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Dos infantiles y dos de monstruos
BIZARRAS Y CURIOSAS


por JP y AY (agosto, 2008)




"¿Qué passeggi? ¿Todo lindo, che?"







Muchas películas que desfilaron por nuestras retinas finalmente no quedaron seleccionadas para esta sección, debido a que en el 75% de cada una de ellas el asunto era un verdadero plomazo pero había un 25% restante que era magistral. Con escasas pero inolvidables escenas, planos fugaces, extras insólitos, diálogos demenciales, descuidos técnicos alevosos, las propias carátulas, las sinopsis previas ("Exija el video original") y especialmente las reseñas de las editoras que figuraban en las contratapas nos llevaron a juntar algunos de estos casos y agruparlos en lo que posiblemente sea una primera parte de todo lo que tenemos para comentar, y enhorabuena, dado que entre principios de 2003 y fines de 2007 (¡4 años y medio!) la sección quedó estancada.

El DVD llegó para eliminar definitivamente a los videos, aunque nosotros hemos rescatado unos cuantos de su estado ruinoso, que nos depararon varias sorpresas, como en su momento nos dieron las peleas entre Vadalá y Nino Dolce en Gran Hermano Famosos (2007) o como ahora mismo nos da la publicidad de una legendaria grappamiel que ojalá siga haciendo reclames por los siglos de los siglos, porque lo bizarro-artificial que se adueña de otros reclames, como los de una yerba mate, son un espanto y en cualquier momento nos van a tentar a dedicarles un espacio especial. Por ahora igual tenemos películas para comentar...


MI AMIGO PÚRPURA - Calificación bizarra: **


El título original viene de una canción famosa que Sheb Wooley había popularizado en 1958. Treinta años más tarde la directora Linda Shayne imaginó una historia en clave de comedia fantástica, y llegó a contar en ella (su ópera prima) nada menos que con Ned Beatty, Shelley Winters, Peggy Lipton, Chubby Checker y Little Richard. Como perla, también podrán ver el debut (a los 5 años) de Thora Birch (acreditada en la película como Thora), una niña que es más rápida que todo el elenco de adolescentes junto, aprovechando cada evento musical del barrio para currar con cualquier producto artesanal que saca de la galera. Thora Birch aparecería como la pequeña niña (hija de Jack Ryan) que se pone a bailar delante del guardia inglés en Juego de patriotas (Philip Noyce, 1992; luego también estaría en Peligro inminente, como la hija del agente Jack Ryan, claro) y también como la joven hija de Kevin Spacey en Belleza americana (Sam Mendes, 1999), la oscarizada película donde se hizo famosa.

Bueno, pasemos a la historia. Un niño cuyo sueño es formar una banda de rock´n roll recibe la visita de un misterioso ser extraterrestre, capaz de crear música por sí solo, y que lo ayudará a cumplir su sueño, que es salvar el complejo donde vive su abuelo para que el dueño no lo transforme en un condominio que le dé más rédito económico. La idea vino de la pareja cazafortunas de este dueño, una veterana llena de berretines que daban ganas de freírla en aceite.

Como decíamos al principio, no es una película bizarra, aunque la gran atracción de la misma sí lo es; una especie de Barney felpudo y petiso, con un ojo solo y un cuerno en la frente que apenas se lo ve dan ganas de pegarle, como a cualquier tipo disfrazado de comuñe que anda haciendo publicidad por ahí. Lo más gracioso es que nadie cae (salvo el niño protagonista y alguno más) que no es un hombre disfrazado que nunca se saca el traje sino un alienígena de lo más trucho que se ha visto (la carátula del video lo define como un "desgreñado alien violeta").

Está bien; la comedia no está tan mal; todo lo contrario. Incluso si uno la ve en cine de pibe hasta puede terminar recordándola con cierta nostalgia. Pero Linda... los extras están resalados. Una niña que participaba en una coreografía, al perderse mal, ¡¡¡se enoja y se va de cuadro!!! Nooooooo... El montaje es tan desprolijo como el bicho y el final (feliz) muestra al "violeta" que se raja de la Tierra, una fiesta que queda en absoluto silencio (¡corten de una vez y larguen los créditos!), y niños extras que miran la cámara, como esperando a que corteeeeeeeeeeeeeen.

Mi amigo púrpura fue distribuida por Paramount y aquí fue editada por la ya desaparecida Ronlay, que en las sinopsis previas... ¡encajó la propaganda de Martes 13 VIII: Jason toma Manhattan (Rob Hedden, 1989)! ¡¡¡Grandiosos!!! Eso sí; ese tráiler fue el mejor que se hizo en toda la saga: parece de una película romántica, con los edificios iluminados, la música instrumental de Sinatra, un hombre en la noche, parado y del otro lado del río, al que se lo ve de espaldas en picado, contemplando el paisaje urbano, la cámara se va acercando y cuando se da vuelta, es Jason, hecho bolsa y con un machete en la mano y... lo más gracioso de todo es que la gente que va caminando y lo ve con cara de espanto no es la que aparece en la película. Con una Commodore 64 figura impreso "Martes 13 VIII" y después (bien grande y en rojo) "TERROR". La voz del locutor argentino agrega "Martes 13, parte 8; ahora Nueva York tiene un nuevo problema." Mezcla de genialidad y bizarría; brillante. Queremos aclarar que las dos personas que escriben esta nota fueron las últimas en salir de la sala 2 del viejo cine Princess (en la 1 estaba el videoclub), un miércoles de noche, antes de que la sala cerrara definitivamente con... Martes 13 VIII en marzo de 1990, para orgullo del Sr. Rector de la Universidad de la República y las más altas autoridades del Ministerio de Educación y Cultura.

Pero estábamos hablando de la del "violeta". Algunas situaciones eran preocupantes en Mi amigo púrpura. Shelley Winters hacía de vieja vecina y amiga del abuelo del niño, que tenía una deuda con el propietario del complejo que no podía afrontar. Eso significaba que en pocas semanas iba a terminar en la calle. Para levantarle el ánimo, su amigo y varios vecinos más (incluyendo el macaco) le hicieron una reunión en su propia casa (todos estaban con deudas y la "vaquita" para salvar el asunto salió de lo recaudado en algunos toques que hicieron). La mujer venía de algunos problemas de salud (desmayos, infartos) por las preocupaciones, y en el momento menos pensado entra el acreedor para decirle que iba a tirar el complejo abajo para hacer un condominio. Esto llevó al pobre personaje de Winters a que le viniera de inmediato un ataque al corazón que la llevó al CTI, en estado muy grave. Y este señor ni siquiera puso una mueca de sorpresa o asombro. Ni qué hablar de ayudar; apenas tiró la bomba, se mandó mudar y se subió a su flamante auto silbando de lo más contento. ¿No era para hacerle un fatality?

"El resultado es esta fascinante historia lista para entretener a toda una nueva generación. En esta maravillosa película también actúan Little Richard como el Alcalde y Shelley Winters como la amiga del abuelo. Así que a disfrutar de un inigualable momento con este alien al que le gusta el rock..." La reseña sigue (y las comas... bien gracias).

Está de más agregar que "Mi amigo púrpura" era mejor título para promocionar una película infantil que "El violeta comehombres". Al menos acá la pegaron.

MI AMIGO PÚRPURA (Purple People Eater) - Estados Unidos, 1988 - Guión y Dirección: Linda Shayne. Con Neil Patrick Harris, Ned Beatty, Shelley Winters, Kimberly McCullough, Peggy Lipton. Duración: 90 minutos. Calificación: Apta para todo público. Editó: Ronlay


ROBOT CON CORAZÓN - Calificación bizarra: *


Bueno, bueno, que acá hay tela para cortar. La productora de esta película es la gloriosa Cannon, comprada en 1979 por los primos Menahem Golan y Yoram Globus, caracterizados siempre por hacer films de género de bajo presupuesto, casi siempre aprovechando algún exitoso blockbuster para seguir el ejemplo, y poniendo toda la carne en el asador. A ellos les debemos los mejores momentos cuando íbamos al videoclub en busca de películas de acción. Cannon nos trajo musicales de moda como Breakdance (Joel Silberg, 1984), Lambada (otra vez Silberg, 1990) o los protagonizados por Chuck (Norris), el inmortal e ídolo total Charly Bronson, Sho Kosugi, Jean Claude Van-Damme... pero ¿quién iba a decir que apostaran por una especie de Cortocircuito (1986) reciclado? El resultado es esta no tan bizarra película llamada Robot con corazón (1987), que en algunos momentos hasta sorprende de lo bien hecha que está, por más que directamente copia varias escenas de la película de John Badham. Por suerte los primos se la jugaron con los japoneses, sin necesidad de apostar a una Moulinex ambulante que pudo haber salido de Los Ángeles.

La comedia, dirigida por el francés Éric Rochat, está protagonizada por Bridgette Andersen (seguramente se preguntará quién es esta niña bastante parecida a Drew Barrymore; ya se lo vamos a decir) y fue filmada enteramente en Japón. Suzi acompaña a sus padres precisamente al país oriental porque el papá iba a hacer negocio con una compañía de computadoras. Mientras la pequeña se aburría cada vez más, un inventor, amigo del padre, le presenta a DEM, un robot programado para servirle de amigo y que es muy capaz. "Él la reta por no comer verduras, le dice cuando es el momento de ir a la cama, y hasta juega al escondite con ella", decía la contratapa. También juega al Pong, escucha todas sus quejas y al final terminan siendo grandes amigos. Tan amigos que cuando los padres de la niña deben volver a Estados Unidos, ella se escapa en el aeropuerto de Tokyo, termina en una carretera cercana escondida y el robot la va a buscar. Ahí el film pasa a ser una road movie (como Cortocircuito), con toda una serie de enredos bastante graciosos, un niño que ayuda a su nueva amiga y al robot, los padres desesperados, la policía buscándolos, el creador tratando de dar con su máquina, y un científico loco que desea saber el secreto de DEM para hacer negocio.

El nombre DEM se lo había puesto Suzi, porque lo definía como un robot demasiado bueno ("demasiado" en inglés es "too much"; TM, que los subtítulos en español abreviaron en DEM). A pesar de que se movía a 1.4 kms. por hora, ningún policía o interesado en la máquina podía acercársele, porque era capaz de darte un shock eléctrico que te dejaba carbonizado. Era una especie de Ultratón chico, todo blanco, pero muy bien diseñado, como un R2 D2 aunque más gordo.

Por supuesto que acá estaba la mano de los japoneses; empresas como Taito se sumaron al proyecto, aportando espectaculares máquinas y juguetes, que hacen terrible despliegue en la escena final, cuando se pelean con la policía. Es impresionante ver todo ese artilugio muy bien filmado de luces, robots, helicópteros de juguete volando y tirando misiles, y el público defendiendo a la niña y al robot (los medios daban tanta manija a la noticia de la niña desaparecida que se formaron hasta clubes de fans). Seguramente si en Uruguay querías comprar algún juguete de esos a fines de los ´80 tenías que vender tu casa, tus pertenencias, tu sangre, el tuétano de tus huesos y tu alma, más o menos para pagar la primera de las 14 cuotas.

Después de ver la película, no sabíamos si ponerla en la sección o no, porque está bastante bien como film infantil y es toda una curiosidad, ya que en Internet la andan buscando para comprar aunque está difícil, tri, tri. Eso les pasa por no haber ido a las liquidaciones de los videoclubes, viejo.

No; no es Drew Barrymore; es la pequeña Bridgette, aunque se parecen muchísimo

Foto aportada por un amigo de Bridgette. Hay varios portales en Internet que todavía la recuerdan.

Algunas imágenes de Robot con corazón, su último trabajo en cine.

Ahora, un capítulo aparte merece lo que pasó con la pequeña Bridgette Andersen. Esta niña se había hecho famosa por varios comerciales, pero especialmente por la película Savannah Smiles (1982; no estrenada en Uruguay), dirigida por el francés Pierre De Moro, una comedia donde Bridgette interpretaba a la hija de un político que ante la falta de atención de su atareado padre termina huyendo y escondiéndose en un auto que pertenecía a dos ladrones bastante torpes, que al principio quieren deshacerse de ella y luego terminan siendo casi una familia.

Bridgette había nacido en 1975 y falleció a causa de una sobredosis de heroína, mezclada con alcohol, a los 21 años, en 1997. Una de sus amigas la había visto la noche anterior. Cuando volvió al apartamento, al otro día de mañana, vio cómo la sacaban en una ambulancia. Finalmente, y luego de algunos días de estar padeciendo muerte cerebral, le desconectaron el respirador artificial que la mantenía con vida.

Lo peor de todo es que ella había empezado un tratamiento para dejar las drogas aunque no a los amigos, que seguían consumiendo y la frecuentaban, mientras ella trabajaba como empleada en una casa de comidas vegetarianas. A la vez ya venía bastante deprimida por problemas familiares que tenía, como consecuencia de la repentina fama que alcanzó en los medios y que la terminaron llevando a las drogas, ya desde la adolescencia.


Robot con corazón fue la última película de Bridgette Andersen, que tenía un parentesco lejano con el famoso escritor Hans Christian Andersen. De hecho, Bridgette hizo de Gretel en una versión que se filmó para una serie norteamericana en 1983.


ROBOT CON CORAZÓN (Too Much) - Estados Unidos / Japón, 1987 - Guión y Dirección: Éric Rochat. Con Bridgette Andersen, Mazato Fukazama, Char Fontane, David Spencer, Hiroyuki Watanabe. Duración: 89 minutos. Calificación: Apta para todo público. Editó: Ronlay


PIE GRANDE: UN ENCUENTRO INOLVIDABLE - Calificación bizarra ***


Algún día Hollywood se va a acordar del mito del Yeti y va a terminar haciendo alguna superproducción. Por ahora nos tenemos que conformar con los productos clase B que llegaron sobre todo en la década del ´70, con alguna comedia al estilo Pie Grande y los Henderson (William Dear, 1987) o con alguna película infantil donde ponen a una bestia humana disfrazada, haciendo de Bigfoot y... ¡momento! Ya la tenemos (abajo, en la estantería de alquile dos y pague una; las lleva el viernes y las trae a los 40 días). Se trata de Pie Grande: Un encuentro inolvidable, una producción norteamericana de 1994, dirigida por Mr. Corey Michael Eubanks (boxeador y experimentado extra de películas, dirigió algunos capítulos de Renegado, que le hace la competencia a nuestro querido Chuck en el 12) y donde trataron de lanzar a un jopende rubio llamado Zachary Ty Bryan.

"Un niño de 11 años... Una vieja leyenda... Una amistad para siempre". Bueno, este bagayo lo había editado Intertel y la productora (Family Film, siempre originales…) apostó por una adorable aventura infantil, por una típica película para cable, con algunos mangos (los suficientes como para poder ganar algo) y... con un gran error. En lugar de hacer a Pie Grande bastante más salvaje lo convirtieron en un torpe meloso, interpretado por un verdadero caballo que en varias ocasiones estuvo por aplastar al pobre adolescente, como cuando en una escena se tira en palomita desde una roca y a una altura de unos cuatro o cinco metros, al tratar de salvar al pibe… ¡de una trampa para osos! Claro; Bigfoot le había salvado la vida al botija y este se da cuenta que el bicho no es tan malo (sí es malo para tirarse, porque cae de costado, como una bolsa de papas), y entonces lo quiere salvar sí o sí de todos aquellos que lo quieren cazar, luego de que un pintor descubriera a Bigfoot en el medio del campo, cuando estaba inspiradísimo en un paisaje. Pero aparentemente el actor que hacía de Bigfoot sentía el peso del traje, o de repente no veía bien, o se moría de calor... La cuestión es que en cada caída parecía que se hubiera quebrado las costillas, lo menos.

Si le saltaba la térmica (la criatura vagaba y tenía hambre) al rubio se lo comía en dos pancitos, con mayonesa, ketchup, lechuga, tomate, cebolla frita, ajo y perejil, salsa criolla, chimichurri, huevo duro, ¿te voy cobrando? (¡¡¡síiiiii... Fergus, aguante el Fergus!!!). En realidad no se podía disimular nunca que era un tipo al que le costaba correr con ese traje, entre ramas y rocas, en bosques donde te podía aparecer el brujo de la Kung Fu Master o el mismísimo Demagorgon, el monstruo comeborrachos que se esconde en el baño del Bar Luz, ahí en Requena y Rivera. Pero de todas maneras Bigfoot también bromeaba, bailando al sacudirse el agua o poniéndose lentes de sol.

La acción tenía lugar al Norte de California y, una vez que lo vieron, una compañía termina ofreciendo... (¡acertaron!) un michón de dólares de recompensa. Ahí se entran a subir al carro cazadores (con rifles que parecían armas de la Guerra del Golfo), científicos, empresarios que querían hacer de la zona un lugar turístico y de paso mostrar a Bigfoot, al mejor estilo King Kong, y pobladores zarpadísimos que tenían toda la pinta de querer traficar con el bicho en el mercado negro o hacerlo directamente chorizo (o hamburguesa).

Afiche macabro-alternativo (el pibe parece un Hooligan)

- Botija, con esto saltás a la fama (al mostrador del bar La Fama)

Ah, todavía la sinopsis la teníamos que aguantar en varios estrenos de la editora, cuando estábamos en busca de alguna cosa bizarra y con la infaltable voz ronca yankee del clásico locutor que nos la pintaba como una perla del cine infantil ("Thiiiiis summeeeeer...") y que te solía vender aquellas películas de acción que se editaban de a trojas, haciéndote creer que los que actuaban eran actores muy famosos ("Starring Eric Bendepple, Matt W. Rikshawn, and the beautiful Susan Brackeford, in an outstanding performance").

PIE GRANDE: UN ENCUENTRO INOLVIDABLE (Bigfoot: The Unforgettable Encounter) - Estados Unidos, 1994 - Guión y Dirección: Corey Michael Eubanks. Con Matt McCoy, David Rasche, Crystal Chapell, Zachery Ty Bryan, Gary Maloncon (éste es el bicho). Duración: 88 minutos. Calificación: Apta para todo público. Editó: Intertel


RANNA: LA LEYENDA DEL LAGO DE LAS SOMBRAS - Calificación bizarra **



"Surgió del fondo del lago, sediento de destrucción y venganza", decía la carátula editada por... bueno, la película estaba hecha pelota cuando la vimos y rescatamos lo que pudimos (era la 821 en el catálogo de algún videoclub, eso seguro). En Argentina la editó el sello Intertevé. Rana, rana, ah no, con doble "n": Ranna (causa más pavorrrrrrr). La acción toma lugar en una misteriosa isla de Wisconsin, donde se encuentra un legendario tesoro indio, más precisamente en las cavernas submarinas del lago del título. ¿Y a qué no saben quién lo vigila desde las profundidades? Pero todo comienza no con el descubrimiento de las pepitas de oro, sino con el de un hueso que data de 125 millones de años. Ahí es cuando aparece una paleontóloga que, junto con los pobladores, "descubren con horror tres huevos verdes, viscosos y latentes, de tamaño grande, que comienzan a resquebrajarse, apareciendo de uno de ellos, la mano pequeña, húmeda y repugnante de otra criatura, lista para luchar y proteger el tesoro por siempre", según la contratapa del video.

Lamentablemente, Ranna aparece al final y apenas un par de minutos. Ranna es un flaco alto, disfrazado con un traje de goma color verde, y más bien se le ve solo la manito "pequeña, húmeda y repugnante", porque no había guita para hacer algo un poco más digno o directamente porque al director Bill Rebane le daba un poco de vergüenza mostrarlo, aunque si nos ponemos a pensar en los macabros muñecos que vienen en los catálogos de los supermercados, al lado de esa legión de macacos diabólicos... ("Mono: $ 40; Adorable oso: $ 25"), Ranna sería Alain Delon. Además el rodaje duró tan solo dos días. Eso sí; la música en un momento es insoportable, y todavía agarran a un pibe para hacer escenas tiernas con los animales del lugar, quizás para llenar un asunto donde hablan y hablan (y hablan). Y aburren... durante 96 minutos. ¡96 minutos! Y todavía querían secuela. ¡Pará, Rebane! ¡Aflojá, Billy! ¡Estás vendiendo Wisconsin! ¿Por qué tantas tomas aéreas? ¿Por qué esas visiones del bicho que nos rompe la vista con los colores? ¡Queremos ver a Ranna! ¡Y usá tu nombre verdadero, Ito! Ya sabemos que naciste en Latvia. Sí, al de la cámara le estamos hablando. ¡Movéla un poquito, Billy! ¿La tenés atornillada? Bien que nos pegaste flor de susto con La invasión de las arañas (1975), cuando la daban en los bonos barriales. ¿Pero acá qué pasó? Ya comentaremos alguna otra película tuya (te queremos, troesma).

RANNA: LA LEYENDA DEL LAGO DE LAS SOMBRAS (Rana: The Legend of Shadow Lake) - Estados Unidos, 1975 - Dirección: Bill Rebane. Guión (escrito en servilletas de boliches, mientras esperaban que el director saliera del baño para irse todos a la mierda): Lyoma Denetz, Jerry Gregoris, Mike Landers. Con Glenn Scherer, Brad Ellingson, Karen McDiarmid, Julie Wheaton y Paul Callaway (como Ranna). Duración: 96 minutos. Calificación: No apta para menores de 16 años (hay una parte media grossa, certo). Editó: Manzanares (yo qué sé...). En Argentina la largó Intertevé.

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