
Título original: Star
Wars: Episode III - Revenge of the Sith
País y año de producción:
Estados Unidos, 2005
Dirección: George
Lucas
Guión: George
Lucas
Con: Hayden Christensen,
Ewan McGregor, Natalie Portman, Ian McDiarmid,
Samuel L. Jackson
Duración: 140
minutos
Calificación:
No determinada, a la fecha de estreno
(en Estados Unidos: No apta para menores
de 13 años)
Género: Ciencia
ficción
Sitio Web: http://www.starwars.com/episode-iii
Reseña argumental: En
algún momento, el Caballero Jedi
Anakin Skywalker tomará una decisión
trascendental. Obligado a decidir entre
perder a su amada o renunciar a su alma
para lograr el poder que necesita para
salvarla, Anakin caerá víctima
de la tentación seductora del Lado
Oscuro de la Fuerza.
Cuál resulta ser la decisión
de Anakin, el por qué la toma,
y cómo esto lo conduce a enfundarse
en una armadura negra; forma parte de
la leyenda de Star Wars . Después
de casi 30 años de esperar y especular,
los cinéfilos podrán conocer
la verdad.
Descubrirán por sí mismos
el cómo y el porqué el heroico
Anakin Skywalker - quien se vaticinaba
era el elegido para llevar el equilibrio
a la Fuerza y así asegurar la paz
en toda la galaxia - se convierte en el
temido Darth Vader, el brazo derecho del
Emperador.
Conocerán cómo los mentores
de Anakin, el osado Obi-Wan Kenobi y el
diminuto Maestro Jedi Yoda, lograron sobrevivir
a la mítica destrucción
de la Orden del Jedi, solo para vivir
hasta el fin de sus días escondiéndose
en planetas remotos y hostiles.
Verán como el aparentemente benévolo
y considerado Canciller Palpatine se convierte
en el líder dictatorial del temido
Imperio Galáctico.
Vivirán cómo los hijos
de Anakin, Luke Skywalker y Leia Organa,
llegan a nacer para luego ser separados...
destinados a conducir la legendaria Rebelión
en contra del Imperio.
El director George Lucas había
dirigido THX 1138 (1971),
American Graffiti (1973)
y La guerra de las galaxias
(1977).
Curiosidades:
En 1995 se reeditó en video, a
través de un master digitalizado
y con el fin de lograr una mejor calidad
de imagen y sonido, la famosa trilogía
(en Uruguay los VHS habían sido
relanzados por la editora Halven). En
1997 Lucas la reestrenó pero en
cines y en versión modificada y
restaurada, en base a los avances tecnológicos
que le permitían ver las películas
tal y como él las concibió
en el pasado. Para eso treinta personas
trabajaron durante tres años, limpiando
cuidadosamente con esponja y un químico
especial cuadro por cuadro, toda la cinta.
Las imágenes fueron escaneadas
digitalmente para luego ser impresas en
una cinta virgen con audio e imagen corregidos
y depurados. El resultado: proyecciones
en todo el mundo y con una semana de diferencia
entre un episodio y otro, para que pudieran
verse de manera seguida, como si fuera
un viejo serial. Fueron
agregados casi cinco minutos adicionales
de flimación entre las tres partes.
En ese momento Lucas planeaba hacer tres
secuelas más (posteriores a El
regreso del Jedi) pero luego
desistió, inclinándose por
iniciar la filmación de La
amenaza fantasma en junio de
1997 y fuertemente alentado por los avances
tecnológicos empleados en Parque
Jurásico (Steven Spielberg,
1993).
A diferencia del
final en la edición remasterizada
de El regreso del Jedi
(Richard Marquand, 1983), la figura que
aparece en lugar de Darth Vader en la
edición en DVD es Hayden Christensen,
el actor que interpreta al joven Anakin
Skywalker en El ataque de los
Clones (George Lucas, 2002) y
La venganza de los Sith
(2005). Es
bueno señalar que David Prowse
interpretó a Vader en la clásica
trilogía pero era el rostro de
Sebastian Shaw el que se vio cuando al
personaje se le quitó la máscara
en El regreso del Jedi
y también en el final de esta película,
cuando estaba parado junto a Yoda y Obi-Wan.
Antes del estreno
oficial de La amenaza fantasma
(1999) el director George Lucas realizó
una función privada para sus amigos
Steven Spielberg, Francis Ford Coppola,
Ron Howard, Brian De Palma y Martin Scorsese,
y luego otra, a 500 dólares la
entrada y como función de caridad,
a beneficio de niños enfermos.
Un año y
medio después que se estrenara
La guerra de las galaxias
Lucas reestrenó su película
en Estados Unidos y ahí fue que
le agregó Episodio IV:
Una nueva esperanza.
AHORA SÍ, GUERRA DE LAS
GALAXIAS
Y finalmente se develó la intriga.
¿Cómo aquel niño
tan inocente de La amenaza fantasma
y luego adolescente valiente
pero algo inquieto de El ataque
de los Clones pudo convertirse
en algo tan temible y siniestro? Para
los fanáticos la espera se hizo
muy larga, sin dudas. Y es que Star Wars
sin Darth Vader no es Star Wars. La prueba
está en la desilusión que
para muchos fue el primer episodio, donde
Lucas volvía a tomar las riendas
detrás de cámaras para hacer
un planteo mucho más serio y adulto
que en el de su famosa trilogía,
contemplando aspectos políticos
y sociales, creando nuevos contextos y
personajes, y sin necesidad de volcarse
tanto a los combates sino más bien
al diálogo.
Y es que establecer una base era lo principal,
por ahí lo menos atractivo. Las
ganas de ver esta película fueron
tan grandes como la cantidad de expectativas
frustradas. Es una buena película,
por cierto, aunque no habían prácticamente
combates del estilo de La guerra
de las galaxias, El Imperio
contraataca (Irvin Kershner,
1980) y El regreso del Jedi.
En otras palabras, no se pueden comparar
los enormes méritos logrados hace
más de 20 años con toda
la disponibilidad tecnológica del
nuevo milenio, ni tampoco el impacto que
significó la saga Star Wars en
los ´70 con la ruidosa novedad de
al menos las primeras dos precuelas. Una
trilogía que cambió el concepto
del entretenimiento y obras antecesoras
que agregaban personajes, por ahí
no tan cautivantes, como Darth Maul (Ray
Park) y Jar Jar Binks (Ahmed Best), desafíos
y conflictos. Sin dudas Lucas seguía
preparando el terreno en El ataque
de los Clones, con el atractivo,
sí, de ver al Conde Dooku (Christopher
Lee) haciendo gala de su villanía
y destreza, el nacimiento del famoso cazador
Boba Fett, la revelación de Yoda
como gran Maestro Jedi, y una camada de
efectos visuales de gran nivel.
El espectador ya comenzaba a familiarizarse
con Anakin Skywalker (Hayden Christensen),
la Reina Padme Amidala (Natalie Portman)
y el joven Obi-Wan Kenobi (Ewan McGregor,
un actor que en opinión de quien
esto escribe no era ni por asomo para
este papel). Claro que el entonces Senador
Palpatine (Ian MacDiarmid) empezaba a
hacer y deshacer, a manipular y tergiversar,
con el objetivo de un dominio exclusivo
y más personalizado a lo largo
de la República Intergaláctica
(que era la que gobernaba y cuya capital
es Crouscant) como Emperador, mientras
la Cámara del Consejo Jedi, con
figuras visibles como Yoda (Frank Oz)
y Mace Windu (Samuel L. Jackson), se reunía
y debatía a causa de las batallas
que proseguían, cada vez con más
intensidad y a gran escala, impulsadas
desde la Federación y sus planetas
disidentes e imperiales, que apoyaban
la invasión al pacífico
Naboo, a primera vista por intereses comerciales...
En La amenaza fantasma,
que toma lugar 32 años antes de
La guerra de las galaxias,
Qui-Gon Jinn y su alumno Obi-Wan intermediaban
para evitar un conflicto, protegiendo
también a la Reina Amidala y a
su propio planeta Naboo. La búsqueda
de repuestos para su nave los lleva a
Tatooine, donde descubren al pequeño
esclavo Anakin, dudoso, espiritualmente,
para algunos integrantes del Consejo.
Luego de lograda la supuesta paz, diez
años después se retoma la
acción con El ataque de
los Clones, donde el asunto cobraba
dimensiones mucho más trágicas,
y el ya joven Skywalker entablaba una
relación amorosa con la ahora Senadora
Amidala.
En este segundo episodio ya no tenemos
a Darth Maul intentando asesinar a Qui-Gon
y Obi-Wan sino a un Sith, el Conde Dooku,
tratando de eliminar a Amidala, a través
de un movimiento separatista que se revela
contra el Senado desde Geonosis. Mientras
tanto Obi-Wan instruye a Anakin, quien
teme que las enseñanzas Jedi incidan
y perjudiquen sus sentimientos amorosos.
A esas dudas se le suma la muerte de su
madre, hecho que aumenta su ira y muy
lentamente su inestabilidad psicológica.
Mientras tanto el falluto (y ahora Canciller
Supremo) Palpatine aconseja crear un ejército
de clones con el fin de paliar la falta
de Jedis para defender una República
extremadamente amenazada... Desde el vamos
un atentado fallido contra Amidala lleva
a Obi-Wan a investigar un asunto mucho
más perturbador de lo que imagina;
los clones tienen otros fines, Dooku está
al tanto de ello, y una guerra civil en
la República, algo que jamás
se había dado, está a punto
de estallar. Es importante señalar
que la Tierra, en ese entonces, ni existía.
Toda la saga de George Lucas tiene lugar
"hace mucho tiempo y en una galaxia
muy lejana".
La amenaza fantasma
y El ataque de los Clones
representan el cuarto y quinto largometraje,
respectivamente, en la carrera de Lucas,
luego de THX 1138, American
Graffiti y La guerra
de las galaxias, esta última
superada levemente por El Imperio
contraataca, a cargo de otro
director. El segundo episodio también
resultó más movido que el
primero; ambos fueron dirigidos por George,
aunque el guión del segundo fue
compartido con el veterano inglés
Jonathan Hales, guionista de varios capítulos
para El joven Indiana Jones.
Acusar a Lucas de no ser buen realizador,
con motivo del resultado de La
venganza de los Sith (2005),
quizá no sea lo más apropiado.
Es muy creativo y visionario, por cierto,
algo que contribuyó sensiblemente
al momento de dar vida a los episodios
de la precuela, y por ahí le faltó
cierto empuje a su guión, con actores
no tan acartonados y emociones más
trabajadas. La acción toma lugar
tres años después de El
ataque de los Clones. Obi-Wan,
ahora General y Maestro Jedi, es enviado
por la República a terminar con
la rebelión de Geonosis, y en especial
con su "colega", el General
Grievous, un formidable enemigo artificial
(hasta tose y todo) que en principio puede
parecer accesible de liquidar pero que
está armado con cuatro sables luminosos,
es capaz de tomar distintas formas, avanza
a una velocidad impresionante y es mucho
más poderoso que el Conde Dooku,
quien supo ser un Caballero Jedi. Palpatine
se autoproclama Emperador, afirmándose
terminantemente como Darth Sidious y en
el líder de esta revancha de los
Sith. Decide tener como brazo derecho
nada menos que al confundido Anakin Skywalker
y transforma a la República en
Imperio Galáctico. La Orden Jedi,
en el futuro considerada Rebelde, comienza
a ser perseguida a muerte, junto con los
Senadores no corruptos que siempre quisieron
mantener la paz.
La venganza de los Sith
es la mejor de las tres primeras partes,
la más movida y atrapante, ya que
aquí cobra trascendencia exclusiva
la inminente figura de Darth Vader. Sin
embargo Lucas nos vuelve a deleitar con
buenos pasajes de combates en el espacio
y luchas cuerpo a cuerpo, además
de excelentes efectos especiales. Parece
haber una distancia abismal entre la ingenua
e infantil mirada de la clásica
trilogía con este tercer episodio,
siniestro en sus minutos finales y hasta
impredecible por el grado de crudeza expuesto,
gentileza también de un notablemente
trabajado personaje de Palpatine. La película
no llega al nivel de ninguno de los clásicos
Star Wars pero se coloca algunos escalones
por debajo; fue la que más cerca
estuvo.
Si bien hubo unos cuantos desafíos,
uno de los más importantes era
sorprender a un público que ha
visto prácticamente de todo en
materia de trucajes visuales y aventuras
impulsadas por nuevas tecnologías.
Ese problema ocurrió al momento
de captar la platea para El regreso
del Jedi. Los que fueron al cine
a ver La guerra de las galaxias
ya habían visto películas
buenas y novedosas (Superman,
E. T.: El extraterrestre, Blade
Runner y hasta Galáctica
en televisión, por poner algunos
ejemplos) y aparte no se podían
ver en video La guerra...
ni El Imperio contraataca.
De todas maneras, La venganza
de los Sith lo logra, ya que
vuelve a sorprender y nutre de un oscurantismo
tal los últimos minutos que hasta
superan abiertamente algunos fragmentos
de El Imperio..., en
especial por la crudeza de algunos hechos
que se insinúan con bastante y
sorprendente sutileza, para lo que uno
esperaba.
Como perla, aparentemente inadvertida,
observen con atención uno de los
planos finales de la película,
donde se reúnen el Emperador, el
ya transformado Vader y... a la izquierda...
nada menos que Peter Cushing, el Grand
Moff Tarkin, gobernador imperial que luego
le daría órdenes a Darth
Vader en La guerra de las galaxias.
Los movimientos no son exactamente los
de una persona real y parecen digitilizados,
en especial cuando Tarkin accede a retirarse
lentamente, dejando solos a Palpatine
y Vader. La cara apenas puede notarse
pero no tengan dudas que se trata de él.