
- Player 1: Disculpá; estos
flippers tienen hambre (traducción
académica del término barrial:
"no le pegan con fuerza a la bola"); así
no se puede jugar.
- Encargado
del local: ¿Cómo que
tienen hambre? A ver... (el encargado
los prueba y, dándose cuenta que
no andan un carajo) ...para
mí andan bárbaro. No te
puedo dar otra ficha.
- Player
1 - Todo bien.
A los dos
minutos, al Player 1 se le van como taponazo
sus otras dos bolas restantes y ya no
le queda más plata para comprar
fichas. Primera reacción: golpea
los costados de la máquina con
las dos manos. Segunda reacción:
le pega un rodillazo al medio del aparato.
El flipper se apaga haciendo un ruido
tipo: puuuuuuuuuuuuuuuuim, tunnnnnn, tunnnnnnnn,
tunnnnnnnnn.
- Encargado: Escucháme,
bo, ¿estás de vivo?
- Player
1: Y... ¿qué querés
que haga? Dale de comer a estos flippers
de mierda.
- Encargado:
Dale hermano, borráte... ya mismo.
- Player
1: No me toques, viejo. Estas máquinas
están todas arregladas y...
Bueno, bueno, bueno; llegó la segunda
parte de la nota sobre flippers. Muchas
gracias a todos aquellos que, más
que elogiarnos, nos agradecieron el viaje
hacia el pasado, recordando aquellas épocas,
donde no faltaba la mamma que iba a buscarnos
al local y nos llevaba de los pelos o
de las orejas a casa, entre rezongos,
cintazos y algún palo de escoba
ocasional. Hay más flippeteros
de los que uno piensa en la vuelta, que
todavía recuerdan esas lindas épocas
que iban desde fines de la década
del ´50 (donde floreció el
fenómeno), pasando por los ´70
(donde "la fiebre" se hizo sentir), hasta
mediados de los ´80 (más
tarde llegó el otro gran cambio,
entre fines de los ´80 y principios
de los ´90). Queremos dedicarle
esta segunda parte a nuestro amigo Eduardo
Correa, un flippetero de ley, de esos
que no temblaba cuando los juegos sonaban
(¿se acuerdan del PLOCK?).
Luego de una breve introducción
"barrial" al tema de los flippers, llegó
la hora de ejercitar la memoria, dejar
un poco la "teoría" y acercarse
más a estas queridas maquinitas.
Para eso no hubo mejor idea que hacer
un repaso a cincuenta de los flippers
más populares (con su nombre original)
que llegaron a Montevideo y muchos lugares
del interior del país. La idea
es hacer más una descripción
que un análisis, cosa que el usuario
pueda recordar alguno de esos predilectos
en los que jugaba pero que no los tiene
bien frescos en la memoria. A ver si se
acuerdan, por ejemplo, deeeeeeeeeeeeeee...
 |
 |
 |
Frontier |
Count-Down |
Gorgar |
ALGAR:
DEVIL´S LORD (Williams, 1980)
- Con ustedes, el flipper que siempre
dejaba con ganas de jugar a todo el mundo.
Tenía uno de esos costados en que
la permanencia en juego de la bola era
a suerte y verdad. Siempre y cuando rebotara
en una goma, pasando luego por debajo
del alambrecito, todo bien; de lo contrario
marchabas. Los hongos eran cómplices
en todo esto y casi siempre la mandaban
para ese sector mortal. Lo que tenía,
sí, eran dos agujeros (uno en cada
costado) en los que había que meter
repetidas veces la bola para obtener de
todo un poco (bonus, bola extra, especial).
Tenía un kilométrico espacio
entre un flipper y otro (y no tenía
"salvavidas"). De todas maneras
estaba bueno, aunque era necesario ligar
bastante. En el tablero había una
especie de hombre murciélago, con
una mujer semidesnuda a sus pies. Increíblemente
estuvo en el local de maquinitas de la
plaza de comidas del Montevideo Shopping,
que cerró hace unos meses. Traducción
barrial: "la del murciélago"
ALI
(Stern, 1980) - No era gran cosa que digamos.
Tenía muy buenos dibujos, aunque,
si uno observaba con atención,
el diseño era tan poco inspirado
que la bola parecía como que no
tenía ni ganas de moverse. Poseía
un tentador túnel circular, bien
arriba y en un rincón. No se caracterizaba
por estar bien iluminado. Los sonidos
eran parecidos a los de Galaxy (fueron
fabricados por la misma empresa - Stern).
El color que predominaba era el marrón.
Traducción barrial: "la
Casiu´Kley"
ALIEN POKER
(Williams, 1980) - En el tablero aparecía
un grupo de extraterrestres multicolores
(y cabezones) jugando a las cartas en
su nave espacial. Este flipper era muy
bueno y fue uno de los primeros en darle
tiempo al jugador para lograr determinado
objetivo. En este caso había que
bajar las banderitas del medio y de derecha
a izquierda. Al hacerlo daba muchos puntos.
No era fácil, pero cuando se le
agarraba la mano uno realmente la pasaba
bien. Además, era muy difícil
aburrirse luego de varios juegos, cosa
que pasaba (y sigue pasando) en la mayoría
de los flippers. Traducción
barrial: "la alien poker"
THE AMAZING
SPIDER-MAN (Gottlieb, 1980) - Éste
fue uno de los primeros en ser denominados
"gigantescos" (caracterizados por tener
mucho más metal y ser más
anchos). Tenía cuatro flippers,
un diseño (y dibujos) muy prolijo,
y no era tan fácil de jugar como
parecía a simple vista. Era una
de las estrellas en los balnearios, aunque
eran pocos los que se animaban a desafiarlo.
Traducción barrial: "la
del Hombre Araña"
BLACK
KNIGHT (Williams, 1980) - Este flipper
era sencillamente genial. Los jugadores
como que se doctoraban en Black Knight.
Impresionante. Era la máquina del
pueblo. Tenía dos pisos. En el
superior había que pasar la bola
por la famosa vueltita y así obtener
el multiball. ¡¡¡Y abajo
estaban los imanes!!! Si la memoria no
me falla, éste fue el primer flipper
en incorporarlos. Cuando la bola se iba
por el costado uno apretaba el botón
alternativo colocado al costado de la
máquina y la misma era atraída
por un poderoso imán, que la devolvía
mansita al flipper. En el tablero había
un dibujo amarillo y rojo y, obviamente,
un caballero haciendo gala de su poderío.
Traducción barrial: "la
blak nait"
BLACKOUT
(Williams, 1980) - Y seguimos con los
flippers más jugados por los uruguayos.
Este, además de ser bueno, era
fácil y divertido. En el tablero
aparecía el dibujo de dos astronautas
haciendo maniobras con sogas y sobre una
especie de agujero negro, mezclado con
explosiones. Era el que salvaba la plata
en los balnearios, siempre y cuando no
estuviera arreglado. Un muy buen diseño
convertía a esta maquinita en un
flipper "de ley" (tenía todo lo
que se le podía pedir, humildemente,
claro). Traducción barrial:
"la blakau"
CAVEMAN
(Gottlieb, 1982) - Ooooohhhhhh, con ustedes
el flipper más mimado del barrio.
Fue el primero en incorporar un videojuego
(un troglodita que debía perseguir
animales prehistóricos; dificilísimo).
Los encargados de los locales lo cuidaban
más que a la propia familia. Cuidadito
si alguien le llegaba a pegar, porque
le sacaban la roja enseguida. Y vaya si
habrá hecho calentar este flipper
de mierda. Puro chirimbolo, mucho alarde,
pero las bolas se iban como agua. Era
todo azul, grande, pomposo, aunque no
pasaba nada. Cuando llegaba el verano
volaba a los balnearios. Traducción
barrial: "el del cavernícola"
CHARLIE´S
ANGELS (Gottlieb, 1978) - Máquina
trucha, simplona y todavía con
un hongo matador, pegado a uno de los
costados, y un clavo con gomita en el
otro (derecha) que jamás ayudaba
al jugador. Esta se hizo a los boleos,
aprovechando el éxito de la serie,
y también los recibía, de
parte de gente que prácticamente
se sentía estafada. Uno de los
pocos que tenía las llamadas "brillantinas"
(esa especie de estrellitas de goma iluminadas
y colocadas arriba y a la derecha, en
la foto "al este"). Tenía un sonido
espantoso. Traducción barrial:
"la de Los Ángeles de Charlie"
CHEETAH
(Stern, 1980) - Flipper muy adelantado
a su época, tan adelantado que
muchas de las mismísimas máquinas
de hoy en día se quedan cortas
ante este flipper verdoso de principios
de los ´80, que tenía de
todo y estratégicamente colocado
en el piso. Era enorme, con tres flippers
(uno arriba) y daba puntos a lo loco.
Fue uno de los primeros en otorgar el
multiball, pero con más de tres
bolas (en realidad, eran seis). En el
tablero aparecía el dibujo de una
mujer cubierta solamente con un tapado
del animal del título y una gorra
(tipo boina) en la cabeza. A pesar de
estos detalles, la máquina era
más conocida en el barrio como
"la del leopardo".
CIRCUS
(Gottlieb, 1980) - Oléeeeeee, olé,
olé, oléeeeeeeee, Circuuuuuuus,
Circuuuuuuus. Qué grande esta máquina.
Sacaba juego hasta el que no sabía
jugar. Facilísima, pensada para
que todo el mundo se divirtiera y disfrutara
de un gran (en todo sentido) flipper,
incluso los más chicos. En el tablero
aparecía todo tipo de artistas
y hasta un par de personajes idénticos
a los de la película Freaks (1932)
de Tod Browning. Lo curioso es que el
puntaje siempre (pero siempre) estaba
bajo y accesible, en Montevideo y en el
interior. Aparte tenía como un
miniflipper, arriba a la izquierda, que
daba bastantes puntos y en el que se podía
aguantar la bola un largo rato, aparte
de uno de los costados más benevolentes
de todos. Traducción barrial:
"la del circo"
|
|
|
Que
Lucy Liu ni Cameron Díaz
ni Drew Barrymore; éstos
son los verdaderos Ángeles
de Charlie, y con maquinita propia. |
COUNT-DOWN
(Gottlieb, 1979) - Un astronauta
mirando con cara de baboso a un mujer
era el que engalanaba este pequeño
flipper desde el tablero. Tenía
banderitas por todos lados. Era accesible
y presentaba los clásicos elementos
de un flipper de barrio (si hasta los
sonidos tenían ese no se qué...).
Jamás se lo vio en balneario alguno.
Era viejito, pero rendidor. Ya sabés...;
si sos de los que gusta bajar banderitas,
esta es tu máquina Tito. Traducción
barrial: "el del astronauta"
DRACULA
(Stern, 1979) - Tan galante como su personaje,
con dibujos coloridos tanto en piso como
en tablero, y ese vampiro con cara no
tanto de caballero sino de alguien feroz
y sanguinario. El flipper era muy coqueto,
cuidadosamente diseñado y con unos
sonidos realmente tétricos. No
era tan fácil sacar juego. Además,
tenía un hongo en el que la bola,
cuando pegaba, quedaba como muerta sobre
gomas blandas y de color rojo sangre.
Traducción barrial: "la
Drácula"
EIGHT BALL
(Bally, 1977) - Dicha modalidad de juego
de pool fue acreedora de este aparato
(uno entre tantos que ya se venían
construyendo y que rendían tributo
al entretenimiento) del que todos hablaban
y en el que también se organizaban
competencias, más propias de entre
casa. Como que el espíritu de la
máquina contagiaba a los propios
jugadores, quienes hacían apuestas
por plata, bolitas, figuritas y hasta
galletitas Lulú. Era una muy buena
máquina, caracterizada por un largo,
ancho y tentador pasadizo, ubicado a la
derecha, por el cual había que
pasar (por no decir meter) determinada
cantidad de veces la bola, de manera seguida
y con la intención de acumular
el mayor puntaje posible, no sin antes
pegarle (con ayuda del hongo) a un ancho
botón (que oficiaba de Bola 8).
Simple, colorido, muy prolijo. Traducción
barrial: "la del pool"
EL DORADO
(Gottlieb, 1975) - El preferido de todos
aquellos quienes hoy peinan canas. Era
muy difícil, aunque siempre había
alguno de esos sabios que dejaba la grapa
al costado y se ponía a jugar con
el temple de un shaolin. En el tablero
aparecían dos vaqueros (uno como
a la defensiva y su compañero a
caballo advirtiendo sobre indios que se
veían - y venían - a lo
lejos). El amarillo y bordó eran
los colores que predominaban en un piso
repleto de banderitas. Traducción
barrial: "el Dorao"

FIREBALL 2 (Bally, 1981) -
Flipper bastante complicado, muy atractivo
por donde se lo viera, pero en el que
había que ser un ingeniero de la
NASA para calcular adonde dirigir la bola,
cosa de que no rebotara y se fuera por
los costados más siniestros de
toda la historia de las maquinitas. Tanto
el sector de la izquierda como el de la
derecha eran bolas perdidas (tenía
que rebotar en una goma y pasar por debajo
de un alambrecito para que volviera al
flipper). Sin embargo, hubo un truco que
hizo que el diseñador se agarrara
de los pelos (y que los encargados de
los locales la sacaran casi de circulación):
se paraba la bola con el flipper derecho,
se la hacía ir hacia atrás
(para tocar el alambrecito que daba puntos)
y cuando se prendía la bola extra
en las banderitas del medio se le tiraba
y... listo el pollo. Traducción
barrial: "la de la bola roja"
(por el muy buen dibujo que había
en el tablero).
FIREPOWER (Williams, 1980) - Pedazo
y pico de flipper, ultramoderno, readelantado
a su época o, mejor dicho, tan
bien hecho que le sacaba varios cuerpos
de ventaja a muchos de sus vecinos y en
cualquier local. Tenía seis botones
en el medio que llenaban de puntos, poseía
el multiball en sitios tan desafiantes
como tentadores, y unos sonidos espectaculares.
Un flipper digno de la grandeza de la
compañía Williams, por lejos
la mejor compañía en la
materia. Traducción barrial:
"la faier.
FLASH GORDON (Bally, 1980) - Otro
de los más grandes y recordados
flippers por estas latitudes. Tenía
de todo (pero de todo), a tal punto que
al momento de su llegada era una verdadera
sensación (tenía voces intercaladas
en el sonido y un flash que te dejaba
ciego cada vez que le pegabas a algo),
que hacía pensar que el diseño
de los flippers podía dar para
mucho más en el futuro (y así
ocurrió, más allá
de que 1980 fue un año revolucionario
y sumamente competitivo en materia de
creaciones de compañías
de flippers). Tenía dos pisos (en
el superior había que pegarle a
la bola con uno de esos flippers chiquitos,
de las máquinas viejas) y abajo
tenía luces y banderitas por todos
lados, además de dos rampas metálicas.
Sencillamente brillante. El flipper no
se inspiró en la famosa serie en
blanco y negro para cine, sino en la película
dirigida por Mike Hodges, protagonizada
por Sam Jones. Traducción barrial:
"la Flash"
FLIGHT
2000 (Stern, 1980) - "¿Cómo
olvidarla? ¿Cómo olvidarla...?"
Y seguimos con los cachos de flippers
que llegaron a Uruguay. Este era una eminencia.
Grandioso. En el tablero habían
sofisticadas naves espaciales que iban
en medio de una lluvia de meteoritos y
como a colonizar otro mundo (posiblemente
Marte). El piso tenía todos los
clásicos elementos que se le pudieran
pedir, además de numerosos túneles
por el que pasaba la bola, con el objetivo
de llegar al multiball y deletrear el
nombre del aparato. El sonido era fascinante.
Junto a Black Knight y Flash Gordon, una
de las máquinas más jugadas
por los uruguayos. Ah, fue la primera
en incorporar voces humanas (en realidad
simulaban a robots). Traducción
barrial: "la flai"
FRONTIER
(Bally, 1980) - "Cuenta la leyenda que
un viejo señor...". Muchos se pueden
acordar de este flipper, siempre y cuando
les contemos que en el tablero habían
dibujados un lobo enojado y un veterano
de barba blanca. Ahora sí, ¿no?
¿Todavía no? Bueno, el diseño
era muy similar al de Mystic (eran de
la misma compañía), el color
azul era el que predominaba y cuando daba
bonus multiplicados era una cosa infernal
(por la cantidad de bonus que otorgaba).
¿Todavía no la recuerdan?
Bueno, ahora sí la van a recordar:
durante el juego siempre sonaba un grillo
de fondo, cada diez segundos aproximadamente.
El flipper estaba bueno, sobre todo por
las banderitas que tenía alojadas
en fila y a lo largo de un túnel
a la izquierda, aunque tenía sus
días... Traducción barrial:
"la del viejo"
 |
 |
 |
 |
Disco
Fever ("atravoltada") |
El
piso de la Disco Fever |
Los
GlobeTrotters con su propio flipper. |
El
piso de la Amazing Spider
Man. |
FUTURE
SPA (Bally, 1979) - Vaya uno a saber
lo que pasaba por la cabeza de los creadores
de este flipper, pero era una aparato
con tan poca personalidad, inclusive el
dibujo en el tablero, donde aparecía
una pareja de humanos futuristas (como
haciendo jogging) y con naves espaciales
que volaban por encima de los rascacielos;
era algo apático (el hombre se
parecía a Tom Selleck y los dibujos
a la película de Fritz Lang, Metrópolis;
¡¡¡qué combinación!!!).
Eso sí, los elementos que poblaban
el piso de juego estaban bárbaros,
aunque hay que reconocer que era algo
difícil. Las bolas se iban rápidamente
y todavía tenía uno de esos
costados mortales, a los que ya hicimos
referencia más arriba. Por si no
lo recuerdan, cuando daba el fantasma
se escuchaba el ruido de un avión.
Traducción barrial: no tenía,
ya que nadie hacía referencia a
este pobre flipper. Era muy usado, sí,
para apoyar cuadernos, cartucheras, cartulinas,
álbumes de Cacho Bochinche, camperas,
buzos y mochilas. Lo podían jugar
en el local de juegos de Montevideo Shopping,
pegado a la plaza de Comidas, que como
dijimos ya cerró.
GALAXY
(Stern, 1980) - ¡Grande, grande,
grande la Galaxy! Este flipper rara vez
aparecía en los balnearios, pero
estaba en muchos barrios capitalinos.
Pequeño, coqueto y simpático
por donde se lo mirara. Espectaculares
dibujos en el tablero (estrellas, naves,
cometas, brillantes colores) y en el piso.
Había que ir haciendo los planetas
del sistema solar, desde Mercurio hasta
Plutón. Otro de esos flippers de
ley, quizá uno de los más
divertidos y cautivantes de todos. Traducción
barrial: "la de los planetas"
GORGAR
(Williams, 1979) - El demonio rojo y siniestro,
gigantesco y atemorizante, dominaba el
tablero, tiñendo de rojo casi todo
la máquina. Muy buena por donde
se la viera, pero era muy difícil,
daba pocos puntos y los técnicos
jamás se bajaban del caballo en
cuanto a puntaje que había que
hacer para sacar juego. El piso tenía
un diseño, digamos, alternativo,
mezclado con elementos convencionales.
Cuando Gorgar gritaba más de uno
se daba vuelta (más por el susto
que por curiosidad) para ver de dónde
venía tan espantoso alarido (se
daba en casos ocasionales de especiales,
juego por puntos y fantasma). Traducción
barrial: "la del diablo"
HARLEM
GLOBBERTROTTERS (Bally, 1979) - Otro
en ser de los primeros en llegar a nuestro
país con puntaje digital. También
fue uno de los pioneros en tener dos flippers
juntos de un mismo lado (uno encima de
otro). El problema es que si se paraba
la bola con el filpper de abajo irremediablemente
se iba por entre medio de los dos. Tenía
botones y banderitas por todos lados.
Era una de esas máquinas a las
que había que tenerle agarrada
la mano, ya que de lo contrario las bolas
se iban como taponazo. En el tablero aparecían
los entonces integrantes del famoso equipo
estadounidense. Los que jugaban eran más
adultos que jóvenes. Traducción
barrial: "la de los Globertroter"

HAUNTED HOUSE (Gottlieb, 1982) - Excelente
máquina, muy oscura en lo que a
sonidos y diseño se refiere, con
una casa embrujada saladísima dibujada
(mezcla de mancha voraz y castillo encantado)
en el tablero, que bebía más
de las mansiones de la Hammer que de las
numerosas (y aterradoras) películas
filmadas en los ´70. Verde, negro
y rojo eran los colores que imperaban
por todos lados. La máquina tenía
dos pisos y era un placer jugar en ella.
Un hecho curioso era que no aparecía
mucho en los balnearios ni tampoco en
los locales capitalinos, aunque todo el
mundo afirmaba haber jugado en ella, incluso
aquellos jugadores de baby fútbol
argentinos (con las famosas "cruzadas"
e intercambios que se hacían) comentaban
que en Buenos Aires la Haunted House era
moneda corriente. Traducción
barrial: "la de la casa embrujada"
HOKUS POKUS (Bally, 1976) -
Ni siquiera la (supuestamente) atractiva
mujer dibujada en el tablero, mostrando
una bola con cara de sobradora, era suficiente
para tan penoso aparato. Fue uno de los
primeros "modernos" en llegar a Uruguay
(a partir de las viejas máquinas
con gigantescos números negros
en el tablero). El diseño era como
un descampado, donde la bola pegaba en
fierritos y no daba casi puntos, salvo
que se tuviera una puntería tal
como para meterla en lugares casi imposibles.
Tenía unos costados gigantescos,
por donde (casi) siempre se iba la bola.
Vayan a robar a otro lado, viejo. Traducción
barrial: "el de la mina"
THE INCREDIBLE
HULK (Gottlieb, 1979) - A, B y C.
Haciendo estas letras el jugador obtenía
muchos puntos (la "súper fórmula";
guau). La A y la B estaban colocadas como
en cuadrados, ubicados a un par de centímetros
y por encima de ambos flippers, donde
se alojaba la bola y luego era expulsada.
Un flipper sencillo, entretenido, muy
famoso en su época, pero con un
sonido espantoso y un dibujo tan mal hecho
en el tablero que Bill Bixby parecía
Luis Aguilé y Lou Ferrigno parecía
Marlon Brando en la espantosa versión
de Frankenheimer de La isla del Dr.
Moreau (1996). Traducción
barrial: "la Hulk". Otra de
las que estuvo, como pieza de museo en
el ya desaparecido local de juegos del
Montevideo Shopping, al lado de la plaza
de comidas.
JUNGLE
LORD (Williams, 1980) - Podría
decirse que estamos ante uno de los más
perfectos y a la vez difíciles
flippers de todos los tiempos. El dibujo
en el tablero parecía hecho por
un artista profesional (un Tarzán
trucho - y pelilargo - abrazando a una
joven pelirroja y con animales y vegetación
por todos lados) . Lo mismo para todos
los llamativos chiches que integraban
los dos pisos de la máquina. El
único defecto que tenía
era que poseía tantos objetos que
la bola parecía como ahogada, sin
poderse mover con soltura. Eso también
implicaba que volviera más rápido
a los flippers o los costados y el jugador
no tuviera tiempo de reaccionar o medir
sus intenciones. A esta máquina
no jugaba casi nadie. El que llegaba a
sacar juego por puntos era visto como
extraterrestre. Y la cantidad de golpes
y zamarreos que recibía el pobre
aparato, de parte de jugadores enojados,
era impresionante. Traducción
barrial: "la Tarzán"
KISS
(Bally, 1979) - Para quienes ya la conocen
no hace falta decir lo que significó
esta máquina en la cultura flippetera
de todos los uruguayos. Para quienes no
la llegaron a ver pues podríamos
decir que fue una de las más jugadas
y queridas por todos. Como sería
de amada que era vigilada a muerte, tanto
por los encargados de los locales (para
vender fichas) como por los propios jugadores
(por pasionarios, nomás). Desde
el tablero el legendario grupo hacía
sentir que ESE era EL flipper (o, mejor
dicho, el juego electrónico, más
allá de cualquier videojuego) de
Kiss. Los diseñadores le agregaron
numerosos símbolos musicales a
los hongos, las banderitas, las barandas;
en fin. Ojo que la máquina no era
nada del otro mundo (en realidad era media
trucha, con ese diseño simétrico
y poco inspirado), pero había que
ver cómo atraía a la gente.
Traducción barrial: "la
Kiss" (y cuidadito con pegarle o moverla
violentamente, eh)
|
|
007:
James Bond, tablero y piso. |
LASER BALLSTELLAR
WARS (Williams, 1979) - A este flipper
lo veíamos hasta en TV Educativa
(sí, aquel espacio que deseábamos
que terminara para poder ver enseguida
los dibujos animados que daban a las 6
de la tarde, aunque a la maestra le decíamos
lo contrario). El término "lomo
al cohete" sería ideal para esta
máquina grandota, súper
aburrida, que hacía ruidos por
todos lados y que en el tablero tenía
un feísimo dibujo, como de una
bruja moderna que tiraba rayos láser
por los dedos. Uno le pegaba a millones
de cosas (en realidad, había gomas
al santo botón) y no daba casi
nada. El puntaje que había era
accesible, aunque... ¿cómo
se puede hacer puntos en una máquina
que no prácticamente no los da?.
Fue uno de los que más insultos
y agresiones recibió de todos.
¡¡¡Si hasta en algunas
películas todavía aparece!!!
Traducción barrial: "esa
porquería"
MARS, GOD
OF WAR - (Gottlieb, 1981) - Flipper
que se inscribe en la misma camada de
máquinas "futuristas" tipo Caveman
o Volcano (comentada más abajo).
En el tablero aparecía una especie
de gladiador romano pero luchando en arenas
rojas (el planeta Marte, probablemente).
Estaba bastante bueno, en general, aunque
era difícil sacar juego. A pesar
de lo innovador de su diseño, tenía
un piso muy oscuro y sonidos tan raros,
que parecía que había un
marciano de verdad encerrado en el flipper.
Traducción barrial: "la
del guerrero"
METEOR
(Stern, 1979) - Ojo que nada tenía
que ver con la serie nipona (su nombre
original, además, no era Meteor
sino Speed Racer). En el tablero aparecía,
justamente, un gigantesco meteoro a punto
de chocar con el mismísimo tablero
(un gran fuego lo rodeaba). La idea era
diseñar el piso del aparato como
el de un planeta deshabitado, de suelo
rocoso y ambiente azotado por fenómenos
espaciales. Era uno de esos flippers en
los que daba gusto pegarle a la bola y
con mucha fuerza, ya que los objetos más
importantes estaban a tiro pero bien distantes,
en especial una banderita que giraba rapidísimo
y llenaba de puntos al jugador. Traducción
barrial: "la del meteoro"
MYSTIC
(Bally, 1980) - Quizá el flipper
más difícil de todos y uno
de los mejores y primeros en llegar a
Uruguay, en lo que respecta a la serie
de máquinas con números
digitales en el tablero. Este último
evocaba una feria de circo (aparecían
algunos personajes famosos como Houdini)
y en el medio figuraba un veterano canoso
con varita mágica, además
de un ojo gigantesco que hacía
flashes cuando el jugador pegaba en lugares
que daban muchos puntos. Se caracterizaba
por tener una bola retenida en el piso
(casi arriba, a la derecha) que, a medida
que se le pegaba con la que estaba en
juego, iba otorgando bonus, multiplicaciones,
bola extra y, finalmente, el preciado
especial (o "special"). El diseño
estaba bárbaro y uno nunca se aburría
de jugar (ni de gastar plata). Un verdadero
clásico en materia de juegos electrónicos.
Traducción barrial: "la
del mago"
PANTHERA (Gottlieb, 1980) - Una de
las pocas máquinas que tenía
su clientela; inexplicablemente eran los
adultos quienes más jugaban a este
flipper. En el barrio era el preferido
de aquellos laburantes que salían
a las 7 de la tarde y, con bolso al hombro,
se prendían un "Puerto Rico" o
un "Cerrito" y exhalaban la bocanada de
humo mientras tiraban la bola al piso
con el resorte. En el verano era el clásico
veterano tipo "a ver vieja, espérame
un rato que voy a jugar a esta de la pantera".
En el tablero estaba el dibujo del animal
del título, acompañado de
una china espectacular, morocha, pelo
largo, toda encuerada y con un látigo
en la mano. El objetivo era hacer 1, 2,
y 3, además de ir bajando banderas,
meter la bola en agujeros, multiplicar
arriba y pasarla por una banderita que
llenaba de puntos. Traducción
barrial: "la pantera"
PARAGON
(Bally, 1979) - Otro de esos agarrado
a patadas a toda hora. Máquina
difícil si la hubo, con unos costados
gigantescos y dos flippers de un mismo
lado (tipo la Harlem Globbertrotters).
La bola, claro, acostumbraba a irse por
entre medio de ambos. Era bastante amarreta
a la hora de dar puntos, aunque tenía
algunas cosas a favor, como querer innovar
en los elementos del piso, que hacían
que el juego no fuera para nada aburrido.
Lástima (insisto) que daba tan
pocos puntos. Fue uno de los flippers
más grandes que hubo y en el tablero
aparecía un guerrero tipo Conan
salvándole la vida a una mujer,
de las garras de un temible león.
Eso sí, los sonidos eran dignos
de juguetes para nenes chicos. Traducción
barrial: "la del león"
PHOENIX
(Williams, 1978) - Es muy probable
que esta haya sido una de las primerísimas
máquinas con números digitales
en el tablero que llegó a Uruguay.
Era dificilísima, aunque nadie
la tocaba porque era "LA" sensación
del barrio. Tenía un dibujo de
la famosa ave desplegando sus gigantescas
alas. Otro de los flippers que convertía
a aquellas personas que sacaban juego
por puntos en extraterrestres barriales.
Paradójicamente, daba fantasmas
a lo loco. Traducción barrial:
"la fénis"
PINBALL
ACTION (Tehkan, 1985) - Este fue el
primer flipper en videojuego.
Y sigue siendo uno de los mejores,
a pesar de tener más de veinte
años. Tenía dos botones,
uno en cada costado del video, y presentaba
cuatro atractivos (para la época)
diseños: el principal (con una
mujer de cabellos de fuego, que se pasaba
guiñando sus ojos), uno verde (sobre
bowling), uno anaranjado (relacionado
a los juegos de azar) y uno azul (vinculado
al póker). Prolijísimo,
ordenado, con todos los ingredientes que
tiene que tener un flipper, sonidos muy
acordes y dos botones extra: uno para
tirar la bola y otro para moverla sin
cesar y sin riesgo de que se apagara.
Y lo más importante: fue uno de
los que más se acercó en
cuanto a poder medir el tiro con flippers
computarizados (algo casi incomparable
a la propia fuerza e intensidad de la
mano humana a la hora de jugar a los flippers
reales). Lo único que los famosos
juegos en video y para PC no han podido
igualar hasta hoy día es este detalle
justamente. Traducción barrial:
"el video del flipper"
PINBALL
POOL (Gottlieb, 1979) - Debe ser uno
de los que más banderas tenía
para bajar. Un flipper demasiado sencillo,
compuesto apenas por un par de botones
y una bola (la 8) estancada en el medio,
que daba puntos y otras cositas. Puntos
justamente era lo que se buscaba hacer,
ya que si seguía el camino correcto
el flipper se tornaba atractivo. Se lo
vio más de una vez en pubs y boliches
de balnearios. Traducción barrial:
"el de las morochas"
PINK PANTHER
(Gottlieb, 1980) - Nada tenía que
ver con la Pantera Rosa y sí con
el boxeo..., de tantos golpes que recibía.
¡Qué máquina mortal,
por favor! El que la diseñó
lo hizo por amor al dinero y alevosamente.
El espacio entre flipper y flipper era
abismal. Los costados eran una boca de
hipopótamo. Los jugadores hacían
records pero de menor permanencia durante
el juego. En el tablero aparecía
una especie de Gatúbela rubia,
con antifaz, un traje todo rosado y un
diamante robado en la mano. Ladrona por
todos lados. Jamás daba fantasma.
Muy salada. En los balnearios estaba siempre
y recaudando a lo loco. Traducción
barrial: "la pinpanter"
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 |
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Black
Knight |
Circus |
El
Dorado |
PLAYBOY
(Bally, 1978) - Este aparato parecía
hecho para mujeres; el color rosado estaba
por todos lados, tenía diseños,
con adornitos y colores, que harían
las delicias de numerosas conductoras,
pero era dificilísimo; el piso
estaba desértico (era puro dibujo;
nada más), los costados estaban
a la orden del día, el medio (entre
flipper y flipper) era gigantesco y el
puntaje para sacar juego era altísimo.
Se caracterizaba, sí, por dar muchos
fantasmas. Traducción barrial:
"la Playboy"
ROYAL FLUSH
(Gottlieb, 1976) - Este flipper fue
uno de los más finos, elegantes,
coquetos y atractivos que llegaron a Uruguay.
Parecía un flipper de Barbie, de
tantos chiches, colorido y luces que tenía.
Increíblemente, y al parecer a
primera vista un flipper dedicado a damas
o niños, a algunos hasta les daba
vergüenza de que los vieran jugando
a este flipper tan bueno. Tenía,
por otro lado, algo muy curioso: en el
tablero había una mujer estilo
victoriana con un abanico multicolor en
su mano. Con cada ficha que se jugaba
dicho objeto giraba una vez, cambiando
de color. Si llegaba al rojo y se la metía
en un agujero daba un nuevo juego. Pero
había veces que para llegar a dicho
lugar había que esperar a que se
jugaran unas 5 fichas, por ejemplo, ya
que el color rojo estaba a cinco más
de lo que marcaba el abanico del flipper
en ese momento. De ahí que nadie
quisiera jugar hasta que el abanico estuviese
a un solo color del rojo. Por supuesto
que por puntos, especial y fantasma también
daba juego. Traducción barrial:
"la del abanico".
SEAWITCH (Stern, 1980) - Muy atractivo,
por cierto. La bruja del mar hacía
estragos con el agua, mientras un grupo
de exploradores trataba de zafar de las
garras de la maldita vieja. Otro con diseño
algo alternativo, con sonidos que hacían
acordar a películas de rituales
satánicos, olas gigantes, vientos
fuertes, y la voz de la bruja, que apenas
se sentía cuando uno sacaba juego
(por puntos o gracias al fantasma) y que
era algo dantesco, impresionante. El piso
tenía muchos chiches y jugaba también
con las formas de hongos, banderas y barandas,
aparte de dibujos dignos de una mente
lovecraftiana. Traducción barrial:
"el de la bruja"
SKATE BALL
(Bally, 1980) - Otro de los que se adelantaron
a su época y de qué manera.
En el tablero aparecía un joven
haciendo una gran maniobra con el skate.
El color caramelo imperaba por todos lados,
chiches y luces de todos colores en el
tablero, aparte de botones, brillantinas,
banderitas, bucos (agujeros), espectaculares
sonidos y dibujos, y un montón
de cosas más. A la bola se le hacía
difícil transitar por tanta goma,
plástico y "fierrerío".
De ahí que el flipper resultara
tan agradable como difícil, ya
que no se duraba mucho que digamos. Traducción
barrial: "la del skate"

SNOW DERBY (Gottlieb, 1970) - De los
últimos que quedaban con aquellos
flippers pequeños, con goma roja
a su alrededor y color blanco, con la
inscripción "FLIPPERS". Parecía
que se iba a descomponer de tantos ruidos
que hacía, cuando marcaba el puntaje
(con los capelettis negros) o daba juego
(plam, plam, plam, plam, plam. Plam, plam, plam, plam, PLUM). En
el tablero aparecían dos jockeys
y un montón de caballos competidores
detrás...¡¡¡corriendo
en la nieve!!! Supo ser la gran atracción,
para chicos y especialmente grandes. Y
es que el flipper estaba bastante bueno.
Tenía pocas cosas, aunque rendían
bastante. Traducción barrial:
"la de los caballos"
SPACE INVADERS
(Bally, 1980) - Si al monstruo que aparecía
dibujado en este flipper lo hubiesen usado
para alguna película de terror
(tenía reminiscencias del famoso
alien dieseñado por Giger) seguramente
les hubiera puesto los pelos de punta
a unos cuantos. Uno de los mejores tableros
de la historia, en cuanto a diseño
(era tridimensional) se refiere. Claro
que vendría a ser una especie de
versión flippetera del clásico
videojuego homónimo. El piso era
algo sensacional. Amplio, de tonalidad
oscura, sonidos siniestros, elementos
innovadores, muy bien colocados a lo largo
y ancho de la máquina, y una música
algo paranoica. Cuando se sacaba juego
el ruido (el famoso "PLOCK") era ensordecedor,
tan fuerte sonaba que todo el local se
enteraba de que esa persona había
sacado juego. Tuvo una característica
que a los encargados de los locales fastidiaba.
En el medio había un túnel
circular donde estaba colocado el especial
(la luz roja que daba juego). Si la bola
era pasada por ese lugar cuando la luz
estaba encendida pues se sacaba juego,
y si se seguía pasando una, dos,
tres o cinco veces daba uno, dos, tres
o cinco juegos, respectivamente. Traducción
barrial: "la del monstruo salado".
Esta es otra de las que se jugaban en
el ya cerrado local del Montevideo Shopping,
pegado a la plaza de comidas.
STAR RACE (Gottlieb, 1980) - "¡Atento,
Casco! Hay que estar bien
entrenados para el campeonato barrial."
Señores, con ustedes el
flipper oficial de los torneos del "rrioba".
En el tablero aparecían dos atractivas
mujeres (gemelas) con indumentaria futurista
y montadas sobre unas motos que parecían
naves espaciales. Era un flipper relativamente
fácil que, sin ser gran cosa, movía
bastante la clientela de los distintos
locales. Era de esos flippers anchos donde
la bola se desplazaba con total libertad
y en el que los objetos desafiantes estaban
colocados a tiro, aunque bien lejos de
los flippers, cosa de agarrar la bola
y mandarla con fuerza para "allá
arriba". Traducción barrial:
"el de las motos"
STAR TREK
(Bally, 1979) - Atentos "trekkers" (no
dije "trekkies", ¿´tamo?).
Podría decirse que este flipper
era como el D. W. Griffith de las máquinas.
Ojo que el gusto por las famosas series
televisivas puede quedar perfectamente
de lado a la hora de alabarlo. Es que
era un aparato tan bien hecho, tan a tono
con la serie sí, pero, además,
con un sentido de diversión tan
vasto, que uno lo disfrutaba, más
que ficha a ficha (no importa si se perdía
o no enseguida), bola a bola, segundo
a segundo. Llenó de plata a los
locales que lo tuvieron, tenía
un dibujo perfecto en el tablero (con
la Enterprise y su tripulación
principal, con el Capitán Kirk
a la cabeza - de quincho), unos colores
intensos, brillantes, por todo el piso
de la máquina, y un diseño
soberbio de bucos, banderas, banderitas,
hongos; en fin, una maravilla de flipper.
Quizá el mejor de esa época.
Traducción barrial: "la
de Viaje a las estrellas"

TIME WARP (Williams, 1979) - La segunda
en tener los flippers "banana" (la primera
fue la Disco Fever; ver la foto más
arriba). Sí, flippers con forma
de banana. Era imposible calcular los
tiros con la bola, en principio. Pero
una vez que se le agarraba la mano como
que el peculiar diseño pasaba al
olvido. Interesante por donde se lo viera
(no descansaba tan solo en las "bananas"),
hacía un viaje en el tiempo de
la mano de un explorador y su invento,
que aparecían en el tablero. Muchas
luces y colores, sonidos y diversión,
aunque era bastante difícil de
dominar. Traducción barrial:
"la de los flippers banana"
TORCH
(Gottlieb, 1980) - Bueno, todo bárbaro
con los atletas, las distintas disciplinas
deportivas, las banderas de los países,
los colores, los dibujos, todo muy lindo,
pero... ¿qué hay del flipper,
muchacho? ¿Acaso creen que con
poner un par de hongos, algunas banderitas
y un par de bucos ya está?. La
máquina era bastante simple, fácil,
pero si uno sacaba juego seguro lo regalaba
a quien estaba a su lado, ya que el jugador
se aburría de inmediato y optaba
por gastársela, al menos, en aquellas
máquinas de autos en las que perdías
a los 35 segundos. Traducción
barrial: "la de las Olimpíadas"
VOLCANO
(Gottlieb, 1981) - Debió ser
alguna clase de "Giro-sin-tornillos" o
algún inventor que pretendió
ser innovador y terminó haciendo
un auténtico desastre. Este flipper
se caracterizaba por ser de última
generación, con todos los chiches
de la época, un tablero excelente
(con un volcán en plena erupción),
pero tenía un defectito nomás:
¡¡¡el piso del flipper
no era liso sino que estaba lleno de pozos,
curvas, rugosidades y todo tipo de deformaciones,
que hacía que la bola fuera para
cualquier lado y que la fuerza fuera el
único recurso viable como para
poder medir el tiro y pegarle a algo.
Para sacar juego había que ser
Mandrake (y todavía había
que poner dos fichas). Traducción
barrial: "la del volcán"
XENON (Bally, 1980) - El último
de todos ha llegado. Y qué broche
de oro para esta segunda parte. Estamos
ante el flipper más codiciado y
admirado por muchos. Era una verdadera
obra de arte. En el tablero figuraba una
mujer androide en construcción;
consistía en una cabeza con tentáculos
metálicos y voz atemorizante. Se
hace difícil describirlo; en realidad,
era más placentero verlo. Ni hablar
de ese piso magnífico, con un túnel
lleno de luces (como las de un árbol
navideño) por donde había
que pasar la bola, además de rampas,
botones por todos lados, unas banderitas
muy prolijas, un banderín de lujo,
el querido buco y unos hongos que parecían
de cristal. ¡Qué dibujos,
qué sonidos, qué colores,
que gran máquina! Lástima
que sacar juego era misión imposible.
Este flipper hacía gastar tanta
plata que numerosos jugadores presentaban
varias cicatrices de guerra en orejas,
nalgas y mejillas ("¿me querés
decir donde están los diez pesos
que tenía en el monedero?").
Traducción barrial: "la
Xenon"
NOTA: Los locales de flippers que se han
recorrido desde fines de los ´70
hasta la culminación de la década
del ´80 por quien esto escribe estaban
ubicados (algunos todavía están)
en Montevideo, Canelones, Maldonado y
Rocha.

Otros flippers que quedarán en
el recuerdo: Superman (Atari, 1979),
The Six Million Dollar Man (Bally,
1978), Dolly Parton (Bally, 1979),
Rolling Stones (Bally, 1980), Medusa
(Bally, 1981), Red Baron (Chicago
Coin, 1975), Totem (Gottlieb, 1979),
Buck Rogers (Gottlieb, 1980), Counterforce
(Gottlieb, 1980), James Bond (Gottlieb,
1980), Quicksilver (Stern, 1980),
Iron Maiden (Stern, 1981), Disco
Fever (Williams, 1978) y la
Hot Doggin´(de la que nos
habíamos olvidado por completo).
PARA LA TERCERA Y ÚLTIMA PARTE:
salimos por un rato de los locales y nos
vamos a la calle, con los flippers caseros.
Luego tomamos Vascolet, comemos unas "María"
con dulce de leche (o aquellas de "Anselmi",
que el almacenero sacaba de la lata) y
nos ponemos a jugar al Atari, la TK 90,
la Spectrum, la Commodore 128, el Family
Game, el Sega, el Nintendo, la Play Station
y los flippers en PC, no sin antes rogarles
a nuestros viejos que nos compren esos
flippers de plástico que vendían
(y todavía están) en los
supermercados y que salían un ojo
de la cara (y eran una cagada). Pero cuidadito
que, como buenos chicos maduros y responsables,
también se dará un pantallazo
al actual panorama flippetero en Uruguay.