
Título original: Two Lovers
País y año de producción:
Estados Unidos, 2008
Dirección: James
Gray
Guión: JG, Ric
Menello
Con: Joaquin Phoenix,
Gwyneth Paltrow, Vinessa Shaw, Moni Moshonov,
Isabella Rossellini
Duración: 110
minutos
Calificación:
No apta para menores de 15 años
Género: Drama
/ Romance
Sitio Web: http://www.twoloversmovie.com/
Reseña argumental: El
film cuenta la historia de Leonard (Joaquin
Phoenix), un joven atractivo pero problemático
que se muda a la casa de sus padres luego
de un intento de suicidio. Mientras se
recupera bajo la atenta mirada de sus
padres (Isabella Rossellini y Moni Monoshov),
preocupados, pero en realidad sin comprender
exactamente que le pasa a su hijo, se
encuentra con dos mujeres casi simultáneamente:
Michelle (Gwyneth Paltrow), una vecina
misteriosa, hermosa y exótica que
nada tiene que ver con el vecindario de
Leonard, aunque pronto descubre que ella
también se encuentra en problemas.
Mientras tanto, sus padres quieren que
conozca a Sandra (Vinessa Shaw), la adorable
hija del futuro comprador de la empresa
familiar de los padres de Leonard. Al
principio pone resistencia a los encantos
de Sandra y a la presión que ejerce
su familia pero Leonard gradualmente va
conociendo la personalidad de Sandra.
Leonard se ve forzado a tomar una decisión
imposible, entre la impetuosidad del deseo,
la tranquilidad del amor o el riesgo de
caer de nuevo en esa oscuridad que casi
acaba con su vida.
El director James Gray había dirigido
Los dueños de la noche
(2007), también protagonizada por
Joaquin Phoenix.
Curiosidades:
Según anunciara el propio actor
Joaquin Phoenix, ésta es su última
incursión en la actuación.
"UNA
FURTIVA LÁGRIMA..."
En la vida muchas veces se hacen elecciones
que no son tales, y en el profundo entrelineado
se claudica a lo que "otros"
evalúan como lo mejor. Tal vez
el transcurso del tiempo, permita ver,
rever los aconteceres vitales con más
claridad. También en algunos jóvenes,
se da una suerte de insconsciente adherencia
a la sabiduría recibida de los
mayores, que han padecido los reveses
de la diosa Fortuna, durante sus vidas.
El film estadounidense del director James
Gray, titulado Los amantes
(2008) , plantea este interjuego vital.
Con muy buenas actuaciones, con una seductora
fotografía que enfoca por momentos
la solitaria muchedumbre, -en imágenes
que se "rallentizan"-, por las
calles de la ciudad, sin reparar en los
demás; con una banda sonora que
privilegia el género operístico,
como correlato de los azares y avatares,
de los encuentros y desencuentros amorosos
que ocurren en el decurso fílmico,
pero que al final se resolverán
en un asordinado lirismo; James Gray entrega
al espectador una postulación artística,
poseedora de un inteligente libreto.
No es casualidad que el joven protagonista
(gran actuación de Joaquin Phoenix),
herido fatalmente por la soledad, se dedique
como pasatiempo a la fotografía
en blanco y negro, y registre espacios,
construcciones edilicias grises, en las
cuales la ausencia de la presencia humana
es el "leit-motiv". Es un solitario
que pertenece a una familia judía,
trabaja para ella, tiene una madre muy
protectora, interpretada maravillosamente
por Isabella Rossellini, y trae a su casa
paterna, un pasado dramático, de
abandono amoroso que lo ha determinado,
marcado en la espera de su emocionalidad,
en su psiquis. Pero el loco amor se volverá
a despertar por una vecina - genial en
su gestualidad libertaria y en su inocencia
desvalida, papel que encarna Gwyneth Paltrow
- que es además la amante de un
hombre casado.
Un frenético baile, será
el disparador de una pasión que
habita en el corazón de Leonard
(Phoenix), desde que la fuera descubriendo
como un "voyeur", desde su ventana,
baile que transmite el torbellino pasional
que se ha apoderado de su interioridad.
La ventana que distancia y aproxima, y
que en lontananza hace recordar a un film
del magnífico Decálogo
del realizador polaco Krzysztof Kieslowski,
junto a los celulares que comunican e
incomunican, serán tópicos
recurrentes que enmarcarán a este
triángulo amoroso en el devenir
temporal.
Porque los padres judíos, quieren
otra historia para su único hijo,
apuestan a una felicidad con futuro dentro
de su colectividad; al cumplimiento de
sus rituales religiosos, -registrados
en las antiguas fotos que llenan una pared
de su apartamento-, a un sentido de pertenencia
a valores y tradiciones inmutables. Así
la actriz Vinessa Shaw, en el papel de
una joven judía, con su timidez
y delicadeza, será la otra opción
para el joven Leonard, a quien también
podrá querer de otro modo, al mismo
tiempo, y en otro. El espectador agoniza
y se alegra con Leonard, y se encamina
como él hacia un final con muchas
preguntas, acerca de sí mismo y
de los posibles mundos a los cuales se
ha asomado para quedarse o no.
Pequeñas sutilezas como las imágenes
de un guante, de un anillo, de una palabra
que se escribe sobre un brazo, de una
azotea que es testigo de un imposible
amor, de unos cortes en la piel del agonista,
de una bolsa de nylon de la tintorería
de su padre, abandonada en el puente,
de una lágrima, hacen de este film
agridulce un opus mayor, con un discurso
dialógico y visual sin nada de
más, y un protagonista masculino
difícil de encontrar en el cine
de hoy.
P. M.