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La desaparición de Madame Rose
EL MISTERIOSO CUADRO DE AGATHA CHRISTIE

por Isabel Cocorel (junio, 2006)




"Según los dedos me están picando,/ algo malvado se está acercando" dice una de las brujas en Macbeth. El primer verso es el que aparece en el título del libro de Agatha Christie: By the pricking of my thumbs (1969), novela policíaca que en español se conoce como El cuadro. Y la película del francés Pascal Thomas La desaparición de madame Rose (Mon petit doig m' a dit) es una adaptación fiel de esta obra.

Prudence (Catherine Frot ) y Belisaire Beresford (André Dussolier) visitan a la gruñona tía Ada, en una residencia geriátrica. Allí, la excéntrica Prudence olfatea que hay algo especial en una de las internas que se le acerca para hablar. Cuando más tarde ésta desaparece, encuentra la pista para investigar lo sucedido y descubrir el misterio que se oculta detrás de esta anciana, en un cuadro que llega a sus manos tras la muerte de la tía. El instinto la guiará hacia la solución del enigma.

La película cambia el nombre de los personajes, puesto que en la novela inglesa se llamaban Tommy y Tuppence, y la campiña francesa sustituye a Inglaterra en cuanto al espacio. Sin embargo, en el libro, ella se identifica a sí misma como: "Prudence Beresford, investigadora privada, eso es lo que yo soy". Adopta esta identidad cuando decide despejar su aburrimiento y lanzarse a la búsqueda de mistress Lancaster, la anciana desaparecida, mientras recuerda las aventuras vividas con su marido sirviendo al espionaje británico.

Pascal Thomas ha realizado películas (como Siempre tras las mujeres, 1976) desde los comienzos de la década del setenta. La que nos ocupa es una típica comedia francesa, donde la acción transcurre con más lentitud que en la clásica fórmula del cine industrial; se toma su tiempo para mostrar a los personajes, desarrollar la historia y desplegar el diálogo. El personaje de Prudence es hasta más excéntrico que en el libro. Una manera de exagerar ese carácter es mostrando el comportamiento extraño que tiene ella con sus nietos y con su hija; parece quererlos pero le produce un enorme fastidio el tenerlos cerca. Situación novedosa respecto al libro. La extravagancia del investigador de la que dependen las posibilidades de solucionar un caso es una herencia de Edgar Allan Poe, fundador del género policial.

Los fundamentos de este tipo de narración aparecen en Los crímenes de la calle Morgue, del escritor norteamericano, quien se inspiró en Barnaby Rudge (1841) de Charles Dickens, novela que contiene el relato de un crimen misterioso. La figura del detective aficionado y excéntrico con extraordinarias cualidades analíticas encarnado en Auguste Dupin será el modelo de Sherlock Homes de Conan Doyle o del propio Hércules Poirot de Agatha Christie, entre otros.

La escritora inglesa (1890-1976) crea, además de Poirot que protagoniza más de treinta novelas, una serie de investigadores como Miss Jane Marple, Capitán Hastings, Parker Pyne, Tommy y Tuppence Beresford, entre otros. Esta pareja aparece por primera vez en la segunda novela de la autora, El adversario secreto; son un par de jóvenes aventureros que habían servido a las Fuerzas Armadas. En El cuadro, Tuppence desaparece por un corto lapso de tiempo, al perder la memoria a raíz de un golpe que le propinan en la cabeza y es encontrada a través de un aviso que aparece en el periódico. Este episodio coincide con lo que le sucedió a Christie en 1926, cuando se extravió por varios días a causa de una amnesia producida por un fuerte disgusto (muerte de la madre y abandono de su esposo). También se publica un aviso en el periódico con la finalidad de que su familia la encuentre. Esa desaparición se narra en la película británica Agatha, dirigida en 1979 por Michael Apted, con Vanessa Redgrave en el papel de la escritora. Por la época en que se extravía, viaja a Bagdad sola en tren y se inspira para escribir Asesinato en el Expreso de Oriente (1934). El tren aparece muchas veces en sus novelas, también en El cuadro, ya sea como lugar del crimen o como medio para descubrir una pista.

Desde el tren, Tuppence ha visto la casa que aparece en el cuadro que tanto la intriga. Parecía que en esa casa no vivía nadie; la imagen transmitía el silencio y el misterio. Pero en el lienzo hay una figura que no pintó el artista en el original, que es un indicio de la verdad. El resurgir de esta novela es muy oportuno en este momento en el que los cuadros y las pistas que pueden contener se han puesto de moda. La protagonista se guía por su intuición, que le permite percibir si algo feo o malo se acerca; se deja llevar por la aventura y paseándose por allí es que se le aparecen las soluciones. También Tommy, su esposo, aunque un poco cansado del espíritu aventurero de su mujer, se conduce por la intuición, por lo que él llama "corazonadas" y colabora para esclarecer la situación que tanto preocupa a Tuppence. Poirot también se guía por sus instintos pero utiliza un método más minucioso, de deducción más detallista, haciendo uso de su notable materia gris, muy ponderada por sí mismo, para sacar información a sus sospechosos.

Las novelas de Agatha Cristhie se han considerado como literatura liviana, porque no transmiten mucho más que un momento de entretenimiento. Pero este es totalmente válido, sobre todo porque es un trabajo honesto y no se viste con ropas que no le pertenecen, tratando de aparentar ser otra cosa. Aunque aparecen crímenes y robos, cuando uno evoca un libro de esta autora se imagina un momento ideal en que lo lee junto a una estufa, tomando un café con leche, mientras afuera no deja de llover.

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