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FLIPPERS, SEGUNDA PARTE

por Alejandro Yamgotchian (febrero, 2002)




- Player 1: Disculpá; estos flippers tienen hambre (traducción académica del término barrial: "no le pegan con fuerza a la bola"); así no se puede jugar.

- Encargado del local: ¿Cómo que tienen hambre? A ver... (el encargado los prueba y, dándose cuenta que no andan un carajo) ...para mí andan bárbaro. No te puedo dar otra ficha.

- Player 1 - Todo bien.

A los dos minutos, al Player 1 se le van como taponazo sus otras dos bolas restantes y ya no le queda más plata para comprar fichas. Primera reacción: golpea los costados de la máquina con las dos manos. Segunda reacción: le pega un rodillazo al medio del aparato. El flipper se apaga haciendo un ruido tipo: puuuuuuuuuuuuuuuuim, tunnnnnn, tunnnnnnnn, tunnnnnnnnn.



- Encargado: Escucháme, bo, ¿estás de vivo?

- Player 1: Y... ¿qué querés que haga? Dale de comer a estos flippers de mierda.

- Encargado: Dale hermano, borráte... ya mismo.         

- Player 1: No me toques, viejo. Estas máquinas están todas arregladas y...


Bueno, bueno, bueno; llegó la segunda parte de la nota sobre flippers. Muchas gracias a todos aquellos que, más que elogiarnos, nos agradecieron el viaje hacia el pasado, recordando aquellas épocas, donde no faltaba la mamma que iba a buscarnos al local y nos llevaba de los pelos o de las orejas a casa, entre rezongos, cintazos y algún palo de escoba ocasional. Hay más flippeteros de los que uno piensa en la vuelta, que todavía recuerdan esas lindas épocas que iban desde fines de la década del ´50 (donde floreció el fenómeno), pasando por los ´70 (donde "la fiebre" se hizo sentir), hasta mediados de los ´80 (más tarde llegó el otro gran cambio, entre fines de los ´80 y principios de los ´90). Queremos dedicarle esta segunda parte a nuestro amigo Eduardo Correa, un flippetero de ley, de esos que no temblaba cuando los juegos sonaban (¿se acuerdan del PLOCK?).


Luego de una breve introducción "barrial" al tema de los flippers, llegó la hora de ejercitar la memoria, dejar un poco la "teoría" y acercarse más a estas queridas maquinitas. Para eso no hubo mejor idea que hacer un repaso a cincuenta de los flippers más populares (con su nombre original) que llegaron a Montevideo y muchos lugares del interior del país. La idea es hacer más una descripción que un análisis, cosa que el usuario pueda recordar alguno de esos predilectos en los que jugaba pero que no los tiene bien frescos en la memoria. A ver si se acuerdan, por ejemplo, deeeeeeeeeeeeeee...

Frontier
Count-Down
Gorgar

ALGAR: DEVIL´S LORD (Williams, 1980) - Con ustedes, el flipper que siempre dejaba con ganas de jugar a todo el mundo. Tenía uno de esos costados en que la permanencia en juego de la bola era a suerte y verdad. Siempre y cuando rebotara en una goma, pasando luego por debajo del alambrecito, todo bien; de lo contrario marchabas. Los hongos eran cómplices en todo esto y casi siempre la mandaban para ese sector mortal. Lo que tenía, sí, eran dos agujeros (uno en cada costado) en los que había que meter repetidas veces la bola para obtener de todo un poco (bonus, bola extra, especial). Tenía un kilométrico espacio entre un flipper y otro (y no tenía "salvavidas"). De todas maneras estaba bueno, aunque era necesario ligar bastante. En el tablero había una especie de hombre murciélago, con una mujer semidesnuda a sus pies. Increíblemente estuvo en el local de maquinitas de la plaza de comidas del Montevideo Shopping, que cerró hace unos meses. Traducción barrial: "la del murciélago"

ALI (Stern, 1980) - No era gran cosa que digamos. Tenía muy buenos dibujos, aunque, si uno observaba con atención, el diseño era tan poco inspirado que la bola parecía como que no tenía ni ganas de moverse. Poseía un tentador túnel circular, bien arriba y en un rincón. No se caracterizaba por estar bien iluminado. Los sonidos eran parecidos a los de Galaxy (fueron fabricados por la misma empresa - Stern). El color que predominaba era el marrón. Traducción barrial: "la Casiu´Kley"

ALIEN POKER (Williams, 1980) - En el tablero aparecía un grupo de extraterrestres multicolores (y cabezones) jugando a las cartas en su nave espacial. Este flipper era muy bueno y fue uno de los primeros en darle tiempo al jugador para lograr determinado objetivo. En este caso había que bajar las banderitas del medio y de derecha a izquierda. Al hacerlo daba muchos puntos. No era fácil, pero cuando se le agarraba la mano uno realmente la pasaba bien. Además, era muy difícil aburrirse luego de varios juegos, cosa que pasaba (y sigue pasando) en la mayoría de los flippers. Traducción barrial: "la alien poker"

THE AMAZING SPIDER-MAN (Gottlieb, 1980) - Éste fue uno de los primeros en ser denominados "gigantescos" (caracterizados por tener mucho más metal y ser más anchos). Tenía cuatro flippers, un diseño (y dibujos) muy prolijo, y no era tan fácil de jugar como parecía a simple vista. Era una de las estrellas en los balnearios, aunque eran pocos los que se animaban a desafiarlo. Traducción barrial: "la del Hombre Araña"

BLACK KNIGHT (Williams, 1980) - Este flipper era sencillamente genial. Los jugadores como que se doctoraban en Black Knight. Impresionante. Era la máquina del pueblo. Tenía dos pisos. En el superior había que pasar la bola por la famosa vueltita y así obtener el multiball. ¡¡¡Y abajo estaban los imanes!!! Si la memoria no me falla, éste fue el primer flipper en incorporarlos. Cuando la bola se iba por el costado uno apretaba el botón alternativo colocado al costado de la máquina y la misma era atraída por un poderoso imán, que la devolvía mansita al flipper. En el tablero había un dibujo amarillo y rojo y, obviamente, un caballero haciendo gala de su poderío. Traducción barrial: "la blak nait"

BLACKOUT (Williams, 1980) - Y seguimos con los flippers más jugados por los uruguayos. Este, además de ser bueno, era fácil y divertido. En el tablero aparecía el dibujo de dos astronautas haciendo maniobras con sogas y sobre una especie de agujero negro, mezclado con explosiones. Era el que salvaba la plata en los balnearios, siempre y cuando no estuviera arreglado. Un muy buen diseño convertía a esta maquinita en un flipper "de ley" (tenía todo lo que se le podía pedir, humildemente, claro). Traducción barrial: "la blakau"

CAVEMAN (Gottlieb, 1982) - Ooooohhhhhh, con ustedes el flipper más mimado del barrio. Fue el primero en incorporar un videojuego (un troglodita que debía perseguir animales prehistóricos; dificilísimo). Los encargados de los locales lo cuidaban más que a la propia familia. Cuidadito si alguien le llegaba a pegar, porque le sacaban la roja enseguida. Y vaya si habrá hecho calentar este flipper de mierda. Puro chirimbolo, mucho alarde, pero las bolas se iban como agua. Era todo azul, grande, pomposo, aunque no pasaba nada. Cuando llegaba el verano volaba a los balnearios. Traducción barrial: "el del cavernícola"

CHARLIE´S ANGELS (Gottlieb, 1978) - Máquina trucha, simplona y todavía con un hongo matador, pegado a uno de los costados, y un clavo con gomita en el otro (derecha) que jamás ayudaba al jugador. Esta se hizo a los boleos, aprovechando el éxito de la serie, y también los recibía, de parte de gente que prácticamente se sentía estafada. Uno de los pocos que tenía las llamadas "brillantinas" (esa especie de estrellitas de goma iluminadas y colocadas arriba y a la derecha, en la foto "al este"). Tenía un sonido espantoso. Traducción barrial: "la de Los Ángeles de Charlie"

CHEETAH (Stern, 1980) - Flipper muy adelantado a su época, tan adelantado que muchas de las mismísimas máquinas de hoy en día se quedan cortas ante este flipper verdoso de principios de los ´80, que tenía de todo y estratégicamente colocado en el piso. Era enorme, con tres flippers (uno arriba) y daba puntos a lo loco. Fue uno de los primeros en otorgar el multiball, pero con más de tres bolas (en realidad, eran seis). En el tablero aparecía el dibujo de una mujer cubierta solamente con un tapado del animal del título y una gorra (tipo boina) en la cabeza. A pesar de estos detalles, la máquina era más conocida en el barrio como "la del leopardo".

CIRCUS (Gottlieb, 1980) - Oléeeeeee, olé, olé, oléeeeeeeee, Circuuuuuuus, Circuuuuuuus. Qué grande esta máquina. Sacaba juego hasta el que no sabía jugar. Facilísima, pensada para que todo el mundo se divirtiera y disfrutara de un gran (en todo sentido) flipper, incluso los más chicos. En el tablero aparecía todo tipo de artistas y hasta un par de personajes idénticos a los de la película Freaks (1932) de Tod Browning. Lo curioso es que el puntaje siempre (pero siempre) estaba bajo y accesible, en Montevideo y en el interior. Aparte tenía como un miniflipper, arriba a la izquierda, que daba bastantes puntos y en el que se podía aguantar la bola un largo rato, aparte de uno de los costados más benevolentes de todos. Traducción barrial: "la del circo"

Que Lucy Liu ni Cameron Díaz ni Drew Barrymore; éstos son los verdaderos Ángeles de Charlie, y con maquinita propia.

COUNT-DOWN (Gottlieb, 1979) - Un astronauta mirando con cara de baboso a un mujer era el que engalanaba este pequeño flipper desde el tablero. Tenía banderitas por todos lados. Era accesible y presentaba los clásicos elementos de un flipper de barrio (si hasta los sonidos tenían ese no se qué...). Jamás se lo vio en balneario alguno. Era viejito, pero rendidor. Ya sabés...; si sos de los que gusta bajar banderitas, esta es tu máquina Tito. Traducción barrial: "el del astronauta"

DRACULA (Stern, 1979) - Tan galante como su personaje, con dibujos coloridos tanto en piso como en tablero, y ese vampiro con cara no tanto de caballero sino de alguien feroz y sanguinario. El flipper era muy coqueto, cuidadosamente diseñado y con unos sonidos realmente tétricos. No era tan fácil sacar juego. Además, tenía un hongo en el que la bola, cuando pegaba, quedaba como muerta sobre gomas blandas y de color rojo sangre. Traducción barrial: "la Drácula"

EIGHT BALL (Bally, 1977) - Dicha modalidad de juego de pool fue acreedora de este aparato (uno entre tantos que ya se venían construyendo y que rendían tributo al entretenimiento) del que todos hablaban y en el que también se organizaban competencias, más propias de entre casa. Como que el espíritu de la máquina contagiaba a los propios jugadores, quienes hacían apuestas por plata, bolitas, figuritas y hasta galletitas Lulú. Era una muy buena máquina, caracterizada por un largo, ancho y tentador pasadizo, ubicado a la derecha, por el cual había que pasar (por no decir meter) determinada cantidad de veces la bola, de manera seguida y con la intención de acumular el mayor puntaje posible, no sin antes pegarle (con ayuda del hongo) a un ancho botón (que oficiaba de Bola 8). Simple, colorido, muy prolijo. Traducción barrial: "la del pool"

EL DORADO (Gottlieb, 1975) - El preferido de todos aquellos quienes hoy peinan canas. Era muy difícil, aunque siempre había alguno de esos sabios que dejaba la grapa al costado y se ponía a jugar con el temple de un shaolin. En el tablero aparecían dos vaqueros (uno como a la defensiva y su compañero a caballo advirtiendo sobre indios que se veían - y venían - a lo lejos). El amarillo y bordó eran los colores que predominaban en un piso repleto de banderitas. Traducción barrial: "el Dorao"




FIREBALL
2 (Bally, 1981) - Flipper bastante complicado, muy atractivo por donde se lo viera, pero en el que había que ser un ingeniero de la NASA para calcular adonde dirigir la bola, cosa de que no rebotara y se fuera por los costados más siniestros de toda la historia de las maquinitas. Tanto el sector de la izquierda como el de la derecha eran bolas perdidas (tenía que rebotar en una goma y pasar por debajo de un alambrecito para que volviera al flipper). Sin embargo, hubo un truco que hizo que el diseñador se agarrara de los pelos (y que los encargados de los locales la sacaran casi de circulación): se paraba la bola con el flipper derecho, se la hacía ir hacia atrás (para tocar el alambrecito que daba puntos) y cuando se prendía la bola extra en las banderitas del medio se le tiraba y... listo el pollo. Traducción barrial: "la de la bola roja" (por el muy buen dibujo que había en el tablero).



FIREPOWER
(Williams, 1980) - Pedazo y pico de flipper, ultramoderno, readelantado a su época o, mejor dicho, tan bien hecho que le sacaba varios cuerpos de ventaja a muchos de sus vecinos y en cualquier local. Tenía seis botones en el medio que llenaban de puntos, poseía el multiball en sitios tan desafiantes como tentadores, y unos sonidos espectaculares. Un flipper digno de la grandeza de la compañía Williams, por lejos la mejor compañía en la materia. Traducción barrial: "la faier.


FLASH GORDON (Bally, 1980) - Otro de los más grandes y recordados flippers por estas latitudes. Tenía de todo (pero de todo), a tal punto que al momento de su llegada era una verdadera sensación (tenía voces intercaladas en el sonido y un flash que te dejaba ciego cada vez que le pegabas a algo), que hacía pensar que el diseño de los flippers podía dar para mucho más en el futuro (y así ocurrió, más allá de que 1980 fue un año revolucionario y sumamente competitivo en materia de creaciones de compañías de flippers). Tenía dos pisos (en el superior había que pegarle a la bola con uno de esos flippers chiquitos, de las máquinas viejas) y abajo tenía luces y banderitas por todos lados, además de dos rampas metálicas. Sencillamente brillante. El flipper no se inspiró en la famosa serie en blanco y negro para cine, sino en la película dirigida por Mike Hodges, protagonizada por Sam Jones. Traducción barrial: "la Flash"

FLIGHT 2000 (Stern, 1980) - "¿Cómo olvidarla? ¿Cómo olvidarla...?" Y seguimos con los cachos de flippers que llegaron a Uruguay. Este era una eminencia. Grandioso. En el tablero habían sofisticadas naves espaciales que iban en medio de una lluvia de meteoritos y como a colonizar otro mundo (posiblemente Marte). El piso tenía todos los clásicos elementos que se le pudieran pedir, además de numerosos túneles por el que pasaba la bola, con el objetivo de llegar al multiball y deletrear el nombre del aparato. El sonido era fascinante. Junto a Black Knight y Flash Gordon, una de las máquinas más jugadas por los uruguayos. Ah, fue la primera en incorporar voces humanas (en realidad simulaban a robots). Traducción barrial: "la flai"

FRONTIER (Bally, 1980) - "Cuenta la leyenda que un viejo señor...". Muchos se pueden acordar de este flipper, siempre y cuando les contemos que en el tablero habían dibujados un lobo enojado y un veterano de barba blanca. Ahora sí, ¿no? ¿Todavía no? Bueno, el diseño era muy similar al de Mystic (eran de la misma compañía), el color azul era el que predominaba y cuando daba bonus multiplicados era una cosa infernal (por la cantidad de bonus que otorgaba). ¿Todavía no la recuerdan? Bueno, ahora sí la van a recordar: durante el juego siempre sonaba un grillo de fondo, cada diez segundos aproximadamente. El flipper estaba bueno, sobre todo por las banderitas que tenía alojadas en fila y a lo largo de un túnel a la izquierda, aunque tenía sus días... Traducción barrial: "la del viejo"

Disco Fever ("atravoltada")
El piso de la Disco Fever
Los GlobeTrotters con su propio flipper.
El piso de la Amazing Spider Man.

FUTURE SPA (Bally, 1979) - Vaya uno a saber lo que pasaba por la cabeza de los creadores de este flipper, pero era una aparato con tan poca personalidad, inclusive el dibujo en el tablero, donde aparecía una pareja de humanos futuristas (como haciendo jogging) y con naves espaciales que volaban por encima de los rascacielos; era algo apático (el hombre se parecía a Tom Selleck y los dibujos a la película de Fritz Lang, Metrópolis; ¡¡¡qué combinación!!!). Eso sí, los elementos que poblaban el piso de juego estaban bárbaros, aunque hay que reconocer que era algo difícil. Las bolas se iban rápidamente y todavía tenía uno de esos costados mortales, a los que ya hicimos referencia más arriba. Por si no lo recuerdan, cuando daba el fantasma se escuchaba el ruido de un avión. Traducción barrial: no tenía, ya que nadie hacía referencia a este pobre flipper. Era muy usado, sí, para apoyar cuadernos, cartucheras, cartulinas, álbumes de Cacho Bochinche, camperas, buzos y mochilas. Lo podían jugar en el local de juegos de Montevideo Shopping, pegado a la plaza de Comidas, que como dijimos ya cerró.

GALAXY (Stern, 1980) - ¡Grande, grande, grande la Galaxy! Este flipper rara vez aparecía en los balnearios, pero estaba en muchos barrios capitalinos. Pequeño, coqueto y simpático por donde se lo mirara. Espectaculares dibujos en el tablero (estrellas, naves, cometas, brillantes colores) y en el piso. Había que ir haciendo los planetas del sistema solar, desde Mercurio hasta Plutón. Otro de esos flippers de ley, quizá uno de los más divertidos y cautivantes de todos. Traducción barrial: "la de los planetas"

GORGAR (Williams, 1979) - El demonio rojo y siniestro, gigantesco y atemorizante, dominaba el tablero, tiñendo de rojo casi todo la máquina. Muy buena por donde se la viera, pero era muy difícil, daba pocos puntos y los técnicos jamás se bajaban del caballo en cuanto a puntaje que había que hacer para sacar juego. El piso tenía un diseño, digamos, alternativo, mezclado con elementos convencionales. Cuando Gorgar gritaba más de uno se daba vuelta (más por el susto que por curiosidad) para ver de dónde venía tan espantoso alarido (se daba en casos ocasionales de especiales, juego por puntos y fantasma). Traducción barrial: "la del diablo"

HARLEM GLOBBERTROTTERS (Bally, 1979) - Otro en ser de los primeros en llegar a nuestro país con puntaje digital. También fue uno de los pioneros en tener dos flippers juntos de un mismo lado (uno encima de otro). El problema es que si se paraba la bola con el filpper de abajo irremediablemente se iba por entre medio de los dos. Tenía botones y banderitas por todos lados. Era una de esas máquinas a las que había que tenerle agarrada la mano, ya que de lo contrario las bolas se iban como taponazo. En el tablero aparecían los entonces integrantes del famoso equipo estadounidense. Los que jugaban eran más adultos que jóvenes. Traducción barrial: "la de los Globertroter"


HAUNTED HOUSE
(Gottlieb, 1982) - Excelente máquina, muy oscura en lo que a sonidos y diseño se refiere, con una casa embrujada saladísima dibujada (mezcla de mancha voraz y castillo encantado) en el tablero, que bebía más de las mansiones de la Hammer que de las numerosas (y aterradoras) películas filmadas en los ´70. Verde, negro y rojo eran los colores que imperaban por todos lados. La máquina tenía dos pisos y era un placer jugar en ella. Un hecho curioso era que no aparecía mucho en los balnearios ni tampoco en los locales capitalinos, aunque todo el mundo afirmaba haber jugado en ella, incluso aquellos jugadores de baby fútbol argentinos (con las famosas "cruzadas" e intercambios que se hacían) comentaban que en Buenos Aires la Haunted House era moneda corriente. Traducción barrial: "la de la casa embrujada"




HOKUS POKUS
(Bally, 1976) - Ni siquiera la (supuestamente) atractiva mujer dibujada en el tablero, mostrando una bola con cara de sobradora, era suficiente para tan penoso aparato. Fue uno de los primeros "modernos" en llegar a Uruguay (a partir de las viejas máquinas con gigantescos números negros en el tablero). El diseño era como un descampado, donde la bola pegaba en fierritos y no daba casi puntos, salvo que se tuviera una puntería tal como para meterla en lugares casi imposibles. Tenía unos costados gigantescos, por donde (casi) siempre se iba la bola. Vayan a robar a otro lado, viejo. Traducción barrial: "el de la mina"

THE INCREDIBLE HULK (Gottlieb, 1979) - A, B y C. Haciendo estas letras el jugador obtenía muchos puntos (la "súper fórmula"; guau). La A y la B estaban colocadas como en cuadrados, ubicados a un par de centímetros y por encima de ambos flippers, donde se alojaba la bola y luego era expulsada. Un flipper sencillo, entretenido, muy famoso en su época, pero con un sonido espantoso y un dibujo tan mal hecho en el tablero que Bill Bixby parecía Luis Aguilé y Lou Ferrigno parecía Marlon Brando en la espantosa versión de Frankenheimer de La isla del Dr. Moreau (1996). Traducción barrial: "la Hulk". Otra de las que estuvo, como pieza de museo en el ya desaparecido local de juegos del Montevideo Shopping, al lado de la plaza de comidas.

JUNGLE LORD (Williams, 1980) - Podría decirse que estamos ante uno de los más perfectos y a la vez difíciles flippers de todos los tiempos. El dibujo en el tablero parecía hecho por un artista profesional (un Tarzán trucho - y pelilargo - abrazando a una joven pelirroja y con animales y vegetación por todos lados) . Lo mismo para todos los llamativos chiches que integraban los dos pisos de la máquina. El único defecto que tenía era que poseía tantos objetos que la bola parecía como ahogada, sin poderse mover con soltura. Eso también implicaba que volviera más rápido a los flippers o los costados y el jugador no tuviera tiempo de reaccionar o medir sus intenciones. A esta máquina no jugaba casi nadie. El que llegaba a sacar juego por puntos era visto como extraterrestre. Y la cantidad de golpes y zamarreos que recibía el pobre aparato, de parte de jugadores enojados, era impresionante. Traducción barrial: "la Tarzán"

KISS (Bally, 1979) - Para quienes ya la conocen no hace falta decir lo que significó esta máquina en la cultura flippetera de todos los uruguayos. Para quienes no la llegaron a ver pues podríamos decir que fue una de las más jugadas y queridas por todos. Como sería de amada que era vigilada a muerte, tanto por los encargados de los locales (para vender fichas) como por los propios jugadores (por pasionarios, nomás). Desde el tablero el legendario grupo hacía sentir que ESE era EL flipper (o, mejor dicho, el juego electrónico, más allá de cualquier videojuego) de Kiss. Los diseñadores le agregaron numerosos símbolos musicales a los hongos, las banderitas, las barandas; en fin. Ojo que la máquina no era nada del otro mundo (en realidad era media trucha, con ese diseño simétrico y poco inspirado), pero había que ver cómo atraía a la gente. Traducción barrial: "la Kiss" (y cuidadito con pegarle o moverla violentamente, eh)

007: James Bond, tablero y piso.

LASER BALLSTELLAR WARS (Williams, 1979) - A este flipper lo veíamos hasta en TV Educativa (sí, aquel espacio que deseábamos que terminara para poder ver enseguida los dibujos animados que daban a las 6 de la tarde, aunque a la maestra le decíamos lo contrario). El término "lomo al cohete" sería ideal para esta máquina grandota, súper aburrida, que hacía ruidos por todos lados y que en el tablero tenía un feísimo dibujo, como de una bruja moderna que tiraba rayos láser por los dedos. Uno le pegaba a millones de cosas (en realidad, había gomas al santo botón) y no daba casi nada. El puntaje que había era accesible, aunque... ¿cómo se puede hacer puntos en una máquina que no prácticamente no los da?. Fue uno de los que más insultos y agresiones recibió de todos. ¡¡¡Si hasta en algunas películas todavía aparece!!! Traducción barrial: "esa porquería"

MARS, GOD OF WAR - (Gottlieb, 1981) - Flipper que se inscribe en la misma camada de máquinas "futuristas" tipo Caveman o Volcano (comentada más abajo). En el tablero aparecía una especie de gladiador romano pero luchando en arenas rojas (el planeta Marte, probablemente). Estaba bastante bueno, en general, aunque era difícil sacar juego. A pesar de lo innovador de su diseño, tenía un piso muy oscuro y sonidos tan raros, que parecía que había un marciano de verdad encerrado en el flipper. Traducción barrial: "la del guerrero"

METEOR (Stern, 1979) - Ojo que nada tenía que ver con la serie nipona (su nombre original, además, no era Meteor sino Speed Racer). En el tablero aparecía, justamente, un gigantesco meteoro a punto de chocar con el mismísimo tablero (un gran fuego lo rodeaba). La idea era diseñar el piso del aparato como el de un planeta deshabitado, de suelo rocoso y ambiente azotado por fenómenos espaciales. Era uno de esos flippers en los que daba gusto pegarle a la bola y con mucha fuerza, ya que los objetos más importantes estaban a tiro pero bien distantes, en especial una banderita que giraba rapidísimo y llenaba de puntos al jugador. Traducción barrial: "la del meteoro"

MYSTIC (Bally, 1980) - Quizá el flipper más difícil de todos y uno de los mejores y primeros en llegar a Uruguay, en lo que respecta a la serie de máquinas con números digitales en el tablero. Este último evocaba una feria de circo (aparecían algunos personajes famosos como Houdini) y en el medio figuraba un veterano canoso con varita mágica, además de un ojo gigantesco que hacía flashes cuando el jugador pegaba en lugares que daban muchos puntos. Se caracterizaba por tener una bola retenida en el piso (casi arriba, a la derecha) que, a medida que se le pegaba con la que estaba en juego, iba otorgando bonus, multiplicaciones, bola extra y, finalmente, el preciado especial (o "special"). El diseño estaba bárbaro y uno nunca se aburría de jugar (ni de gastar plata). Un verdadero clásico en materia de juegos electrónicos. Traducción barrial: "la del mago"




PANTHERA
(Gottlieb, 1980) - Una de las pocas máquinas que tenía su clientela; inexplicablemente eran los adultos quienes más jugaban a este flipper. En el barrio era el preferido de aquellos laburantes que salían a las 7 de la tarde y, con bolso al hombro, se prendían un "Puerto Rico" o un "Cerrito" y exhalaban la bocanada de humo mientras tiraban la bola al piso con el resorte. En el verano era el clásico veterano tipo "a ver vieja, espérame un rato que voy a jugar a esta de la pantera". En el tablero estaba el dibujo del animal del título, acompañado de una china espectacular, morocha, pelo largo, toda encuerada y con un látigo en la mano. El objetivo era hacer 1, 2, y 3, además de ir bajando banderas, meter la bola en agujeros, multiplicar arriba y pasarla por una banderita que llenaba de puntos. Traducción barrial: "la pantera

PARAGON (Bally, 1979) - Otro de esos agarrado a patadas a toda hora. Máquina difícil si la hubo, con unos costados gigantescos y dos flippers de un mismo lado (tipo la Harlem Globbertrotters). La bola, claro, acostumbraba a irse por entre medio de ambos. Era bastante amarreta a la hora de dar puntos, aunque tenía algunas cosas a favor, como querer innovar en los elementos del piso, que hacían que el juego no fuera para nada aburrido. Lástima (insisto) que daba tan pocos puntos. Fue uno de los flippers más grandes que hubo y en el tablero aparecía un guerrero tipo Conan salvándole la vida a una mujer, de las garras de un temible león. Eso sí, los sonidos eran dignos de juguetes para nenes chicos. Traducción barrial: "la del león"

PHOENIX (Williams, 1978) - Es muy probable que esta haya sido una de las primerísimas máquinas con números digitales en el tablero que llegó a Uruguay. Era dificilísima, aunque nadie la tocaba porque era "LA" sensación del barrio. Tenía un dibujo de la famosa ave desplegando sus gigantescas alas. Otro de los flippers que convertía a aquellas personas que sacaban juego por puntos en extraterrestres barriales. Paradójicamente, daba fantasmas a lo loco. Traducción barrial: "la fénis"

PINBALL ACTION (Tehkan, 1985) - Este fue el primer flipper en videojuego.  Y sigue siendo uno de los mejores, a pesar de tener más de veinte años. Tenía dos botones, uno en cada costado del video, y presentaba cuatro atractivos (para la época) diseños: el principal (con una mujer de cabellos de fuego, que se pasaba guiñando sus ojos), uno verde (sobre bowling), uno anaranjado (relacionado a los juegos de azar) y uno azul (vinculado al póker). Prolijísimo, ordenado, con todos los ingredientes que tiene que tener un flipper, sonidos muy acordes y dos botones extra: uno para tirar la bola y otro para moverla sin cesar y sin riesgo de que se apagara. Y lo más importante: fue uno de los que más se acercó en cuanto a poder medir el tiro con flippers computarizados (algo casi incomparable a la propia fuerza e intensidad de la mano humana a la hora de jugar a los flippers reales). Lo único que los famosos juegos en video y para PC no han podido igualar hasta hoy día es este detalle justamente. Traducción barrial: "el video del flipper"

PINBALL POOL (Gottlieb, 1979) - Debe ser uno de los que más banderas tenía para bajar. Un flipper demasiado sencillo, compuesto apenas por un par de botones y una bola (la 8) estancada en el medio, que daba puntos y otras cositas. Puntos justamente era lo que se buscaba hacer, ya que si seguía el camino correcto el flipper se tornaba atractivo. Se lo vio más de una vez en pubs y boliches de balnearios. Traducción barrial: "el de las morochas"

PINK PANTHER (Gottlieb, 1980) - Nada tenía que ver con la Pantera Rosa y sí con el boxeo..., de tantos golpes que recibía. ¡Qué máquina mortal, por favor! El que la diseñó lo hizo por amor al dinero y alevosamente. El espacio entre flipper y flipper era abismal. Los costados eran una boca de hipopótamo. Los jugadores hacían records pero de menor permanencia durante el juego. En el tablero aparecía una especie de Gatúbela rubia, con antifaz, un traje todo rosado y un diamante robado en la mano. Ladrona por todos lados. Jamás daba fantasma. Muy salada. En los balnearios estaba siempre y recaudando a lo loco. Traducción barrial: "la pinpanter"

Black Knight
Circus
El Dorado

PLAYBOY (Bally, 1978) - Este aparato parecía hecho para mujeres; el color rosado estaba por todos lados, tenía diseños, con adornitos y colores, que harían las delicias de numerosas conductoras, pero era dificilísimo; el piso estaba desértico (era puro dibujo; nada más), los costados estaban a la orden del día, el medio (entre flipper y flipper) era gigantesco y el puntaje para sacar juego era altísimo. Se caracterizaba, sí, por dar muchos fantasmas. Traducción barrial: "la Playboy"

ROYAL FLUSH (Gottlieb, 1976) - Este flipper fue uno de los más finos, elegantes, coquetos y atractivos que llegaron a Uruguay. Parecía un flipper de Barbie, de tantos chiches, colorido y luces que tenía. Increíblemente, y al parecer a primera vista un flipper dedicado a damas o niños, a algunos hasta les daba vergüenza de que los vieran jugando a este flipper tan bueno. Tenía, por otro lado, algo muy curioso: en el tablero había una mujer estilo victoriana con un abanico multicolor en su mano. Con cada ficha que se jugaba dicho objeto giraba una vez, cambiando de color. Si llegaba al rojo y se la metía en un agujero daba un nuevo juego. Pero había veces que para llegar a dicho lugar había que esperar a que se jugaran unas 5 fichas, por ejemplo, ya que el color rojo estaba a cinco más de lo que marcaba el abanico del flipper en ese momento. De ahí que nadie quisiera jugar hasta que el abanico estuviese a un solo color del rojo. Por supuesto que por puntos, especial y fantasma también daba juego. Traducción barrial: "la del abanico".


SEAWITCH (Stern, 1980) - Muy atractivo, por cierto. La bruja del mar hacía estragos con el agua, mientras un grupo de exploradores trataba de zafar de las garras de la maldita vieja. Otro con diseño algo alternativo, con sonidos que hacían acordar a películas de rituales satánicos, olas gigantes, vientos fuertes, y la voz de la bruja, que apenas se sentía cuando uno sacaba juego (por puntos o gracias al fantasma) y que era algo dantesco, impresionante. El piso tenía muchos chiches y jugaba también con las formas de hongos, banderas y barandas, aparte de dibujos dignos de una mente lovecraftiana. Traducción barrial: "el de la bruja"

SKATE BALL (Bally, 1980) - Otro de los que se adelantaron a su época y de qué manera. En el tablero aparecía un joven haciendo una gran maniobra con el skate. El color caramelo imperaba por todos lados, chiches y luces de todos colores en el tablero, aparte de botones, brillantinas, banderitas, bucos (agujeros), espectaculares sonidos y dibujos, y un montón de cosas más. A la bola se le hacía difícil transitar por tanta goma, plástico y "fierrerío". De ahí que el flipper resultara tan agradable como difícil, ya que no se duraba mucho que digamos. Traducción barrial: "la del skate"  


SNOW DERBY
(Gottlieb, 1970) - De los últimos que quedaban con aquellos flippers pequeños, con goma roja a su alrededor y color blanco, con la inscripción "FLIPPERS". Parecía que se iba a descomponer de tantos ruidos que hacía, cuando marcaba el puntaje (con los capelettis negros) o daba juego (plam, plam, plam, plam, plam. Plam, plam, plam, plam, PLUM). En el tablero aparecían dos jockeys y un montón de caballos competidores detrás...¡¡¡corriendo en la nieve!!! Supo ser la gran atracción, para chicos y especialmente grandes. Y es que el flipper estaba bastante bueno. Tenía pocas cosas, aunque rendían bastante. Traducción barrial: "la de los caballos"

SPACE INVADERS (Bally, 1980) - Si al monstruo que aparecía dibujado en este flipper lo hubiesen usado para alguna película de terror (tenía reminiscencias del famoso alien dieseñado por Giger) seguramente les hubiera puesto los pelos de punta a unos cuantos. Uno de los mejores tableros de la historia, en cuanto a diseño (era tridimensional) se refiere. Claro que vendría a ser una especie de versión flippetera del clásico videojuego homónimo. El piso era algo sensacional. Amplio, de tonalidad oscura, sonidos siniestros, elementos innovadores, muy bien colocados a lo largo y ancho de la máquina, y una música algo paranoica. Cuando se sacaba juego el ruido (el famoso "PLOCK") era ensordecedor, tan fuerte sonaba que todo el local se enteraba de que esa persona había sacado juego. Tuvo una característica que a los encargados de los locales fastidiaba. En el medio había un túnel circular donde estaba colocado el especial (la luz roja que daba juego). Si la bola era pasada por ese lugar cuando la luz estaba encendida pues se sacaba juego, y si se seguía pasando una, dos, tres o cinco veces daba uno, dos, tres o cinco juegos, respectivamente. Traducción barrial: "la del monstruo salado". Esta es otra de las que se jugaban en el ya cerrado local del Montevideo Shopping, pegado a la plaza de comidas.

STAR RACE (Gottlieb, 1980) - "¡Atento, Casco! Hay que estar bien entrenados para el campeonato barrial."  Señores, con ustedes el flipper oficial de los torneos del "rrioba". En el tablero aparecían dos atractivas mujeres (gemelas) con indumentaria futurista y montadas sobre unas motos que parecían naves espaciales. Era un flipper relativamente fácil que, sin ser gran cosa, movía bastante la clientela de los distintos locales. Era de esos flippers anchos donde la bola se desplazaba con total libertad y en el que los objetos desafiantes estaban colocados a tiro, aunque bien lejos de los flippers, cosa de agarrar la bola y mandarla con fuerza para "allá arriba". Traducción barrial: "el de las motos"

STAR TREK (Bally, 1979) - Atentos "trekkers" (no dije "trekkies", ¿´tamo?). Podría decirse que este flipper era como el D. W. Griffith de las máquinas. Ojo que el gusto por las famosas series televisivas puede quedar perfectamente de lado a la hora de alabarlo. Es que era un aparato tan bien hecho, tan a tono con la serie sí, pero, además, con un sentido de diversión tan vasto, que uno lo disfrutaba, más que ficha a ficha (no importa si se perdía o no enseguida), bola a bola, segundo a segundo. Llenó de plata a los locales que lo tuvieron, tenía un dibujo perfecto en el tablero (con la Enterprise y su tripulación principal, con el Capitán Kirk a la cabeza - de quincho), unos colores intensos, brillantes, por todo el piso de la máquina, y un diseño soberbio de bucos, banderas, banderitas, hongos; en fin, una maravilla de flipper. Quizá el mejor de esa época. Traducción barrial: "la de Viaje a las estrellas"


TIME WARP
(Williams, 1979) - La segunda en tener los flippers "banana" (la primera fue la Disco Fever; ver la foto más arriba). Sí, flippers con forma de banana. Era imposible calcular los tiros con la bola, en principio. Pero una vez que se le agarraba la mano como que el peculiar diseño pasaba al olvido. Interesante por donde se lo viera (no descansaba tan solo en las "bananas"), hacía un viaje en el tiempo de la mano de un explorador y su invento, que aparecían en el tablero. Muchas luces y colores, sonidos y diversión, aunque era bastante difícil de dominar. Traducción barrial: "la de los flippers banana"

TORCH (Gottlieb, 1980) - Bueno, todo bárbaro con los atletas, las distintas disciplinas deportivas, las banderas de los países, los colores, los dibujos, todo muy lindo, pero... ¿qué hay del flipper, muchacho? ¿Acaso creen que con poner un par de hongos, algunas banderitas y un par de bucos ya está?. La máquina era bastante simple, fácil, pero si uno sacaba juego seguro lo regalaba a quien estaba a su lado, ya que el jugador se aburría de inmediato y optaba por gastársela, al menos, en aquellas máquinas de autos en las que perdías a los 35 segundos. Traducción barrial: "la de las Olimpíadas"

VOLCANO (Gottlieb, 1981) - Debió ser alguna clase de "Giro-sin-tornillos" o algún inventor que pretendió ser innovador y terminó haciendo un auténtico desastre. Este flipper se caracterizaba por ser de última generación, con todos los chiches de la época, un tablero excelente (con un volcán en plena erupción), pero tenía un defectito nomás: ¡¡¡el piso del flipper no era liso sino que estaba lleno de pozos, curvas, rugosidades y todo tipo de deformaciones, que hacía que la bola fuera para cualquier lado y que la fuerza fuera el único recurso viable como para poder medir el tiro y pegarle a algo. Para sacar juego había que ser Mandrake (y todavía había que poner dos fichas). Traducción barrial: "la del volcán"


XENON (Bally, 1980) - El último de todos ha llegado. Y qué broche de oro para esta segunda parte. Estamos ante el flipper más codiciado y admirado por muchos. Era una verdadera obra de arte. En el tablero figuraba una mujer androide en construcción; consistía en una cabeza con tentáculos metálicos y voz atemorizante. Se hace difícil describirlo; en realidad, era más placentero verlo. Ni hablar de ese piso magnífico, con un túnel lleno de luces (como las de un árbol navideño) por donde había que pasar la bola, además de rampas, botones por todos lados, unas banderitas muy prolijas, un banderín de lujo, el querido buco y unos hongos que parecían de cristal. ¡Qué dibujos, qué sonidos, qué colores, que gran máquina! Lástima que sacar juego era misión imposible. Este flipper hacía gastar tanta plata que numerosos jugadores presentaban varias cicatrices de guerra en orejas, nalgas y mejillas ("¿me querés decir donde están los diez pesos que tenía en el monedero?"). Traducción barrial: "la Xenon"




NOTA: Los locales de flippers que se han recorrido desde fines de los ´70 hasta la culminación de la década del ´80 por quien esto escribe estaban ubicados (algunos todavía están) en Montevideo, Canelones, Maldonado y Rocha.



Otros flippers que quedarán en el recuerdo: Superman (Atari, 1979), The Six Million Dollar Man (Bally, 1978), Dolly Parton (Bally, 1979), Rolling Stones (Bally, 1980), Medusa (Bally, 1981), Red Baron (Chicago Coin, 1975), Totem (Gottlieb, 1979), Buck Rogers (Gottlieb, 1980), Counterforce (Gottlieb, 1980), James Bond (Gottlieb, 1980), Quicksilver (Stern, 1980), Iron Maiden (Stern, 1981), Disco Fever (Williams, 1978) y la Hot Doggin´(de la que nos habíamos olvidado por completo).




PARA LA TERCERA Y ÚLTIMA PARTE
: salimos por un rato de los locales y nos vamos a la calle, con los flippers caseros. Luego tomamos Vascolet, comemos unas "María" con dulce de leche (o aquellas de "Anselmi", que el almacenero sacaba de la lata) y nos ponemos a jugar al Atari, la TK 90, la Spectrum, la Commodore 128, el Family Game, el Sega, el Nintendo, la Play Station y los flippers en PC, no sin antes rogarles a nuestros viejos que nos compren esos flippers de plástico que vendían (y todavía están) en los supermercados y que salían un ojo de la cara (y eran una cagada). Pero cuidadito que, como buenos chicos maduros y responsables, también se dará un pantallazo al actual panorama flippetero en Uruguay.

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