
Título original: El camino
de San Diego
País y año de producción:
Argentina / España, 2006
Dirección: Carlos
Sorín
Guión: Carlos
Sorín
Con: Ignacio Benítez,
Carlos Wagner La Bella, Paola Rotela,
Silvina Fontelles, Miguel González
Colman
Duración: 98 minutos
Calificación:
Apta para todo público
Género: Comedia
/ Drama
Sitio Web: http://www.elcaminodesandiego.com/
Reseña argumental:
La acción tiene lugar en la selva
del noreste argentino. Allí, en
una choza precaria, vive Tati Benítez
con su familia. Tati ha perdido su trabajo
en el obraje. Ahora ayuda a Silva, un
viejo escultor, para quien busca en el
monte troncos, ramas y raíces que
puedan servirle para hacer sus obras.
A cambio, obtiene un porcentaje por las
ventas que logre realizar entre los pocos
turistas que llegan al mercado del pueblo
vecino. Al igual que la mayoría
de los argentinos, Tati tiene adoración
por Diego Armando Maradona. Las paredes
de su casa están cubiertas de fotos
de su ídolo y guarda, como el tesoro
más preciado, la entrada al estadio
del día que lo vio en plena acción,
cuando vino con Boca a jugar a Corrientes.
A pesar de su dramática situación
económica, Tati no pierde su espíritu
jovial. Tiene además otra razón
para su optimismo: ha encontrado una gigantesca
raíz de timbó (un árbol
típico de la zona) con una silueta
que él encuentra parecida a Maradona,
la cual intentará entregar personalmente
a Diego. La palabra "personalmente"
impresiona profundamente a todos, dado
que conocerlo sería cumplir el
sueño de su vida. La noticia-bomba
de la internación de Diego en la
Clínica Suizo Argentina de Buenos
Aires por un problema cardíaco
es motivo suficiente para que Tati inicie
así su gran aventura, con la bendición
de tanto de su mujer y amigos, como de
Doña Matilde quién, además
de atender su almacén de ramos
generales y oficiar de partera, es vidente.
Atraviesa el monte a pie, cargando la
escultura envuelta en papel de diario
y un bolso con otras tallas que espera
vender. ¿Logrará entregar
la escultura a su ídolo?
El director argentino Carlos Sorín
es conocido por haber dirigido La
película del Rey (1986),
Historias mínimas
(2002) y El perro (2004).
CON EL DESTINO MARCADO
Esa frase popular de que fulano es un
tipo "como la gente", o que
tal cosa es algo "como la gente"
debería ser cada vez más
cuestionada, por cómo se están
dando las cosas hoy día. Basta
con sólo echar un vistazo global
para darse cuenta de que personas de bien,
trabajadoras y sin maldad alguna no tienen
ningún derecho a sufrir o a tomarse
como algo normal que no tengan acceso
a cosas que caen de maduras y que son
primordiales dentro de la propia Declaración
Universal de Derechos Humanos. Al frente,
por supuesto, hay un sistema capitalista
voraz cuyas nefastas consecuencias han
sido objeto de análisis tanto en
cine como televisión. Directores
jornaleros que buscan la fama y el éxito
a nivel internacional con películas
manipuladoras, programas de televisión
sensacionalistas y que lucran con la desesperación
y la ignorancia, o, en el otro extremo,
películas como las de Carlos Sorín,
donde la preocupación principal
pasa por plasmar en pantalla y con tono
prácticamente de documental (influenciado
por el neorralismo italiano) la travesía
de personas humildes y cascoteadas, cuyos
objetivos no son de gran importancia para
terceros pero sí adquieren un valor
simbólico fundamental para ellos
mismos.
El gran salto en su carrera se produjo
con la aclamada Historias mínimas
(2002), siguió con la menos premiada
pero no por eso inferior El perro
(2005) y continuó con El
camino de San Diego (2006), donde
un joven fanático de Maradona,
que pierde su trabajo, se propone de inmediato
viajar de Misiones a Buenos Aires para
llevarle un regalo a su máximo
ídolo, que se encuentra internado
en una clínica. Ese nuevo quebranto
de salud de Maradona, que padeció
en 2004, terminó siendo uno de
los ejes del último trabajo de
Sorín, un film que curiosamente
tenía en su borrador una idea original
pero pensada para la figura de Eva Perón.
En El camino de San Diego
se vuelve a dar absoulta preponderancia
a los personajes, dentro de lo que es
un largo viaje (otra road movie)
donde gravita la inocencia y la bondad
de actores no profesionales, residentes
genuinos con otros universos (y problemas),
paisajes inhóspitos muy bien captados
desde la fotografía, una sentida
banda sonora instrumental (no precisamente
autóctona), y una misión
algo más dificultosa que las que
se vieron en anteriores trabajos del realizador,
no solo por el riesgo y el sacrificio
que implica esa travesía sino también
porque el protagonista lleva sobre sus
hombros la voluntad, el sentir popular
de mucha gente que ve en Maradona a alguien
más que una estrella de fútbol.
El hombre está decidido aunque
se siente inseguro y es por eso que busca
respuestas en amigos y conocidos, mientras
Sorín abre un abanico, va formando
las piezas de un rompecabezas, de una
aventura que trata de llegar a buen puerto.
Si bien aquí los obstáculos
casi brillan por su ausencia (incluso
hay un enfoque más optimista y
representativo por parte de Sorín,
respecto a otros antecedentes suyos),
en la llegada a Buenos Aires una prostituta
no encuentra lo que fue a buscar, un simpático
camionero se despide del protagonista
siguiendo su propio camino, y una cajera
hace sentir su frialidad casi robótica
mandando a la cola al fanático
de Maradona, ansioso por llegar cuanto
antes a la chacra donde había ido
el futbolista, tras haber salido sin el
alta médica de la clínica.
Las tres últimas películas
de Sorín pueden conformar perfectamente
una trilogía de historias simples
y en algunos casos removedoras. Un cine
que intenta captar esa otra Argentina
pero desde un punto de vista humano y
a partir de hechos casi insignificantes,
sin detenerse en asuntos político-sociales
con carácter de denuncia (como
el cine testimonial de Solanas o en menor
medida algunos trabajos de Héctor
Olivera) y dando prioridad a retratos
que si no echaban anclas en pantalla y
a partir de hechos que perfectamente pueden
ocurrir en la realidad, quizás
nunca llegarían a verse.