
Título original: Man cheng
jin dai huang jin jia / Curse of the Golden
Flower
País y año de producción:
China / Hong Kong, 2006
Dirección: Zhang
Yimou
Guión: Zhang Yimou,
basado en la obra teatral de Cao Yu
Con: Chow Yun Fat, Gong
Li, Chou Jay, Liu Ye, Chen Jin
Duración: 114
minutos
Calificación:
No apta para menores de 12 años
Género: Acción
/ Aventura / Drama / Romance
Sitio Web: http://www.sonyclassics.com/curseofthegoldenflower/
Reseña argumental: China,
dinastía Tang Posterior, siglo
X. En vísperas del Festival Chong
Yang, flores doradas llenan el Palacio
Imperial. El emperador regresa inesperadamente
con su segundo hijo, el Príncipe
Jai. Su pretexto es celebrar la fiesta
con su familia, pero dadas las frías
relaciones entre el Emperador y la enferma
Emperatriz, parece ser una farsa. Durante
muchos años, la Emperatriz y el
Príncipe heredero Wan, su hijastro,
han tenido una relación ilícita.
El Príncipe Wan, que se siente
atrapado, sueña con escapar del
palacio con su amor secreto Chan, la hija
del Médico Imperial. Mientras tanto,
el Príncipe Jai, el hijo fiel,
crece preocupado por la salud de la Emperatriz
y su obsesión por los crisantemos
dorados. ¿Podría estar descendiendo
por un camino de malos augurios? El Emperador
esconde planes igualmente clandestinos;
el Médico imperial es el único
que está al tanto de sus maquinaciones.
Cuando el Emperador siente que se avecina
una amenaza, traslada a la familia del
médico del Palacio a una zona remota.
Cuando están en camino, son asaltados
por misteriosos asesinos. Chan y su madre,
Jiang Shai son obligadas a regresar al
palacio. Su regreso desencadena una tumultuosa
secuencia de oscuras sorpresas...
El realizador chino Zhang Yimou había
dirigido La Reina de Shanghai
(1995), Héroe
(2002) y La casa de las dagas
voladoras (2004), entre otras.
Curiosidades:
La película estuvo nominada al
Oscar 2006 a Mejor Vestuario.
EL REY DE LAS MÁSCARAS

Si bien se puede pensar en La
maldición de la Flor Dorada
(2006) como un film de acción o
de artes marciales, en realidad debería
verse como un drama familiar de época
o hasta una típica tragedia griega.
Sabida es la pasión del cineasta
chino Zhang Yimou por la ópera,
y ese gusto se va viendo permanentemente
en este relato ambientado en la China
del siglo X.
Los secretos bien guardados, la traición,
el adulterio, los asesinatos, la ambición
por el poder e incluso por tener a otras
personas (Chow Yun-Fat para con su hijo,
Gong Li enamorada de su hijastro), además
del desinterés y de la obvia disfunción
familiar, se filtran siempre en los mismos
espacios, en un puñado de ambientes,
con primeros planos permanentes y una
historia que es casi tragada por el peso
de los personajes, por una dirección
artística deslumbrante y, dentro
de todas las actuaciones principales,
por la intensidad de los duelos psicológicos
y el impacto de las revelaciones que se
van dando paulatinamente. Por supuesto
que hay simbolismos (los crisantemos,
por ejemplo, son sinónimo de longevidad)
que puedan escapar, salvo para aquel que
tenga un vasto conocimiento de la cultura
tradicional china.
Es una de las películas más
intensas de Yimou, por cierto; quizás
hasta emparentada en algunos rasgos dramáticos
con sus primeras (y mejores) labores para
cine. Yimou logra llenar muy bien el ojo,
sobre todo con las dinámicas batallas
que se desatan cerca del final y con imágenes
estilizadas que en ocasiones le permiten
jugar con los colores y de paso ahorrar
discursos; de hecho así ha sido
su cine, que tuvo un considerable quiebre
cuando realizó Héroe
(2002), otro film perteneciente al wuxia,
género muy parecido al de las artes
marciales (muchos de sus componentes se
ven en La maldición de
la Flor Dorada) y que incluye
hechos y/o escenarios históricos,
con tintes sociales, aparte de conflictos,
duelos de espada y por supuesto melodrama.
El tigre y el dragón
(2000) de Ang Lee puede ser considerada
un ejemplo perfecto de wuxia,
aunque a Yimou no le gustó mucho
que digamos, especialmente por las exageradas
acrobacias que se ven en la película,
y menos aún las posteriores imitaciones
del cine industrial de Occidente.
Yimou reconoció, sin embargo,
que tanto Héroe
(con Jet Li, Tony Leung y Maggie Cheung)
como La casa de las dagas voladoras
(2004) y La maldición de
la Flor Dorada (2006) han sido
películas comerciales que tuvo
que hacer, aunque el resultado lo dejó
plenamente satisfecho en las tres, a tal
punto que Héroe,
por ejemplo, tuvo una nominación
al Oscar como Mejor Película Extranjera;
también fue el film más
caro en la historia del cine chino.
Tampoco ha dejado de reconocer la influencia
de Bergman ni de Kurosawa en sus películas.
Tanto la profundidad psicológica
del recientemente fallecido autor sueco
como las propias tragedias históricas
del maestro japonés se han hecho
presentes en el cine de Yimou. En Héroe,
por ejemplo, se mostraban los puntos de
vista cambiantes (como en Rashomon)
cuando Jet Li contaba al rey a través
de flashbacks cómo había
eliminado a aquellos guerreros supremos
que querían matar al soberano en
la China del siglo III.
La casa de las dagas voladoras
(ambientada en el mismo país pero
en el siglo IX) tuvo una nominación
al Oscar a Mejor Fotografía y volvía,
como en La maldición de
la Flor Dorada, al tema de las
dinastías corruptas y la tragedia,
mientras dos comandantes del régimen
militar usaban a una bailarina ciega (Zhang
Zhyi) para derrocar al grupo rebelde (el
de las dagas del título y que defendía
a los pobres) pero a la vez terminaban
enamorándose de ella, lo que derivó
en una de las más espectaculares,
sensibles y mejores películas de
Yimou.
DESDE CHINA PARA EL MUNDO

Un largo
y doloroso camino
(2005)
La prensa especializada ha visto sorprendida
cómo un hombre cuyas películas
fueron prohibidas en su país de
origen por considerar que cuestionaban
la situación política y
social de China, es ahora invitado para
dirigir la ceremonia de apertura y clausura
de las próximas Olimpíadas
de Beijing, el año próximo.
En el quiebre de la carrera de Yimou
(a partir de Héroe,
película que pudo exhibirse en
circuito comercial norteamericano gracias
a la gestión realizada por Tarantino
con Miramax) llamaba la atención
el hecho de ver al personaje de Jet Li
reivindicando el honor de su país,
cuando en una película como Esposas
y concubinas (1990, ambientada
en la década del ´20 y que
fue prohibida en China) Yimou trazaba
un paralelismo en tono de crítica
social respecto a las relaciones humanas
y sobre todo al abuso y a cómo
era vista la mujer en su país de
origen. Algo similar ocurría en
su notable ópera prima (hecha a
los 36 años) Sorgo rojo
(1987) y en Ju Dou (1990),
que también cosechó una
nominación al Oscar como Mejor
Película Extranjera.
Si Héroe era
una obra comercial, hecha para aprovechar
el éxito que tuvo El tigre
y el dragón, las primeras
películas de Yimou fueron mucho
más personales y se inscribían
dentro de la llamada "Quinta Generación"
(integrada por cineastas como el propio
Yimou y otros como Chen Kaige), que había
acusado el impacto de la Revolución
Cultural de Mao Zedong cuya mira también
estuvo puesta en los intelectuales.
A partir de Qiu-Ju: Una mujer
china (1992) Yimou ya no solo
insistía con alevosas denuncias
respecto a la situación de la mujer
(aparte de seguir con su actriz fetiche
y luego esposa en la vida real Gong Li)
sino que ampliaba sus retratos (por no
decir las críticas), y de forma
mucho más directa, hacia los cambios
que se estaban dando en la sociedad china.
La incursión de actores no profesionales
le daba aún mucho más autenticidad
a una historia en la que una mujer, a
partir de un hecho más bien de
comedia (al marido le pegan en los testículos
y ella busca que el responsable le pida
disculpas), viaja del campo a la ciudad
y se encuentra con un panorama mucho más
burócrata y complicado (alguien
dijo una vez que si la justicia existía,
¿para qué entonces se hizo
la Suprema Corte?).
Otro de los temas que siempre han estado
vigentes en la filmografía de Yimou
ha sido la sacrificada vida de la comunidad
rural. A la altura de Qiu-Ju
el realizador chino seguía soportando
el permanente patrullaje de la policía
secreta en los sets de filmación.
Pero él nunca dio señal
de alarma por esa actitud de censura que
le respiraba en la nuca, y se mantuvo
firme en su postura artística,
siempre con la mira puesta en la desigualdad
de las personas.
Esas diferencias eran el tema de Ni
uno menos (1999), donde una adolescente
quedaba como maestra suplente en una escuela
rural y con el objetivo de que ninguno
de sus alumnos abandonara los estudios,
mientras el maestro titular estuviera
ausente. Pero un niño, por razones
económicas, debe ir a la ciudad
a trabajar, por lo que abandona el grupo
escolar. La búsqueda incesante
de ese alumno trascendía el tema
económico (la niña iba a
ser recompensada por su tarea de mantener
a todos en la escuela) para pasar a un
plano netamente social y (al final) de
denuncia: el pequeño, pese a su
esfuerzo, se perdió y no tenía
nada para comer (como en su hogar del
campo). La película se basó
en un hecho real y Yimou volvió
a contar con actores no profesionales,
logrando otra de sus mejores películas.
Parte de la historia bien puede tomarse
como algo autobiográfico, ya que
Yimou también había dejado
los estudios pero para trabajar en el
campo; luego los volvió retomar.
Su primera cámara la compró
juntando cuatro miserables sueldos y vendiendo
algo de su sangre. Aparte de cineasta
(especializado en fotografía) Yimou
también es músico y dibujante.
A pesar de considerarse una persona optimista
su intención siempre fue la de
transmitir el sufrimiento de los más
necesitados, aunque el destino de sus
personajes principales, por lo general,
son bastante trágicos. Han luchado
y se han caído, debatiéndose
entre el temor y la inseguridad (las personalidades
fuertes muchas veces eran fachadas para
tapar otras cosas) en dramas de época,
buscando la libertad en medio de contextos
opresores y donde sus mujeres lograron
convertirse en auténticas heroínas.
El quiebre en su carrera con Héroe
ya venía anticipándose en
La reina de Shanghai
(1995), estrenada en Cinemateca, una película
más cercana al cine de género
(Yimou también incursionó
en comedias que no llegaron a verse en
Uruguay), ambientada en la década
del ´30, en la que un niño
campesino traba amistad con la mujer de
un mafioso de ciudad (una sensual bailarina,
interpretada por Gong Li) y es testigo
a la vez de una guerra de pandillas donde
entra en juego la lealtad y el honor (como
en Héroe).
Otro inesperado título en su carrera
se produjo el pasado año; Yimou
dejaba parcialmente el wuxia
para hacer Un largo y doloroso
camino (2005), que estrenó
recientemente Cine Universitario y donde
la poesía de las imágenes
cobraba por momentos una fuerza arrolladora
(muy emparentada con los trabajos del
brillante maestro iraní Abbas Kiarostami),
cuando se veía la historia de un
padre que anhelaba reencontrarse con su
distanciado hijo (enfermo terminal) y
casi sin quererlo se convierte en intermediario
de una situación muy parecida a
la suya: intenta que un actor de ópera
encarcelado conozca a ese pequeño
hijo que nunca pudo ver. Aquí también
estaba latente el tema de la incomunicación
(entre chinos y japoneses). Los problemas
de idioma llevaban al uso constante de
traductores a distancia, celulares y videos
grabados durante toda la película.
Sin embargo, las críticas hacia
una China que de cara al mundo globalizado
intenta cuidar su imagen volvían
a repetirse, como en las primeras épocas
de este notable y (ahora menos) sacrificado
realizador.