
Título original: En la
puta vida
País y año de producción:
Bélgica / Cuba / España
/ Uruguay, 2001
Dirección: Beatriz
Flores Silva
Guión: Beatriz
Flores Silva, basado libremente en El
huevo de la serpiente, de María
Urruzola
Con: Mariana Santángelo,
Silvestre, Andrea Fantoni, Augusto Mazzarelli,
Martha Gularte
Duración: 100
minutos
Calificación:
No apta para menores de 15 años
Género: Drama
/ Comedia
Sitio Web: http://ibase035.eunet.be/enlaputavida/index_esp.html
Reseña argumental:
La investigación periodística
real que dio origen a este film de Beatriz
Flores Silva (La historia casi verdadera
de Pepita,la pistolera) giraba en torno
a una red de trata de blancas en la que
mujeres uruguayas iban a para a Milán
y especialmente en la historia de una
de ellas que logró escapar y regresar
a Uruguay, luego de haber hecho varias
denuncias. Entre realidades y ficciones,
la película lleva la acción
a Barcelona para contar las vivencias
de una joven con dos hijos que ejerce
la prostitución, se enamora de
su "fiolo", y va a trabajar
a España, con el sueño de
juntar dinero para poner una peluquería
en Pocitos.
PROFESIONAL Y AGRIDULCE
Lo primero que debe quedar claro es que
Beatriz Flores Silva es una de esas mujeres
que además de usar la cabeza se
preocupa por hacer trabajos vistosos y
que sugieran algunas elementos temáticos
a ese espectador amparado en la capacidad
de su trabajo.
En la puta vida (2001)
quizá no sea tan incisiva socialmente
como La historia casi verdadera
de Pepita la pistolera (1993),
aunque vuelve a girar alrededor de mujeres
dueñas de sí mismas que
las tienen que pelear de cualquier manera
para que tanto ellas como sus respectivas
familias puedan, al menos, salir a flote.
Pasar de ese personaje brillantemente
interpretado por Margarita Musto en La
historia casi verdadera de Pepita, la
pistolera a este un poco menos
conmovedor, más fresco y optimista
de Mariana Santángelo (la película
es prácticamente ella sola) hace
que el verdadero tema que podía
haber sugerido En la puta vida
muera en la orilla. El negocio de la trata
de blancas y quiénes lo manejan,
la indiferencia y complicidad que puede
venir de lugares y personas inimaginables,
y el interior de esas mujeres carcomidas
por la podredumbre donde se mueven quedan
rebajados ante (a veces innecesarias)
dosis de comedia, que en general no están
nada mal, aunque al principio como que
parecen puestas a la fuerza. Todo esto
termina rebajando el impacto emocional
de un film cada vez más simpático
y menos incisivo. O, mejor dicho, cada
vez más ficticio y menos realista.
Claro que ese fue el enfoque que Flores
Silva quiso darle a su película
y hay que reconocer que, de todas maneras,
funciona en base a una narración
correcta, sin pretensiones soberbias que
intenten romperle la cabeza a la gente
desde la dirección, aunque con
un final digno de una heroína que
parece haber ganado un mundial de fútbol
y no tan digno de aquellas mujeres que
todavía intentan escapar de un
negocio millonario y sumamente atroz.