
                                        Título original: The Last 
                                        Exorcism
                                        País y año de producción: 
                                        Estados Unidos / Francia, 2010
                                        Dirección: Daniel 
                                        Stamm
                                        Guión: Huck Botko, 
                                        Andrew Gurland
                                        Con: Patrick Fabian, 
                                        Ashley Bell, Louis Herthum, Iris Bahr, 
                                        Caleb Landry Jones
                                        Duración: 87 minutos
                                        Calificación: 
                                        No determinada a la fecha de estreno (en 
                                        USA: No apta para menores de 13)
                                        Género: Terror
                                        Sitio Web: http://www.thelastexorcism.com/
                                        
                                        
                                        
                                        
                                        Reseña argumental: El 
                                        Reverendo Cotton Marcus pertenece a una 
                                        cuarta generación de ministros 
                                        evangélicos con muchos fieles creyentes 
                                        de su trabajo, sólo que él 
                                        no es uno de ellos... La gente cree en 
                                        lo que necesita creer, él piensa. 
                                        Durante 25 años, Cotton ha ayudado 
                                        a muchas almas perdidas a "expulsar 
                                        sus demonios". Ahora siente que ya 
                                        es hora de dejar atrás los espejos 
                                        y crucifijos, bajar las cortinas y dar 
                                        a conocer la verdad a todos. 
                                      En el crepúsculo de su carrera, 
                                        después de años de engañar 
                                        a fieles realizando exorcismos fraudulentos, 
                                        el carismático predicador le permite 
                                        a un equipo de rodaje filmar un documental 
                                        de lo que será, ha decidido, su 
                                        último acto para revelar así 
                                        los trucos de su comercio. Cuando Cotton 
                                        llega a la finca rural de un perturbado 
                                        fanático religioso, llamado Louis 
                                        Sweetzer, se encuentra con un fundamentalista 
                                        que lo ha contactado como último 
                                        recurso, seguro de que su hija adolescente 
                                        Nell está poseída por un 
                                        demonio que debe ser expulsado antes de 
                                        que todo termine en una tragedia inimaginable. 
                                      
                                      En la granja familiar, Cotton y su equipo 
                                        se dan cuenta de que nada podría 
                                        haberlos preparado para el verdadero mal 
                                        que se encuentra allí. Ya es demasiado 
                                        tarde para volver atrás, por lo 
                                        que deberán ahora encontrar una 
                                        manera de salvar a Nell, antes de que 
                                        sea demasiado tarde para ella… y 
                                        para ellos mismos…
 
                                     
                                      
                                      
                                      USTED DECIDE 
                                      El desafío era bueno. La cámara 
                                        en mano sin dudas abarata muchísimo 
                                        los costos, contribuye a que el terror 
                                        sea más real, aunque es más 
                                        difícil despertar el miedo cuando 
                                        al espectador se le dice de antemano que 
                                        lo que está viendo es una ficción, 
                                        a diferencia de trabajos recientes, como 
                                        Contactos del cuarto tipo 
                                        (Olatunde Osunsanmi, 2009), que se quería 
                                        hacer pasar por material verídico 
                                        (abducciones en Alaska), con la complicidad 
                                        de Milla Jovovich y su formal presentación 
                                        incluida, algo que prácticamente 
                                        era una tomadura de pelo para el que lo 
                                        veía. 
                                      El último exorcismo 
                                        (2010) asoma como una historia de ficción 
                                        digna, sin engaños de cintas encontradas 
                                        ni casos supuestamente verídicos. 
                                        El film cuenta la historia de un pastor 
                                        evangélico sumido en una crisis 
                                        de fe (Patrick Fabian, algo gracioso, 
                                        por momentos) que hace trabajos trucados 
                                        de exorcismo y que piensa para sí 
                                        mismo que todo el problema está 
                                        en la mente del afectado, haciéndole 
                                        creer al que lo contrata de que la víctima 
                                        se recupera gracias a su labor. Esto se 
                                        lo cuenta a la documentalista que lo está 
                                        siguiendo en su labor y que quiere hacer 
                                        una película sobre el éxito 
                                        en sus jugarretas. Con lo que no contaban 
                                        ambos era que el próximo y anunciado 
                                        último trabajo del pastor iba a 
                                        ser el de una adolescente que tenía 
                                        un demonio dentro.
                                      Y puede resultar un poco ambiguo lo de 
                                        la posesión, en el sentido de que 
                                        hay problemas y muy graves dentro de la 
                                        familia disfuncional de la joven, lo que 
                                        lleva a pensar en ocasiones que esas manifestaciones 
                                        son en realidad una proyección 
                                        de lo que víctima padece física 
                                        y psicológicamente (podría 
                                        ser hasta esquizofrenia)… o quizás, 
                                        lejos de conclusiones científicas, 
                                        haya también una entidad sobrenatural 
                                        que esté pidiendo su lugar. 
                                      La idea de soltar al personaje de Ashley 
                                        Bell supuestamente poseído, dentro 
                                        y fuera de la casa, tiene varios aciertos; 
                                        el jugar con la sugestión, lo impredecible, 
                                        el terror explícito, como las siluetas 
                                        fijas en la penumbra, o los momentos dentro 
                                        del granero, donde la propia actriz hace 
                                        extraños movimientos sin ayuda 
                                        de ningún efecto visual. También 
                                        tiene sobresaltos algo trillados y hasta 
                                        infantiles, si apenas nos ponemos a pensar 
                                        en sus referentes más próximos 
                                        (El exorcista, La 
                                        profecía) o en labores 
                                        un poco más recientes, maduras 
                                        y modestas (El exorcismo de Emily 
                                        Rose). 
                                      En definitiva, la película se 
                                        hace llevadera, a pesar de sus irregularidades, 
                                        aunque en el cierre intenta ser sorpresiva, 
                                        cayendo estrepitosamente y recordándonos 
                                        aquellas sagas tortuosas e interminables 
                                        de rituales satánicos que podíamos 
                                        ver en los videoclubes (como Ghoulies 
                                        y secuelas) o al propio formato de El 
                                        Proyecto Blair Witch (Daniel 
                                        Myrick, Eduardo Sánchez, 1999). 
                                        El cierre también resuelve lo de 
                                        la crisis de fe del protagonista aunque 
                                        de forma muy fugaz; a lo largo de la película 
                                        no se muestra un guión dedicado 
                                        a desarrollar esa parte del personaje; 
                                        tan solo se sugiere y luego se la abandona, 
                                        dando más prioridad al juego de 
                                        gato y ratón entre la cámara 
                                        y la joven poseída.
                                      El realizador alemán Daniel Stamm 
                                        (agnóstico) se había dado 
                                        a conocer en festivales de género 
                                        con A Necessary Death 
                                        (2008), un falso documental sobre un joven 
                                        que había puesto un aviso, buscando 
                                        un director que filmara sus últimos 
                                        días, antes de suicidarse. El realismo 
                                        de la película, incluso, llevó 
                                        a pensar a varios de los que la vieron 
                                        que realmente se trataba de un caso verídico, 
                                        de que esas cintas encontradas con las 
                                        que se armó la película 
                                        (casi 150) eran reales.
                                      De ahí que sea importante indicar 
                                        la intención de Stamm en El 
                                        último exorcismo (coproducida 
                                        por Eli Roth), de darle a entender al 
                                        espectador que es una obra de ficción. 
                                        El supuesto descuido promediando las dos 
                                        terceras partes de la película, 
                                        donde aparece la banda sonora (momento 
                                        de tensión, con los protagonistas 
                                        bajando rápidamente las escaleras 
                                        de la casa) puede ser una señal.
                                      La película, sin embargo, ha generado 
                                        otras controversias, en el sentido de 
                                        que a la familia de la joven se la muestra 
                                        como un grupo de cristianos primitivos 
                                        e ignorantes, y también con el 
                                        afiche de la misma, impactante pero llamativo, 
                                        cuya imagen en realidad no está 
                                        representada, salvo en un momento cuando 
                                        ella aparece en un ángulo entre 
                                        el techo y la pared de su dormitorio, 
                                        pero no en el aire sino sentada en un 
                                        ropero y sin ese tenebroso maquillaje; 
                                        tan sólo con el rostro normal y 
                                        una mirada algo perdida, como en un estado 
                                        hipnótico y sin poder controlar 
                                        su voluntad.
                                      Esto último también puede 
                                        ser una gran duda; la película 
                                        deja al espectador la posibilidad de saber 
                                        si ella actúa por sí misma 
                                        o por el demonio que la posee. Hay varias 
                                        interpretaciones, incluso dentro del equipo 
                                        de producción, en el sentido de 
                                        si se trata de una entidad sobrenatural 
                                        o es la maldad humana la que desencadena 
                                        todas las reacciones del personaje de 
                                        Ashley Bell.
                                      A esto último se agrega también 
                                        de que el guión no quiso jugársela 
                                        a mostrar escenas con efectos especiales 
                                        que dieran a entender totalmente de que 
                                        la joven estaba poseída; se optó 
                                        por mostrarla haciendo movimientos rarísimos, 
                                        poco usuales, a veces como si fuera una 
                                        fiera enjaulada o inmersa en situaciones 
                                        poco normales y fuera de contexto.
                                      El oscarizado documental Marjoe 
                                        (Sarah Kernochan, Howard Smith, 1972), 
                                        sobre el negocio de la religión 
                                        ha sido la influencia principal para moldear 
                                        al personaje del protagonista, pero hay 
                                        otra película que no se menciona 
                                        y que tiene en su línea argumental 
                                        un parecido bastante similar a El 
                                        último exorcismo, y es 
                                        la producción europea El 
                                        medallón sangriento (1975) 
                                        de Massimo Dallamano, donde un periodista 
                                        se dirige a Italia a hacer un documental 
                                        de arte, junto a su hija y la niñera, 
                                        y termina dando con la valiosa pieza del 
                                        título, un regalo que le hacen 
                                        a la niña (Nicoletta Elmi, que 
                                        estuvo en varias películas de Mario 
                                        Bava y también bajo las órdenes 
                                        de Argento) y que desata una serie de 
                                        extraños sucesos en un pequeño 
                                        pueblo.