
Título original: The Haunting
in Connecticut
País y año de producción:
Estados Unidos, 2009
Dirección: Peter
Cornwell
Guión: Tim Metcalfe,
Adam Simon
Con: Virginia Madsen,
Kyle Gallner, Elias Koteas, Amanda Crew,
Martin Donovan
Duración: 102
minutos
Calificación:
No apta para menores de 18 años
Género: Terror
Sitio Web: http://www.hauntinginconnecticut.com/
Reseña argumental:
Tras recibir la noticia de que su hijo
adolescente, Matt (Kyle Gallner), tiene
cáncer, Sarah (Virginia Madsen)
y Peter Campbell (Martin Donovan) deciden
trasladar a toda la familia cerca de la
clínica dónde Matt está
siendo tratado. El lugar elegido es una
imponente casa de estilo victoriano que
oculta un oscuro pasado como antigua funeraria
en la que sucedieron terribles acontecimientos.
La familia empieza a presenciar violentos
y extraños fenómenos que,
al principio, asocian con el estrés
provocado por la enfermedad. Pronto se
darán cuenta de que se enfrentan
a oscuras y terroríficas fuerzas
de origen sobrenatural. Basada en hechos
reales.
El guionista Adam Simon estuvo en los
libretos de Carnosaur Park
(que también codirigió junto
a Darren Moloney en 1993 y que fuera estrenada
directamente en video en Uruguay) y Bones
(Ernest Dickerson, 2001; también
estrenada directamente en video en Uruguay).
Su aquí colega Tim Metcalfe estuvo
en los guiones de La hora del
espanto 2 (Tommy Lee Wallace,
1988), Kalifornia (Dominic
Sena, 1993) y Bones.
REALIDAD DISTORSIONADA
Levemente inspirada en la historia real
que tuvo lugar entre 1986 y 1988 en la
localidad del título original,
y que sirvió de base para un semidocumental
emitido por el Discovery Channel en 2002
(A Haunting in Connecticut),
Invocando espíritus
(2009) mezcla algunos hechos que misteriosamente
ocurrieron en la realidad con la más
pura ficción, para dar forma a
una historia de fantasmas que comienza
sorpresivamente hasta como un digno drama
(Virginia Madsen - la madre - y Kyle Gallner
- como el hijo que padece cáncer
- hacen lo mejor que pueden) y que luego
va mechando algunos buenos sobresaltos
con una pizca de sadismo, fiel a lo que
la Lions Gate viene apostando a comercializar
prácticamente desde su creación.
Como dato curioso aquí figura un
viejo amigo de Roger Corman en el guión,
Adam Simon, que en su momento intentara
emular el éxito de Jurassic
Park (Steven Spielberg, 1993)
nada menos que con Carnosaur Park
(mismo año y codirigida junto a
Darren Moloney) y con resultados bastante
aceptables, y que luego haría Bones
(Ernest Dickerson, 2001; con Simon en
el libreto), sólo que esta vez
la esposa de Corman, Julie, fue la productora,
y no su conocido Roger.
Invocando espíritus
no está mal pero es una película
bastante despareja; unos minutos menos
seguramente le hubieran venido mejor y
alguna pulida en el libreto también.
La obra se nutre de clásicos como
Aquí vive el horror
(del ya fallecido Stuart Rosenberg, 1979),
donde la famosa casona de Amytiville era
la protagonista, quizás el caso
real de casa con espíritus más
famoso llevado al cine y sobre novela
de Jay Anson. Evidentemente, películas
como El Exorcista (William
Friedkin, 1973), El intermediario
del diablo (Peter Medak, 1980)
y Poltergeist (Tobe Hooper,
1982) también se suman a una enriquecedora
lista que supo contribuir con muy buenos
ejemplos para los subgéneros de
posesiones, fantasmas y espíritus
que buscaban distintos propósitos,
tanto para bien (justicia, liberación)
como para mal (venganza).
Pero aquí hay dos historias paralelas
que al comienzo asoman bien entrelazadas:
el drama que golpea a los padres por ese
hijo que padece cáncer y que no
se sabe si va sobrevivir, y, por si esto
fuera poco, una casa con pasado estremecedor
a la que toda la familia debe hacer frente
y cuando solamente se estaba buscando
un poco de paz y tranquilidad. El tema
es que la primera, más que diluirse,
es devorada por la segunda y su desenlace
bastante estruendoso. A esa altura la
película ya se había olvidado
de lo que pasó realmente ahí
dentro, imponiendo sus propias reglas
(comerciales) de juego y convirtiendo
a la casa en una especie de tren fantasma.
Si el documental en sí ya dejaba
algunas dudas a partir de su dramatización
de hechos mezclada con entrevistas a los
propios protagonistas y testigos de tan
llamativo caso, de la película
no se podía esperar mucho más.
Igual funciona de a ratos y en ocasiones
con muy bien nivel, pero en la global
como que no pudo encontrar su justo punto
de equilibrio.
AY