El Uruguay bananero,
con Steven Seagal
LOS
VERDADEROS SUMERGIDOS

Ahora que pasó un poco la efervescencia
conviene aclarar algunos puntos sobre Sumergidos:
Alerta total (2005; aunque se terminó
de filmar en 2004), la película que
ridiculiza a Uruguay ante los ojos del mundo,
coproducida entre Inglaterra y Bulgaria,
y que narra las andanzas experimentales
de un malvado científico y su grupo,
que acaban de secuestrar un submarino nuclear
y de asesinar nada menos que a la Embajadora
de Estados en Uruguay, mientras un comando
de mercenarios viene del exterior a darle
caza a nuestro país, bajo la batuta
de Steven Seagal.
No es que
la película sea algo sin pies ni
cabeza; algo de dinero hubo en la producción
como para hacer un producto decoroso pero
la base en sí es tan endeble que
no da siquiera para hacer comentario alguno,
no más que el de película
que merecería ser exhibida en canales
tipo AXN, de madrugada. O bien, a pesar
de que fue estrenada en algunos cines europeos,
el rótulo de película ya no
directo para cable sino para la estantería
polvorienta de algún videoclub, luego
de ser alquilada durante diez días
sin parar por aquellos que piden "lo
más nuevo" o "lo último"
y no algo realmente bueno para ver, más
allá de que hubiera sido hecho hace
diez, veinte o setenta años.
Por otro
lado es bueno aclarar que el actor principal
nada tiene que ver con la idea de una película,
salvo que figure en el libreto o hasta en
la producción, y siempre y cuando
nos limitemos solamente a los créditos
y no a cómo y quiénes fueron
en realidad los gestores de la cosa. Claro
que así como hay realizadores que
firman con el seudónimo de Alan Smithee,
cuando ven que el control de sus respectivos
trabajos se les va de las manos y que el
resultado es prácticamente cualquier
cosa, también puede haber actores
que decidan esquivar o violar contratos,
y que por motivos éticos o personales
decidan retirarse antes o durante la filmación.
DISPAREN CONTRA… ¿SEAGAL?
Pudo haber
sido Chuck Norris, Jean-Claude Van Damme
o Stallone; pudo haber sido Ecuador, Bolivia
o Paraguay. Pero le tocó a Seagal
y a Uruguay. Y no por eso hay que desacreditar
al actor por todo lo que hizo antes, en
especial al comienzo de su carrera como
intérprete de policiales y materiales
de acción, que bien eran vistos en
cine (Nico, Difícil
de matar, Marcado para
la muerte, Furia salvaje,
Alerta máxima y
secuela, entre otras) y se alquilaban a
más no poder en video a fines de
la década del ´80 y principios
de la del ´90. Convengamos que el
hombre ahora ya está veterano, gordo,
luce como cansado (y eso que es vegetariano
y todo un experto en artes marciales) y
usa dobles hasta para andar en moto a menos
de 60 kms. por hora y que en nada se parecen
a él (Red de corrupción,
la última película que pudimos
ver de él en cines uruguayos, es
un clarísimo ejemplo). Casi todos
sus últimos trabajos fueron estrenados
directamente en video en Uruguay, se producían
como pan caliente pero ya no tienen el éxito
de antes.
Ahora bien;
si hay un culpable aquí, o mejor
dicho dos, de la imagen que se quiso transmitir
de Uruguay en Sumergidos
ese es el director británico (tambien
co-guionista) Anthony Hickox y el debutante
en libretos Paul de Souza. Ellos fueron
los que idearon este asunto.

Seagal combate a agente
encubierto de Yambo Kenya
Curiosamente Hickox es hijo de Douglas Hickox,
realizador ya fallecido que ha dirigido
a grandes actores, entre ellos a Vincent
Price en Teatro de sangre
(1973). Aquí en Uruguay (y manteniendo
la costumbre que algún día
retomaremos de estar a la pesca de películas
bizarras) se ha visto Alucinaciones
(1988), primera película (tan eterna
como espantosa, aburrida) que dirigió
en base a famosos monstruos de la historia
del cine, los cuales formaban parte de un
museo de cera y que de golpe cobraban vida.
Pero tan novedosa resultó (al menos
para buena parte del público adolescente
que la consumió) que cuatro años
después vino una secuela, no sin
antes haber hecho Sundown
(1991), que también la pueden conseguir
en video aquí en Uruguay (la editó
CENSA) y que al menos mejoraba un poco el
penoso resultado de su debut (vampiros en
clave de comedia y hasta con Bruce Campbell),
del mismo modo que Hellraiser 3
(1992) y, un escalón por
debajo, la secuela de Warlock
(1993). Más tarde hizo varios trabajos
para la televisión y películas
directo-a-video, algunas protagonizadas
por el sueco Dolph Lungdren.
De Paul
de Souza nada sabemos aunque sospechamos
que algo tenga que ver con el veterano Steven
E. de Souza, quien incluso llegó
a trabajar como libretista de Anthony Hickox
y entre cuyos antecedentes figuran la película
(basada en el famoso videogame) Street
Fighter (1994), además de
libretos para capítulos de El
Hombre Nuclear, La Mujer
Biónica y V: Invasión
extraterrestre, y para películas
como Carrera contra la muerte (Paul
Michael Glaser, 1987), Duro de matar
(John McTiernan, 1988) y El Juez
(Danny Cannon, 1992), entre tantas otras.
Cabe señalar
en la producción ejecutiva al prolífico
productor israelí Boaz Davidson,
del cual se estrenó en cines uruguayos
su película El último
americano virgen (1982) y en video
Salsa (1988) y Steel
Warrior (1993).
AHORA SÍ, LA PELÍCULA

Bueno, ¿por dónde empezar?
Veamos; Sumergidos no es
una película que entraría
dentro de nuestra sección de videos
bizarros, ya que es mala y punto. La moda
de montaje ultraveloz y ruidoso, estilo
videoclip, está desde el vamos. Como
en Proyecto: Brainstorm
(Douglas Trumbull, 1983) aquí hay
implantación de imágenes en
la mente humana pero con fines netamente
manipuladores. Sin embargo, los efectos
especiales por computadora… perdón…
apenas comienza la película aparece
una pequeña nave ("Predator")
que desde el aire saca fotografías
a la supuesta Embajada de Estados Unidos
en Uruguay. Todavía estamos por saber
si eso era en realidad un juguete de Fábrica
Peñarol o en una de esas quisieron
simular un pequeño avión espía
automático (como los usados por el
gobierno norteamericano) y les salió
horrible.
Uruguay
está desbordado de militares mientras
la gente sale a manifestarse a la…
Plaza Independencia con carteles de "Revolución".
Hay un tachero, peludo y de lentes negros,
que parece salido de la hinchada de Villa
Teresa, y un pelado desbocado que salta
las vallas para lanzarse sobre la policía
que lo muestran una y otra vez. Otros extras
(búlgaros; la película se
filmó en Bulgaria) miran la cámara
pensando que nadie se va a dar cuenta pero
sí.
Cuando el
primer comando de soldados extranjeros llega
a la represa de Salto… Bravo bajan
del helicóptero con una cara, como
si hubieran aterrizado con camisetas de
Peñarol en la Tribuna Argentina del
Tróccoli. Se encuentran con una joven
pastorcita acompañada de cabritas…
y cargada de explosivos, lista para inmolarse
(¿los talibanes de Salto?). En ese
momento vemos a nuestro héroe, Steven
Seagal, que hace irrupción (parece
un hipopótamo negro) con menos cintura
que un calefón, amparado por estridentes
guitarras eléctricas desde la banda
sonora, y con pinta de venir del Mercado
del Puerto, después de haberse bajado
un litro de Espinillar y medio lechón.
La originalidad
a esa altura era tan escasa que entre los
antecedentes del grupo de mercenarios comandado
por el personaje de Seagal figuraba un lamentable
ataque al buque terrorista "Damascus".
Si la película fuera libretada por
sirios quizá el nombre del barco
de terroristas - de estado - hubiera cambiado
a "Washingtín".
Promediando
"el film" la ignorancia iba siendo
cada vez más alevosa. Se hablaban
de ruinas mayas (¿manyas?) en Uruguay,
y de una zona llamada El Diablo a 160 kms.
al Norte de Montevideo (¿un motel?);
uno de los personajes se queja de que las
indicaciones dentro del submarino estaban
en español cuando en realidad figuraban
en italiano, el villano asimila que la música
típica de Uruguay anda muy cercana
a Julio Iglesias, la pareja del héroe
pagaba (por no decir sobornaba) al trabajador
de un muelle para obtener servicios e información,
y todavía había que soportar
el horrendo espanglish de supuestos uruguayos
en frases como "She´s engaged
to el Presidente" ("Está
comprometida con…"). Los carteles
de las calles eran una mezcla de idiomas;
los teléfonos estaban en francés,
el supuesto diario oficial uruguayo en inglés,
y… el desenlace en la opera. Attenti
con esto, eh.
Suponemos
que es en el renovado Teatro Solís,
bajo el nombre Opera Nacional de Montevideo
(noten en la foto cómo se nota que
pusieron un cartel tapando el verdadero
nombre del edificio búlgaro y la
imagen superpuesta con otra). En un momento
la cámara toma una escultura del
edificio que parecía una réplica
de Pazuzu (el demonio de El Exorcista).
Seagal simula ser un diplomático
pero acude al espectáculo igual que
en el 90 % de las películas que hizo,
vestido como un karateca. La gente lo mira
como si fuera un colado. El director de
orquesta era igualito al Pelado Peña
y… puesta al mejor estilo de una balconera
en la Amsterdam… ¡¡¡una
larga bandera de Argentina!!!; celeste y
blanca y con un gran sol en el medio. Si
había algo que faltaba…; desastre
total.
LA "CULTURA" DEL PRIMER
MUNDO

"Por los
gauchos del Pantanoso, a ver cuándo
suben a Primera."
Claro que hay que preocuparse por todo este
circo de Sumergidos, en
especial por la imagen que a muchos se les
puede generar sobre Uruguay; y bueno…
algún día nos iba a tocar.
Cuando pensamos
en países del "Primer Mundo"
obviamente suponemos los mejores recursos,
la mejor tecnología, los más
grandes avances, etc, etc. Sin embargo para
muchos el mundo es su país o los
países más poderosos y el
resto es todo salvajismo, pirañas
y tribus caníbales. Es insólito
que de toda la gente que trabajó
en la producción nadie diera una
voz de alerta, al menos para encaminar algunos
detalles… bah; otra que detalles,
ya de pique arrancaron mal.
En un momento
un villano secundario señala que
uno de los objetivos de la misión
era controlar la opinión pública
uruguaya en lugar de formarla. Eso es justamente
lo que están haciendo con esta Sumergidos,
pero antes que nada los que en realidad
deberían formarse son los propios
guionistas de la película.
Recién
pudimos hacer esta nota, que se vio postergada
por un par de eventos que este portal organizaba.
En ese momento, sin embargo, hicimos algunas
averiguaciones en distintos videoclubes…
¡La película se alquilaba a
más no poder, especialmente en DVD!
CENSA chocha de la vida, ya que un clavo
como éste jamás va a tener
la cantidad de compras y alquileres que
tuvo. Hoy día la pueden rentar tranquilamente,
tanto en formato digital como en VHS. Es
muy probable que en pocos meses se emita
por Movie City y luego en HBO. Y puede que
en la revista del cable figure con el nombre
original (Submerged). |