
Título original: Das weisse
Band - Eine deutsche Kindergeschichte
País y año de producción:
Alemania / Austria / Francia / Italia,
2009
Dirección: Michael
Haneke
Guión: MH, basado
en su propia historia
Con: Christian Friedel,
Susanne Lothar, Leonie Benesch, Ulrich
Tukur, Ursina Lardi
Duración: 144
minutos
Calificación:
No apta para menores de 15 años
Género: Drama
Sitio Web: http://www.thewhiteribbonmovie.com/
Reseña argumental: Inexplicables
acontecimientos perturban la tranquila
vida de un pueblo protestante en el norte
de Alemania en 1913, justo antes de la
Primera Guerra Mundial. Un cable que provoca
una terrible caída al médico
del pueblo, un granero que se quema, alguien
que aparece salvajemente torturado...
¿Quién está detrás
de todo esto? Los niños y adolescentes
del coro del colegio y de la Iglesia dirigido
por el maestro, sus familias, el barón,
el administrador, el médico, la
comadrona y los granjeros conforman una
historia que reflexiona sobre los orígenes
del nazismo en vísperas de la Primera
Guerra Mundial.
El realizador alemán Michael Haneke
había dirigido Horas de
terror (1995; estrenada directamente
en video en Uruguay), La profesora
de piano (2001) y Caché
(2005).
CULMINACIÓN CINEMATOGRÁFICA
DEL DIRECTOR MICHAEL HANEKE
Das weisse band. Eine deutsche Kindergeschichte
El film del director alemán Michael
Haneke, La cinta blanca,
es una producción de 2009, multipremiada
por su extremada excelencia, laureada
en Cannes con la Palma de Oro, nominada
al Oscar como mejor película en
habla no inglesa, y que antes de su estreno
en nuestro país, fuera elegida
por la crítica uruguaya (FIPRESCI
- Uruguay) y el público, como mejor
film de ficción, en el vigésimo
octavo Festival Cinematográfico
Internacional del Uruguay, acaecido en
Montevideo desde el 26 de marzo al 3 de
abril de 2010.
Lo manifestado por el director europeo
con respecto a su creación, tal
vez sea la clave de un opus que plantea
al espectador multiplicidad de interrogantes
que pueden potenciarse hasta el infinito:
"Más allá de la
reconstrucción de la época,
quise contar la historia de un grupo de
niños que erigen en absolutos los
principios de sus padres. Cuando alguien
cree poseer la verdad de lo que es justo,
se torna rápidamente en inhumano;
ésa es la raíz de cualquier
terrorismo político."
La oscilante verdad no se entrega fácilmente;
así lo entendía el maestro
japonés, Akira Kurosawa, cuando
se abrió las puertas de Occidente,
con la que llegaría a ser considerada
una obra maestra del cine mundial, titulada
Rashomon, que narraba
una historia de violación y crimen
desde tantos puntos de vista como personajes
había en la obra.
En La cinta blanca,
la suerte de puzzle a armarse y reordenarse
por el espectador es más brumosa.
Es un film coral puesto que desfilan varios
agonistas en el decurso fílmico.
Narrado por una voz en off, la
del anciano maestro de escuela, de esa
pequeña y ficticia villa de Alemania
del Norte, evoca los extraños sucesos
ocurridos en Eichwald, antes del estallido
de la Primera Guerra Mundial, haciendo
vivir al espectador, "la pasión
de quien sostiene un espejo, para así
descubrir o no lo que el espejo refleja."
El film tiene por momentos una entonación
bergmaniana. Así la impostura de
uno de los personajes principales, el
pastor luterano del pueblo, se acerca
al pastor protestante del film, Fanny
y Alexander, otro justo que "creía
tener un Dios para uso propio",
capaz de colocar a sus hijos la tan mentada
cinta blanca, que da nombre al film, como
explicitación frente a los "otros",
de la purificación ejemplarizante
a la que deben ser sometidos sus pecaminosos
vástagos, víctimas también
de los castigos por amor, ya sea que se
trate del uso del látigo a puertas
cerradas, del plantón, o de las
horrísonas y aberrantes ataduras
nocturnas.
Haneke maneja con sobreentendidos el
horror, que por momentos se oye pero no
se ve, o se observa fugazmente por una
cámara que enfoca una ventana y
salta a otra, contextualizando siniestras
y violentas historias en sus consecuencias,
o permanece fuera del ámbito mortuorio
en el cual se limpia el cuerpo muerto
de la mujer del sufrido campesino, "accidentada"
mientras cumplía sus tareas en
el aserradero del barón, el señor
feudal del pueblo, o pasa por una puerta
entreabierta para mostrar el ahorcamiento
de su compañero de vida.
Los agonistas principales son en cierto
modo víctimas y/o verdugos del
autoritarismo, del ocultamiento, de la
corrupción, del mal. Así
el accidente sufrido por el doctor no
tendrá una única respuesta,
y el retrato que se va haciendo del personaje
lo muestra ejerciendo una perversidad
mayor con su hija adolescente, y con la
partera del pueblo con quien convive,
luego de la extraña muerte de su
esposa. El destrato al que es sometida
la comadrona, llega a un clímax
casi "strindbergiano", a través
del infierno de las palabras que prefigura
otros infiernos más temidos. El
hijo de la partera, un inocente niño
discapacitado será ultrajado y
perderá la vista, y tal vez la
vida.
La duplicidad de las conductas humanas
es el leit-motiv de esta obra
mayor, planteando al espectador dudas
innumerables. El terrateniente ejercerá
la explotación ominosa de quienes
trabajan en sus tierras, pero será
abandonado por su mujer - magistral la
secuencia del transitorio regreso de la
esposa como metáfora de la opulencia
desmedida - luego de los vejámenes
infligidos a uno de sus hijos. Pero al
barón se le incendiará el
granero, o se le arruinará la cosecha.
Hay sueños terribles que se cumplen
y hay poesía en algún pequeño
niño que pregunta acerca de la
muerte. También hay real pureza
en la tímida Eva, la prometida
del maestro, el relator de esta fábula
fantasmal y perversa. La secuencia del
baile los coloca en el plano de quienes
están muy lejos de la oscuridad,
en definitiva del mal. Los hijos del pastor,
en especial Clara y su hermano (encarnados
por magníficos actores), deambulan
por el pueblo con otros chicos y parecen
saber algo más, que lógicamente
no confiesan. Han perdido su inocencia;
el mundo de los mayores en su represión
los ha ido arruinando moralmente, poco
a poco.
Aprenden fácilmente el interjuego
de la simulación. ¿Este
grupo de niños y jóvenes,
humillados y ofendidos, enfocados de espaldas
al espectador, serán en un mañana
cercano, los protagonistas de una tragedia
histórica, del horror que desembocará
en el triunfo de la ideología nacional-socialista?
Es oportuno planteárselo.
Las durísimas escenas vividas
por el espectador, se truncan por la noticia
de que el archiduque Francisco Fernando,
ha sido asesinado en Sarajevo.
La fotografía de Christian Berger,
los blancos y negros que ayudan a la creación
de una atmósfera claustrofóbica,
malsana, laberíntica, es otro hallazgo,
ya que remiten al admirado fotógrafo
de Bergman, Sven Nykvist.
No cabe duda de que se ha presenciado
una postulación cinematográfica
mayor, que dejará profundas huellas
en la historia del cine.
P. M.