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A propósito de Monster
DETRÁS DE LA PANTALLA


por Alejandro Yamgotchian
(junio, 2004)


A la izquierda Aileen Wuornos poco antes de ser ejecutada; en el medio Theron maquillada y a la derecha otra vez Charlize.




El domingo 29 de febrero de 2004 Charlize Theron recibía por vez primera el Oscar a Mejor Actriz, por parte de la Academia de Hollywood, gracias a su magnífica labor en Monster, donde interpreta a Aileen Wuornos, una mujer condenada a muerte luego del asesinato de seis hombres que habían requerido de sus servicios como prostituta entre diciembre de 1989 y noviembre de 1990. Ese mismo día era el cumpleaños de la verdadera Aileen, en ese entonces ausente por la ejecución de la cual había sido víctima por ley en Florida (Estados Unidos) el 9 de febrero de 2002, inyección letal mediante. A Wuornos se la conoce como la primera mujer asesina en serie de la historia norteamericana, hecho que muchos especialistas, sin embargo, dan como falso. No hace mucho se estrenó Monster en circuito comercial capitalino, película escrita y dirigida por Patty Jenkins, inspirada (y no basada completamente) en la existencia de esta mujer, para algunos una asesina despiadada, para otros una heroína a la que la vida le jugó una mala pasada.


LA PELÍCULA



Una labor de maquillaje que transformó completamente la belleza de la sudafricana Charlize Theron (El abogado del diablo, Las reglas de la vida, La maldición del Escorpión de Jade) y una labor actoral impresionante, que bien le valió el Oscar a Mejor Actriz y demás premios internacionales, que no fueron pocos, por cierto, y que bien justificaron, de alguna manera, todas esas frustraciones que la acosaron de jovencita, cuando intentaba buscar una oportunidad en un Hollywood sumamente voraz y que a veces la retraía en su incansable misión por la úlcera que padecía (y todavía se queja de ser premiada por labores recias y sin glamour...).

Si bien la película se sostiene en el trabajo de la actriz principal también hay una directora como Patty Jenkins, que sin hacer maravillas logra con mucho olfato un atmósfera opaca y por momentos estremecedora y desesperante, para lo que es un contexto nada alejado de lo que hoy día se conoce como "normal" (sociedad capitalista cada vez más mecanizada, competitiva, hueca y desalmada). El sentido de los valores, el apoyo y la comprensión que esa misma mujer necesitaba la llevó a no encontrar otra solución más que salir a matar para lograr un poco de felicidad, por más que en la vida real lo que buscaba era un buen sustento y encaminarse definitivamente, dejando a un lado los constantes problemas familiares que la venían acosando.

Claro que Monster hace una rápida y sumamente vaga introducción de un período fundamental en la vida de Aileen Wuornos y que mereció mucha más atención, una infancia y adolescencia donde empezaron a gestarse cosas que luego repercutirían fehacientemente en su existencia. Sin embargo la obra arranca de la relación que mantiene con su amante mujer y llega hasta el controvertido final de su vida. Es importante recalcar que Aileen en la vida real siempre se declaró víctima de las circunstancias, mientras estuvo encerrada en prisión durante más de diez años, otro momento sustancial de la vida de Wuornos que no es abordado debidamente, por más que hay que tener en cuenta los minutos finales de la película, en especial lo que dice la voz en off de Charlize Theron.

Aileen de pequeña.
Aileen Wuornos.
Charlize Theron en Monster.
Richard Mallory: la primera víctima de Aileen.

Algo discutible, sí, pero el personaje de Christina Ricci (en la vida real no tan corderito como aquí lo muestran) podía haber sido otra cosa si su conducta hubiera partido de la expresión con que se la ve en el mismísimo afiche original de la película. Aquí interpreta a una joven (cuyo verdadero nombre no era Selby Wall sino Tyria Moore) presionada por los estrictos códigos familiares, totalmente a contramano con lo que puede significar una relación amorosa entre mujeres. Ese conservadurismo, esa progresiva ruptura de molde que Jenkins, como guionista, va introduciendo con el fin de que el personaje repercuta en la pareja que se forma está muy bien, pero se hace poco creíble cuando uno observa la actitud por momentos apática de Ricci y algo blanda con su vocecita de pequeña niña chillona, de la cual ella misma se toma el pelo en un pasaje de La vida y todo lo demás (2003), de Woody Allen.

La justificación, sí, viene por ese instinto maternal y protector del personaje de Theron, tan solo un componente más dentro de una serie de dobleces que la lleva, insistimos, a una labor tremenda en pantalla y que derrota por goleada a antecedentes de ella muy pero muy flojos (la mayoría), que la mostraban como una actriz con más atributos físicos que intrínsecos. En Monster logra valerse de su condición de víctima del sistema, sacándole bastante jugo e interactuando casi a la perfección con toda la podredumbre y sordidez que la rodea. La banda sonora a veces molesta con sus incursiones pero en otras refuerza con oportunos acordes de guitarra el panorama chocante del que la película se impregna.

Jenkins también se encarga de dejar a los hombres como la peor basura del planeta, salvo alguna tímida excepción, lo que demuestra también cierto rasgo feminista de su parte; algo respetable, claro. No hay que olvidar que esta película tiene diferencias con lo que ocurrió en la realidad; algunos hechos fueron dramatizados, mientras que varios personajes ficticios se agregaron, tratando de pasteurizar un asunto con puntas muy crudas, duras y bastante complejas, en especial referidas a muchos individuos que pedían la cabeza de Aileen, directa e indirectamente.


LOS ANTECEDENTES

"Yo fui violada, y ojalá que a ustedes también los violen. Y que a su esposa y a sus hijos se los cojan por el culo", Aileen al Jurado primero y luego al Juez en uno de los tantos juicios que padeció con fallo en su contra, en 1992.



Antes de Monster hubo un documentalista británico llamado Nick Broomfield, hombre muy liberal y totalmente en contra de la pena de muerte, que realizó dos trabajos sobre Wuornos. Uno de estos se tituló Aileen: Life and Death of a Serial Killer (2003), que lo codirigió junto a Joan Churchill, y en el que mostró a sí mismo cuando había sido citado a declarar justamente por haber hecho el documental de 1992, Aileen Wuornos: The Selling of a Serial Killer. En Life and Death... recoge varias entrevistas hechas a Aileen, donde declara que ya está harta de todo y que prefiere morir. Broomfield, por su lado, deja bien en claro que ella no estaba en condiciones de ser ejecutada (a pesar de que los tres psiquiatras que la evaluaron en la penitenciaría afirmaron que su mente estaba completamente sana), debido a la brutal alteración mental que padecía, producto de los numerosos juicios, insistentes preguntas e interminables visitas de abogados y policías, que la estresaban a más no poder (la esquizofrenia que se le llegó a diagnosticar se debía en gran parte a esto último), algo que en la película de Jenkins se maneja muy bien durante los minutos finales.


Es evidente que ante tanto sufrimiento, luego de estar más de una década en prisión, la muerte pueda ser vista como una salvación, el tan ansiado alivio para una mujer que careció absolutamente de protección y a la que la sociedad la trató más como a un monstruo (ojo que el título de la película no viene por este lado) que como a un ser humano, antes y después de los crímenes que cometió.

Una vez estrenada la película la hermana de una de las víctimas afirmó que no podía entender cómo una asesina pudo haber sido representada como un ser humano con tanta simpatía.

Su vida inspiró tres libros, dos películas para televisión, un comic y hasta una ópera, además de la conocida película Monster.






UNA VIDA EN BLANCO Y NEGRO

"Todos los asesinatos que cometí fueron en defensa propia". A. W.

El 9 de febrero de 2002 Aileen fue ejecutada mediante inyección letal en Florida, Estados Unidos, luego de haber matado a balazos a seis hombres (se sospecha que el séptimo también fue víctima de ella, aunque no se pudo dar con el cuerpo) que requirieron de sus servicios como prostituta en la carretera, habiendo sido juzgada y encarcelada en primera instancia por el asesinato de Richard Mallory, electricista al que le gustaba mucho el alcohol y la joda loca con mujeres, según los empleados de la compañía que poseía. Por la muerte de este señor Aileen comenzó a palpitar una larga condena (el 9 de enero de 1991) hasta su ejecución final.


Otra de las víctimas fue Troy Burress, camionero cuyo cuerpo fue descubierto en descomposición, cinco días después de que Aileen lo asesinara de dos balazos Calibre 22 en el pecho. La esposa del hombre reconoció que la víctima era su marido por el anillo de bodas que el fallecido llevaba puesto en la mano.

A las 9:41 de la mañana fue inyectada con drogas letales en ambos brazos, siendo declarada muerta 6 minutos después, no sin antes haber mirado a los testigos con una sonrisa, definida por algunos de los allí presentes como diabólica, para luego sí cerrar los ojos definitivamente. La hija de una de los asesinados por Aileen se lamentó de que no hubiese sufrido más durante la ejecución... Wuornos falleció a los 46 años de edad.

Su verdadero nombre era Aileen Pittman Wuornos. Su padre, Leo Dale Pittman, era un abusador de niños que anduvo por varios hospitales psiquiátricos para luego suicidarse (algunas versiones señalan que falleció por estrangulamiento, cuando estaba recluido en 1969). La madre, por su parte, se había casado con Pittman a los 15 años y la tuvo a ella y su hermano. Luego se divorció a casi dos años de casarse y pocos meses antes de que Aileen naciera. Más tarde abandonó a sus dos hijos, que quedaron en manos de sus abuelos maternos. La abuela, Lauri, era muy estricta y alcohólica, pero Aileen, al enterarse de que no era su verdadera madre comenzó a rebelarse, por lo que a los 12 dejó el colegio, se fue de la casa y tuvo un hijo que dio en adopción. Poco tiempo después su hermano murió de cáncer de garganta, mientras que su abuela se suicidaba, su abuelo la echaba de la casa (luego también se suicidó) y ella comenzaba a ejercer la prostitución.




Aileen había quedado embarazada a los 14 años (ya habían abusado de ella cuando era más chica, lo que la marcó como una antisocial y le dejó secuelas psicológicas de consideración) e incluso le llegó a comentar a la policía que tuvo sexo con su hermano. También se anotó un antecedente de robo a mano armada en 1982. Mientras vagaba por las calles llegó a dormir en bosques y con noches de temperaturas bajo cero.

Luego conoció a un hombre bastante mayor que ella con el que se casó, aunque allí comenzaron sus primeros líos, al tirarle a un cantinero una bola de pool en la cabeza, luego de que dicho sujeto la acusó de estar robándole la caja.

Al cobrar 10.000 dólares por el seguro de vida de su hermano Aileen partió hacia Florida, donde tuvo una serie de relaciones amorosas bastante frustradas. La plata se le esfumó en dos meses, por lo que empezó a robar comercios descaradamente, hechos que al final la llevaron a estar un tiempo en prisión. En 1986 conoce, justamente, a la quería su amante lesbiana Tyria Moore (de 24 años de edad) en un bar gay de Daytona, quien dejó su trabajo como empleada de hotel y le permitió a Aileen ejercer la prostitución como modo de supervivencia. La relación duró cuatro años, hasta el día de su captura.

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