Un clásico
del cine condicionado... y algo más
EL PENE DEL
DIABLO, LA SEÑORITA JONES Y EL
HOMBRE COMÚN
por Andrés
Caro Berta (mayo,
2005)
[email protected]
La protagonista se suicida al comienzo de
la película y la recibe un San Pedro
a la usanza de los '70 quien le dice que
es una pena que siendo una mujer casta,
por el sólo pecado de quitarse la
vida, no tenga un lugar en el cielo. Por
tanto, su eternidad la pasará en
el infierno. Ella, entonces, le pide retornar
por un tiempo a la vida para conocer aquellas
cosas que se perdió. "¿Cuáles?"
pregunta San Pedro. "La lujuria"
responde esta Justine Jones.
Es así que ingresa a un cuarto que
será el punto de partida para un
recorrido por distintos placeres carnales.
Y en ese primer encuentro con el Maestro
éste le muestra su pene y le dice
que lo nombre. La mujer, que nunca antes
había visto uno, se acerca, lo mira
fascinada y lo llama con diferentes términos
hasta que señala: "miembro",
"un miembro grande y bello",
mientras lo mira fijamente, "me
gusta, me hace sentir vibrante por todas
partes", pide tocarlo y al recibir
el permiso, lo toma delicadamente y acerca
su boca. Pregunta: "¿Puedo
besarlo?", lo roza temerosamente
con sus labios y con las manos lo lleva
por su rostro: "Se siente tan suave,
tan suave", lo pone tiernamente
en su boca, "Me gusta su sabor,
me gusta su roce", el pene crece:
"Pero es tan grande, tan duro".
"¿Te gusta?" pregunta
el Maestro. "Oh, sí, me
fascina sentirlo", comienza a
introducirlo en su boca, y en un momento
murmura: "Lo quiero, lo quiero
bien hondo dentro de mí",
lo besa suavemente, lo acaricia y le dice
al pene: "te amo, te amo; hace
tanto tiempo que te espero… Y ahora
al fin te tengo. Es como una torre. Una
hermosa torre. Tan suave, tan duro, tan
candente", le habla con palabras
de amor, coloquialmente, como si se tratara
de un bebé, mientras lo chupa y lo
acaricia. Entonces mientras lo saborea sentencia:
"La fuerza del poder. Tengo que
tener ese poder. Debo tenerte dentro de
mí", lo cual hace de ahí
en más (entre otras cosas).
Esto que
Justine confiesa, Freud ya lo señalaba
cuando hablaba de la envidia del pene y
el Edipo en la niña. La niña
buscaría introducir el pene paterno
dentro suyo como forma de poseer lo que
no tiene y procrear un hijo. Pero además
se apropiaría del Poder. A Justine,
en la película, le pasa algo por
el estilo. Éste concepto, tan viejo
como la propia Humanidad, donde se asocia
pene con falo, y a éste como elemento
simbólico de Poder (con la vieja
imagen del pastor que lleva el rebaño),
y que Justine intenta fagocitar, un poco
menos trágicamente que en la película
El imperio de los sentidos,
¿cómo afecta al hombre común?
¿Qué disfunciones le genera
el largo de su vara, de su bastón,
de su falo, y en lo real, el largo de su
pene?
Las mujeres,
al ser consultadas, insisten en que el detalle
del largo es menor en cuanto a placeres,
y mayor en relación a temores por
los dolores que puede provocar. Sin embargo,
determinados hombres se obsesionan, consumen
medicamentos que prolongan (o dicen que)
el largo de sus miembros, o se angustian
con lo que les tocó. El hombre tiene
una función social que cumplir y
que le genera complicaciones que muchas
veces derivan en disfunciones sexuales.
Se espera de él, aún hoy,
que asuma un rol "masculino",
procreador, continuador de su familia y
preservador de la especie y que sea dueño
de un falo respetable y respetado (trabajo,
estabilidad económica, amparo, protección…)
y de un pene respetable y respetado.
En un trabajo
presentado en un encuentro sobre subjetividad
en la Facultad de Psicología en 1992
("El Psicólogo entre el
Poder y el poder") señalaba
que cuando a veces, (conscientemente o no)
no se puede, entonces para poder se debe
recurrir al Poder.
Y agregaba porque no hay Poder si no existe
otro que lo sostenga, lo apoye o lo acate.
Otro que necesite, hegelianamente, ser poseído-
desposeído, y a su vez ser poseedor.
En definitiva,
juego vertical donde la "desposeída"
del falo pasa a ser poseedora del Poder
porque lo fagocita o lo utiliza desde su
lugar. Mientras el
que se cree desposeído de un pene
- falo atrayente pena sin sentido y en el
mejor de los casos, consulta en la clínica...
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