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Algunos apuntes sobre Reus
CRÓNICA DE LA DESOLACIÓN


por P. M.








Comienzo esta pequeña nota acerca del film uruguayo Reus, - aludiendo al desenlace -; opus definido por sus realizadores y guionistas (Alejandro Pi, Pablo Fernández, Eduardo Piñero) como un policial de barrio, al cual se sumaría un fuerte y profundo entrelineado social, que se resuelve en una imagen final desoladora, la de un niño pequeño que ha logrado "salvarse" de la violencia, escondiéndose; para luego caminar solitariamente, sorteando los obstáculos que le oponen las diferentes azoteas, víctima de dos códigos que se han venido enfrentando en el devenir fílmico, el de su "familia", y el del comerciante judío más influyente dentro de la ficción. A ellos se sumaría la droga, la pasta base que ha llegado al barrio montevideano, y ha encontrado en los muchachos que integran la banda de su padre, apodado "El Tano", algún adicto, tal vez porque formar parte de una "familia" inmersa en lo delictivo, en la negación del futuro, es casi la misma alienación que le proporciona la letal drogadicción.


De aquí que en diversas entrevistas, los realizadores expliciten la influencia - salvando las distancias - de un film del director italiano Matteo Garrone, titulado Gomorra, que documenta un submundo marginal mafioso, en el cual la droga movía los hilos de la trama, un laberinto "sin centro", que está presente en el subtexto de Reus, además del rol protagónico que se le confiere a la cámara, un personaje más a la altura de los agonistas.


Otros referentes de este realista film coral uruguayo, pasarían por títulos como El Padrino, Ciudad de Dios, Un oso rojo, haciendo muy explícita la admiración de los tres directores a cierta filmografía del maestro italo-americano, Martin Scorsese.


Los hacedores eligieron en gran parte, a actores no profesionales (que tuvieron su cuota de improvisación en el libreto), para una puesta en escena, que tiene por momentos una entonación documental. Tomas aéreas registran diversos barrios montevideanos, hasta llegar y bajar en el barrio Reus, un espacio donde los inmigrantes europeos se asentaron desde larga data, con sus grandes y pequeños comercios, que coexisten con deteriorados conventillos, con sus pasadizos oscuros y ocultos.


La música popular - la cumbia villera, el rap - acompaña los momentos festivos y/o fatídicos con gran solvencia. Hay que destacar el habla de los muchachos de la banda que responden a "El Tano", y la de otros, "tercamente heridos por la vida", que transitan hacia las bocas de pasta base, y se comunican lingüísticamente con un realismo arrollador en sus expresiones, en sus jergas, que necesitan en ocasiones, decodificarse.


El mítico "Tano" en su soledad, recién salido de su experiencia carcelaria, es el primero que advierte el flagelo de la droga, que intenta detener, sin lograrlo. Así como el entorno ha cambiado, las fracturas que la cárcel ha causado en su vida, acrecientan su sed de venganza contra don Elías (Walter Etchandy), el comerciante judío más poderoso de la zona, que deberá saciarse por el brumoso pasado.


Las imágenes que retratan al "capo" y su pequeña y "gran" familia constituyen un logro mayor en sus rituales corporativos o de pertenencia. "El Tano" es un personaje muy rico en matices más allá de su marginalidad cultural, encarnado con gran maestría por el actor Camilo Parodi.


El retrato de don Elías, de su familia y el de los otros comerciantes de la colectividad judía que él lidera, por momentos se resuelven humorísticamente. Para poder seguir con sus negocios, tendrán que acudir a la venalidad de la policía y de los para-policías, ya que la delincuencia ha traspasado el código de no robar en el barrio.


Una humilde sinagoga - la primera, curiosamente fundada por su abuelo -, será el ámbito en el cual se desarrollará la ceremonia del "bar mitzvah", en la cual el joven Leonardo, hijo de Elías, asumirá la responsabilidad de mantener durante su vida, una serie de valores y tradiciones religiosas muy relevantes. Paralelamente, vemos a "Chirolita", un drogadicto, un don nadie, un desclasado, que está siendo torturado salvajemente. De aquí en adelante, las imágenes muestran la peripecia de "El Tano" y sus familias - en una suerte de espiral de violencia muy bien pautada en su desmesura - que sólo se aquietará con la muerte. Los contrastes se acentúan y oscurecen el espíritu del espectador, ya que los realizadores lo enfrentan con realidades que existen en su circularidad, en su desesperanza, más allá de la ficción.


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