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EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: LA COMUNIDAD DEL ANILLO ***



Título original
: The Lord of the Rings: The Fellowship of the Ring
País y año de producción: Estados Unidos / Nueva Zelanda, 2001
Dirección: Peter Jackson
Guión: Frances Walsh, Philippa Boyens, Peter Jackson, basado en el libro de J. R. R. Tolkien
Con: Elijah Wood, Ian McKellen, Liv Tyler, Viggo Mortensen, Sean Astin, Cate Blanchett, Ian Holm, Christopher Lee
Duración: 178 minutos
Calificación: Apta para todo público
Género: Aventuras / Fantástico
Sitio Web: http://www.lordoftherings.net


Reseña informativa: Hace mucho tiempo (aunque no precisamente en una galaxia muy lejana) se concibieron diecinueve grandes anillos, que le daban larga vida y mágicos poderes a quienes los llevaban. Pero también apareció un malvado ser que creó un vigésimo anillo, con la intención de gobernar al resto. Mucho tiempo después, ese mismo viejo anillo, que se creía perdido durante siglos, fue hallado. Lo que el (buen) protagonista debe hacer, entonces, y a expreso pedido de su tío, es destruir ese odiado objeto, que mantiene la esclavitud en Tierra Media. Por si fuera poco un grupo compuesto por distintas razas, y liderado por un sabio mago (la Comunidad del Anillo del título principal), se une a la misión del héroe de esta historia. De ahí en más los espera una larga, peligrosa e increíble aventura, que los llevará a vivir experiencias inimaginables, en pos de toda la humanidad.

El director neocelandés Peter Jackson (que también dirigió la segunda y tercera parte de El señor de los anillos; ver "Curiosidades") ha sido responsable de grandes (y no muy exitosos) films como Mal gusto (1988) y Muertos de miedo (1992), además de Criaturas celestiales (1994; ahí es donde se pudo ganar, increíblemente, la atención de la crítica, como si los anteriores trabajos - tan talentosos como Criaturas... - no valieran nada...).

La película está nominada a trece premios Oscar de la Academia de Hollywood, incluyendo el de Mejor Película.

Curiosidades: Ya están filmadas las otras dos partes de la trilogía de Tolkien. La segunda (Las dos torres) se estrenará en Navidad de este año y la tercera (El retorno del rey) en la Navidad pero de 2003.

Del creador sudafricano de toda esta impactante historia (con base netamente católica), John Ronald Reuel Tolkien, podemos decir que nació un 3 de enero de 1882 y que para su novela El señor de los anillos ha inventado catorce lenguas. De niño y de joven aprendió numerosos idiomas, como latín, francés, alemán, griego, español, italiano, ruso, sueco, danés y noruego, entre otros; odiaba el inglés que hablan los estadounidenses.

A pesar de que Tolkien vendió varios de los derechos de sus trabajos antes de fallecer por una fuerte úlcera, el 2 de setiembre de 1973 (dos años después de la muerte de su esposa), jamás pensó que sus obras se verían bien al ser adaptadas, por ejemplo, para cine o teatro.

Su famosa trilogía literaria ha vendido más de cincuenta millones de copias, siendo traducida a veinticinco idiomas.

Uno de los hijos del escritor Tolkien (John) es sacerdote.

Tolkien llegó a luchar en la Primera Guerra Mundial.



TRAVESÍAS Y TRAVESURAS

Una adaptación polémica, con prevalencia de acción y aventura, algo extensa pero sumamente espectacular, que mezcla el esquema de fórmula industrial con el más puro espíritu de esos guerreros que solían fascinarnos de chicos, es lo que depara esta primera parte de El señor de los anillos (2001). Bajo la batuta del neocelandés Peter Jackson y con elenco multiestelar, en el que participan grandes actores como Ian Holm, Ian McKellen y el señor Christopher Lee (todo un regocijo de maldad, como en el reciente Episodio II: El Ataque de los Clones), la película rinde verdadero tributo al concepto de séptimo arte que se ganó el cine allá por 1917.

Una gran cantidad de planos se asimilan a composiciones en donde entran en juego la música, la pintura, la escultura y hasta la historieta, con diseños que se inspiraron visualmente en la saga del juego electrónico de estrategia fantástica Warcraft (de Blizzard Entertainment), sobre todo en lo que tiene relación con las distintas criaturas y demás obstáculos que van apareciendo a lo largo de casi tres horas de metraje.

Cae de maduro que cualquier concepto a desarrollar vinculado a culturas y costumbres que impera en el relato de Tolkien no iba a ser muy contemplado por la gente de Warner y su filial New Line Cinema, a pesar de que en esta última figure Robert Shaye, uno de esos pocos ejecutivos "con mente abierta" (pero como que su poder no alcanza). Justamente las reglas industriales indican que la fantasía heroica, con énfasis en el despliegue técnico, va en primer lugar y que los personajes delineados e irremediablemente chistosos le siguen en la lista, cosa que resulte fácil de digerir para muchas personas que desean pasar un buen rato. Más allá de la gran cantidad de fans existentes, hubo gente que ni tenía idea de la obra de Tolkien y que reforzó enormemente la taquilla mundial de esta película, contribuyendo a crear aún más expectativa sobre un film que no es tan sorprendente como se esperaba, sobre todo en lo que tiene relación con un montón de conceptos que podían haber sustituído varios minutos muertos de película relacionados a esoterismos varios y que dan la sensación de que fueron puestos a la fuerza y que merecían mucho más desarrollo (el personaje de Cate Blanchett, por ejemplo).

La película hace gala del género en que se inscribe, a veces exagerando (la introducción pomposa de Ian McKellen, la picardía poco creíble, a veces, de Ian Holm) y en otras deslumbrando. Es en esto último que el film se apunta muchísimos puntos a favor. A pesar de que el montaje no siempre es eficaz (sobre todo en algunas luchas de bandos) y que algunos efectos especiales llegan a empalagar un poco, se crean secuencias magistrales de acción. Computadora y demás aparatos mediante, una furia casi demencial en los combates, tonalidades sumamente oscuras para los campos de batalla, y temibles personajes que se imponen con su sola presencia, desde Saurus (el antagonista del comienzo), pasando por aquellos jinetes que no están vivos ni muertos (otros que causaban impresión), hasta antiguos y gigantescos demonios (el del lazo de fuego) duros de matar (el monstruo subterráneo de la cadena, el de los tentáculos que sale del agua). Hay una gran cuota de imaginación visual en esta primera parte y por ahí es donde, precisamente, rinde.

Tanto los momentos de comedia como de drama no pasan de regular, aunque, al menos, sirven de soporte a un relato que pudo ser más dinámico aún y donde (ahora sí) el efecto del montaje se puede apreciar, con saltos de escenas pacíficas a otras absolutamente amenazantes (muchas con los jinetes encapuchados, por ejemplo). Las tres horas pudieron ser dos y monedas, pero, de igual forma, la película ha sido, en general, bien recibida por el público. Algo paradójico es que apenas aparecen los créditos, en medio de un final abierto, muchos se quedan con las ganas de ver más. Para eso habrá que esperar al estreno de la segunda parte, en la próxima Navidad.


AY


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