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MOTORAMA
Calificación Bizarra


por AY (agosto, 2002)


No es común toparse con este tipo de películas, que dejan una sensación realmente extraña y bastante alejada del humor que imperaba en películas anteriores comentadas en esta misma sección. Algo curioso es que es muy probable que la persona que la vea y logre entrar en el juego aquí planteado (olvidarse de lo racional en casi todo sentido) vuelva a verla una vez más (y quizá otra y otra). ¿Por qué? Porque a Motorama (1991) no hay que buscarle mucho la vuelta, más allá de algún mensaje elemental que al final se sugiere. Es simplemente una aventura de carreteras, pero muy especial, seductora y hasta adictiva. Ocurren cosas que llaman la atención a cada rato; algunas graciosas y otras chocantes, que no apuntan al sensacionalismo ni tampoco a algo que sólo el director de la obra y un puñado de intelectuales desparramados por el globo pueda entender de manera exclusiva. No hay que tratar de comprenderla sino de disfrutarla a como dé lugar y a partir de hechos que van a contramano en muchos sentidos, aunque son tan sorprendentes que no dejan de resaltar en numerosas ocasiones.

La película (que se toma o se deja) trata de un pibe de diez años (J. C. Michael, en una de las mejores actuaciones que se haya visto de un niño en película alguna), que, cansado de escuchar las violentas discusiones de sus padres, roba un Mustang y se manda conduciendo por los desérticos caminos de gran parte de un territorio que no se sabe cual es (obvio que se trata de Estados Unidos), con el objetivo de ganar una promoción cuyo premio es de medio de millón (se entiende que son dólares). Para eso deberá completar las letras de la palabra del título de esta película, cargando nafta en distintas estaciones de servicio, cuyos empleados entregan, con la compra de combustible (el pago mínimo que se acepta son cinco dólares), tarjetas que quizá contengan esas letras tan deseadas por los participantes.

Uno recuerda el viejo caso de un conocido, aficionado al cine, que para un concurso audiovisual filmó un corto que consistía en dar vueltas con la cámara alrededor de una manzana, apoyada en una mesa, cosa de intentar romperle la cabeza al jurado y ya de paso entretenerse con la variedad de comentarios que pudieran llegar a surgir. El caso de Motorama no es tan alevoso, pero bien pueden apreciarse algunos rasgos de picardía y, más que nada, burlones para con el espectador y en especial la crítica.

Gus recibe flor de trompada por estar robando nafta. Después es secuestrado y hasta pierde un ojo. Para qué..

Cuando hablábamos de mensajes elementales, que saltan a simple vista en la película, puede afirmarse que lo material es el motor desencadenante de algunas de las locuras que aquí acontecen. Si uno se pone ansioso, obsesivo, es muy difícil que le salgan las cosas, de igual manera que a esa otra persona que cuando menos espera algo al final le llega. Pero lo más importante aquí son los hechos que ocurren y la forma en que se dan; mejor dicho, las circunstancias y sus respectivos implicados.




Para empezar, conviene saber que los nombres de ciudades conocidas están todos cambiados; incluso el mapa de lo que supuestamente es Estados Unidos, una empresa distribuidora de combustible (parecida a la Shell, de nombre “Quimera”), el propio dinero que se maneja (los billetes son iguales a los usados en juegos de caja tales como El financista, Monopolio y El banco del hogar). Por otro lado la integridad moral y los valores familiares ni existen; todo parece como anárquico; cualquiera puede hacer cualquier cosa, que está todo bien; un menor manejando es visto como algo normal, igual que el caso de una pareja que abandona a sus hijos en un picnic por problemas monetarios. También es cosa común que un menor sea agredido verbalmente por una patota de motociclistas sin piedad alguna o que otra pareja de adultos ni se preocupe por ayudarlo cuando está a punto de perder la vista en un ojo. El pequeño protagonista madura en cuestión de días (mejor dicho, horas), roba, apuesta, es agredido en muchos lados y hasta es lanzado por la ventana desde el alto piso de un rascacielos.

... para seguir sufriendo. Gus pierde una apuesta, al jugar pulseadas con un pandillero, y todavía se la liga.
Mientras tanto, los pequeños hermanitos, abandonados en el picnic, se preguntan dónde fueron sus padres. 

Es muy poco probable que el director Barry Shils haya querido jugar a ser David Lynch, por ejemplo, o quizá John Waters (más en la línea; menos serio y trágico, si vamos al caso). Ha hecho tan solo dos películas, ésta y un documental que pasó sin pena ni gloria. La idea es no contar demasiado y sí que vean Motorama. Si quieren después publicamos todos los comentarios que nos quieran hacer llegar al respecto, en caso de que les haya gustado o al menos interesado, claro. Conviene aclarar que no está en todos los videoclubes, aunque sí pueden conseguirla en los más grandes y también en algún puesto de venta en la feria (Tristán Narvaja o Piedras Blancas, por ejemplo). Véanla y después nos comentan. En Uruguay no llegó a pasar por el cine, aunque sí fue editada en video a principios de los ´90. En el elenco aparecen figuras muy conocidas como Drew Barrymore (unos pocos segundos), el cantante Meat Loaf, Flea (de los Red Hot Chili Peppers), Robert Picardo y Dennis Miller (estos dos siempre aparecen en las películas de Joe Dante), entre otros.



Barry Shils, hombre desconocido por estas latitudes, llegó a estar asociado a algunas películas dirigidas por Larry Cohen (La sustancia mortal / La cosa / The Stuff; La isla del monstruo / El monstruo está vivo 3; y El regreso de las brujas de Salem). Motorama fue escrita por Joseph Minion, también guionista de una de las mejores comedias (y películas) de Martin Scorsese (Después de hora, 1985), además de El beso del vampiro (1989; con Nicolas Cage).

Gus se presenta en la compañía organizadora del juego para ser atendido como en un "Cinco Estrellas".


MOTORAMA (Motorama) - Estados Unidos, 1991 - Dirección: Barry Shils. Guión: Joseph Minion. Con Jordan Christopher Michael, Martha Quinn, John Diehl, Robert Picardo, Flea, Drew Barrymore, Meat Loaf, Dick Miller, Sandy Williams. Duración: 90 minutos. Calificación: No apta para menores de 15 años. Editó: CENSA
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