
Título original: The Five
Senses
País y año de producción:
Canadá, 1999
Dirección: Jeremy
Podeswa
Guión: Jeremy
Podeswa
Con: Mary-Louise Parker,
Pascale Bussières, Richard Clarkin,
Brendan Fletcher
Duración: 105
minutos
Calificación:
No apta para menores de 15 años
Género: Drama
Sitio Web: http://www.fivesensesmovie.com/
Reseña argumental:
La película gira alrededor de las
vidas aparentemente no relacionadas de
cinco personajes, que corren en paralelo
hasta que en el algún momento se
conectan. Cada uno de ellos ha perdido
o está perdiendo uno de sus sentidos,
y debe resolver alguna cuenta pendiente
con su pasado antes de aventurarse en
un futuro desconocido. Cada uno de ellos,
también, trata de conectar consigo
mismo y con su entorno inmediato, tratando
de encontrar un sentido para su existencia.
Rachel, una adolescente en busca de su
propia identidad, se ve atormentada por
la culpa de haber perdido a una pequeña
niña a su cargo. Su madre (Gabrielle
Rose) es una fisioterapeuta que tiene
el "toque mágico" para
sus clientes, pero resulta incapaz de
romper la helada muralla que la separa
de su hija. Muy cerca, un oftalmólogo
(Philippe Volter) está perdiendo
el contacto con su hija al mismo tiempo
que el oído, y recluta a una mujer
(Pascale Bussières) para crear
un recuerdo de sonidos. Un profesional
de la limpieza (Daniel MacIvor) deambula
en pos del verdadero amor, mientras su
mejor amiga (Mary-Louise Parker), una
repostera que confecciona gateaux visualmente
suntuosos pero insípidos, padece
algún encontronazo con su efusivo
amante italiano. Todas esas historias
se unifican en torno a la búsqueda
de una desaparecida niña de tres
años.
SIN RETORNO
Cinco sentidos no es
una película pretenciosa pero tampoco
se maneja tan hábilmente con el
tema que se propone desde un principio:
mostrar la vida de puñado de personajes
con la historia de una niña desaparecida
de fondo, y recurriendo a los cinco sentidos
del título como filtro para complementar
inquietudes personales que se trasladan
hacia otros seres y, por supuesto, al
ambiente por donde transitan.
El guionista y realizador Podeswa se
pisa la cola sólo, dado que sus
intenciones de mostrar la falta de comunicación,
afecto y orientación se trasladan
al resultado final de su material. Y uno
no se está refiriendo a que las
cosas no son creíbles sino que
lisa y llanamente son bastante simples
desde el vamos. Los sentidos no trascienden
demasiado, salvo para el propio eje argumental.
La joven de 16 años que pierde
a la niña en el parque se convierte
en un personaje vulgar; tendencias típicas
de una etapa de búsqueda y experimentación
(como la adolescencia), con voyeurismo
y encuentro con el sexo opuesto de por
medio. Lo peor de todo es la posterior
resolución con su madre (la masajista),
en un apático acercamiento que
no es capaz de mover un pelo. Lo mismo
con el papel de esta última, tan
exageradamente dolida (y sobreactuada)
que hace pensar en los teleteatros que
suelen invadir la tarde uruguaya. Tampoco
hay mucho rigor que se diga (visual, narrativo)
en el resto de las situaciones, aunque
vale decir que los trabajos de Mary-Louise
Parker (la repostera harta de comida y
sexo) y Philippe Volter (el oftalmólogo
devastado por el alejamiento de su familia
y la propia soledad que lo rodea) contribuyen
a darle un poco más de condimento,
credibilidad y dramatismo al asunto.
La intención es por demás
buena pero la misma no logra llegar a
buen puerto, dado que en el propio desconcierto
de sus personajes se mete el del realizador,
quien aparece no muy efectivo en el entrelazado
de las historias, reiterativo y, en algunas
ocasiones, sumamente aburrido hasta cuando
juega intencionalmente con sus chiches,
los sentidos.
AY