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EL FIN DE LOS TIEMPOS


Título original
: The Happening
País y año de producción: Estados Unidos / India, 2008
Dirección: M. Night Shyamalan
Guión: M. Night Shyamalan
Con: Mark Wahlberg, Zooey Deschanel, John Leguizamo, Ashlyn Sanchez, Betty Buckley
Duración: 91 minutos
Calificación: Apta para todo público
Género: Drama / Ciencia ficción
Sitio Web: http://www.thehappeningmovie.com/



Reseña argumental: Todo comienza sin previo aviso. Parece surgir de la nada. En cuestión de minutos, se producen casos de extrañas y escalofriantes muertes en las principales ciudades de Norteamérica que desafían cualquier explicación. ¿Qué está causando este repentino y total colapso del comportamiento humano?, ¿Es algún nuevo tipo de ataque terrorista, un experimento fallido, una diabólica arma tóxica, un virus fuera de control?, ¿Se transmite por el aire, a través del agua... cómo? Para el profesor de ciencias en un instituto de Filadelfia Elliot Moore (Mark Wahlberg), lo más importante de todo es encontrar el modo de escapar de este misterioso y letal fenómeno. Aunque él y su mujer Alma (Zooey Deschanel) están atravesando una crisis en su matrimonio, se ponen en camino, primero en tren, luego en coche, con Julian (John Leguizamo), amigo de Elliot y profesor de matemáticas, y Jess (Ashlyn Sanchez), la hija de ocho años de edad de éste, hacia Pennsylvania, donde esperan estar a salvo de los horribles y cada vez más frecuentes ataques. Aunque muy pronto queda claro que nadie está seguro en ninguna parte. Este aterrador e invisible asesino no puede ser evitado. Es únicamente cuando Elliot empieza a entender la verdadera naturaleza de lo que está acechando ahí fuera (y lo que ha desatado esa fuerza que amenaza el futuro de la humanidad), cuando descubre un atisbo de esperanza creyendo que su familia quizás pueda librarse de lo que está ocurriendo.

El director hindú M. Night Shyamalan es conocido por trabajos como El sexto sentido (1999), El protegido (2000) y La aldea (2006).





EL EFECTO VERDE


No hubo otro director en este nuevo milenio que manejara tan bien las claves del terror y lo fantástico como lo ha hecho Shyamalan. No hay directamente, y aquí también englobamos a aquellos viejos maestros norteamericanos y europeos que antes nos llegaron a deslumbrar y ahora tratan de acomodarse al terror berreta y a los efectismos que pide el mercado (porque por otro lado también tienen que comer). A nivel de cine independiente (del de verdad) tan solo hay ejemplos aislados pero no un realizador que mantenga una consistencia, principios e inquietudes que las vuelque a lo largo de todas las películas que hace (podrían haber dignísimas excepciones, como Joe Dante o Larry Cohen). Pero al día de hoy no hay un director de las características de Shyamalan.


Y por si esto fuera poco, los escalofríos o sobresaltos que puedan haber (que son simples, artesanales y muchas veces impactantes, que los elabora pensando, no con grandes cantidades de dinero para FX) tan solo median de soporte. Porque a él le interesa llevar al espectador hacia otro lado. Y El fin de los tiempos (2008), sin dudas, se emparenta más que nada con Señales (2002), y también con otras amenazas súbitas y misteriosas, que directamente no tienen explicación alguna, como lo fue la de Los pájaros (1963), de uno de sus directores preferidos, Alfred Hitchcock.


Se sabe que las plantas bastante tienen que ver con que mucha gente en la película empiece a tener actitudes extrañas, segundos antes de quedar paralizada y autoeliminarse (esto no ocurre con los animales, por ejemplo...). El tema es dar con el núcleo del problema y especialmente el saber por qué está pasando eso. Todo comienza en las plazas de importantes ciudades de la costa Este de Estados Unidos, principalmente en Filadelfia, Washington y Nueva York, el histórico y actual centro de poder mundial de un país que se ubica entre los que más contaminan a nivel mundial; también el perfecto ejemplo de una sociedad de consumo egoista, globalizada, mecanizada y fundamentalmente... aislada, donde los espacios verdes se ven amenazados por el "progreso" industrial y la tierra es echada a perder en favor del biocombustible y no de los alimentos básicos y naturales que necesitan los seres humanos.


Varias cosas vistas en otros antecedentes de Shyamalan se hacen notar aquí; en primer lugar la permanente referencia a Dios y a la Naturaleza, ya desde los créditos. También otra pareja a la que le cuesta afianzarse en su relación y sobre todo que merecería o, mejor dicho, debería estar unida, por encima de cualquier cosa y según lo ha venido pregonando el director con varios de sus personajes protagonistas. El primer guión que Shyamalan pudo vender, precisamente a la Fox, la distribuidora de El fin de los tiempos, contaba la historia de un hombre que para demostrar el amor por su esposa recién fallecida iba caminando de Filadelfia hasta California. Y en El sexto sentido (1999) y Señales (2002) uno de los integrantes se comunicaba en vida con la otra parte que había fallecido: Olivia Williams con Bruce Willis en el final de la primera, mientras que la esposa del personaje de Mel Gibson lo hacía con él mismo, en una sutil sintonía, en el final de la segunda.


Todo lo que se insinuaba en las sinopsis y hasta en lo que se veía en el 95% de Señales, como así también en una de las lecturas que se podía hacer en La aldea (2004), tenían en realidad otro propósito. Ni la invasión extraterrestre en la primera ni el acecho de extrañas criaturas que habitaban un bosque en la segunda son más importantes que las historias de amor que al final el director termina enalteciendo, a veces valiéndose de elementos sobrenaturales para ser canalizadas y en otros a hechos que no lo son.


Que a el espectador le gusten o no los planteos que desde sus libretos hace Shyamalan ya es otra cosa. Que se vea sorprendido, engañado o hasta manipulado por sus famosas vueltas de tuerca o no, también. Pero es algo casi inadmisible que no se le reconozca la forma en que narra, la preocupación por la banda sonora y la fotografía en sus trabajos, y los mínimos recursos que utiliza para inquietar y crear climas, desde el suspenso a veces inspirado en su admirado Hitchcock hasta su propia creatividad formada en parte sobre la base del terror y la fantasía norteamericana de los ´70.


A esto hay que sumarle la intención y las preocupaciones que manifiesta, fermentada en base a los elementos anteriormente citados pero además sobre injusticias del pasado, como las cometidas contra los fantasmas que buscan saldar cuentas en El sexto sentido, o el villano de El protegido, que quiere vengarse de aquellos que lo marginaban, o incluso el grupo de gente en La aldea, que se une volviendo a las viejas costumbres, y espantada ante la violencia y la falta de valores en la sociedad actual.


El fin de los tiempos no es la excepción a esto último, solo que aquí el comienzo del apocalipsis se manifiesta desde la vegetación; hay un tema ambientalista de fondo cuyas críticas a veces se hacen más indirectas y en otras algo más evidentes, pero no por esto último hay que quitarle mérito a la intención del director, que es crear una sólida ciencia ficción en función de un drama que incluye una relación sentimental algo fisurada y que buscará llegar casi al punto ideal: la formación y consolidación de una familia. Haber hecho el esfuerzo para que una distribuidora como la Fox finalmente distribuyera esta película por todo el mundo (la mitad fue financiada por una empresa hindú) es algo muy importante, ya que Shyamalan logra filtrar una vez más sus inquietudes entre medio de cientos de productos industriales que no tienen otro fin más que el de entretener o hacer pasar el rato, siempre buscando el rédito económico, claro está.


Es como un pequeño triunfo o resurrección, luego de los resultados en La dama en el agua (2006), una de sus películas menos exitosas y más criticada. "Hay como 80 maneras posibles de ver La dama en el agua, 60 de las cuales tienen relación con una visión lírica, con una parábola que yo intenté transmitir a partir de un cuento infantil que les contaba a mis dos hijas, y 20 con piezas que aparentemente no encajarían con las expectativas de lo que el público, que al final no le gustó, esperaba ver", afirmaba Shyamalan.


En El fin de los tiempos hay que reconocer que las actuaciones de la pareja protagónica no contribuyen para consolidar y hacer un poco más creíble esa historia de amor que el director intentaba transmitir. Incluso hay algunas bromas y hasta efectismos que nunca se habían dado en la mayoría de los antecedentes de Shyamalan. Sin embargo, el resultado final es muy interesante: una conjugación de fuerzas naturales con otras quizás divinas (que hasta parecen contemplar a los personajes que pueden llegar a morir, como el interpretado por John Leguizamo) que terminan llamando la atención sobre el individualismo en las grandes ciudades, que denota la tremenda influencia de los medios masivos de comunicación (a la que la gente recurre de inmediato y de forma permanente, buscando explicaciones ante los extraños hechos que se dan), y que no olvida la contaminación y destrucción muchas veces insconsciente del ser humano y sus "emprendedoras y exitosas" empresas sobre el medio ambiente (la pelota luego pasa a otro país "poderoso").


Hay hechos que no tienen explicación; y el fenómeno que se da en la película tampoco. Acá ya no hay vueltas de tuerca, y las cosas quizás sean mucho más simples de lo que parecen. Hay sí hechos misteriosos, incidentes a los que uno les busca explicación, pero la película no las da. El espectador puede tener sus propias interpretaciones de los hechos y, sean cuales sean, lo importante es que al menos tenga la intención de sacar sus conclusiones, de tomar conciencia de lo que está ocurriendo y de la ruta suicida por la que se está transitando. Por ahí la solución está donde uno menos imagina.


Alejandro Yamgotchian


REVELACIONES: EL CINE DE M. NIGHT SHYAMALAN


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