
Título original: Stranded:
I've Come from a Plane That Crashed on
the Mountains
País y año de producción:
Argentina / España / Francia, 2007
Dirección: Gonzalo
Arijón
Guión: Gonzalo
Arijón
Duración: 120
minutos
Calificación:
Apta para todo público
Género: Documental
Sitio Web: http://www.saladomedia.com/lasociedaddelanievelapelicula/
Reseña argumental: Por
primera vez, los 16 sobrevivientes revelan
cómo fueron los 72 días
en el corazón de los Andes. El
testimonio definitivo sobre la historia
de supervivencia más asombrosa
jamás contada. El vuelo, el impacto,
el alud que mató a ocho amigos,
la decisión de alimentarse de los
cuerpos de los compañeros, la expedición
en busca de ayuda, el rescate y la vida
que siguió.
Según el director uruguayo Gonzalo
Arijón (corealizador de Por
esos ojos, junto a su compatriota
Virginia Martínez; realizador del
documental Lula) "varios
de los sobrevivientes son amigos míos.
Juntos compartimos una adolescencia tranquila.
Su desaparición me asombró.
Cuando regresaron quedé anonadado.
Varias noches los escuché contar
las historias de sus esfuerzos por salir
vivos de esas montañas. Su trágica
pero sorprendente experiencia los atormentaba
día tras día, año
tras año. Hasta hoy. Inclusive
después de un bestseller (Alive!
The Story of The Andes Survivors,
de Piers Paul Read) y una película
de Hollywood (¡Viven!,
de Frank Marshall) queda la incertidumbre
de que los hechos no han sido contados
personalmente; que la propia voz de los
sobrevivientes aún no ha sido escuchada.
Y con ellos siempre hay un presentimiento
que lo que deben transmitir va más
allá que una enorme anécdota.
Treinta años después de
lo ocurrido, les sugerí hacer una
película que transmitiera aquella
creación de una nueva sociedad
alejada del resto del mundo, y que requería
nuevas reglas y códigos. No hubo
un líder en el sentido tradicional,
pero hubo una colaboración de personalidades
que gradualmente se revelan y con armonía
se dirigen hacia el objetivo común
de salir de ese infierno y regresar juntos
a la vida normal. Una historia ejemplar
del ser humano por encima de sus propios
límites, llegando a conocer mejor
al prójimo, y que resalta la importancia
de la amistad y la solidaridad en las
situaciones más extremas".
LA HISTORIA REAL
El 12 de octubre de 1972 un avión
militar partió de Montevideo hacia
Santiago de Chile. En él viajaban
los "Christian Brothers", un
equipo de rugby de Carrasco que tenía
planificado jugar un partido en Chile
y pasar un agradable fin de semana en
las costas del Pacífico. El mal
tiempo hizo que el avión aterrizara
en Mendoza (Argentina). El 13 de octubre
el avión volvió a partir.
A las 15.30 horas, el piloto transmitió
su ubicación y altitud a la torre
de control en Santiago. Un minuto después,
cuando la torre intentó comunicarse
con el avión, no hubo respuesta.
En ese momento Chile, Argentina y Uruguay
unieron fuerzas para encontrar el avión,
pero las condiciones adversas del tiempo
y el viento de la montaña dificultaron
el hallazgo del fuselaje blanco entre
la nieve. Setenta y dos días después
del suceso, un arriero chileno divisó
unas figuras a la otra orilla del río.
Eran dos hombres que gesticulaban frenéticamente,
para después dejarse caer de rodillas
con los brazos estrechados. El arriero
pensó que eran turistas y siguió
su camino. Al día siguiente regresó
y las dos figuras todavía estaban
ahí. El ruido del río hacía
que fuese imposible comunicarse. El arriero
envolvió un papel con pluma en
un pañuelo y lo tiró hacia
el otro lado.
Nando Parrado escribió: "Vengo
de un avión que cayó en
las montañas. Llevamos 10 días
caminando. Soy uruguayo. En el avión
todavía hay 14 heridos". Parrado
-de 20 años- y Roberto Canessa
-de 19-, habían caminado 70 kilómetros
sobre las cumbres, a más de 4 mil
metros de altura, con nada más
que sus zapatos de rugby como equipo.
La noticia corrió por todo el mundo
y hablaban de los "sobrevivientes
del siglo". Quizá porque faltaban
dos días para la Navidad se referían
al "Milagro de los Andes". Poco
después, en conferencia de prensa,
los sobrevivientes hicieron su sorprendente
confesión. "El día
llegó cuando no teníamos
qué comer y alguien dijo que en
la última cena Cristo repartió
su cuerpo y su sangre, y con eso indicó
que teníamos que hacer lo mismo:
tomar su cuerpo y su sangre encarnada
en nuestros amigos que fallecieron. Era
una comunión personal para cada
uno de nosotros. Es lo que nos ayudó
a seguir vivos". Uno de los
mayores tabúes había sido
roto y hecho público. El mundo
quedó paralizado.
ALGUNOS DE LOS SUPERVIVIENTES
EN SUS PROPIAS PALABRAS
GUSTAVO ZERBINO: "Cuando los
primeros del rescate bajaron de los helicópteros,
se habrán llevado tremendo susto
cuando vieron todos los restos alrededor
de la cabina. Tuvieron que pasar la noche
en el fuselaje con nosotros mientras pasaba
una tormenta de nieve. La presencia de
ellos nos llenó de alegría
porque estábamos a salvo y eso
nos hizo sentir bastante hambre. La sopa
en polvo que traían no nos fue
suficiente y comimos carne humana ahí
frente a ellos porque no teníamos
nada que ocultar. Finalmente decidieron
dormir en una carpa como a 100 metros
lejos del avión y revólver
en mano… ¡Pobres chicos!".
FITO STRAUCH - "Cuando Roberto
cortó las primeras tirillas de
carne, las colocó en la cabina.
Yo fui a comer apresuradamente en secreto…
Me sentía avergonzado todo el tiempo
que estaba allá arriba comiendo.
Quería esconderlo. Por mucho tiempo
estuve obsesionado por esta historia de
carne humana… pero no lo pude admitir".
CARLITOS PÁEZ - "Si lo
tuviera que vivir otra vez, no demoraría
diez días antes de comer carne
humana. Lo que hicimos, antes que nosotros
otros lo habían hecho; sólo
que nosotros le dimos nombre y apellido
a este acto".
COCHE INCIARTE - "Cuando veníamos
bajando de la montaña, flacos y
con hambre, vi un cura y sin pensarlo
le conté todo. Absolutamente todo.
Fue una purgación, algo que había
guardado en mí y tenía que
salir de una manera u otra. Inmediatamente
después le pedí que escuchara
mi confesión y él respondió:
´Hijo mío, ya te has confesado.
Que Dios esté contigo´. Esto
me ayudó a aceptar lo que había
hecho".
EDUARDO STRAUCH - "El Vaticano
aprobó lo que habíamos hecho,
aunque si nos hubiese condenado me hubiese
dado igual. No tengo escrúpulos
y no me siento culpable de lo que hice.
Lo acepto. Vida, poesía, invención,
inteligencia son cosas más importantes
que la muerte. Ese es mi único
reglamento".
ROBERTO CANESSA "Con el paso
del tiempo tengo el presentimiento de
que lo que vivimos fue como un experimento
de laboratorio. Ponés 30 jóvenes
de la ciudad en medio de la nieve. Los
desprovees de ayuda y provisiones; provocás
una avalancha que elimina a una docena
de ellos, algo que paradójicamente
ofrece a los demás la proteína
que necesitan para sobrevivir… y
esperás. Tengo que admitir que
con el pasar de los años, los escucho
cada vez más. Ahí están
hablándonos al oído".