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Cerca de las nubes, de Aldo Garay
ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA

por Isabel Cocorel (julio, 2006)




El nuevo documental de nuestro compatriota Aldo Garay, Cerca de las nubes (2005), retrata y narra la vida en un pueblo del interior, llamado Quebracho, planteando el tema de la despoblación del campo que cada vez es mayor en nuestro país y que bien puede ser un tema de preocupación mundial. No obstante, el campo que aquí vemos no es exactamente el mismo de todo el interior, sí de algunas zonas; aquí no hay agua corriente ni luz eléctrica, entre otros elementos de suma necesidad que faltan, mientras que en otros lugares rurales, sobre todo en los departamentos más cercanos a Montevideo, se cuenta con estos recursos y otros. El propósito no es tanto universalizar algo, sino mostrar la cotidianeidad de los pobladores de un determinado lugar de nuestra campaña.

El propio director lo ha dicho en un microdocumental para Tevé Ciudad dirigido por Pablo Stoll, a propósito del trabajo que él había hecho sobre Bichuchi (Alfredo Evangelista): "No se trata de decir verdades absolutas, sino de rescatar historias pequeñas, lo cotidiano." Eso se puede apreciar, por ejemplo, en los documentales Yo, la más tremendo (1995) donde aparece el acontecer habitual de un grupo de travestis, y en Bichuchi (1996) que se detiene en la historia de vida del boxeador uruguayo. Cuando Aldo Garay lo entrevista, Evangelista se encuentra preso por tenencia de estupefacientes (el mundo ya había dejado de hablar de él); sin embargo no elige mostrarlo tras las rejas ni su vida allí, sino dejarlo que cuente cómo ha sido su existencia, su carrera como pugilista, cómo vivía las peleas. Decidió mostrar al hombre, porque para el director uruguayo "lo que tiene de maravilloso el documental es que cortás la cámara y la vida sigue".

No sólo en el documental ha incursionado Aldo Garay, también se lo conoce por su largo de ficción La espera (2002), inspirado en la novela de Henry Trujillo, Torquator. En esta película se percibe el peso de la rutina, el tedio de una situación que se estira (una joven que debe cuidar a su madre enferma postrada en cama, relegando su propia vida) que también podemos ver en Cerca de las nubes aunque el motivo y el género sean otros.

Las nubes parecen tener peso y amenazar con desplomarse sobre el pueblo. El tiempo corre lento y las horas aparentan poseer cuerpo y estar representadas en esas nubes, en la densidad y pesadez que adormecen por momentos la campaña. El tiempo con su carácter implacable que conduce a la muerte y que en La espera se puede escuchar en un continuo "tic tac" del reloj al lado de la cama de la enferma, aquí se percibe en la atmósfera y está objetivado en el cementerio que se encuentra allí, como recordando que al final es eso lo que les espera a todos. Y en un lugar donde todo transcurre muy despacio y no hay grandes entretenimientos ni muchas maneras de aturdirse, hay tiempo para pensar en la muerte, para sentirla.

Están cerca de las nubes por la cercanía de la muerte, son vidas que transcurren como si no pasara nada hasta desembocar en el cementerio. Pero también una existencia más simple e inocente puede acercarlos al cielo. Si bien no se puede parar el reloj, a veces parecen estar cerca de las nubes y fuera de este tiempo. Si alguien ha visitado el campo, sobre todo un lugar así, sabe que es posible sentir como si se hubiera podido lograr lo que quería Mafalda: parar el mundo y bajarse. Se puede bajar de la globalización, del bombardeo de la publicidad, del ruido,... y de la información. Aparece una escena en la que se muestra uno de los pocos hogares que tiene un televisor, es blanco y negro y no se puede escuchar el audio; solo se ve la imagen, pero las personas se quedan sentadas frente a él, quizás tratando de adivinar qué se está diciendo. La conexión con el mundo que se podría establecer aquí o la posibilidad de acceder a algún tipo de información se pierde. Cuentan con la radio, pero ésta oficia más de teléfono y correo que de otra cosa; escuchan una emisora de Melo que les pasa las necrológicas y los mensajes que un pariente o conocido le manda a otro.

Lo que sí llega hasta ellos es la política, ya que aparecen carteles de blancos y colorados en este pueblito olvidado, pero que algunos recuerdan cada vez que se acerca una elección. Aldo Garay había resuelto hacer un documental sobre la campaña electoral de 2004 y para ello había elegido Quebracho, pero comprobó que la gente no tenía mucho interés en la política y que estaba cansada de promesas incumplidas. El director optó, entonces, por mostrar la manera en que viven los pobladores de esa zona. Y se encontró con un cuadro interesante. "La realidad sorprende más que la ficción" había dicho alguien en un programa de televisión que la protagonista sintoniza en La espera.

Como un cuadro, precisamente, aparece la filmación, por momentos. La cámara queda detenida y la imagen va enriqueciéndose sola. Este recurso ya se aprecia en otros trabajos del director, incluso en el largo de ficción, donde el ojo fílmico se fija en una ventana del edificio o en una habitación del apartamento y se queda quieto allí hasta que en algunos casos aparezca la figura humana. En Cerca de las nubes, la cámara acompaña el ritmo lento de los pobladores de Quebracho. Hay una anciana que aparece siempre sentada moviendo únicamente las manos, rojas e hinchadas, en completo silencio; tanto que se asemeja a una plantita, sobre todo cuando la imagen la muestra ubicada delante de unos vegetales a los que alguien les echa agua por detrás de ella, dando la impresión que el riego fuera para la anciana.

Cerca de las nubes rescata las historias mínimas de gente que se conforma o se resigna con tener pequeñas cosas: tomar mate en familia, fumar un cigarro en el boliche, vestirse de domingo para ir a hacer mandados en un ómnibus viejo que cada tanto pasa por allí, o adornar su pared con una lámina sacada de algún almanaque; pero que a la vez cuenta con la grandeza de la naturaleza que la contiene. De tal manera que no se necesita de ningún pintor para ver cambiar el cielo de un fabuloso color a otro: Garay nos muestra el azul, el rojo, el anaranjado, el negro,... el gris.

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