
Título original: The Descent
País y año de producción:
Inglaterra, 2005
Dirección: Neil
Marshall
Guión: Neil Marhsall
Con: Shauna Macdonald,
Natalie Jackson Mendoza, Alex Reid, Saskia
Mulder, MyAnna Buring
Duración: 99 minutos
Calificación:
No apta para menores de 15 años
Género: Terror
Sitio Web: http://www.thedescentthemovie.co.uk/
Reseña argumental: Seis
amigas de los deportes de riesgo se disponen
a llevar adelante su aventura anual, que
consistirá esta vez en inspeccionar
cuevas secretas enclavadas en los Montes
Apalaches. En medio del laberinto de rocas,
quedan atrapadas bajo tierra por un inesperado
derrumbe que les taponara cualquier salida.
Alguien esta jugando sucio y todavía
falta lo peor: presencias extrañas
en ese agujero del infierno. Terror y
suspenso al borde del límite humano.
El joven director británico Neil
Marshall había debutado con Dog
Soldiers (2002) y había
estado en el libreto de Tiempo
de matar (Bharat Nalluri, 1998),
que se había estrenado directamente
en video en Uruguay.
Curiosidades:
En Dog Soldiers hubo
una escena en que uno de los actores,
que debía interpretar a un alcohólico,
estaba borracho en serio, mientras que
en El descenso ninguna
de las actrices fue avisada de cómo
y en qué momento iba a aparecer
la primera de las criaturas que se ve
a lo lejos, en la caverna, lo que provocó
mayor intriga y sobre todo temor durante
la filmación.
EL HOMBRE DEL BOSQUE
No fueron muchos los recientes casos de
terror inglés independiente que
llegaron últimamente a circuito
comercial. Este año, aparte de
El descenso, pudo verse
con cierto atraso la interesante Creep
(2004) de Christopher Smith (y Jane Linfoot,
no acreditada), y años atrás
el cine se perdió probablemente
la mejor película de hombres lobo
de los últimos 25 años,
que se llamó Dog Soldiers
(2002) y que también fuera
dirigida por el joven Neil Marshall, el
realizador de El descenso.
Es poco frecuente, aunque parezca mentira,
ver cine fantástico inglés
de bajo presupuesto, incluso en festivales.
Por eso que bien recibido es aquello que
al menos despierta alguna que otra curiosidad.
Teniendo en cuenta la mencionada ópera
prima de Marshall, uno fue con mucha expectativa
a ver este nuevo trabajo, que gira sobre
un grupo de jóvenes mujeres, amantes
de aventuras extremas, que se dirigen
a investigar las misteriosas cuevas de
los Montes Apalaches (en realidad la película
fue filmada en Inglaterra). Allí
deben toparse con algunos factores externos
que no solo tienen que ver con la naturaleza
sino con un grupo de extrañas criaturas
que harán de la travesía
un verdadero infierno.
Si bien Marshall apuesta a relatos terroríficos
donde gravita mucho más la violencia
gráfica que el miedo sugerido,
en El descenso
el gore va cobrando un protagonismo
sumamente válido y que hace pensar
la enorme influencia (como en Creep)
de los grandes maestros italianos del
género dentro de los nuevos realizadores
británicos. Dog Soldiers
contaba la historia de un grupo de soldados
enviado a una gran zona de bosques con
el fin de realizar ejercicios de entrenamiento
y de paso para dar con el paradero de
otro comando que había desaparecido
misteriosamente, aunque ahí se
topaban con una comunidad de hombres lobo
que prácticamente les respiraba
en la nuca. Todo terminaba en una violentísima
lucha por la supervivencia, con soldados
heridos y atrincherados en una destartalada
cabaña.
Marshall no apunta a historias elaboradas
sino a aventuras tenebrosas. En Dog
Soldiers no hay licántropos
hechos por computadora sino en base a
animatronics (figuras mecanizadas previamente
programadas o manejadas a control remoto);
los hombres lobo impresionan por sus respectivos
aspectos y actitudes (altura, ferocidad,
inteligencia), del mismo modo que el trágico
destino de algunos personajes. Hay diálogos
más jugosos, alguna vuelta de tuerca
en el final, actuaciones mucho más
convincentes que agilizan el relato, y
un humor algo refinado que rinde tributo
al empleado por Sam Raimi en la trilogía
Evil Dead (uno de los
personajes se llama Bruce Campbell, actor
fetiche de Raimi), sin olvidar otros clásicos
como El hombre lobo americano
(1981) de John Landis o incluso el pavor
causado en la notable Aullidos
(1980) de Joe Dante (los licántropos
son muy parecidos a los que comandaba
aquel psicólogo).
En El descenso el escenario
sigue estando alejado de zonas urbanas
y se traslada a ambientes mucho más
sofocantes, donde Marshall saca buen partido
en el aspecto visual pero falla alarmantemente
en dar cierta credibilidad y mucho mayor
consistencia a una historia que va transformando
a esas aventureras en heroínas
dignas del cine de James Cameron. El misterio
respecto al enemigo se va diluyendo de
forma tal que lo que en principio aparentaba
como algo llamativo luego se minimiza
ante el innecesario protagonismo de la
acción.
Hay que reconocer que algunos detalles
relacionados a las criaturas fueron muy
acertados al momento de reforzar algunas
escenas donde las mujeres se salvan de
muertes que son prácticamente inminentes,
varios climas desesperantes de por medio.
La gran falla viene por el lado del propio
argumento; ya no hacemos referencia a
lo que pueda ser el tratamiento de una
historia simplona sino a algo que queda
como a medio camino y que intenta despertar
la compasión y la sensibilidad
a través de hechos absolutamente
ridículos y hasta inconexos. Por
si fuera poco hay una imagen calcada de
Vampiros (1998) de John
Carpenter y varios momentos en que la
banda sonora es idéntica a la de
Ennio Morricone en La cosa /
El enigma de otro mundo
(1982); para ser homenaje... se le fue
la mano.
Es una pena que la película no
pudiera sacar la cabeza a flote en lo
que a trama se refiere. De todas maneras,
y a pesar de que no llegó ni por
asomo al resultado de su ópera
prima, Dog Soldiers,
no hay que perderle la pisada a Marshall,
quien ahora se encuentra preparando una
película de ciencia ficción,
aunque ha declarado que piensa volver
al terror de inmediato. El inglés
es mucho más director que guionista.
Y es en este último rubro donde
sus películas deben trabajarse
mucho más.