
Título original: Ojos
bien abiertos
País y año de producción:
Argentina / Bolivia / Ecuador / Francia
/ Uruguay, 2009
Dirección: Gonzalo
Arijón
Guión: Gonzalo
Arijón
Duración: 110
minutos
Calificación:
Apta para todo público
Género: Documental
Sitio Web: http://es.saladomedia.com/cine/filmografia/ojos-bien-abiertos-productor-asociado-distribucion/
Reseña argumental: ¿Qué
estará pasando en esta Sudamérica
de principios de siglo? El momento socio-político
es único, sin la menor duda. Ahora
bien, ¿cómo retratar en
un solo filme el espíritu de lo
que está pasando?
Hace unos tres años el director
Gonzalo Arijón se hizo estas preguntas
para finalmente tomar su cámara
en una mano, Las venas abiertas
de América Latina de Eduardo
Galeano en la otra (el mismísimo
libro que Chávez le regaló
a Obama) y emprendió su viaje:
Brasil, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Uruguay…
con el fin de conocer y comprender mejor
a esos hombres y mujeres que -desde sus
combates cotidianos-, forjaron este singular
momento histórico. Un viaje que
se propone ser tan político como
poético.
El director uruguayo Gonzalo Arijón
había hecho Por esos ojos
(1997, junto a Virginia Martínez),
y La sociedad de la nieve
(2007).
"LA PATRIA ES EL HOMBRE"
Ojos bien abiertos es
un film de 2009 del director uruguayo
Gonzalo Arijón, en el cual intervinieron
para su producción Uruguay, Francia
y Argentina. Su título alude a
las ideas explicitadas por el escritor
también uruguayo, Eduardo Galeano,
cuyo libro Las venas abiertas
de América Latina, sirvió
a Gonzalo Arijón de faro, de guía,
y es quien subraya, aclara, analiza con
su voz y presencia los aconteceres históricos
de este viaje emprendido por el director
de La sociedad de la nieve,
al herido corazón de la sufriente
América Latina, con una entonación
testimonial y esperanzada.
Si bien el documental registra las presencias
de Michelle Bachelet, del matrimonio Kirchner,
de Tabaré Vázquez, asistiendo
a foros y cumbres latinoamericanas, la
mirada del realizador se dirige al comienzo
del film hacia el Brasil de Luis Ignacio
Lula da Silva, antes y después
de llegar a la presidencia. El foro de
Porto Alegre comparte una suerte de expectativa
que luego el ex-sindicalista, perteneciente
al P. T. (Partido de los Trabajadores),
no colmará. De ahí que,
representantes religiosos - entre otros
- de la llamada Teología de la
Liberación, expresen que Lula dirige
la barca de su país, en términos
de negociación y no de revolución.
El punto de vista que impulsa a Arijón
es develar de algún modo la lucha
de clases que se da en la república
de Bolivia del presidente Evo Morales,
en la República Bolivariana de
Venezuela con el llamado populismo chavista,
en el Ecuador de Rafael Correa.
Arijón coloca su cámara
con inteligencia, instalando un discurso
visual y narrativo que irá contrastando
personalidades diferentes. Así
el indígena Evo Morales resalta
por su austeridad, firmeza ideológica,
humildad, despojo, y en parte se contrapone
con la pasional figura de Rafael Correa
y con la más colorida y verborrágica
de Hugo Chávez Trías, de
quien un taximetrista caraqueño
hace un retrato muy significativo.
Con gran sinceridad, el director plantea
las contradicciones y enfrentamientos
que se dan en esos países en permanente
transformación, sin dejar de lado
la admiración que estos mandatarios
le concitan. A Evo Morales le ha tocado
nacionalizar las minas y los hidrocarburos
con la finalidad de una más equitativa
distribución de la riqueza, teniendo
que afrontar la lucha despiadada respecto
de todo cambio social, político
que le opone la región "separatista",
casi autónoma de la región
oligárquica de Santa Cruz de la
Sierra. En un mundo en el cual todo se
rige por la ley neoliberal del mercado,
las compañías trasnacionales
tienen un protagonismo devorador, que
hay que detener a toda costa.
Luego la cámara de Arijón,
se dirigirá a Venezuela. El espectador
verá a Chávez una y otra
vez, tratando de dar lugar y proyección
a las actividades comunitarias que se
disienten con profundos desencuentros
entre los de abajo. Un momento culminante
- entre varios más - es el arribo
del ex-presidente norteamericano George
W. Bush para sostener el A.L.C.A. (Área
de Libre Comercio de las Américas),
y el espectador visualiza cómo
el presidente y parte del pueblo venezolano
adhieren a otras posibles integraciones
latinoamericanas más aseverativas,
con la frase emblemática y humorística
que encarna el desprecio a la sumisión.
Arijón llega a Ecuador, país
en el cual la presencia indígena
tiene un rol protagónico total,
en cuanto a la defensa de los llamados
"derechos de la naturaleza",
en la reivindicación casi poética
del único pulmón vegetal
que le queda a Ecuador y al mundo, en
su región amazónica, más
allá del oro negro. Rafael Correa,
presidente de Ecuador, toma con pasión
esas reivindicaciones que hace suyas.
Defenderá los derechos de la emigración
latinoamericana, que ha despertado en
el primer mundo una xenofobia sin precedentes.
Ofrecerá a su pueblo, y en especial
a los ancianos que han perdido la vista,
la llamada "operación milagro",
que trasciende el mero hecho de recuperar
la vista, y se transformará en
una suerte de metáfora del futuro.
Ver al otro como un hermano, con una cuota
de mayor solidaridad, será el camino
a seguir, lejos de las gastadas palabras.
Film político, con una cámara
inquieta, inquisidora que viaja sin cesar,
por tierras que se recuperan por el pueblo
para ser sembradas, por ríos que
conducen a preservar lo vital, con un
formidable nivel fotográfico y
musical, poblado de rostros anónimos
- indígenas, mestizos, blancos
- que acercan sus historias personales
y colectivas, sus mitos, sus creencias
religiosas, sus contradicciones, sus utopías
al asombrado espectador.
Si como expresa un cantautor venezolano
"la patria es el hombre", Arijón
deja flotando esa idea para los que vendrán.
Las manos entrelazadas deben señalizar
la hermandad de la gran patria latinoamericana.
Éste parece ser su legado cinematográfico:
un antropocentrismo digno y plural, principio
y fin de todo lo que existe.
P. M.