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EL ÚLTIMO BESO ***


Título original
: L´ ultimo bacio
País y año de producción: Italia, 2001
Dirección: Gabriele Mucino
Guión: Gabriele Mucino
Con: Stefano Accorsi, Giovanna Mezzogiorno, Stefanía Sandrelli
Duración: 115 minutos
Calificación: No apta para menores de 12 años
Género: Comedia / Drama
Sitio Web: http://www.lultimobacio.it/


Reseña argumental: El film está constituido por las historias de ocho protagonistas, cuyas vidas se entrecruzan en una rápida y paralela búsqueda de pasiones. Ellos tienen diferentes edades: Francesca (Marina Stella) tiene dieciocho años y se enamora de Carlo (Stefano Accorsi), quien al igual que sus amigos Adriano (Giorgio Pasotti), Paolo (Claudio Santamaría), Alberto (Marco Cocci) y Marco (Pierfrancesco Favino), tiene treinta años y está a punto de casarse con Giulia (Giovanna Mezzogiorno), una romántica e idealista muchacha de veintisiete años. Anna (Stefania Sandrelli), la madre de Giulia, con cincuenta años y veintinueve de matrimonio, teme envejecer y resignarse al hecho de que la juventud ha quedado atrás para siempre.



HABLA EL DIRECTOR

El último beso trata sobre el miedo a crecer. Miedo a crecer a los treinta y miedo a envejecer a los cincuenta. Los personajes cuyas historias se entrecruzan en este film comparten esta desesperada necesidad adolescente de permanecer libres, sin el peso que las obligaciones, las convenciones, la sociedad e incluso la edad les van imponiendo.

Todos ellos poseen el deseo de huir hacia lo desconocido, por más lejano que sea. Carlo (Stefano Accorsi) y Adriano (Giorgio Pasotti) intentan de diferentes maneras huir de una familia que los hace sentir bloqueados, inmóviles, atrapados en una aplastante rutina.

Anna (Stefania Sandrelli), la cincuentona madre de Giulia (Giovanna Mezzogiorno), la novia de Carlo, intenta escapar de su propia edad y de un matrimonio que la ha hecho infeliz. Necesita sentir que su vida aún está en movimiento, desea volver hacia atrás hasta experimentar la gran emoción de estar enamorada. Quiere con desesperación volver a ser joven y vivir. Por lo tanto también huye... pero en vano. O quizás, simplemente no tiene la paciencia de esperar que ocurra finalmente algo nuevo.

Paolo (Claudio Santamaria) es el inquieto amigo de Carlo. Su padre se está muriendo, él cumple con su deber en la pequeña empresa familiar y su novia acaba de abandonarlo. Con la idea de escapar, sale de campamento con sus amigos e intenta encontrarle una solución a la profunda inquietud que lo aqueja, que él llama infelicidad. De modo que él y sus dos amigos, Adriano y Alberto (Marco Cocci), deciden poner sus vidas en movimiento: literalmente, parten. Ellos son los únicos que llevan a cabo la idea de huir, que desde el comienzo fue el denominador común de casi la totalidad de los personajes del film.

Pienso que la inquietud y la incapacidad de vivir armoniosamente en pareja es uno de los tópicos de mayor actualidad en nuestra época. Como institución, el matrimonio está entrando lentamente en crisis. Cada vez es menos la gente que se casa y más la que se separa. Hoy en día, muchas personas de alrededor de treinta años se hallan en crisis, porque tras dilatar en forma surrealista su entrada en la adultez - ante la necesidad de empezar a pensar en una vida familiar acorde con los modelos clásicos impuestos por sus padres – suelen sufrir una extraña sensación de angustia y desasosiego. No sé si esto ha ocurrido siempre; sólo sé que este síndrome de Peter Pan está hoy muy extendido, y no solamente entre las personas de treinta años.

Una vez leí algo en un libro que me impactó; decía que uno se está volviendo viejo cuando comienza a arrepentirse del pasado.

El último beso intenta narrar esa sinuosa y agitada carrera contra el tiempo, esta continua necesidad de amor y de emociones que constituye la vida y que une en forma transversal a gente de todas las edades. Y si la edad más hermosa es la juventud, allí es donde debemos regresar.

Por lo menos así es como lo sienten los personajes de este film.

Gabriele Mucino


SENTIRSE VIVOS

La necesidad de no dejarse arrollar por un presente en el que no todo está bien, la búsqueda de algo que pueda sanar las heridas que van creciendo con el paso de los días, las etapas experimentales que llevan a conclusiones útiles, tanto para el lado de volver al camino donde uno estaba o directamente para alejarse de un asunto complicado, tomando decisiones más radicales.

En tiempos donde los valores humanos se van degradando dentro de una sociedad competitiva e individualista, las famosas crisis pueden darse a los 30, a los 40 y en cualquier momento de la vida, ya sea para dejar el estado de muertos en vida, querer rejuvenecer o por qué no madurar y asumir lo que a uno naturalmente le toca.

Lo bueno de esta película, y sobre todo lo interesante del aquí guionista y director, es que contempla todos los bandos y no toma partido por ninguno en especial. Así como hay hombres con problemas Mucino también vela por las supuestas causas de los mismos, abarcando al inconformista pero también al afectado. Una visión más que neutral donde el normal desarrollo de las decisiones tomadas conducen a hechos quizá imprevistos pero enriquecedores al fin. Como que hay veces que no queda otra que pasar por algunas etapas algo sufridas para darse cuenta de dónde uno está parado realmente y qué es lo que quiere al fin.

El último beso no es una película machista ni feminista; es humana. Una visión inteligente, madura y sensible, con dosis de humor sumamente bienvenidas, para un tema que no es tan simple como parece y en donde muchas cosas necesitan ser tomadas con pinzas.


AY


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