Reseña
argumental: Tres épocas, tres
historias y tres mujeres se funden en un
fluir continuo a través del alma
de Las horas.
Estas mujeres están unidas entre
sí como los eslabones de una cadena,
sin advertir que es el poder de una gran
obra literaria el que, irrevocablemente,
altera sus vidas. La primera de ellas es
Virginia Woolf, en los suburbios de Londres
a comienzos de los años ’20,
luchando contra su propia locura al escribir
su primera gran novela,
Mrs. Dalloway. Más de dos
décadas más tarde, Laura Brown,
una esposa y madre que vive en Los Ángeles
a fines de la Segunda Guerra Mundial, lee
la obra y la encuentra tan reveladora como
para comenzar a considerar un cambio devastador
en su vida. Finalmente, en la Nueva York
contemporánea, Clarissa Vaughan,
una moderna versión de la Mrs. Dalloway
de Woolf, está enamorada de su amigo
Richard, un brillante poeta que está
muriéndose de SIDA. Las tres historias
se entrecruzan y finalmente se unen en un
momento sorprendente y trascendental de
reconocimiento compartido. Inspirado por
Mrs. Dalloway, de Virginia Woolf
y escrita en 1925, Michael Cunningham escribió
Las horas
luego de más de 75 años.
El director
británico Stephen Daldry es conocido
por haber realizado Billy
Elliot (2000).
PRETENSIONES
Por un lado
está la lucha contra la idea del
suicidio por parte de la escritora Virginia
Woolf, encarnada de manera satisfactoria
por Nicole Kidman, aquí en un maquillaje
que la hace casi irreconocible y que la
ubica, precisamente, en los años
´20. Por otro una lectora que queda
fascinada veinte años después
con la lectura de
Mrs. Dalloway, obra de la escritora
mencionada anteriormente. Y por último,
en tiempo presente, lo que vendría
a ser la propia protagonista de la novela,
interpretada por Meryl Streep.
Uno se pregunta
qué dirían esos mismos críticos
que hablan en tono burlón de "peliculitas
de terror, explosiones y rayos láser",
denigrando parte del cine de géneros,
si uno viene y dice que las mujeres de Las
horas están todas rayadas.
Algo perfectamente legítimo si se
tiene en cuenta que las justificaciones
de los que critican interesantes trabajos
de corte fantástico son, muchas veces,
erróneas. Claro que decir que todos
los seres del sexo femenino que aparecen
en este film de Stephen Daldry están
con la cabeza llena de pájaros también
es incorrecto, ¿no?
Ahora bien;
una cosa es tratar de mantener varios puntos
en común con las tres actrices y
tomando como eje principal las ficciones
de Dalloway y la realidad de Woolf (ambas
coinciden en mucho, obvio) y otra es saber
cómo aplicarlo y, en consecuencia,
cómo saber llevar esas semejanzas
que, de alguna manera, unen a las tres mujeres
principales a lo largo de un trabajo, paradójicamente,
algo extenso. El juego es muy lindo y original,
pero... ¿qué hay del funcionamiento,
más allá de la química
que apenas se logra?
Mezclar
rasgos en común de delirio, ilusiones,
confusión y desorientación
es muy simple. El tema es que eso mismo
se pueda llevar de manera convincente a
lo largo de un relato que no necesite revitalizarse
con un desenlace que, si bien llama la atención,
no logra impactar con la suficiente fuerza
a la hora de asociar en lo más profundo
a un personaje que padece S. I. D. A. con
otro, el pequeño niño, al
que casi se lo encasilla en medio de una
peligrosa situación, producto de
las dudas de una madre (Julianne Moore)
y a partir de los efectos que en ella causa
la novela de Woolf.
Las actuaciones
son muy interesantes; nadie va a negar el
enorme talento de Nicole Kidman, Julianne
Moore y Meryl Streep, pero las situaciones
no. Por momentos hay cierta confusión
y reiteraciones de conductas; algo que linda
con la pretensión artística
y la fácil y precipitada resolución.
Pero ojo; no es por falta de tiempo para
desarrollar personajes sino porque estos,
lisa y llanamente, se conciben de forma
tan similar que algunos diálogos
hasta sobran y embarullan. Como que el guionista
no se atrevió a pisar en terreno
más profundo, porque los propios
planteos realizados tenían su límite,
algo que en la novela, quizá, no
aparezca.
En cuanto
a Stephen Daldry pues ya se vio en Billy
Elliot un correcto trabajo, sin mucha
ambición ni tampoco inspiración,
por más que haciendo la vista gorda
la película salía tranquilamente
a flote, igual que Las
horas, un trabajo que aparenta mucho
más de lo que es.
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