y que como novedad incluye imágenes
de Montevideo y Punta del Este, además
de Por mérito, de
Mauricio Flores.
De Brasil
se vio probablemente uno de los mejores
cortos del festival: Domingo,
de Joana Luz y María Clara Terra
Escobar, que gira sobre una apreciada señora
mayor que viaja en ómnibus por la
ciudad, saludando a vecinos y amigos del
barrio. La última toma, sin embargo,
cuando llega a su casa y vemos su rostro
frente al televisor, denota otro panorama,
vinculado a la rutina, la soledad y el aislamiento.
Luego llegó
el turno de dos trabajos colonienses: Frutos,
de Domingo Rodríguez, y uno salido
del Taller de Cine Colonia Este: Un
paréntesis. El primero se
centra en un joven al que siempre le empieza
a ocurrir lo mismo, día tras día:
va caminando de noche por una plaza y le
cae una manzana de algún lado y en
el mismo lugar. Un dicho sobreimpreso en
el final dará sentido a todo lo visto...
Fue otra de las que obtuvo premio.
Algunos
escalones por encima se encuentra la segunda
obra, sobre una hermana en silla de ruedas
que advierte a la mayor de los peligros
de la calle. Durante un viaje en ómnibus
ocurre un insólito hecho donde un
joven es despojado de su reloj... por la
propia mujer. A veces la falta de memoria
o más bien la paranoia puede jugarnos
una mala pasada. Otro de los puntos altos
del festival, realizado por alumnos residentes
en Nueva Helvecia, algunos de los cuales
estuvieron presentando el trabajo ante el
público.
La segunda
tanda de cortos de la tarde se destacó
por la vistosa, cómica y hasta algo
bizarra producción nacional de París
Texas titulada El cojonudo,
de Federico Álvarez, con actuaciones
de Walter Reyno y Noelia Campo, y con momentos
de notable humor más una cuidada
y llamativa fotografía. La obra,
premiada por el jurado, nos muestra a una
pareja de jóvenes que se topa con
un hombre misterioso, quien cuenta la historia
del sujeto del título, un delirante
español que lleva consigo una suma
de dinero y que es albergado por una extraña
familia en el campo, luego de quedar varado
en la ruta.
De Uruguay
también se exhibieron los cortos
de Juma Fodde, que se caracterizaron por
sus respectivos cortes experimentales y
de forma: Dame la vida,
La máquina del arte
(con voz en off de Roberto Fontana) y especialmente
Un viejo gordo inglés,
otro más salido del Video Relámpago
y que homenajea al maestro británico
Alfred Hitchcock, a propósito del
famoso McGuffin. A lo largo de los repartos
pudimos notar la presencia de Hugo Angelelli,
autor de un par de cortos cercanos a la
línea de cine-arte de Fodde que recordamos
de anteriores ediciones del Espacio Uruguay:
No Fear y Audiovisual
Performer.
Y de Argentina
se vieron dos documentales: Creo,
de Federico Peretti (el de Oscura
noche), y Eremítico,
de Ignacio Laxalde (codirector de Después
de recién, premiado como
Mejor Corto en Buenos Aires Rojo Sangre
2005) y Pablo A. Díaz, ambos de atendible
nivel (el otro trabajo argentino en programa,
Happy Cool, de Gabriel
Dodero, no pudo ser exhibido).
El primero
sobre un hecho lamentable ocurrido durante
la dictadura militar argentina; cinco religiosos
de la comunidad de Palotina habían
sido brutalmente asesinados en la parroquia
de San Patricio, situada en el barrio porteño
de Belgrano. El joven organista, que sigue
estando en el lugar, Rolando Savino, fue
quien encontró de niño los
cuerpos sin vida, y Peretti, a casi tres
décadas de la tragedia, salió
en busca de su testimonio, para dar forma
a un conciso, medido y sustancial retrato
de aquellos hechos, que aquí parten
de ese músico dolido que a la vez
intenta mantener viva la memoria de quienes
le dejaron valiosas enseñanzas en
la vida. El corto se hizo acreedor de una
mención del jurado.
Eremítico
fue otro de los puntales del festival, con
su retrato de un indigente que vive en una
cueva y que es registrado en sus salidas
y paseos por las frías (en todo sentido)
calles de la ciudad, rodeado de sus únicos
amigos, los perros. Muy bien fotografiada,
con un ojo atento para las reacciones y
los pequeños gestos, planos representativos
de una vida que deja sacar al espectador
sus propias conclusiones, más allá
de algunas contemplaciones presentes que,
lejos de una postura imparcial, cuadran
tranquilamente dentro del retrato.
Y finalmente,
antes de la exhibición del gracioso
corto exhibido en circuito comercial, Fábrica
de enanos, de Diego Fernández,
de la galardonada Whisky,
de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, y del
interesante documental Vientos de
octubre (que recoge encuestas y
da un panorama sobre las Elecciones Nacionales
de 2004), de Daniel Amorín y Adriana
Nartallo, llegó el momento de más
trabajos uruguayos pero provenientes de
estudiantes de mALCINE: Sinónimas
(premio especial del jurado), de Mauricio
Dibarboure, y Que estés bien
(mención del jurado), de Mercedes
Bosco, ambos presentados por sus propios
realizadores y capaces de reflejar inquietudes
adolescentes a través de creativas
y sorprendentemente maduras perspectivas
(algo parecido se había notado también
en algunos trabajos de adolescentes pertenecientes
a DODECÁ, vistos a principios de
este año).
La historia
de tres jóvenes (dos varones y una
mujer) con sus respectivos problemas y preocupaciones
(comunes al terceto protagonista) es el
eje de Sinónimas,
una obra que proyecta universos con conflictos
y desconciertos, acentuados cuando se piensa
que los mismos afectan sola y exclusivamente
a uno mismo.
Que
estés bien fue otro de los
que llamó la atención. Yendo
hacia atrás y sin diálogos,
cuenta la historia de una muchacha afectada
por la muerte de su madre que va corriendo
por la calle hacia la playa. A partir de
ahí se muestran recuerdos, donde
figura la relación de la joven con
su progenitora y desde niña. Se trata
de otro valioso trabajo donde las emociones
se hacen presentes, y donde la imagen y
la música se complementan con un
atento empleo del lenguaje, especialmente
del montaje realizado.
LA ENTREGA DE PREMIOS Y ALGO MÁS

Habitaciones
para turistas,
de Adrián García Bogliano
Antes de la ceremonia de entrega de premios
pudimos ver algunos cortos españoles,
entre los que destacamos a la vistosa y
multipremiada Escarnio,
de Raúl Cerezo (que aquí obtuvo
una mención), que se inspira en La
gallina degollada de Horacio Quiroga;
y a El niño que jugaba con
los trenes de Jorge Blas, un entrañable
y a la vez dramático retrato de un
pequeño que vive en el campo y que
está obsesionado por los trenes,
a tal punto que llega a poner en riesgo
su propia vida con tal de cumplir su sueño.
Lamentablemente se nos escaparon algunos,
como por ejemplo Contratiempos,
de Antonio Gómez Olea, que logró
una mención del jurado.
Luego de
los premios y menciones, que detallamos
más abajo, se exhibió la polémica
Ruido, del uruguayo Marcelo
Bertalmío, resistida más por
la crítica local que por el público
nacional que la vio al momento del estreno
y que acaba de ganar un premio en Valladolid,
España. Con dicho film se cerraba
una nueva edición del festival.
PRIMER PREMIO: Les
escaliers fruitiers, de Maximiliano
Contenti
SEGUNDO PREMIO: El cojonudo,
de Federico Álvarez
TERCER PREMIO: Frutos,
de Domingo Rodríguez
Premio Especial: Sinónimas,
de Mauricio Dibarboure
Menciones
del jurado:
a Creo, de Federico Peretti;
a El viscoso ataque de la supermosca
humanoide, de Manuel Facal; a La
rampa, de Lorena Fernández
Cóppola; a Contratiempos,
de Antonio Gómez Olea; a Escarnio,
de Raúl Cerezo; y a Que estés
bien, de Mercedes Bosco.
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