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R.O.T.O.R. (Robotic Officer Tactical Operation Research)
Calificación Bizarra


por Jorge Pinheiro y AY (febrero, 2002)


No viene de capitales italianos ni japoneses. No fue filmada en Filipinas ni en República Dominicana. No fue hecha en blanco y negro ni tiene monstruos con cierre en la espalda. No fue un ejercicio amateur ni tampoco surgió de un lavado de dinero. Tan sólo significó un inesperado tropezón para todo el equipo de filmación, supuestamente profesional. Hoy en día, además, constituye un objeto de culto entre los coleccionistas de películas bizarras de todo el mundo (incluido el gran Joe Dante). Estamos hablando de... Robotic Officer Tactical Operation Research.; estamos hablando deee. ¡¡¡ R.O.T.O.R.!!!; película estadounidense que trató de seguirle los pasos a la exitosa RoboCop (Paul Verhoeven, 1987), con algunos ingredientes de The Terminator (James Cameron, 1984), que la teníamos pronta para poner al aire cuando vemos, sorpresivamente, en la revista de televisión por cable de febrero, que la iba a exhibir ¡¡¡CineCanal!!! (nosotros la habíamos comprado en video, viejo).

El responsable de este desastre fílmico, super divertido y que cuenta (nos atreveríamos a decir) con el personaje más extravagante e inusitado de tuita la historia del cine, es Cullen Blaine (su verdadero apellido es Houghtaling), que luego terminó aportando sus conocimientos en técnica de animación para la Disney en algunas secuelas directo a video que el estudio del ratón editó basadas en algunos grandes clásicos o recientes éxitos de cine.

La historia se centra en la figura de este androide trucho que en principio fue creado "para juzgar y ejecutar", algo medio sanguinario si se toma en cuenta que RoboCop tan solo estaba "para proteger y servir". La cara de actor porno de los ´70 que tiene el hombre que se esconde tras la artillería de R. O. T. O. R. es innegable. Raya al costado, bastante volumen de alcachofas en su marote, bigotes alargados, enano, cabezón y con menos carne que Nahmod, este proyecto de héroe se descontrola y entra a hacer de las suyas por todo Texas. También usa un casco gigantesco que lo convierte en perfecto cabezudo para carnaval.

Resumamos mejor la cosa: un doctor con toda la onda country está a cargo de un centro experimental en Houston, lugar donde desarrolla su proyecto "R. O. T. O. R.", que consiste en una fuerza policial adelantada a su época, programada para combatir el crimen y la corrupción. Pero la incubadora que alberga a este cacho de metal y plástico presenta fallas técnicas (pifió el vaquero campirano), por lo que nuestro cyborg escapa, robándose un uniforme de la policía y una buena moto. Y esto no es todo. Detecta criminales, aunque también se mete con todo el que se cruza por su camino, incluso civiles inocentes. En otras palabras: se zarpa con todo el mundo. Ah, su mira infrarroja, con un blanco y al mejor estilo The Terminator, se parece a esas visiones de perros que frecuentemente vemos en las películas de Moneyw...; perdón, Hollywood, debimos decir.

No te metas con R. O. T. O. R. porque te va a ir como el toor. Roty y su casco comprado en un remate.
"Mamá, te presento a mi novia": la osa New Wave que pelea contra R. O. T. O. R.
"Vos poné los trapos que yo voy por la cerveza": la gorda y su look "barrabrava" lista para R. O. T. O. R.

Entre sus víctimas figuran un hacedor de hamburguesas a la plancha (ya se imaginan donde termina su cara), un mujeriego, un pelado que figura de extra y un gigante que hace gala de sus músculos y lo dan vuelta como a un fainá, además de otro extra (un policía que convierte sus pocas y reiterativas líneas en una brutal sobreactuación), un hombre y su novia. A esta última, inexplicablemente, la sigue a todas partes.



R. O. T. O. R. se hace el malo pateando sillas en salones vacíos (y... es para el espectador, que lo mira por tevé, ¿vieron?), es tomado en planos en contrapicado (esto es, desde abajo) enalteciendo su figura, brillantes focos de luz son colocados detrás de él, como si fuera algo especial (o espacial); en fin, es la estrella de..., pero esperen. Hay que ponerle fin a este asunto. Es demasiado el caos que está haciendo este señor. ¿Y ahora, quién podrá ayudarnos? ¿La partida de robots cogote de aluminio que conserva el Depto. de Policía del lugar? ¿La propia policía? A R. O. T. O. R. no lo vencen así nomás. ¿Y entonces?

"Hola, vengo por el aviso del Gallito...": (miren a los extras asombrados, atrás)
La gorda vestida por Dior, lista para combatir a R. O. T. O. R.
La pelea más bizarra jamás imaginada: la vaca y el robotito por fin se encuentran.

¡¡¡Llaman a una gorda saladísima, que al principio la vemos de lentes gigantes, armazón oscuro, peinado ochentoso, tacos altos, bolsito en mano y vestido azul, digno de una fana de La Familia Ingalls!!! A todo esto llegan al hotel y, con la mira puesta en R. O. T. O. R., The Goords se convierte en algo bizarraso: botas militares, más parecidas a las que usaban los punks, pantalón guerrillero, musculosa negra, caravanas, labios pintados, rostro de piedra maquillado, mas una franja blanca en el pelo que envidiaría el propio Gustavo Cerati en el video "Cuando pase el temblor" de su Soda Stereo.


La gorda sale como chumbazo del hotel, junto al científico doctor, llevando un arma presuntamente poderosa (parecía que transportaba un violín) y, finalmente, da con el paradero del travieso R. O. T. O. R. Y allí, en el campo, junto al lago, y al costado de una carretera comienza el gran show. Mientras Doc trataba de rescatar a la eternamente perseguida, la gorda cazó del cogote al cyborg y empezó a repartir tortazos. Se le tiró arriba tipo aquellas peleas en el recreo de la escuela. Al parecer Roty olvidó los movimientos sincronizados de androide y empezó a pelear onda portuario borracho pegándole a la dagor un piñazo que la ventó para los arbustos. De inmediato se levanta la ochentosa y le pega una patada a Roty que le hace morder el polvo.





Un forzudo desafía a nuestro pedazo de hojalata, haciendo gala de sus músuculos.






Y así van y vienen. Y hay que ver cómo se llegan a ver dos acciones en un mismo plano (¡¡¡maestrooo!!!). Mientras Country Doc (luego de reflex..., mejor dicho, de payar sobre la belleza de la naturaleza durante unos cuantos minutos) ayuda a la mujer perseguida (ambos apoyados en un auto y a la derecha de la imagen), la gorda y el robot se dan pa´masita del otro lado y a lo lejos, al mejor estilo de las películas Zucker-Abraham- Zucker. Mientras Gordy le da un abrazo de oso, R. O. T. O. R. aprieta los dientes con dolor dejando ver una fina dentadura de caballo.


Cabe acotar que el punto débil de esta triste máquina es... ¡¡¡la bocina de los autos!!!, que la deseperación por figurar de varios extras asombra, y que la película podía haber sido apenas un mediometraje, ya que son muchas las partes de relleno (poesía espantosa, diálogos horribles, escenas agregadas a prepo en el montaje) que podían haberse quitado.

Con ustedes, entonces, una nueva joya de Video Leal (editora de videos desaparecida, ubicada en la calle Yí) que da para entretenerse un buen rato. La película ya la dio Cinecanal y es probable que la vuelva a dar.




R. O. T. O. R. (Robotic Officer Tactical Operation Research; es decir R. O. T. O. R.) - Estados Unidos, 1989 - Dirección: Cullen Blaine. Guión: Budd Lewis, sobre historia de C. B. (C. B. que no sabés nada). Con Margaret Trigg, Richard Gesswein, Jayne Smith (¡esa es la gorda!). Duración: 92 minutos - Calificación: No apta para menores de 15 años. Editó: Video Leal

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