
Título original: Dragonfly
País y año de producción:
Estados Unidos, 2002
Dirección: Tom
Shadyac
Guión: David Seltzer,
Brandon Camp, Mike Thompson, sobre historia
de los dos últimos
Con: Kevin Costner, Linda
Hunt, Kathy Bates, Leslie Hope
Duración: 104
minutos
Calificación:
Apta para todo público
Género: Drama
/ Romance / Thriller
Sitio Web: http://www.dragonflymovie.com/
Reseña argumental:
Un doctor sufre un golpe emocional tremendo
cuando su esposa, colega suyo, muere en
un accidente en Venezuela y mientras se
encontraba en una misión humanitaria.
El cuerpo no aparece, el profesional queda
más afligido aún, pero seis
meses más tarde ocurren ciertas
cosas en su hogar que le hacen sospechar
que su esposa parece estar intentando
comunicarse con él desde el más
allá.
El director Tom Shadyac es más
bien un experto comedias; ha dirigido
algunas protagonizadas por Jim Carrey
(Ace Ventura; Mentiroso;
mentiroso) y otras como la remake
de El profesor chiflado
(1996) y Patch Adams
(1998). El coguionista David Seltzer había
dirigido Un destello en la oscuridad
(1992).
PENSAR DE TODO
Tom Shadyac es un devoto de la comedia
y aquí decidió embarcarse
en algo atípico. El misterio
de la libélula (2002)
es un thriller sobrenatural y a la vez
dramático que bien puede verse
como un giro inesperado en su filmografía
y a la vez como un desafío tentador,
un ejercicio en principio de misterio
y suspenso que paulatinamente va tomando
forma de historia romántica. Da
la sensación de que tres guionistas
eran demasiado para un libreto de esta
naturaleza. Y también que la médula
de esta historia fue hecha en base a ingredientes
de todo tipo y que ya no se puede disimular
la extrañeza de los argumentos
actuales en la industria. Más que
cambios permanentes uno se inclinaría
por reforzamientos, por pruebas que tan
solo descansan en la imagen de una estrella
(Costner).
Lo curioso es que durante la primera media
hora parece que el film no levanta, y
a medida que siguen transcurriendo los
minutos se va encaminando con algún
que otro susto ingenioso y un toque sentimental
que no solo se desprende desde la historia
sino también de la propia figura
de Kevin Costner, quien hace creíble
su pasión por esa mujer amada que
pierde al comienzo.
Hay cosas, sin embargo, que ya se vieron
en decenas de películas, personajes
secundarios de relleno, otros que quedan
colgados y, a pesar de los giros ya mencionados,
el espíritu inevitable de fórmula
tradicional acompañando todo el
asunto. El misterio de la libélula
se defiende, con altibajos, sí
(algunos gruesos), pero logra salir a
flote después de todo. Es un digno
pasatiempo al que se intentaron agregar
cosas innovadoras y que al final resultaron
bastante peculiares, por ahí interesantes
para ese espectador que demora en levantarse
de la butaca apenas aparecen los créditos
finales.
AY