
Título original: WALL-E
País y año de producción:
Estados Unidos, 2008
Dirección: Andrew
Stanton
Guión: AS, Jim
Capobianco
Duración: 103
minutos
Calificación:
Apta para todo público
Género: Animación
/ Ciencia Ficción / Comedia / Romance
Sitio Web: http://disney.go.com/disneypictures/wall-e/
Reseña argumental:
Debido a la contaminación, la Tierra
está cubierta de basura. Para limpiarla
y volver a hacer de ella un mundo habitable,
los habitantes dejaron el planeta e instalaron
millones de robots. Sin embargo, la programación
de estos robots falló, con la excepción
de WALL-E. Tras haber estado 700 años
dedicado a hacer las tareas para las que
fue construido, WALL-E descubre un nuevo
objetivo en su vida, cuando conoce a un
elegante robot de búsqueda llamada
EVE. Ésta se da cuenta de que,
sin querer, WALL-E ha dado con la clave
para el futuro del planeta, y regresa
inmediatamente al espacio para informar
sobre sus descubrimientos a los humanos,
los cuales llevan mucho tiempo esperando
con impaciencia la noticia de que pueden
volver a casa con garantías de
seguridad. Mientras tanto, WALL-E persigue
a EVE por la galaxia. Acompañando
a WALL-E estarán una cucaracha
y un heroico equipo de robots inadaptados
que no funcionan bien.
El director Andrew Stanton estuvo en
la dirección de Bichos:
Una aventura en miniatura (1998)
y en la de Buscando a Nemo
(2003). También en los guiones
de otras producciones Pixar (Toy
Story y secuela, Monsters
Inc.). El libretista Jim Capobianco
estuvo en el guión de Ratatouille
(Brad Bird, 2007).
VOLVER A EMPEZAR
Pixar volvió a deleitar y a ratificar
que, bastante trabajo de por medio, es
una fábrica permanente de buenas
ideas, siempre apadrinadas por experimentados
creadores que por suerte no solo piensan
en los negocios sino también en
dar buenos productos a sus seguidores
y a los nuevos que se sumen, sean niños
o adultos. Como siempre, hay numerosos
guiños y homenajes, la a esta altura
infaltable y bienvenida onda retro, y
un despliegue que por momentos, y como
en el caso de esta Wall-E
(2008), no dan los ojos para contemplarlo,
con todos esos mínimos detalles
que dan vida a un mundo futuro, lejano,
donde las máquinas hacen todo (y
donde todo apunta al negocio y al expansionismo)
y los seres humanos parecen sobrar.
No es difícil imaginar a qué
se está haciendo alusión
en un lugar lleno de obesos que no pueden
estar sin una pantalla de televisión
encima y con un régimen prácticamente
controlador y totalitarista que apunta
incluso a que en la luna también
se puedan hacer negocios. La Tierra está
hecha un desastre desde hace siglos y
existe una posibilidad de que el planeta
pueda revivir, a partir de un descubrimiento
que hace el pequeño Wall-E.
Los primeros tramos de la película,
en un planeta abandonado y donde no hay
diálogo, sumados a algunos viajes
e incidentes en el espacio y también
a la presentación del crucero estelar,
tecnificado a más no poder y donde
transcurre la acción principal
de esta animación (que cerca del
final satura un poco), está entre
los más rescatable de todo el conjunto.
Tampoco tiene desperdicio el rincón
del pequeño robot, su hogar en
la Tierra, lleno de recuerdos del siglo
XX, ni tampoco la cálida y simpática
relación entre éste y su
colega compañera.
Ahora bien; menos mal que el director
Andrew Stanton reconoció en varias
entrevistas (porque de lo contrario la
idea básica de esta película
era casi un plagio) la influencia de Naves
misteriosas (1971) de Douglas
Trumbull, un film de corte netamente ecologista,
trágico por momentos, y del que
se tomaron algunas ideas que en Wall-E
se maquillaron de otra manera. Obviamente,
el Cortocircuito (1986)
de John Badham y hasta el Robot
con corazón (1987) del
francés Éric Rochat (que
se inspiraba bastante en el film de Badham)
también tuvieron su incidencia
(el diseño del famoso Johnny 5,
la mariposa que le llama la atención,
el robot japonés de Rochat jugando
al Pong con Bridgette
Andersen).
Uno se veía tentado de hacer un
informe especial donde no menos de 50
películas y varias novelas y cuentos
podrían entrar, pero si bien Wall-E
es un buen entretenimiento, no es de lo
mejor de Pixar (sí de Andrew Stanton,
codirector de Bichos: Una aventura
en miniatura y Buscando
a Nemo) ni tampoco está
a la altura de la creatividad y el ingenio
que pueden aportar (en cine digitalmente
animado) mentes como la de John Lasseter
y Brad Bird.