
Título original: White
Noise
País y año de producción:
Canadá / Estados Unidos / Inglaterra,
2005
Dirección: Geoffrey
Sax
Guión: Niall Johnson
Con: Michael Keaton,
Chandra West, Deborah Kara Unger, Ian
McNeice, Sarah Strange
Duración: 101
minutos
Calificación:
No determinada, a la fecha de estreno
(en Argentina: No apta para menores de
13 años)
Género: Terror
Sitio Web: http://www.whitenoisemovie.com/
Reseña argumental:
El Fenómeno de Voz Electrónica
- F.V.E. - es el proceso mediante el cual
los muertos, a través del sonido
y las imágenes, se comunican con
los vivos usando la estática y
ruidos de los aparatos electrónicos
modernos. Según cálculos
conservadores, hay casi siete mil millones
de aparatos para grabar audio y video
en los hogares alrededor del mundo...
y cada uno de ellos es un portal.
Durante las dos últimas décadas,
un movimiento mundial silencioso ha ido
ganando fuerza entre las personas que
creen en el F.V.E. y quienes han capturado
extraordinarias grabaciones de comunicaciones
con los muertos. Estas grabaciones, capturadas
con aparatos no profesionales, nos obligan
a cuestionar nuestros conocimientos básicos
sobre la vida y la muerte y parecen confirmar
lo que muchos nos hemos atrevido a creer:
es posible que los muertos se comuniquen
con nosotros. Todo lo que tenemos que
hacer es escuchar.
Ahora, por primera vez, este fenómeno
sobrenatural es el tema central de una
cinta de suspenso. Hasta la súbita
y misteriosa muerte de su querida esposa,
el arquitecto Jonathan Rivers (Michael
Keaton) se consideraba un hombre decente
y racional que no compartía ninguna
de las teorías sobre la comunicación
con los muertos. Pero ahora, un desconocido,
Raymond Price (Ian McNeice), ha entrado
en su vida, asegurando que ha escuchado
la voz de Anna (Chandra West), su esposa,
a través del fenómeno de
voz electrónica. Empujado por el
dolor y también por su curiosidad,
Jonathan poco después es convencido
por las aseveraciones de Raymond, respaldado
por las grabaciones de Anna, lo mismo
que por el testimonio de Sarah Tate (Deborah
Kara Unger), quien ha encontrado consuelo
ante la pérdida de su prometido
a través del fenómeno de
voz electrónica. Jonathan llega
a creer que Raymond dice la verdad cuando
asevera que "puedo escuchar a
los muertos; puedo verlos y puedo grabarlos."
Entonces, lo inimaginable sucede - Jonathan
captura la voz de Anna y su imagen en
grabaciones que ha hecho; ella establece
contacto directo con él. El mensaje
que Anna envía es para que Jonathan
salve a las futuras víctimas del
psicópata brutal que acabó
con su vida. Pero las comunicaciones de
su fallecida esposa frecuentemente no
son claras y difíciles de descifrar.
Y Jonathan, en su obsesión creciente
de comunicarse con Anna, no observa señales
de peligro inminente, resumidas por la
advertencia de Raymond que las almas que
cruzan la frontera del otro lado: "No
pueden ser buenas todas.".
Lo que Jonathan desea que sea cierto
es realmente posible: nuestros seres queridos
fallecidos pueden comunicarse con nosotros.
Pero si ellos pueden hacerlo, también
lo pueden hacer otros seres.
Curiosidades:
La voz de un muerto que dice "Te
quiero" en un pasaje de la sinopsis
perteneció a un político
norteamericano fallecido en 2002, Stanley
Searles. La grabación fue hecha
por su propia hija, de la televisión,
que se dedica justamente a investigar
los fenómenos de voces electrónicas.
Otra de las voces
que dice "No te veré más."
se le atribuye a la fallecida Ruth Baxter
(en 1987). El lugar donde se hizo dicha
grabación llegó a ser un
hospital durante la Guerra Civil norteamericana.
En inglés el mencionado dicho se
traduce como "I will see you no more.".
Pero hay investigadores que sostienen
haber escuchado "I was seeing
the war." ("Estuve viendo
la guerra.") y otros que se inclinan
por "I was seeing the water."
("Estuve viendo el agua.").
RUIDO QUE DESBORDA
El tema daba para mucho más, sin
dudas. A partir de la inspiración
en hechos supuestamente reales vinculados
a "fenómenos de voces electrónicas",
la película gira sobre un arquitecto
que comienza a recibir señales
de su fallecida esposa desde la sintonización
de ondas radiales e imágenes estáticas
de televisión. También aparecen
personas de esa otra dimensión
e individuos de la vida real que le advierten
de que no es el único que está
al tanto de todo este asunto.
A pesar de cierta lentitud narrativa
Voces del más allá
mantiene el interés hasta incluso
las tres cuartas partes de metraje, a
través de la investigación
de su protagonista (está muy bien
en su papel Michael Keaton, igual que
Deborah Kara Unger) que lleva al espectador
a ser testigo de situaciones misteriosas
e intrigantes, con sustos que más
bien beben de los efectos sonoros de la
obra y no tanto de los climas que se crean,
gentileza de la buena fotografía
empleada. Algunos de estos últimos
funcionan y decoran un trabajo cuya temática
aparece como algo por demás novedosa.
Steven Spielberg en la historia y el
guión que creó para Poltergeist:
Juegos diabólicos (Tobe
Hooper, 1982) le había dedicado
menos tiempo a la comunicación
de la niña con los espíritus
mediante el televisor, y logro causar
más temor que en Voces...
La idea, sin embargo, aparece en un capítulo
de la vieja Dimensión Desconocida,
de Rod Serling, serie a la que Spielberg,
como buen fan de la misma, homenajeó
en un episodio de Al filo de la
realidad (que co-dirigió
junto a John Landis, Joe Dante y George
Miller), un año más tarde.
No hay que olvidar, en lo que respecta
a la historia, algunos pasajes similares
a los de La zona muerta,
de 1983, aunque las inquietudes de David
Cronenberg, a partir del libro de Stephen
King, venían por otro lado, del
mismo modo que en su anterior film, Videódromo
(1982). No pasaba lo mismo, claro, con
el guión que John Carpenter había
escrito para Los ojos de Laura
Mars, que dirigió Irvin
Kershner en 1978.
Por supuesto que la camada de películas
de terror que llegan desde Asia han hecho
bastante hincapié en el tema de
los medios como vía de transmisión
para fantasmas y espíritus que
vuelven del más allá, en
relación especialmente con rasgos
milenarios de una cultura de hoy día
muy tecnificada y que contribuye a una
sociedad cada vez más individualista,
materialista y por cierto egoísta;
el resultado es infinitamente mejor.
Voces... decae bastante
con su desenlace y toda la parafernalia
de trucajes computarizados y cosas impuestas
como a la fuerza dentro de una historia
que daba para poner los pelos de punta
con tan solo pensar e imaginar un poco
más. De todas maneras no es un
mal trabajo, en especial en lo que respecta
a la tarea del desconocido director Geoffrey
Sax, y podría tomarse como una
bocanada de oxígeno en medio de
un panorama hollywoodense nutrido de productos
(y especialmente remakes) a esta altura,
y salvo honrosas excepciones, aberrantes.