
Título original: Crocodile
Dundee in Los Angeles
País y año de producción:
Australia / Estados Unidos, 2001
Dirección: Simon
Wincer
Guión: Matthew Berry
y Eric Abrams, basado en los caracteres
creados por Paul Hogan para Cocodrilo
Dundee (Peter Faiman, 1986)
Con: Paul Hogan, Linda
Kozlowski, Aida Turturro
Duración: 92 minutos
Calificación: Apta
para todo público
Género: Aventura
/ Comedia
Sitio Web: http://www.crocodiledundeeinla.com/
Reseña argumental: El australiano
Paul Hogan vuelve a hacer de las suyas en
esta tercera parte de aquella exitosa película
cuya secuela fue un desastre. Ahora el aventurero
(y ya veterano) Mick Dundee se dirige al
lugar del título junto a su hijo,
donde se enterará de varias cosas
de la vida salvaje, tanto animal como urbana...
Dirige otro australiano: Simon Wincer (Harley
Davidson y el Marlboro Man, Liberen
a Willy, El Fantasma).
También aparece en el reparto la
actriz Linda Kozlowski (que sigue tan linda
como hace dieciséis años).
Curiosidades:
Cocodrilo Dundee en Hollywood
(2001) estuvo nominada a Peor Película
en la pasada edición de los Premios
Frambuesa de Oro; el "galardón",
al final, se lo terminó llevando
una película de Tom Green.
Paul
Hogan había participado en el libreto
de las primeras dos entregas de la saga.
Aquí es co-productor. También
ha reconocido su inspiración para
el famoso personaje en la película
Tarzan´s New York Adventure
(Richard Thorpe, 1942), donde Johnny Weissmuller
era llevado a la fuerza, por los malvados
dueños de un circo, a la ciudad del
título original.
Cocodrilo
Dundee (Peter Faiman, 1986) estuvo
nominada al Oscar a Mejor Guión Original,
pero no ganó.
Cocodrilo
Dundee en Hollywood comienza con
tomas de la rica fauna australiana, algo
que siempre ha estado en la mente de Hogan,
quien apoya la preservación de la
misma.
A NO COMERSE
LA PASTILLA
Esta película
representa la vuelta de Paul Hogan al cine,
luego del éxito de Cocodrilo
Dundee y un par de fracasos que
lo llevaron a alejarse varios años
del negocio hollywoodense. Lo mismo para
su actual esposa Linda Kozlowski, cuyo último
papel de renombre fue uno hecho para la
flojísima remake de Village
of the Damned (Wolf Rilla, 1960),
dirigida por el maestro John Carpenter en
1995. En cuanto al australiano Simon Wincer,
como que también pasó por
una situación similar, aunque con
un poco más de suerte, gracias al
éxito de Liberen a Willy
(1993).
Es casi
imposible que exista una persona que haya
visto las dos partes anteriores (la primera
divertidísima, la segunda un desastre)
y que a la vez llegue a imaginar el resultado
inesperado de esta tercera parte. Una sorpresa
más que bienvenida; ni comedia reidera
ni secuela olvidable; simplemente una patada
sin anestesia a ese mismo mundo del espectáculo
que primero se aprovechó del cuarto
de hora de Hogan y señora, y luego
los largó como si nada. La película
representa a personajes reales que van desde
aquellos que se mueven en el negocio en
busca de contactos y gente con dinero hasta
esos otros (muchas veces parásitos)
que dominan la pelota y que tratan a sus
súbditos como muñecos (casi
descartables) al servicio de un producto
que se espera sea taquillero. Por supuesto
que la película de Wincer (con un
más que aceptable guión, obviamente
asesorado por el propio Hogan, por más
que no aparezca en los créditos)
no maneja la sutileza empleada por Robert
Altman en Las reglas del juego
(1992; sobre novela de Michael Tolkin) pero
sí se encarga de dejar las cosas
bien claras, directamente y apuntando a
la médula del asunto.
Cocodrilo Dundee en Hollywood
no anda con muchas vueltas. Hogan se ríe
hasta de sí mismo, visto en la "zona
del chocolate" (presten atención
a lo que Linda Koslowski habla sobre el
tema de las secuelas), haciendo de extra,
entrenador de animales, estrella inconsciente
de noticieros sensacionalistas (compuestos
por noticias que venden publicidad), héroe
por accidente en una carretera, y héroe
intencional en Los Ángeles, como
en numerosas comedias de aventura. Este
último rótulo, precisamente,
no es tanto una mera fachada (la película
tiene sus cuotas de comedia, aunque no posee
la misma gracia que el film original) sino
algo que se mezcla con una contundente crítica
hacia el circo hollywoodense (ruido y discriminación
en las filmaciones, en la calle, en las
fiestas, en las avant-premieres; tanto tienes
tanto vales).
Respecto a los famosos premios Frambuesa
de Oro (esta película fue una de las nominadas) cabe acotar
que los encargados de dicho evento anual dan a veces en el clavo,
a la hora de elegir las peores, y en otras le erran fulero (como
cuando eligieron a El Proyecto Blair Witch o con
la mismísima Cocodrilo Dundee en Hollywood).
Es fácil deducir el por qué del asunto, claro; los
propios estadounidenses no se bancaron la crítica hecha por
un grupo de australianos que antes era algo y que ahora, desde el
punto de vista taquillero, ha pasado casi al olvido.
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