A
la izquierda Aileen Wuornos poco antes de
ser ejecutada; en el medio Theron maquillada
y a la derecha otra vez Charlize.
El domingo 29 de febrero de 2004 Charlize
Theron recibía por vez primera el
Oscar a Mejor Actriz, por parte de la Academia
de Hollywood, gracias a su magnífica
labor en Monster, donde
interpreta a Aileen Wuornos, una mujer condenada
a muerte luego del asesinato de seis hombres
que habían requerido de sus servicios
como prostituta entre diciembre de 1989
y noviembre de 1990. Ese mismo día
era el cumpleaños de la verdadera
Aileen, en ese entonces ausente por la ejecución
de la cual había sido víctima
por ley en Florida (Estados Unidos) el 9
de febrero de 2002, inyección letal
mediante. A Wuornos se la conoce como la
primera mujer asesina en serie de la historia
norteamericana, hecho que muchos especialistas,
sin embargo, dan como falso. No hace mucho
se estrenó Monster
en circuito comercial capitalino, película
escrita y dirigida por Patty Jenkins, inspirada
(y no basada completamente) en la existencia
de esta mujer, para algunos una asesina
despiadada, para otros una heroína
a la que la vida le jugó una mala
pasada.
LA PELÍCULA
Una labor de maquillaje que transformó
completamente la belleza de la sudafricana
Charlize Theron (El abogado del
diablo, Las reglas de la
vida, La maldición
del Escorpión de Jade) y
una labor actoral impresionante, que bien
le valió el Oscar a Mejor Actriz
y demás premios internacionales,
que no fueron pocos, por cierto, y que bien
justificaron, de alguna manera, todas esas
frustraciones que la acosaron de jovencita,
cuando intentaba buscar una oportunidad
en un Hollywood sumamente voraz y que a
veces la retraía en su incansable
misión por la úlcera que padecía
(y todavía se queja de ser premiada
por labores recias y sin glamour...).
Si bien
la película se sostiene en el trabajo
de la actriz principal también hay
una directora como Patty Jenkins, que sin
hacer maravillas logra con mucho olfato
un atmósfera opaca y por momentos
estremecedora y desesperante, para lo que
es un contexto nada alejado de lo que hoy
día se conoce como "normal"
(sociedad capitalista cada vez más
mecanizada, competitiva, hueca y desalmada).
El sentido de los valores, el apoyo y la
comprensión que esa misma mujer necesitaba
la llevó a no encontrar otra solución
más que salir a matar para lograr
un poco de felicidad, por más que
en la vida real lo que buscaba era un buen
sustento y encaminarse definitivamente,
dejando a un lado los constantes problemas
familiares que la venían acosando.
Claro que
Monster hace una rápida
y sumamente vaga introducción de
un período fundamental en la vida
de Aileen Wuornos y que mereció mucha
más atención, una infancia
y adolescencia donde empezaron a gestarse
cosas que luego repercutirían fehacientemente
en su existencia. Sin embargo la obra arranca
de la relación que mantiene con su
amante mujer y llega hasta el controvertido
final de su vida. Es importante recalcar
que Aileen en la vida real siempre se declaró
víctima de las circunstancias, mientras
estuvo encerrada en prisión durante
más de diez años, otro momento
sustancial de la vida de Wuornos que no
es abordado debidamente, por más
que hay que tener en cuenta los minutos
finales de la película, en especial
lo que dice la voz en off de Charlize Theron.
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Aileen
de pequeña. |
Aileen
Wuornos. |
Charlize
Theron en Monster.
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Richard
Mallory: la primera víctima
de Aileen. |
Algo discutible,
sí, pero el personaje de Christina
Ricci (en la vida real no tan corderito
como aquí lo muestran) podía
haber sido otra cosa si su conducta hubiera
partido de la expresión con que se
la ve en el mismísimo afiche original
de la película. Aquí interpreta
a una joven (cuyo verdadero nombre no era
Selby Wall sino Tyria Moore) presionada
por los estrictos códigos familiares,
totalmente a contramano con lo que puede
significar una relación amorosa entre
mujeres. Ese conservadurismo, esa progresiva
ruptura de molde que Jenkins, como guionista,
va introduciendo con el fin de que el personaje
repercuta en la pareja que se forma está
muy bien, pero se hace poco creíble
cuando uno observa la actitud por momentos
apática de Ricci y algo blanda con
su vocecita de pequeña niña
chillona, de la cual ella misma se toma
el pelo en un pasaje de La vida
y todo lo demás (2003),
de Woody Allen.
La justificación,
sí, viene por ese instinto maternal
y protector del personaje de Theron, tan
solo un componente más dentro de
una serie de dobleces que la lleva, insistimos,
a una labor tremenda en pantalla y que derrota
por goleada a antecedentes de ella muy pero
muy flojos (la mayoría), que la mostraban
como una actriz con más atributos
físicos que intrínsecos. En
Monster logra valerse de
su condición de víctima del
sistema, sacándole bastante jugo
e interactuando casi a la perfección
con toda la podredumbre y sordidez que la
rodea. La banda sonora a veces molesta con
sus incursiones pero en otras refuerza con
oportunos acordes de guitarra el panorama
chocante del que la película se impregna.
Jenkins
también se encarga de dejar a los
hombres como la peor basura del planeta,
salvo alguna tímida excepción,
lo que demuestra también cierto rasgo
feminista de su parte; algo respetable,
claro. No hay que olvidar que esta película
tiene diferencias con lo que ocurrió
en la realidad; algunos hechos fueron dramatizados,
mientras que varios personajes ficticios
se agregaron, tratando de pasteurizar un
asunto con puntas muy crudas, duras y bastante
complejas, en especial referidas a muchos
individuos que pedían la cabeza de
Aileen, directa e indirectamente.
LOS ANTECEDENTES
"Yo
fui violada, y ojalá que a ustedes
también los violen. Y que a su esposa
y a sus hijos se los cojan por el culo",
Aileen al Jurado primero y luego al Juez
en uno de los tantos juicios que padeció
con fallo en su contra, en 1992.

Antes de Monster hubo un
documentalista británico llamado
Nick Broomfield, hombre muy liberal y totalmente
en contra de la pena de muerte, que realizó
dos trabajos sobre Wuornos. Uno de estos
se tituló Aileen: Life and
Death of a Serial Killer (2003),
que lo codirigió junto a Joan Churchill,
y en el que mostró a sí mismo
cuando había sido citado a declarar
justamente por haber hecho el documental
de 1992, Aileen Wuornos: The Selling
of a Serial Killer. En Life
and Death... recoge varias entrevistas
hechas a Aileen, donde declara que ya está
harta de todo y que prefiere morir. Broomfield,
por su lado, deja bien en claro que ella
no estaba en condiciones de ser ejecutada
(a pesar de que los tres psiquiatras que
la evaluaron en la penitenciaría
afirmaron que su mente estaba completamente
sana), debido a la brutal alteración
mental que padecía, producto de los
numerosos juicios, insistentes preguntas
e interminables visitas de abogados y policías,
que la estresaban a más no poder
(la esquizofrenia que se le llegó
a diagnosticar se debía en gran parte
a esto último), algo que en la película
de Jenkins se maneja muy bien durante los
minutos finales.
Es evidente que ante tanto sufrimiento,
luego de estar más de una década
en prisión, la muerte pueda ser vista
como una salvación, el tan ansiado
alivio para una mujer que careció
absolutamente de protección y a la
que la sociedad la trató más
como a un monstruo (ojo que el título
de la película no viene por este
lado) que como a un ser humano, antes y
después de los crímenes que
cometió.
Una vez
estrenada la película la hermana
de una de las víctimas afirmó
que no podía entender cómo
una asesina pudo haber sido representada
como un ser humano con tanta simpatía.
Su vida
inspiró tres libros, dos películas
para televisión, un comic y hasta
una ópera, además de la conocida
película Monster.
UNA VIDA EN BLANCO Y NEGRO
"Todos
los asesinatos que cometí fueron
en defensa propia". A. W.
El 9 de
febrero de 2002 Aileen fue ejecutada mediante
inyección letal en Florida, Estados
Unidos, luego de haber matado a balazos
a seis hombres (se sospecha que el séptimo
también fue víctima de ella,
aunque no se pudo dar con el cuerpo) que
requirieron de sus servicios como prostituta
en la carretera, habiendo sido juzgada y
encarcelada en primera instancia por el
asesinato de Richard Mallory, electricista
al que le gustaba mucho el alcohol y la
joda loca con mujeres, según los
empleados de la compañía que
poseía. Por la muerte de este señor
Aileen comenzó a palpitar una larga
condena (el 9 de enero de 1991) hasta su
ejecución final.
Otra de las víctimas fue Troy Burress,
camionero cuyo cuerpo fue descubierto en
descomposición, cinco días
después de que Aileen lo asesinara
de dos balazos Calibre 22 en el pecho. La
esposa del hombre reconoció que la
víctima era su marido por el anillo
de bodas que el fallecido llevaba puesto
en la mano.
A las 9:41
de la mañana fue inyectada con drogas
letales en ambos brazos, siendo declarada
muerta 6 minutos después, no sin
antes haber mirado a los testigos con una
sonrisa, definida por algunos de los allí
presentes como diabólica, para luego
sí cerrar los ojos definitivamente.
La hija de una de los asesinados por Aileen
se lamentó de que no hubiese sufrido
más durante la ejecución...
Wuornos falleció a los 46 años
de edad.
Su verdadero
nombre era Aileen Pittman Wuornos. Su padre,
Leo Dale Pittman, era un abusador de niños
que anduvo por varios hospitales psiquiátricos
para luego suicidarse (algunas versiones
señalan que falleció por estrangulamiento,
cuando estaba recluido en 1969). La madre,
por su parte, se había casado con
Pittman a los 15 años y la tuvo a
ella y su hermano. Luego se divorció
a casi dos años de casarse y pocos
meses antes de que Aileen naciera. Más
tarde abandonó a sus dos hijos, que
quedaron en manos de sus abuelos maternos.
La abuela, Lauri, era muy estricta y alcohólica,
pero Aileen, al enterarse de que no era
su verdadera madre comenzó a rebelarse,
por lo que a los 12 dejó el colegio,
se fue de la casa y tuvo un hijo que dio
en adopción. Poco tiempo después
su hermano murió de cáncer
de garganta, mientras que su abuela se suicidaba,
su abuelo la echaba de la casa (luego también
se suicidó) y ella comenzaba a ejercer
la prostitución.

Aileen había quedado embarazada a
los 14 años (ya habían abusado
de ella cuando era más chica, lo
que la marcó como una antisocial
y le dejó secuelas psicológicas
de consideración) e incluso le llegó
a comentar a la policía que tuvo
sexo con su hermano. También se anotó
un antecedente de robo a mano armada en
1982. Mientras vagaba por las calles llegó
a dormir en bosques y con noches de temperaturas
bajo cero.
Luego conoció
a un hombre bastante mayor que ella con
el que se casó, aunque allí
comenzaron sus primeros líos, al
tirarle a un cantinero una bola de pool
en la cabeza, luego de que dicho sujeto
la acusó de estar robándole
la caja.
Al cobrar
10.000 dólares por el seguro de vida
de su hermano Aileen partió hacia
Florida, donde tuvo una serie de relaciones
amorosas bastante frustradas. La plata se
le esfumó en dos meses, por lo que
empezó a robar comercios descaradamente,
hechos que al final la llevaron a estar
un tiempo en prisión. En 1986 conoce,
justamente, a la quería su amante
lesbiana Tyria Moore (de 24 años
de edad) en un bar gay de Daytona, quien
dejó su trabajo como empleada de
hotel y le permitió a Aileen ejercer
la prostitución como modo de supervivencia.
La relación duró cuatro años,
hasta el día de su captura. |