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El Uruguay bananero, con Steven Seagal
LOS VERDADEROS SUMERGIDOS

por Alejandro Yamgotchian (octubre, 2005)




Ahora que pasó un poco la efervescencia conviene aclarar algunos puntos sobre Sumergidos: Alerta total (2005; aunque se terminó de filmar en 2004), la película que ridiculiza a Uruguay ante los ojos del mundo, coproducida entre Inglaterra y Bulgaria, y que narra las andanzas experimentales de un malvado científico y su grupo, que acaban de secuestrar un submarino nuclear y de asesinar nada menos que a la Embajadora de Estados en Uruguay, mientras un comando de mercenarios viene del exterior a darle caza a nuestro país, bajo la batuta de Steven Seagal.

No es que la película sea algo sin pies ni cabeza; algo de dinero hubo en la producción como para hacer un producto decoroso pero la base en sí es tan endeble que no da siquiera para hacer comentario alguno, no más que el de película que merecería ser exhibida en canales tipo AXN, de madrugada. O bien, a pesar de que fue estrenada en algunos cines europeos, el rótulo de película ya no directo para cable sino para la estantería polvorienta de algún videoclub, luego de ser alquilada durante diez días sin parar por aquellos que piden "lo más nuevo" o "lo último" y no algo realmente bueno para ver, más allá de que hubiera sido hecho hace diez, veinte o setenta años.

Por otro lado es bueno aclarar que el actor principal nada tiene que ver con la idea de una película, salvo que figure en el libreto o hasta en la producción, y siempre y cuando nos limitemos solamente a los créditos y no a cómo y quiénes fueron en realidad los gestores de la cosa. Claro que así como hay realizadores que firman con el seudónimo de Alan Smithee, cuando ven que el control de sus respectivos trabajos se les va de las manos y que el resultado es prácticamente cualquier cosa, también puede haber actores que decidan esquivar o violar contratos, y que por motivos éticos o personales decidan retirarse antes o durante la filmación.


DISPAREN CONTRA… ¿SEAGAL?

Pudo haber sido Chuck Norris, Jean-Claude Van Damme o Stallone; pudo haber sido Ecuador, Bolivia o Paraguay. Pero le tocó a Seagal y a Uruguay. Y no por eso hay que desacreditar al actor por todo lo que hizo antes, en especial al comienzo de su carrera como intérprete de policiales y materiales de acción, que bien eran vistos en cine (Nico, Difícil de matar, Marcado para la muerte, Furia salvaje, Alerta máxima y secuela, entre otras) y se alquilaban a más no poder en video a fines de la década del ´80 y principios de la del ´90. Convengamos que el hombre ahora ya está veterano, gordo, luce como cansado (y eso que es vegetariano y todo un experto en artes marciales) y usa dobles hasta para andar en moto a menos de 60 kms. por hora y que en nada se parecen a él (Red de corrupción, la última película que pudimos ver de él en cines uruguayos, es un clarísimo ejemplo). Casi todos sus últimos trabajos fueron estrenados directamente en video en Uruguay, se producían como pan caliente pero ya no tienen el éxito de antes.

Ahora bien; si hay un culpable aquí, o mejor dicho dos, de la imagen que se quiso transmitir de Uruguay en Sumergidos ese es el director británico (tambien co-guionista) Anthony Hickox y el debutante en libretos Paul de Souza. Ellos fueron los que idearon este asunto.


Seagal combate a agente encubierto de Yambo Kenya





Curiosamente Hickox es hijo de Douglas Hickox, realizador ya fallecido que ha dirigido a grandes actores, entre ellos a Vincent Price en Teatro de sangre (1973). Aquí en Uruguay (y manteniendo la costumbre que algún día retomaremos de estar a la pesca de películas bizarras) se ha visto Alucinaciones (1988), primera película (tan eterna como espantosa, aburrida) que dirigió en base a famosos monstruos de la historia del cine, los cuales formaban parte de un museo de cera y que de golpe cobraban vida. Pero tan novedosa resultó (al menos para buena parte del público adolescente que la consumió) que cuatro años después vino una secuela, no sin antes haber hecho Sundown (1991), que también la pueden conseguir en video aquí en Uruguay (la editó CENSA) y que al menos mejoraba un poco el penoso resultado de su debut (vampiros en clave de comedia y hasta con Bruce Campbell), del mismo modo que Hellraiser 3 (1992) y, un escalón por debajo, la secuela de Warlock (1993). Más tarde hizo varios trabajos para la televisión y películas directo-a-video, algunas protagonizadas por el sueco Dolph Lungdren.

De Paul de Souza nada sabemos aunque sospechamos que algo tenga que ver con el veterano Steven E. de Souza, quien incluso llegó a trabajar como libretista de Anthony Hickox y entre cuyos antecedentes figuran la película (basada en el famoso videogame) Street Fighter (1994), además de libretos para capítulos de El Hombre Nuclear, La Mujer Biónica y V: Invasión extraterrestre, y para películas como Carrera contra la muerte (Paul Michael Glaser, 1987), Duro de matar (John McTiernan, 1988) y El Juez (Danny Cannon, 1992), entre tantas otras.

Cabe señalar en la producción ejecutiva al prolífico productor israelí Boaz Davidson, del cual se estrenó en cines uruguayos su película El último americano virgen (1982) y en video Salsa (1988) y Steel Warrior (1993).


AHORA SÍ, LA PELÍCULA


Bueno, ¿por dónde empezar? Veamos; Sumergidos no es una película que entraría dentro de nuestra sección de videos bizarros, ya que es mala y punto. La moda de montaje ultraveloz y ruidoso, estilo videoclip, está desde el vamos. Como en Proyecto: Brainstorm (Douglas Trumbull, 1983) aquí hay implantación de imágenes en la mente humana pero con fines netamente manipuladores. Sin embargo, los efectos especiales por computadora… perdón… apenas comienza la película aparece una pequeña nave ("Predator") que desde el aire saca fotografías a la supuesta Embajada de Estados Unidos en Uruguay. Todavía estamos por saber si eso era en realidad un juguete de Fábrica Peñarol o en una de esas quisieron simular un pequeño avión espía automático (como los usados por el gobierno norteamericano) y les salió horrible.

Uruguay está desbordado de militares mientras la gente sale a manifestarse a la… Plaza Independencia con carteles de "Revolución". Hay un tachero, peludo y de lentes negros, que parece salido de la hinchada de Villa Teresa, y un pelado desbocado que salta las vallas para lanzarse sobre la policía que lo muestran una y otra vez. Otros extras (búlgaros; la película se filmó en Bulgaria) miran la cámara pensando que nadie se va a dar cuenta pero sí.

Cuando el primer comando de soldados extranjeros llega a la represa de Salto… Bravo bajan del helicóptero con una cara, como si hubieran aterrizado con camisetas de Peñarol en la Tribuna Argentina del Tróccoli. Se encuentran con una joven pastorcita acompañada de cabritas… y cargada de explosivos, lista para inmolarse (¿los talibanes de Salto?). En ese momento vemos a nuestro héroe, Steven Seagal, que hace irrupción (parece un hipopótamo negro) con menos cintura que un calefón, amparado por estridentes guitarras eléctricas desde la banda sonora, y con pinta de venir del Mercado del Puerto, después de haberse bajado un litro de Espinillar y medio lechón.

La originalidad a esa altura era tan escasa que entre los antecedentes del grupo de mercenarios comandado por el personaje de Seagal figuraba un lamentable ataque al buque terrorista "Damascus". Si la película fuera libretada por sirios quizá el nombre del barco de terroristas - de estado - hubiera cambiado a "Washingtín".

Promediando "el film" la ignorancia iba siendo cada vez más alevosa. Se hablaban de ruinas mayas (¿manyas?) en Uruguay, y de una zona llamada El Diablo a 160 kms. al Norte de Montevideo (¿un motel?); uno de los personajes se queja de que las indicaciones dentro del submarino estaban en español cuando en realidad figuraban en italiano, el villano asimila que la música típica de Uruguay anda muy cercana a Julio Iglesias, la pareja del héroe pagaba (por no decir sobornaba) al trabajador de un muelle para obtener servicios e información, y todavía había que soportar el horrendo espanglish de supuestos uruguayos en frases como "She´s engaged to el Presidente" ("Está comprometida con…"). Los carteles de las calles eran una mezcla de idiomas; los teléfonos estaban en francés, el supuesto diario oficial uruguayo en inglés, y… el desenlace en la opera. Attenti con esto, eh.

Suponemos que es en el renovado Teatro Solís, bajo el nombre Opera Nacional de Montevideo (noten en la foto cómo se nota que pusieron un cartel tapando el verdadero nombre del edificio búlgaro y la imagen superpuesta con otra). En un momento la cámara toma una escultura del edificio que parecía una réplica de Pazuzu (el demonio de El Exorcista). Seagal simula ser un diplomático pero acude al espectáculo igual que en el 90 % de las películas que hizo, vestido como un karateca. La gente lo mira como si fuera un colado. El director de orquesta era igualito al Pelado Peña y… puesta al mejor estilo de una balconera en la Amsterdam… ¡¡¡una larga bandera de Argentina!!!; celeste y blanca y con un gran sol en el medio. Si había algo que faltaba…; desastre total.


LA "CULTURA" DEL PRIMER MUNDO


"Por los gauchos del Pantanoso, a ver cuándo suben a Primera."





Claro que hay que preocuparse por todo este circo de Sumergidos, en especial por la imagen que a muchos se les puede generar sobre Uruguay; y bueno… algún día nos iba a tocar.

Cuando pensamos en países del "Primer Mundo" obviamente suponemos los mejores recursos, la mejor tecnología, los más grandes avances, etc, etc. Sin embargo para muchos el mundo es su país o los países más poderosos y el resto es todo salvajismo, pirañas y tribus caníbales. Es insólito que de toda la gente que trabajó en la producción nadie diera una voz de alerta, al menos para encaminar algunos detalles… bah; otra que detalles, ya de pique arrancaron mal.

En un momento un villano secundario señala que uno de los objetivos de la misión era controlar la opinión pública uruguaya en lugar de formarla. Eso es justamente lo que están haciendo con esta Sumergidos, pero antes que nada los que en realidad deberían formarse son los propios guionistas de la película.

Recién pudimos hacer esta nota, que se vio postergada por un par de eventos que este portal organizaba. En ese momento, sin embargo, hicimos algunas averiguaciones en distintos videoclubes… ¡La película se alquilaba a más no poder, especialmente en DVD! CENSA chocha de la vida, ya que un clavo como éste jamás va a tener la cantidad de compras y alquileres que tuvo. Hoy día la pueden rentar tranquilamente, tanto en formato digital como en VHS. Es muy probable que en pocos meses se emita por Movie City y luego en HBO. Y puede que en la revista del cable figure con el nombre original (Submerged).

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