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ENLACE MORTAL


Título original
: Phone Booth
País y año de producción: Estados Unidos, 2002
Dirección: Joel Schumacher
Guión: Larry Cohen, basado en el corto de Paul Hough, End of the Line (1996).
Con: Colin Farrell, Forest Whitaker, Katie Holmes
Duración: 81 minutos
Calificación: No apta para menores de 12 años
Género: Thriller
Sitio Web: http://www.phoneboothmovie.com/



Reseña argumental: Una llamada telefónica puede cambiar tu vida, pero para un hombre también puede ser el fin de la misma. El thriller, que se desarrolla totalmente dentro y alrededor de los confines de una cabina telefónica neoyorquina, narra la historia de Stu Shepherd, un asesor de medios, quien queda atrapado después de que su interlocutor, un asesino en serie que tiene un rifle apuntándole, le dice que lo aniquilará si cuelga el teléfono.

El director Joel Schumacher es conocido por trabajos como Todo por amor (1991), Un día de furia (1993) y Ocho milímetros (1999). Por su parte, el veterano guionista Larry Cohen ha dirigido películas como la saga de El monstruo está vivo, Q: La serpiente alada (1982) y The Stuff / La cosa (1985).

Curiosidades: La película fue filmada en 12 días (en Los Ángeles). Y el libreto le llevó a Cohen un mes.


El propio Larry Cohen le había planteado a Alfred Hitchcock la realización de un film que girara alrededor de una cabina telefónica, pero el maestro británico se negó, ya que era imposible mantener el interés del espectador si no se conseguía algo más que lo atrajera. A fines de la década del ´80 se le prendió la lamparita a Cohen: hay que agregar un francotirador. Curiosamente, más de un lustro después un estudiante de cine neoyorquino realizó un corto (End of the Line) que sería el inspirador final para esta película.

El estreno fue postergado hasta más de medio año después (a partir de fines noviembre 2002), debido al caso del francotirador que estaba causando pánico en Maryland, Virginia y Washington D. C. (Estados Unidos).





LA CABINA DE LA VERDAD


El análisis de esta película implica muchas cosas, que en realidad llevarían a un informe especial donde ya no solo se vería lo que trata esta cinta de Schumacher y todo lo vinculado a una carrera (con ciertos destellos incluidos) sino también a la figura del guionista, el veteranísimo Larry Cohen, uno de los pocos maestros vivientes de la clase B que le va quedando al cine norteamericano y también una de las personas más inteligentes y menos valoradas. Junto con su camarada William Lustig, otro capo del bajo presupuesto, han sido dos de los absolutamente desconocidos (y malentendidos) por la crítica elitista nacional. Otro tema que da para largo, por cierto, en especial cuando no hace mucho se tildó a una de las películas de Lustig (Vigilante) de "terraja".


Ahora bien; uno se pregunta por qué cuando aparece un guionista o director rebelde o transgresor se lo respeta más que a uno moralista y que pretende denunciar los males de una sociedad cada vez más lacra, como la norteamericana y en el caso de esta Enlace mortal. La carrera de Schumacher, precisamente, ha sido bastante subestimada y algunas de sus buenas películas fueron aceptadas pero con una infaltable sonrisa irónica, a excepción, claro, de Un día de furia (1993), quizá su film más provocador y también de los mejores que ha hecho, junto a 8mm (1998), donde, más allá de las similitudes argumentales con Tesis (1996), del chileno Alejandro Amenábar, también se reflejaba el dolor de algunos personajes por situaciones anómalas cuyos protagonistas eran fiel reflejo de un panorama decadente y a la vez transmitido con el mismo impacto que su guionista Andrew Kevin Walker aplicara para Seven: Pecados capitales (David Fincher, 1995).


Es innegable que una de las raíces de Enlace mortal se encuentra en Dimensión Desconocida, la memorable serie televisiva creada por Rod Serling a fines de la década del ´50 y en donde muchas historias contenían cierto aspecto moralista y denunciante ya no solo sobre los males de la sociedad sino también sobre lo que nos iba a deparar el futuro si algunas actitudes del propio ser humano no cambiaban. Y esto tiene gran relación con el perfil del hombre que amenaza al protagonista (Collin Farrell, de sorprendente actuación) desde un edificio. Por otro lado tenemos la estupenda labor de Cohen, resaltando esa fauna neoyorquina, esas calles, esos pequeños movimientos y detalles de una selva urbana que él conoce a la perfección, que la absorbe y la vuelca hasta con calidez, si se quiere, en libretos que recuerdan a ejercicios (suyos) blaxploitation como El padrino de Harlem (1973) y secuela (Infierno en Harlem). Hay que ver lo que son algunos de los personajes secundarios y la manera en que Schumacher logra interpretar el libreto e incluso mantener una tensión permanente durante el relato, dentro de espacios herméticos a los que se les saca mucho jugo.


De Cohen hay muchísimo para decir (insistimos; se iba a hacer un informe pero por cuestiones de tiempo no se pudo) y que tienen estricta relación con su labor como guionista, donde nunca dejó de quejarse muy sutilmente de cosas que van desde médicos y hospitales hasta la publicidad, el consumismo y los efectos de la televisión, sin olvidar esa crisis de valores humanos que cada tanto han aparecido dentro de los múltiples trabajos que ha realizado, la mayoría demasiado interesantes; otros por el pancho y la coca.


Alejandro Yamgotchian


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