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JAPÓN


Título original
: Japón
País y año de producción: Alemania / Holanda / México, 2002
Dirección: Carlos Reygadas
Guión: Carlos Reygadas
Con: Alejandro Ferretis, Magdalena Flores, Yolanda Villa
Duración: 132 minutos
Calificación: No apta para menores de 15 años
Género: Drama





Reseña argumental: Un pintor parte de la ciudad de México a una remota zona rural para preparar su muerte. Allí se encuentra con una vieja viuda india en su hogar destartalado, con vista a un cañón desolado. En la vastedad de una naturaleza salvaje, que quita el aliento, el hombre confronta la infinita humanidad de la anciana y oscila entre la crueldad y el lirismo. Sus sentidos embotados vuelven a él, despertando sus deseos e instintos por la vida y una cruda sexualidad.

Curiosidades: Una de las cosas por las cuales se ha hablado mucho de esta película en el extranjero es la escena sexual entre el protagonista y la anciana con la que se encuentra.


Ninguno de los actores que aparece en pantalla es profesional.






EL UNIVERSO CREADO


Si hay una película que puede ubicarse y con total justicia en la cima del llamado nuevo cine mexicano del último lustro esa es Japón. Desde el drama ridículo de El crimen del Padre Amaro (Carlos Carrera, 2002) hasta interesantes (aunque muy sobrevaloradas) propuestas como la de Alejandro González Iñárritu en Amores perros (2000) esta Japón de Carlos Reygadas se coloca en un nivel muy superior y en varios aspectos.


Dejando de lado las (muchas veces odiosas) comparaciones este ejercicio cinematográfico es algo muy distinto. La estética empleada para armar una cuidadosa composición de imagen, un tono experimental y con notorio peso en contenido, cierta transgresión, y una innegable sensibilidad forjada en base a golpes durísimos, tomados de una ficción que se torna cada vez más real, nos dejan una obra de dimensiones mayores.


No es difícil rastrear cierto aroma al maestro ruso Andrei Tarkovsky, desde la propia presentación (Solaris Film) hasta un pequeño tributo a Solaris (1972): el pintor que se dirige hacia algún lugar, lejos del caos urbano y la modernización, va transitando por un túnel idéntico, repleto de automóviles, al de aquel
astronauta que iba rumbo a la estación espacial del film soviético. Aparte, claro, hay cierta conexión espiritual, además de varios simbolismos, que se integran a este gran paisaje seco y rocoso, desencadenante, en gran parte, del torbellino interior que se va generando en el protagonista.


Pero el hombre va a matarse a un hipótetico lugar (puede ser México, Japón o Libia), donde el espectador, lentamente, va siendo testigo de un entorno muy árido, en numerosos aspectos. Reygadas crea un universo único, donde tanto seres humanos, como paisajes, animales y hasta insectos tienen su lugar. Una historia muy simple, que no pretende tanto contar acción alguna sino más bien registrar lo que pasa por el interior de los dos personajes principales de la película: el pintor y la anciana que le da un lugar en su humilde hogar. Hay, sin embargo, un aliado, un complemento perfecto en el resto de esos seres vivos (humanos, vegetales, animales) que son testigos de cómo el hombre va encontrando cierta lógica, sentido a las cosas, en especial a partir del encuentro con esa señora mayor. Y también hay inconformismos, problemas aparentemente difíciles de resolver, personas que ya están jugadas y sin esperanza alguna (otra de las co-productoras de Japón: No Dream Production), entre mucha hostilidad y escasa calidéz, dentro de un entorno que también se hace sentir.


Las visiones del protagonista se intercalan con las de la mujer mencionada y con las del propio Reygadas, como parte de ese singular contexto, con tomas fuera de foco, entre cierto nerviosismo, misterio y desconciertos varios, una eliminación completa del audio que da paso a lo onírico y también a la propia reflexión, silencios cómplices y abrumadores, una banda sonora de ribetes trágicos, y un último y larguísimo plano, digno de los grandes maestros del séptimo arte. Y hablando de cine, siguiendo un poco esa clásica recomendación de ver en pantalla grande materiales que se destacan por su espectaculridad, Japón también es una película para vivir y disfrutar en cine, pero por ser una experiencia única y reveladora, inquietante y agradablemente perturbadora, de lo mejor que ha llegado a salas uruguayas en lo que va del corriente año.


Alejandro Yamgotchian


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