
Título original: Huo Yuan
Jia / Fearless
País y año de producción:
China / Estados Unidos / Hong Kong, 2006
Dirección: Ronny
Yu
Guión: Christine
To, Chris Chow, To Chi-long
Con: Jet Li, Jon T. Benn,
Collin Chou, Anthony De Longis, Masato
Harada
Duración: 104
minutos
Calificación:
No determinada a la fecha de estreno (en
EE.UU.: No apta para menores de 13)
Género: Acción
/ Artes marciales
Sitio Web: http://fearlessthemovie.com/
Reseña argumental: Inspirada
en la vida de uno de los más grandes
maestros chinos de las artes marciales
(Huo Yuanjia, interpretado por Jet Li,
en lo que se decía iba a ser su
última labor en películas
de artes marciales de su carrera; cosa
que al final no fue así), el director
Ronny Yu (La novia de Chucky,
Freddy vs. Jason, pero
también La novia del cabello
blanco, entre tantas otras hechas
en su Hong Kong natal) narra la historia
de un gran luchador herido de muerte cuya
sed implacable de venganza ante el asesinato
de su familia es aplacada por una abuela
y su nieta ciega que lo cuidan y lo ayudan
a encontrar su propio camino para salir
adelante.
El coguionista To Chi-long había
estado en el libreto de Hermanos
de sangre (Wong Ching-po, 2004).
TRIBUTO A LOS SALTOS
La revisión de la corta vida del
maestro Huo Yuan Jia a cargo del hongkongués
Ronny Yu le permitió a Jet Li interpretar
el papel principal, luego de haber representado
a aquel personaje (un alumno) que lo quería
honrar en la ficción en El
mejor luchador (Kazuya Konaka,
Corey Yuen, 1994; estrenada directamente
en video en Uruguay), remake de Fist
of Fury (Wei Lo, 1972), con Bruce
Lee. Lo primerísimo que hay que
señalar antes de hacer comentario
alguno es que esta película fue
brutalmente mutilada para su distribución
en Occidente, restándosele más
de 45 minutos a los 150 originales, algunos
de los cuales quizás puedan disfrutarse
para su edición en DVD.
El resultado en este homenaje de Yu a
todo un referente, como luchador y como
persona, terminó mermando considerablemente,
a tal punto que el nieto de Yuan Jia le
hizo una demanda a los productores por
la manera en que se mostraba la vida de
su abuelo (el título original en
chino es nada menos que Huo Yuan Jia).
Claro; un período fundamental en
la vida de esta leyenda china no podía
despacharse en breves y fugaces minutos,
como cuando es ayudado por la abuela y
una nieta ciega que lo hacen recapacitar
para encontrarse a sí mismo, dejándo
de lado la arrogancia y abriendo el camino
para convertirse en un verdadero líder
espiritual. Otro período importante
es su infancia, con problemas de salud,
un padre que lo quería alejado
de la práctica, y un niño
dispuesto a enfrentar el desafío
a pesar del asma que padecía.
La estructura de esos 104 minutos igual
es digna y se revitaliza con las impresionantes
escenas de acción, gentileza del
respaldo visual que Ronny Yu había
manejado con la misma inspiración
en La novia del cabello blanco
(1993) y que lo hacen responsable de los
mejores combates que se hayan visto en
cine durante los últimos años
(reciclajes sobrevalorados y estupideces
en cámara lenta de los norteamericanos
incluidas). El problema se da en los cambios
internos que sufre el protagonista, un
siempre ágil, rápido y eficaz
Jet Li, a cuyo personaje no lo vemos desarrollando
completamente esa nueva filosofía
de lucha, ese estilo basado en el esfuerzo,
la disciplina y la humildad, en saber
perdonar a un rival ante su inminente
muerte en combate, como lo practicaba
Bruce Lee, uno de los ídolos principales
de Li que también conjugaba estilo
y buena interpretación en escena.
Se da a entender todo perfectamente, solo
que falta verlo jugosamente procesado.
Las secuencias muchas veces lucen como
precipitadas en una historia que parece
dar mucha más preponderancia a
la (excelente) acción y violencia
(como debe tener una buena película
clase B de artes marciales) que a los
valores pregonados por Huo Yuan Jia, al
pasaje que va de la ansiedad descontrolada
por demostrar que el arte marcial chino
no es practicado por "hombres enfermos"
a la serenidad que lo hace tomar conciencia
que la lucha principal era finalmente
contra uno mismo. La etapa de soberbia
y resentimiento con el fin de demostrarle
al mundo que era invencible pero que lo
terminó llevando a la ruina se
enfrenta a aquella de posterior comprensión
y recapacitación.
La intención de reafirmar la soberanía
y la identidad china frente a la influencia
extranjera a comienzos del siglo XX lo
llevó a un enaltecimiento patriótico
que casi le cuesta la vida. Lo de "el
hombre enfermo de Asia" no lo había
dicho un luchador americano sino uno ruso
que en realidad tildaba a los chinos de
"hombres enclenques de Asia".
Uno de los argumentos del nieto de Yuan
Jia era que en la película se mostraban
escenas que no habían ocurrido
en la vida de su abuelo. Si bien se creía
que fue envenenado en pleno combate frente
a un japonés nunca se supo realmente
cuál fue la causa de su muerte.
Lejos de coreografías con hombres
voladores (por suerte para 2008 vuelve
el cine ninja, con Sho Kosugi), actores
americanos que intentan emular a los asiáticos
y una considerable falta de inventiva
suplida hasta con armas de fuego, El
duelo (2006), a pesar de algunos
baches impuestos, devuelve aquella vieja
escencia del cine de artes marciales de
bajo presupuesto que acá tan solo
la veíamos en los bonos barriales
y por supuesto en los videoclubes.