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UN AÑO MÁS




Título original
: Another Year
País y año de producción: Reino Unido, 2010
Dirección: Mike Leigh
Guión: Mike Leigh
Con: Jim Broadbent, Lesley Manville, Ruth Sheen, Oliver Maltman, Peter Wight
Duración: 129 minutos
Calificación: Apta para todo público
Género: Comedia / Drama
Sitio Web: http://www.anotheryear-movie.com/



Reseña argumental: En primavera, Gerri, una consultora médica felizmente casada con Tom, geólogo, cuidan y trabajan la quinta familiar. Juntos, se encargan de animar las vidas de sus seres cercanos y queridos. Entre ellos se encuentra Mary, quien suele ahogar sus penas en alcohol mientras se queja de su desastrosa vida amorosa, y el hijo de Gerri y Tom, Joe, abogado de profesión, que a sus treinta años se lamenta por no tener una novia cuando todos sus amigos parecen estar casándose. En el verano, llegará Ken, un amigo de la infancia, que llega para pasar con la pareja un fin de semana, en el que también aflorarán sus crisis y cuentas pendientes.

A lo largo de las cuatro estaciones del año, Gerri y Tom verán pasar frente a sus ojos a amigos, colegas y familiares que comparten con ellos sus inseguridades, crisis y dudas acerca de sus propias vidas.

El británico Mike Leigh es conocido por labores como Naked/Pasión al desnudo (1993; estrenada directamente en video en Uruguay), Secretos y mentiras (1996) y Simplemente amigas (1997).




AUTOTRASCENDENCIA DE LAS COSAS DE LA VIDA

"Un año más"

El director británico Mike Leigh (Secretos y mentiras, La felicidad trae suerte, Vera Drake, - entre varias más -), en su film Un año más, se adentra en la vida de los adultos mayores, con las vicisitudes y desgarramientos que traen aparejados el implacable paso del tiempo, y los problemas no resueltos que se acrecientan con la edad. Un elenco de primera línea lo acompaña, en un film donde los rostros y los silencios son más elocuentes que las palabras, con un guión de su autoría que se hace y se rehace en la marcha.


Las cuatro estaciones van pautando la historia, y de algún modo el espectador visiona la llegada a este mundo de un niño, y también la presencia de la muerte que llegará inesperadamente a golpear una puerta. Leigh retrata con su mirada escrutadora, en general en su filmografía, a la clase media inglesa; así sería importante recordar su maestría en presentar a una familia disfuncional en Secretos y mentiras. Londres será el espacio, en el cual se ambientará, la vida rutinaria y feliz de una pareja, constituida por el ingeniero-geólogo Tom, y la psicoterapeuta Gerri, que se aman profundamente a pesar de la edad, y comparten un pasatiempo común, el cuidado de la huerta.

Con escasas pinceladas, desde el comienzo, la genial Ruth Sheen (Gerri) y el impecable actor Jim Broadbent (Tom), son mostrados por el realizador en su vida cotidiana como pareja, que tiene un largo ayer compartido en valores inquebrantables; y en sus actividades profesionales. El film se abre con una escena memorable, la actriz que encarna este pequeño y electrizante papel, es Imelda Staunton. Gerri como psicoanalista en el hospital, trata de dialogar con una paciente, que se siente incapaz de recordar un momento de felicidad en su vida; sólo desea que le den pastillas para poder dormir. Este episodio tendrá su relación con otro personaje del decurso fílmico, y en sí misma, constituye una escena formidable en la transmisión de la total frustración emocional, de la incomunicación, de la negación a ser ayudada, de la soledad.

Tom y Gerri tienen un hijo, también universitario, en edad de asumir el compromiso afectivo, del cual Gerri se preocupa con tenacidad. La casa de esta pareja y su humanitaria actitud para con los otros, será como un bálsamo, que acogerá la visita anunciada o imprevista como la de Ken (Peter Wright), un amigo que fuma y toma cerveza compulsivamente, y la del entrañable personaje que compone la actriz Lesley Manville, como la alcohólica compañera de Gerri, en su trabajo.

Mary-Lesley es una mujer solitaria, que ha fracasado en su vida sentimental, que se aliena con la compra de un auto rojo, que toma a Tom y Gerri como su familia adoptiva, en una actitud invasiva. El retrato que hace el director de esta mujer que se pregunta y responde a sí misma, que aspira a que alguien la ame, es emocionalmente perturbador, riquísimo en su dramatismo implícito, en los abismos espirituales que sus ojos, sus tics, su sonrisa dejan entrever. Cumple en el film una parábola, que va desde las mentiras que los demás le aceptan, y con las cuales disfraza su intimidad, a la tragicidad total.

La muerte llegará a la casa del hermano de Tom, llevándose a su esposa en una secuencia conmovedora, en la cual las sombras de algunos asistentes al funeral, son una suerte de resolución estética, que prefigura la cercanía de la muerte inexorable, "tan callando".

Un alma solitaria, será quien se encargará de escuchar a la aún más desvalida Mary, la de Ronnie, con su reciente dolor a cuestas. Esta escena y su posterior secuencia son antológicas; las miradas y silencios las van pautando con total creatividad y despojo. Mary terminará apenas murmurando una respuesta, en su fragilidad temblorosa. Es su pequeñez y grandeza quien cierra un film, jugado a explorar las emociones escondidas de corazones rotos y la de ajetreados y añosos corazones.

El director británico es un maestro para dar con el tono justo, sin caer en lugares comunes; transitando con morosidad por las vidas - más o menos exitosas y/o desastradas - en un film coral en el cual se cuela la esperanza.

P. M.


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