
                                      Título original: Munich 
                                      
                                      País y año de producción: 
                                      Estados Unidos, 2005 
                                      Dirección: Steven 
                                      Spielberg
                                      Guión: Tony Kushner, 
                                      Eric Roth, basado en el libro de George 
                                      Jonas
                                      Con: Eric Bana, Daniel 
                                      Craig, Geoffrey Rush, Mathieu Kassovitz, 
                                      Hanns Zischler
                                      Duración: 164 minutos
                                      Calificación: No 
                                      determinada, a la fecha de estreno (en Argentina: 
                                      No apta para menores de 13 años)
                                      Género: Drama / 
                                      Histórico / Thriller
                                      Sitio Web: http://www.munichmovie.com/
                                      
                                      
                                      
                                      
                                      Reseña argumental: En septiembre 
                                      de 1972 un ataque terrorista sin precedentes 
                                      se llevó a cabo en vivo frente a 
                                      900 millones de televidentes a través 
                                      del globo y anunció un nuevo mundo 
                                      de violencia impredecible.
 
                                      Fue durante la segunda semana de los 
                                        Juegos Olímpicos en Munich, Alemania 
                                        Occidental; juegos que fueron llamados 
                                        'La Olimpiada de Paz y Felicidad' y en 
                                        los cuales el nadador Mark Pitz y la gimnasta 
                                        Olga Korbut se habían ganado el 
                                        beneplácito del público. 
                                        Súbitamente, sin advertencia, un 
                                        grupo palestino extremista conocido como 
                                        'Septiembre Negro' invadió la Villa 
                                        Olímpica, matando dos miembros 
                                        del equipo Olímpico Israelí 
                                        y capturando a nueve rehenes. La tensa 
                                        situación y la trágica masacre 
                                        que se produjo fueron captadas con asombrosa 
                                        urgencia por las cámaras de televisión 
                                        frente a un público internacional 
                                        y terminó 21 horas después 
                                        cuando el comentarista Jim McKay pronunció 
                                        la fatídica frase, "Todos 
                                        han muerto".
                                      A pesar que el terror de Munich fue visto 
                                        y repercutió alrededor del mundo, 
                                        las consecuencias secretas del hecho han 
                                        permanecido generalmente desconocidas. 
                                        Ahora, del director Steven Spielberg nos 
                                        llega Munich, basada 
                                        en los hechos de 1972 en Munich y de la 
                                        misión secreta de retribución 
                                        que siguió - ejecutada por un pelotón 
                                        conocido por la inteligencia israelí 
                                        como "Operación Ira de Dios," 
                                        uno de los complots de asesinatos más 
                                        agresivos y audaces en la historia moderna. 
                                        Con detalles intensos, vívidos 
                                        y humanos, la película lleva a 
                                        los espectadores dentro de un momento 
                                        escondido en la historia que resuena con 
                                        muchas de las mismas emociones que vivimos 
                                        en la actualidad.
                                      En el centro de la historia está 
                                        Avner (Eric Bana), un joven patriota israelí 
                                        miembro del servicio de inteligencia. 
                                        Todavía de duelo por la masacre 
                                        de Munich y enfurecido por su salvajismo, 
                                        Avner es abordado por un oficial de la 
                                        Mossad llamado Efraín (Geoffrey 
                                        Rush) quien le habla sobre una misión 
                                        sin precedentes en la historia israelí. 
                                        Le pide a Avner que abandone a su esposa 
                                        embarazada, renuncie a su identidad y 
                                        trabaje secretamente en una misión 
                                        para cazar y matar a los 11 hombres acusados 
                                        por la inteligencia israelí de 
                                        ser los cerebros detrás de los 
                                        asesinatos de Munich.
                                      A pesar de su juventud e inexperiencia, 
                                        Avner poco tiempo después se convirtió 
                                        en el cabecilla de un grupo de cuatro 
                                        reclutas muy hábiles pero muy distintos: 
                                        Steve (Daniel Craig), un impetuoso, rudo 
                                        y veloz conductor surafricano; Hans (Hanns 
                                        Zischler), un judío alemán 
                                        experto en falsificar pasaportes; Robert 
                                        (Mathieu Kassovitz), un belga fabricante 
                                        de juguetes convertido en experto en explosivos 
                                        y el silencioso y metódico Carl 
                                        (Ciaran Hinds), cuya labor es "limpiar" 
                                        luego que los otros han terminado su labor.
                                      De Ginebra a Frankfurt, Roma, París, 
                                        Chipre, Londres y Beirut, Avner y sus 
                                        compañeros viajan bajo un manto 
                                        de gran sigilo, rastreando cada nombre 
                                        en una lista secreta de objetivos y llevando 
                                        a cabo asesinatos cuidadosamente planeados, 
                                        uno a uno. Trabajando fuera de los límites 
                                        de la ley internacional, a la deriva sin 
                                        hogar ni familia, su única conexión 
                                        con la humanidad son ellos mismos. Pero 
                                        hasta eso comienza a desmoronarse a medida 
                                        que los cuatro hombres comienzan a discutir 
                                        entre ellos sobre las inquietantes interrogantes 
                                        que no los abandonan: "¿Exactamente 
                                        quiénes son estas personas a las 
                                        que asesinan? ¿Tiene esto justificación? 
                                        ¿Detendrá esto acaso la 
                                        matanza?".
                                      Divididos entre su deseo de justicia 
                                        y sus propias dudas crecientes, la misión 
                                        comienza a desgarrar las almas de Avner 
                                        y sus compañeros, y se hace cada 
                                        vez más claro que mientras más 
                                        continúen en la cacería, 
                                        mayor es el peligro de convertirse en 
                                        la presa.
                                      El director Steven Spielberg es conocido 
                                        por trabajos como El color púrpura 
                                        (1985), El imperio del sol 
                                        (1987) y La lista de Schindler 
                                        (1993), entre tantas otras.
                                      El guionista Tony Kuschner había 
                                        estado en los libretos de la serie Angels 
                                        in America, mientras que su colega 
                                        Eric Roth estuvo en los guiones de Sospechoso 
                                        (Peter Yates, 1987), Forrest Gump 
                                        (Robert Zemeckis, 1994) y El informante 
                                        (Michael Mann, 1999), entre otros.
                                        
                                        
                                        
                                        
                                        
                                        
                                        DE LOS NACIONALISMOS Y SUS RAMIFICACIONES
                                        
                                        
                                        Una de las cosas positivas que ha declarado 
                                        Steven Spielberg, más allá 
                                        de ser un honorable defensor de la causa 
                                        judía, es que desea que de una 
                                        buena vez se instale la paz entre palestinos 
                                        e israelíes, y que ambos puedan 
                                        convivir en total armonía. A su 
                                        vez, se ha visto involucrado en otras 
                                        cuestiones vinculadas a sus orígenes, 
                                        demostrándole al mundo, cine mediante, 
                                        su propia visión de los horrores 
                                        del Holocausto Judío durante la 
                                        Segunda Guerra Mundial en La lista 
                                        de Schindler (1993), a pesar 
                                        de no haber experimentado en carne propia 
                                        las masacres nazis, como sí lo 
                                        hiciera Roman Polanski; El pianista 
                                        era la película que muchas personas 
                                        de su colectividad realmente esperaban 
                                        del realizador francés sobre una 
                                        de las peores tragedias del siglo XX.
                                        
                                        
                                        En Munich se aclara que 
                                        la obra está inspirada en hechos 
                                        reales y que sí se basa en el controversial 
                                        libro de George Jonas, titulado Vengeance: 
                                        The True Story of an Israeli Counter-Terrorist 
                                        Team. La película no se 
                                        centra en ese otro lamentable hecho que 
                                        se dio durante los Juegos Olímpicos 
                                        de Munich en 1972 sino en lo que pasó 
                                        después, con la persecución 
                                        implacable cuyo fin era encontrar y ejecutar 
                                        uno por uno a los responsables del asesinato 
                                        de once atletas israelíes. 
                                         O sea que un título como 
                                        "La cacería" tampoco 
                                        le vendría mal a Munich. 
                                        Ojo por ojo fue la receta y así 
                                        se dio, sangre por sangre, a partir de 
                                        una decisión de la entonces Primera 
                                        Ministra de Israel, Golda Neir.
                                        
                                        
                                        La película fue estrenada en un 
                                        momento muy particular: Ariel Sharon en 
                                        estado delicado, luego de haber sido duramente 
                                        criticado por extremistas israelíes 
                                        al aprobar la desocupación de colonos 
                                        judíos en la franja de Gaza (se 
                                        habla hasta de un castigo del Todopoderoso); 
                                        y los propios palestinos que ven esto 
                                        como una estrategia internacional de Israel, 
                                        que pretende aminorar la presión 
                                        desde el plano internacional. A eso habría 
                                        que agregar el temor de que Irán 
                                        desarrolle su reserva nuclear con fines 
                                        bélicos y no pacíficos, 
                                        y por si fuera poco el triunfo en las 
                                        Elecciones Palestinas del grupo islámico 
                                        Hamas, que desde ya no será tenido 
                                        en cuenta por Estados Unidos e Israel 
                                        para siquiera empezar a hablar, ya que, 
                                        afirmaron, no negocian con terroristas, 
                                        aunque puede haber alguna esperanza, por 
                                        cierto. 
                                        
                                        
                                        Spielberg comienza su película 
                                        con lo que fue el sangriento secuestro 
                                        de los deportistas israelíes por 
                                        parte del grupo palestino "Setiembre 
                                        Negro". A partir de ahí, y 
                                        con una excelente fotografía de 
                                        Janusz Kaminski, la acción se traslada 
                                        a distintas ciudades a través del 
                                        tiempo y va consolidando a Eric Bana como 
                                        el principal protagonista por donde se 
                                        intenta filtrar, no con mucha fuerza al 
                                        final de cuentas y merced a un irregular 
                                        guión, una causa que parte de la 
                                        propia acción y llega a temas mucho 
                                        más delicados.
                                        
                                        
                                        El hecho de que esta película se 
                                        viera en todas partes del mundo era una 
                                        gran oportunidad para Spielberg de dejar 
                                        bien claras sus posturas, y lo hizo. Sin 
                                        embargo, la película incurrió 
                                        en algunos excesos que dejaron parcialmente 
                                        de lado el asunto específico para 
                                        proyectarse a nacionalismos, a ciertos 
                                        prejuicios o más bien generalizaciones 
                                        que a veces y por suerte no reducían 
                                        todo a un asunto entre buenos y malos. 
                                        Las libertades en las distintas situaciones 
                                        y diálogos se veían beneficiadas 
                                        porque ésta película se 
                                        inspira, y no se basa directamente, en 
                                        lo que realmente sucedió. A Munich 
                                        se le puede reprochar la necesidad de 
                                        una mayor rigurosidad e investigación 
                                        periodística y en los dos bandos 
                                        (como la que por ejemplo hizo Oliver Stone 
                                        en JFK) y a la vez se 
                                        le puede elogiar el costado humano que 
                                        intentó reflejar a partir del personaje 
                                        de Eric Bana, con sus dudas sobre lo que 
                                        estaba haciendo y en lo que se estaba 
                                        metiendo, con sus temores sobre lo que 
                                        podría pasarle a su familia pero 
                                        también escuchando y tratando de 
                                        entender las justificaciones del otro 
                                        lado.
                                        
                                        
                                        El no plantear a Munich 
                                        como una película netamente proisraelí 
                                        es un mérito considerable. No lo 
                                        es, sin embargo, concebirla como un thriller 
                                        intenso en lo que a acción se refiere 
                                        pero con algunas falencias y exageraciones 
                                        desde el punto de vista (melo)dramático 
                                        y hasta de proclamaciones por parte de 
                                        algunos secundarios. Expresiones que sí 
                                        se entienden respecto a temas históricos 
                                        del pueblo israelí pero que casi 
                                        ningún efecto surten en lo que 
                                        tendría que haber sido un potente 
                                        testimonio y no una película más 
                                        bien de género.
                                        
                                        
                                        Llama la atención, eso sí, 
                                        la imagen final con el World Trade Center 
                                        de Nueva York de fondo, que se entiende 
                                        por el lado de los actos terroristas que 
                                        vendrían en 1993 y 2001, pero que 
                                        a la vez sobra absolutamente si pensamos 
                                        que han sido símbolo de una hegemonía 
                                        económica que ha venido provocando 
                                        más muertes que cualquier tipo 
                                        de atentado.