
Título original: Mystic
River
País y año de producción:
Estados Unidos, 2003
Dirección: Clint
Eastwood
Guión: Brian Helgeland,
basado en la novela de Dennis Lehane
Con: Sean Penn, Tim Robbins,
Kevin Bacon
Duración: 137
minutos
Calificación:
No apta para menores de 15 años
Género: Drama
/ Misterio
Sitio Web: http://mysticrivermovie.warnerbros.com/
Reseña argumental: Cuando
eran niños creciendo juntos en
la sección peligrosa de Boston,
Jimmy Markum (Sean Penn), Dave Boyle (Tim
Robbins) y Sean Devine (Kevin Bacon) se
pasaban los días jugando a la pelota
en la calle, del mismo modo que la mayoría
de los niños de su vecindario de
clase obrera de la zona este de Buckingham.
Casi nunca pasaba nada en su vecindario.
Así fue, hasta que Dave fue obligado
a dar el fatídico paseo que cambiaría
sus vidas para siempre.
Veinticinco años después,
los tres vuelven a ser reunidos por otro
evento que les cambia la vida - el homicidio
de la hija de 19 años de Jimmy.
Sean, que ahora es policía, es
asignado al caso, y él y su compañero
(Laurence Fishburne) tienen la responsabilidad
de resolver el crimen aparentemente sin
sentido. También deben mantener
a Jimmy bajo control porque éste
se ha convertido en un hombre impulsado
por la ira violenta a encontrar al asesino
de su hija.
Conectado al crimen por una serie de
circunstancias, Dave se ve obligado a
enfrentarse a los demonios de su propio
pasado. Estos demonios amenazan con destruir
su matrimonio y todas sus esperanzas para
el futuro. A medida que la investigación
se concentra en estos tres amigos, se
despliega una siniestra historia que tiene
que ver con la amistad, la familia y la
inocencia perdida demasiado pronto.
El director Clint Eastwood es conocido
por haber dirigido muy elogiadas labores
como Bird (1988), Los
imperdonables (1992) y Los
puentes de Madison (1995). Por
su parte, el guionista Brian Helgeland
también realizó films como
Revancha (1999) y Corazón
de caballero (2001).
ALAS CORTADAS
Este nuevo drama de Clint Eastwood puede
que sea uno de los más llamativos
de su carrera, pero no por su sobrado
talento sino por su alarmante resultado.
Ni siquiera vale la pena entrar en un
análisis medianamente profundo,
ya que Río místico,
sin nombres de actores populares ni directores
famosos pasaría sin tanta repercusión
e incluso se estrenaría directo
a video, como para que luego la televisión
la exhiba en canales como el Hallmark
o dentro del montón de truchadas
que suele emitir HBO.
¿Por qué decimos esto? Porque,
antes que nada, para hacer una obra maestra
no alcanza con filmar como los dioses,
sino también crear una historia
algo solvente para después saberla
llevar. El caso del aquí guionista
Brian Helgeland (en cuyo currículum
hay muchas más verdes que maduras)
es algo patético; una adaptación
sumamente endeble y muy poco original.
Y no es que uno vaya a marcarlo por sus
mediocres antecedentes como director (Revancha,
Corazón de caballero)
o bien libretista (Pesadilla
4: El amo de los sueños,
de lo peor de la saga de Freddy Kruger;
La llamada del diablo, aprovechando
la fama de Robert Englund; Asesinos,
junto a los hermanos Wachowski; El
mensajero, con Frambuesa
Dorada a Peor Guión incluida, bajo
dirección de Kevin Costner), donde
también aportó, eso sí,
alguna cosa interesante como coguionista
en Los Ángeles al desnudo
(1997), con participación (fundamental)
del propio director Curtis Hanson en el
libreto, y que le permitió a Helgeland
ganar un Oscar de la Academia. El tema
es que aquí construye una historia
por momentos extensa, que ya se vio en
infinidad de ocasiones y hasta algo similiar
a Deuda de sangre (2002),
anterior film de Eastwood, donde el juego
de descubra al asesino estaba implícitamente
latente, igual que en Río
místico, solo que en Deuda...
había una relato mejor hecho, un
realizador más inspirado y actores
que no sobreactuaron, como el caso del
aquí completamente desquiciado
en obtener su primer Oscar a Mejor Actor,
Sean Penn
Río... termina
convertida, más bien, en una película
de actores, de personajes marcados por
tragedias, donde el de Tim Robbins es
víctima de una situación
sumamente simple e impuesta como a la
fuerza (la violación de niño),
muy poco creíble al momento de
manifestar los traumas que la misma le
dejó una vez adulto, a la hora
de justificarlos o bien de canalizar el
desconcierto y la bronca reprimida a través
de predilecciones por ver películas
de terror en la televisión o incluso
de haber sido un ávido lector de
historietas; algo que ya está lindando
hasta con lo bizarro, de tan ridículo
que es. Claro que, siempre dentro de los
actores principales, el de Kevin Bacon
es el más redondo, el menos malo,
a pesar de esa mujer misteriosa hablando
por teléfono y a la que no se le
ve el rostro; debe ser de lo más
mal resuelto de toda la película,
junto con un cadáver que aparece
recién cuando ya está todo
develado.
Alguien llegó a decir irónicamente
que Eastwood debió haber firmado
como Alan Smithee (seudónimo usado
por directores no conformes con el desarrollo
y resultado final de una película),
pero no lo hizo; él, como dueño
de la productora de Río
místico, Malpaso, debió
haber supervisado y hasta aportado algo
a esta historia aunque seguramente, y
muy en el fondo, por ahí es consciente
de que ésta no es ni por asomo
una de sus mejores películas, por
más Oscars e inexplicables elogios
que le puedan llover.