Título 
                                        original: Habemus Papam
                                        País y año de producción: 
                                        Francia / Italia, 2011
                                        Dirección: Nanni 
                                        Moretti
                                        Guión: NM, Francesco 
                                        Piccolo, Federica Pontremoli
                                        Con: Michel Piccoli, 
                                        NM, Renato Scarpa, Jerzy Stuhr, Margherita 
                                        Buy
                                        Duración: 102 
                                        minutos
                                        Calificación: 
                                        Apta para todo público
                                        Género: Drama
                                        Sitio Web: http://www.habemuspapam.it/
                                        
                                        
                                        Reseña argumental: 
                                        Tras la muerte de un Papa, obispos, arzobispos 
                                        y cardenales de todo el mundo se reúnen 
                                        en Cónclave para elegir a su sucesor. 
                                        Después de varias votaciones infructuosas, 
                                        que se anuncian con la salida de una humareda 
                                        negra, se ve, por fin, la "fumata 
                                        bianca" que indica que "habemus 
                                        papam". Los fieles que se han congregado 
                                        en la Plaza de San Pedro esperan con entusiasmo 
                                        y fervor que el nuevo pontífice, 
                                        siguiendo la tradición, se asome 
                                        a una de las ventanas que dan a la plaza. 
                                        Sin embargo, esperan en vano. Por alguna 
                                        razón, el nuevo Papa no parece 
                                        estar en condiciones de soportar el peso 
                                        de tal responsabilidad. Mientras la inquietud 
                                        se apodera del mundo católico, 
                                        en el Vaticano, se busca desesperadamente 
                                        una solución para superar la crisis.
                                      El director Nanni Moretti es conocido 
                                        por haber realizado trabajos como Caro 
                                        Diario (1994), Abril 
                                        (1998) y La habitación 
                                        del hijo (2001), entre otros. 
                                        El aquí coguionista Francesco Picolo 
                                        estuvo en el libreto de El caimán 
                                        (2006), también dirigida por Moretti. 
                                      
                                     
                                     
                                      
                                      
                                      
                                      EL FACTOR HUMANO 
                                      "Habemus Papa" 
                                      Nanni Moretti y su comedia satírica 
                                        existencial, Habemus Papa, 
                                        que fuera exhibida en el X Festival de 
                                        Cine de Montevideo, organizado por MovieCenter 
                                        y la Asociación de Críticos 
                                        de Cine del Uruguay, recientemente pasó 
                                        a ser estrenada en el circuito comercial, 
                                        con mucho éxito de público.
                                      El film de Moretti es de un esteticismo 
                                        abarcador, en todos los niveles de los 
                                        diversos estratos cinematográficos. 
                                        Así las primeras imágenes 
                                        muestran a un vicario de Cristo que ha 
                                        muerto, puesto que el féretro es 
                                        retirado del palacio del Vaticano, y la 
                                        siguiente secuencia pone el acento en 
                                        la procesión de cardenales de todas 
                                        partes del orbe, que invocando a los santos, 
                                        y reiterando letánicamente "ora 
                                        pro nobis", se dirigen, a la Capilla 
                                        Sixtina, con motivo del cónclave 
                                        cardenalicio a realizarse para la elección 
                                        de un nuevo Papa.
                                      El color rojo pauta esta escena en cuanto 
                                        al código vestimentario, y a los 
                                        cortinados del balcón - acariciados 
                                        por el viento - que serán un símbolo 
                                        recurrente en el decurso fílmico. 
                                        La puesta en escena del film, desde el 
                                        comienzo hasta el desenlace, con un marcado 
                                        privilegio de lo visual, es deslumbrante.
                                      El cardenal "favorito" italiano, 
                                        empata con otros dos muy votados, no permitiendo 
                                        que el humo blanco fluya al exterior.
                                      Un adentro claustrofóbico es mirado 
                                        por el director con sutil ironía 
                                        y toques de inteligente humor, ya que 
                                        los cardenales ruegan a Dios en sus interioridades 
                                        para que tan grande responsabilidad no 
                                        recaiga sobre ninguno de ellos.
                                      Una siguiente votación, pone de 
                                        manifiesto el nombre, casi desconocido 
                                        de Melville (encarnado con grandísimo 
                                        magisterio por el mítico actor 
                                        Michel Piccoli), que resultará 
                                        ser el Papa electo. En tanto Moretti muestra 
                                        la plaza de San Pedro, en la cual miles 
                                        de feligreses, han esperado el ansiado 
                                        momento. El realizador ha tomado sugerentes 
                                        imágenes del documental que registrara 
                                        la espera, tras la muerte de Juan Pablo 
                                        II, enriqueciendo de este modo su ficción 
                                        y permitiendo un realismo mayor. 
                                      Pero de aquí en adelante, en la 
                                        ficción de adentro, comienza el 
                                        drama. El Papa electo, llora, se irrita, 
                                        siente miedo, y expresa no poder asumir 
                                        la responsabilidad que le ha sido conferida; 
                                        de ahí que no se asome al balcón 
                                        para presentarse como tal. Es de una hilaridad 
                                        mayor la escena en la cual los otros cardenales, 
                                        dan un paso atrás y quedan fuera 
                                        de cámara. Reina el desconcierto 
                                        afuera y adentro; y en el mundo entero.
                                      El Papa se encerrará en sus habitaciones 
                                        privadas, y el vocero del Vaticano (el 
                                        actor polaco Jerzy Stuhr) le traerá 
                                        el mejor psicoanalista romano, que será 
                                        interpretado por el mismísimo actor 
                                        de Caro Diario, La 
                                        habitación del hijo - 
                                        entre otras -.
                                      Pero Moretti se verá muy acotado 
                                        en su accionar como analista ortodoxo, 
                                        puesto que las premisas impuestas por 
                                        la religión, interpretadas por 
                                        la jerarquía eclesiástica, 
                                        advierten que no se le pregunte sobre 
                                        su infancia, su madre, sus sueños 
                                        y además le plantean que hay una 
                                        incongruencia entre el alma y el inconsciente. 
                                        No deberían coexistir. Se le hace 
                                        imposible hablar con el Papa, con un ejército 
                                        de cardenales en su derredor, y por más 
                                        que Moretti los trata de convencer de 
                                        que los síntomas de la depresión 
                                        que padece el vicario de Cristo - pérdida 
                                        del apetito, sentimientos de culpabilidad, 
                                        ideas suicidas -, están en algunos 
                                        pasajes de la Biblia, único libro 
                                        que se le permite tener, no los deja satisfechos. 
                                        De aquí que Moretti y el vocero 
                                        del Vaticano, traten de que lo vea una 
                                        analista, fuera del Vaticano, que resulta 
                                        ser la esposa de Moretti (Margherita Buy), 
                                        que esgrime la teoría que muchas 
                                        psicosis se explican por el descuido infantil, 
                                        por un síndrome abandónico 
                                        que suele darse en edades tempranas.
                                      Con una custodia muy organizada, llega 
                                        al departamento de la analista, y se hace 
                                        pasar por un actor que no puede enfrentar 
                                        su rol. Pero esta oportunidad, le sirve 
                                        para escaparse, para huir ansiosamente, 
                                        para subir a un autobús y hablar 
                                        solo sobre su posible discurso, para conectarse 
                                        con el vocero del palacio que en cierta 
                                        forma lo comprende y a quien lo obliga 
                                        a mentir, para escuchar músicos 
                                        callejeros, para comer pan, para asistir 
                                        a una misa cuya homilía toca su 
                                        espíritu fervorosamente, en consecuencia 
                                        para vivir lejos de los rituales un tanto 
                                        vacíos de lo religioso, en la búsqueda 
                                        de la libertad interior.
                                      Con gran teatralidad, uno de los guardias 
                                        suizos, papales, hará de doble. 
                                        Tendrá que correr las cortinas 
                                        de su aposento y esbozar sombras. La canción 
                                        de Mercedes Sosa Cambia, todo cambia, 
                                        es una secuencia inverosímil que 
                                        será coreada por los cardenales 
                                        para apoyar al Papa que la ha puesto, 
                                        vale decir el desconocido doble. Y en 
                                        definitiva es el tema del film. Moretti 
                                        va quedando prisionero del Vaticano, y 
                                        organiza partidas de voleibol con los 
                                        cardenales, haciendo ganar a América 
                                        del Sur, y destacando a los representantes 
                                        eclesiásticos de los países 
                                        africanos. Muestra el humanismo de los 
                                        prelados, su inocencia; son niños 
                                        juguetones. Algunos quieren salir e ir 
                                        a tomar un "cappucino", y masitas. 
                                        Pero no es posible.
                                      Melville-Piccoli que no pudo en su juventud, 
                                        salvar el examen que lo avalara en su 
                                        condición de actor, el azar lo 
                                        pondrá en contacto con una "troupe" 
                                        actoral, que está ensayando nada 
                                        menos que La Gaviota 
                                        de Chejov. Él recuerda los parlamentos 
                                        de los héroes chejovianos; con 
                                        una prodigiosa memoria. Los personajes 
                                        de la dramaturgia de Chejov, están 
                                        llenos de un absoluto desamparo y desesperanza, 
                                        soportan su destino con paciencia, con 
                                        desilusión; de ahí su función 
                                        metafórica en el film. Piccoli 
                                        (un gesto, una mirada, un parlamento casi 
                                        interior, lindan con la genialidad), escapa 
                                        del tiempo muerto que ha sido su vida, 
                                        y da un paso más. El vocero no 
                                        está dispuesto a seguir la farsa. 
                                      
                                      El protagonista se ha tomado su tiempo, 
                                        para pensar acerca de la responsabilidad 
                                        moral que implica el poder. Saldrá 
                                        al balcón con su "investidura". 
                                        Es memorable su discurso; tiene el dramatismo 
                                        de quien en su balance y breve vagabundeo, 
                                        ha llegado a saber con certeza, que no 
                                        se siente capaz de ser el guía 
                                        espiritual de millones de seres, en una 
                                        era que avizora de profundos cambios, 
                                        que deben darse inexorablemente.
                                      Hombre de profunda fe, en el ejercicio 
                                        de su libertad, asume su fragilidad humana, 
                                        con gran luminosidad para el mundo.
                                      P. M.