.: Películas :..: Informes :..: Asteríscos :..: Entrevistas :..: Dimensión Desconocida :..: Dimensión Desconocida :..: H O M E :..: E-mail :..: Imprimir Documento :.


A propósito de La secretaria
¿ES PLACENTERO SER MASOQUISTA?

por Andrés Caro Berta (octubre, 2005)
andrescaro@adinet.com.uy






El cine, como gran difusor de ideología, se ha encargado de aportar datos contradictorios a los espectadores. En medio de un desborde exhibicionista de lo que otros hacen, el mensaje final casi siempre ha sido: "Mira esto. Disfruta envidiosamente, pero no lo hagas en tu casa. Es peligroso", tal como aconsejan tramposamente los conductores de programas de escenas arriesgadas a los niños.

Los ejemplos pueden ser muchos. Algunos de ellos:


Perversa luna de miel
de Polanski, donde se muestra la degradación en la que cae una pareja que busca placeres eróticos. Las escenas son seductoras, tentadoras, pero el final de la historia señala que la parejita joven debe protegerse de los males que encierran las pasiones desencadenadas.


Las edades de Lulú
enseña a dónde puede llegar una pobre muchacha que se animó a querer saber más de prácticas sexuales, con una pareja tolerante y participativa pero que en algún momento pierde su control. El final es realmente represivo con el salvataje que debe hacerse de esta Lulú que está a punto de ser sometida a todo lo que a uno se le ocurra. Mensaje: "No caigas en los desarreglos de esta chica, no inicies siquiera esa secuencia, que puedes terminar quién sabe dónde."


En El diablo en la Srta. Jones la protagonista, luego de suicidarse virgen, puede transar con San Pedro, probar toda la lujuria que no logró en vida, pero luego su final es terrible. Irremediablemente llega a su infierno más temido. Mensaje: Cuídate de probar porque tendrás la condena eterna (ver informe sobre El diablo en Miss Jones)


Y así, sucesivamente.

De una forma perversa, la industria cinematográfica (y parte de la literatura) muestra lo que la gente común no hace (deslumbra con imágenes deseadas desde la fantasía, con mil variantes de encuentros lascivos) pero al final, como moraleja, imprime al espectador la máxima de que, "Bueno, ¿te gustó?, ¿viste cómo se divierten otros? Bueno, pero que te quede claro, esto no es para ti. Lo tuyo es la familia, los niños, el trabajo, una vida sexual simple y sin sorpresas, porque no estás preparado ni nunca lo estarás para desbordes eróticos que quién sabe dónde terminan… Más ahora en la era del SIDA, ¡válgame dios!".


NUEVAS PRODUCCIONES

En ese esquema, algunas producciones empezaron a cambiar sus objetivos. Ya la temática de las fantasías comenzaba a ser menos conflictiva.


Mentiras del coreano Sun Woo Jan, se atrevía a mostrar, en un país tan machista como Corea, una historia de sadomasoquismo que terminaba bien, donde el masoquista era… el hombre.


Romance
de Catherine Breillat mostraba la liberación de la protagonista a través de, curiosamente, el arte de las ataduras.


Perversiones femeninas basado en un libro de la norteamericana Kaplan liberaba a una jueza de sus represiones, a través de descubrir sus represiones basadas en hechos de la infancia.


La profesora de piano de Michael Haneke buscaba contar a las espectadoras el caso de una mujer sometida por su madre, imposibilitada de amar que al final busca la liberación escapando hacia un mundo distinto al cotidiano.


Siete años de matrimonio dirigida y actuada por Didier Bourdon, es un desparpajo de mostrar qué bueno puede estar en un matrimonio aburrido, empezar a vivir planamente las fantasías sexuales de todo tipo, siempre con respecto y dentro de la pareja. Comedia muy divertida y con final feliz busca enseñar al espectador miedoso que debe perder el miedo a ser creativo a la hora de buscar placer con su pareja, y no por eso tiene por qué ocurrir nada malo.



LA SECRETARIA MASOQUISTA Y FELIZ

Este filme extraño de Steven Shainberg es una comedia dramática que observa a sus personajes cómo a través de un microscopio termina siendo una película romántica donde el final feliz está dado por la concreción de la pareja que a medida que se conoce, descubre puntos de coincidencia en cuanto a la sexualidad entre ambos y que arriban a una relación sadomasoquista… placentera y disfrutable, de la que se sienten orgullosos.

Maggie Gyllenhall construye magníficamente a su Lee Holloway, una masoquista con razones (familiares) para serlo que termina internada por intentos de suicidio y que descubre, a través del empleo que consigue como secretaria de un tímido y ermitaño abogado Edward Grey (James Spader), el placer del castigo como método para obtener placer.


Incluso la película se atreve a más, porque su novio, un hombre "normal" sexualmente, termina resultándole a Lee absolutamente aburrido.


Esta historia de amor, con final feliz, puede poner furiosa a mucha gente, entre ellas a los conservadores de izquierda y derecha, a los movimientos feministas, a los censores religiosos, por lo que la provocación es mayor aún.



ASUME LA POSICIÓN

Para dejar claras las cosas, ya desde el afiche, una mujer vista de espaldas está parada, pero con el tronco hacia delante, aferrada a sus propias piernas cubiertas por seductoras medias y con tacos altos y una pollera que apenas cubre (donde está impreso el título de la película), mientras el único texto señala: "Asume la posición".

.: Derechos Reservados :.
.: E-mail :.