
                                        Título original: Million 
                                        Dollar Baby
                                        País y año de producción: 
                                        Estados Unidos, 2004
                                        Dirección: Clint 
                                        Eastwood
                                        Guión: Paul Haggis, 
                                        sobre relatos de F. X. Toole
                                        Con: Hilary Swank, Clint 
                                        Eastwood, Morgan Freeman, Jay Baruchel, 
                                        Mike Colter
                                        Duración: 137 
                                        minutos
                                        Calificación: 
                                        No determinada (en Estados Unidos: No 
                                        apta para menores de 13 años)
                                        Género: Drama
                                        Sitio Web: http://milliondollarbabymovie.warnerbros.com/ 
                                        
                                        
                                        
                                        
                                        
                                        Reseña argumental: Frankie 
                                        Dunn (Clint Eastwood) ha entrenado y dirigido 
                                        algunos luchadores increíbles, 
                                        durante toda una vida pasada en el ring. 
                                        La lección más importante 
                                        que enseña a sus boxeadores, es 
                                        la que utiliza para su propia vida: por 
                                        encima de todo, siempre debes protegerte. 
                                        A consecuencia de su doloroso distanciamiento 
                                        con su hija, Frankie no se ha permitido 
                                        relacionarse con nadie por largo tiempo. 
                                        Su único amigo es Scrap (Morgan 
                                        Freeman), un exboxeador que se ocupa del 
                                        gimnasio de Frankie y que sabe que debajo 
                                        de su brusco carácter exterior, 
                                        hay un hombre que siempre fue a misa, 
                                        casi todos los días durante los 
                                        últimos 23 años, buscando 
                                        el perdón que no puede encontrar.
                                      Un día, Maggie Fitzgerald (Hilary 
                                        Swank) entra a su gimnasio. Maggie nunca 
                                        ha tenido demasiado, pero al menos sabe 
                                        lo que quiere y está dispuesta 
                                        a hacer lo que haga falta para conseguirlo. 
                                        En una vida de lucha constante, Maggie, 
                                        con su meta inamovible y una tremenda 
                                        fuerza de voluntad, ha conseguido llegar 
                                        hasta dónde ha llegado con talento 
                                        en bruto. Más que cualquier otra 
                                        cosa, lo que ella desea, es encontrar 
                                        a alguien que crea en ella. Lo último 
                                        que Frankie necesita es esa clase de responsabilidad, 
                                        y mucho menos esa clase de riesgo. Él 
                                        le dice a Maggie la cruda y contundente 
                                        verdad: ella es muy vieja y él 
                                        no entrena chicas. Pero 'no' tiene poco 
                                        sentido cuando uno no tiene otra elección. 
                                        No dispuesta o incapaz de renunciar a 
                                        la ambición de su vida, Maggie 
                                        se entrena al máximo cada día 
                                        en el gimnasio, alentada sólo por 
                                        Scrap. Finalmente persuadido por la determinación 
                                        de Maggie, Frankie a regañadientes 
                                        acepta dirigirla y representarla. De a 
                                        ratos exasperándose e inspirándose 
                                        el uno al otro, los dos comienzan a descubrir 
                                        que comparten un espíritu en común, 
                                        que trasciende el dolor y las pérdidas 
                                        en sus pasados, y encuentran el uno en 
                                        el otro, el sentido de familia que habían 
                                        perdido hacía mucho tiempo atrás. 
                                        Lo que ellos no saben, es que pronto afrontarán 
                                        una batalla que va a requerir mucho más 
                                        corazón y coraje que ninguna otra 
                                        que ellos hayan enfrentado jamás.
                                      El director Clint Eastwood ha dirigido 
                                        trabajos como Bird (1988), 
                                        Los imperdonables (1992) 
                                        y Los puentes de Madison 
                                        (1995), entre tantos otros.
                                        
                                        
                                        
                                        
                                        
                                        
                                        
                                        BIEN... Y A OTRA COSA
                                      El nuevamente oscarizado Clint Eastwood 
                                        ha vuelto a deleitar más a la crítica 
                                        que al público en Million 
                                        Dollar Baby, algo que asoma como 
                                        el factor común de sus últimos 
                                        trabajos a nivel de dirección. 
                                        Nadie puede desconocer su prolífica 
                                        carrera como actor y tampoco que estuvo 
                                        bajo las órdenes de grandes realizadores, 
                                        con los cuales aprendió, llámese 
                                        Jack Arnold (a pesar de sus casi invisibles 
                                        apariciones en El regreso del 
                                        monstruo de la Laguna Negra y 
                                        Tarántula), Sergio 
                                        Leone, Don Siegel, ¿por qué 
                                        no mencionar a Wolfgang Petersen?. También 
                                        se inspiró en otros a quienes incluso 
                                        ha homenajeado con cierta insistencia 
                                        (Hitchcock, Huston) y a la vez demostró 
                                        una notoria solidez en su oficio, volcada 
                                        siempre a temas que los supo llevar, en 
                                        general, con creces. Y uno dice en general 
                                        porque no todo lo que hace Clint Eastwood 
                                        es bueno. Algunas cosas fueron muy flojitas 
                                        (El principiante, Jinetes 
                                        del espacio, Río 
                                        Místico); pocas pero que 
                                        dejaron que desear. Otras se toleraron 
                                        un poco más (Firefox, 
                                        Un mundo perfecto, Deuda 
                                        de sangre) y por supuesto que 
                                        la gran mayoría de sus trabajos 
                                        detrás de cámaras son merecedores 
                                        de numerosos elogios.
                                      
                                      Lo que a uno no deja de llamarle la atención 
                                        es cómo nunca ha participado en 
                                        los guiones de las películas que 
                                        hace (la excepción radica en uno 
                                        de los spaghetti-western de Leone). Eso 
                                        lo ha llevado, de alguna manera, a que 
                                        la suerte de sus obras dependa de lo que 
                                        fabrican los libretistas. En algunas ocasiones 
                                        basándose en novelas que fueron 
                                        superadas por el propio guión (Los 
                                        puentes de Madison) y en otras 
                                        con marcados altibajos que despiertan 
                                        dudas, preguntas como ¿qué 
                                        sería de esta película sin 
                                        una buena dirección de actores? 
                                        O, peor aún, sin actores famosos 
                                        y/o de peso. Pues no sería nada; 
                                        absolutamente nada; tan solo una historia 
                                        común y corriente, como la de esta 
                                        Million Dollar Baby. 
                                        
                                      
                                      Basta con ver Golpes de mujer 
                                        (2000), un antecedente bastante cercano 
                                        en muchos sentidos, para darse cuenta 
                                        de esto (las tomas en el gimnasio asustan 
                                        de tan parecidas que son). En dicha película, 
                                        con actuación, producción 
                                        ejecutiva y sospechamos que algo más 
                                        por parte de John Sayles, Michelle Rodríguez, 
                                        con una labor que doblega abiertamente 
                                        el trabajo de Hilary Swank, también 
                                        es una joven boxeadora que trata de abrirse 
                                        camino en el ring, a partir de problemas 
                                        familiares y peleando con mujeres y hasta 
                                        hombres. El planteo no es nada del otro 
                                        mundo (padre golpeador, dudas existenciales 
                                        de la protagonista, dilemas intensificados 
                                        por la falta de comunicación y 
                                        problemas con los demás y en el 
                                        contexto donde vive), igual que el de 
                                        la película de Eastwood. 
                                      Million Dollar Baby 
                                        es una película con buenas actuaciones 
                                        y un sólido trabajo de dirección. 
                                        Y nada más. El resto es una mezcla, 
                                        por momentos pavorosa, de lugares comunes, 
                                        como, por ejemplo, el drama del personaje 
                                        de Eastwood con una hija que le devuelve 
                                        las cartas, el hermetismo y esa relación 
                                        casi familiar que luego se invierte del 
                                        manager para con su boxeadora, la amistad 
                                        con ese amigo fiel, interpretado por Morgan 
                                        Freeman, y situaciones bastante comunes.
                                      Está bien que se trate de Eastwood 
                                        y que tenga derecho a manifestarse como 
                                        una leyenda viviente en el ocaso de su 
                                        carrera, respaldado por un vasto y rico 
                                        historial fílmico y actoral, pero 
                                        eso no significa que uno tenga que darle 
                                        la total derecha a todas las películas 
                                        que hace.